La encrucijada bolivariana

Venezuela no ha superado su dependencia de la renta petrolera. Nuestra economía sigue siendo parasitaria a pesar de contar con innumerables recursos que harían posible un gran desarrollo económico.

El camino económico ha sido dejado a un lado prevaleciendo el discurso político y su praxis.

A pesar de todo hay signos que nos hacen suponer que se producirá un cambio decisivo en el área económica en los próximos meses.

Opinar sobre el mercado petrolero es tocar una materia sensible y difícil sobre todo para países exportadores de crudo como es el caso de nuestra querida Venezuela.

Especialistas en esta área consideran que el efecto del aumento del precio del petróleo y las ganancias producidas por los países exportadores de petróleo ha sido exagerado a pesar de lo cuantioso de dichos ingresos, los mismos no han sido aprovechados como se debía esperar.

Se olvida que esos ingresos no fueron utilizados como se debía, olvidándose que las "ganancias" no invertidas se colocan a corto plazo en los poderosos bancos de los países imperialistas, generándose de esta manera un crecimiento de la masa monetaria y por consiguiente la aparición y elevación del fenómeno inflacionista.

En todo caso las ganancias provenientes de la exportación petrolera son sumamente volátiles para países cuya economía depende en su totalidad (Venezuela 95%) de la renta petrolera, tomando en consideración que una gran parte de las mismas son utilizados para cubrir políticas de gasto social.

Si con petróleo caro las cosas en nuestro país no han marchado en la dirección de grandes los proyectos de inversión y no hemos podido escapar de la recesión internacional, en la nueva realidad de petróleo barato nuestra economía se verá afectada de varias maneras ocasionando problemas de distinto orden que van desde el déficit presupuestario, aumento del gasto público y una nueva realidad para el problema de las divisas.

A pesar del panorama poco halagador en materia económica no estamos en presencia de un tsunami insuperable.

Se imponen medidas de carácter urgente para evitar el crecimiento de la desigualdad social en el plano nacional, la mala distribución de divisas internacionales y la caída de los niveles de consumo que no debe ser afectado.

Ahora bien en un país que pretende construir una sociedad socialista, todo lo señalado puede ser evitado si el régimen grosero de ganancias es abolido o controlado en forma eficaz y eficiente por el Estado, si los trabajadores gestionan ellos mismos sus empresas bien planificadas, si el crecimiento es regulado y sujeto a los imperativos de la satisfacción de las necesidades prioritarias de los habitantes de nuestro país.

Si no se hace lo expuesto y la "crisis" de la dirección revolucionaria bolivariana no se resuelve y las organizaciones políticas de apoyo gubernamental no actúan adecuadamente en defensa del pueblo todo, si la conciencia de la militancia revolucionaria no se eleva a la altura de las exigencias históricas, y el estrangulamiento económico persiste en actividades mas explosivas es posible que la oligarquía títere con sus vasallos de la oposición fascista antidemocrática quieran irse por caminos en los cuales han fracasado rotundamente recordándonos así la actualidad viva del dilema: Socialismo o Barbarie.



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