El cine clandestino del canal 8

Hay que ser un insomne para poder disfrutar de las excelentes películas que eventualmente transmite el canal 8 en horas de la madrugada.  Filmes de diversos países imposibles de ver por la televisión o en los cines privados del país, están a la disposición de aquellos que no pegamos un ojo los fines de semana. Este domingo 25 de enero a las 3 am por ejemplo, pusieron “La voz dormida”, largo metrajetestimonialbasado en el libro homónimo de Dulce Chacón, que trata uno de los miles de capítulos trágicos de la posguerra civil española, período en el que el genocida  Francisco Franco impuso el terror atodo ese pueblo. En otras oportunidades han proyectado temasde muy buena factura de Argentina, EEUU, México, Guatemalay de otros países,con historias que de manera muy sutil pero profunda,ideologizan alos televidentes en el sentido virtuoso del término, es decir, creando cánones de reconocimiento, comprensión y respeto entre los seres humanos.

Al parecer los directivos o jefes de programación del canal 8,consideran  que este tipo de relatos debe estar limitado a la atención de la élite despabilada a la que lamentablemente pertenezco; pues los programas transmitidos en el tiempo en que las personas normales están despiertas, son un verdadero soporífero cansino y repetitivo. Al público en general le va la propaganda gobiernera, insulsa, mal hecha, sin amenidad ni contenido ideológico ni político, repetida hasta el cansancio en el noticiero y en los intermedios. Las entrevistas son de bostezo, con preguntas sin agudeza alguna para escrutar  en el fondo de las ideas o de las intenciones y que buscan complacer a los invitados anticipándoles las respuestas. Una programación que coloca en horario estelar a un presuntuosoque nos restriegatodas las nochessu magnocurrículo europeo deultra filósofo, plus máster y supra doctor, mientras sonríe sobradobrincando al son de otro PhD en política venezolana, el estadounidense de Panamá Rubén Blades.

Es inexcusable que un instrumento como un canal de televisión, indispensable hoy para ganar la batalla de las ideas planteadas urgentemente en nuestro país, sea tan mal utilizado por quienes tienen asignada la responsabilidad de dirigirlo. Esto no puede ser casual, algo debe haber tras las cámaras para que a pesar del tiempo, de ministros y de presidentes de todo tipo, el 8 siga siendo el mismo inocuo, ineficiente, fastidiosomedio de comunicación de la revolución venezolana. Han pasado 15 años de proceso y la invariabilidad de sus deficiencias son sumamente sospechosas. Lafuerza infiltrada, o quinta columna como se diría durante la guerra civil española, que seguramente está operando allí,tiene que ser identificada y expulsadainmediatamente, para el verdadero encausamiento revolucionario delaemisora.

Sinceramente, deseo confiar en que pronto el público pueda disfrutaren horario adecuado estas películas, así como de otros programas tan entretenidos como útiles para la conciencia colectiva.Mientras tanto, seguiré entre los 30 o 40 desvelados que se benefician de ese cine relegadoa la clandestinidadde la madrugada, porquienes ejercen el poder de forma oculta dentro de “El canal (que debe ser) de todos los venezolanos”.

  henryarroyo@hotmail.com



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