Pedagogía sociopolítica

El síndrome de las colas por el aumento del precio de la gasolina

Las largas, interminables, sofocantes colas para "tanquear", es la mayor estupidez, de lo más ridículo e insensato visto desde siempre. Lo mismo podemos decir del "bachaqueo". Lo más risible y objetable es que esto de las colas para ponerle gasolina al vehículo ocurra en una ciudad como Maracaibo, donde es ya tradicional el culto a la "viveza". ¿Por qué decimos lo anterior? Veamos. Actualmente, llenar el tanque de un vehículo, con capacidad de 60 litros de gasolina, equivale a 5,82 bolívares; en el supuesto de que el aumento sea del 100%, costaría 11,64 bolívares; si fuese de 200% el aumento, llenar ese tanque costaría 17,46; y en el caso extremo de que el incremento fuese del 300%, se llenaría el tanque de 60 litros con sólo Bs. 23,38. Ese costo es menor que dos botellitas de agua, menos de la mitad que una botella de gaseosa, sea ésta Pepsi, o Coca Cola, o Chinoto; la mitad del precio actual de un cuartico de cerveza.

Sí, porque el precio actual de un litro de gasolina, la más cara, es de 0,097 bolívares, menos de 10 céntimos, una "puya", del viejísimo cono monetario, menos de la mitad de una "locha". Los incrementos señalados arriba, de darse, llevarían el precio de un litro de gasolina, a los risibles costos de 0,194, esto es, menos de 20 céntimos de bolívar; o a 0,291, equivalente a menos de 30 céntimos el litro; o a Bs. 0,388, esto es, menos de 40 céntimos, no llegamos todavía a un "real".

Asumamos que, como la gasolina actualmente la regala el Estado venezolano asumiendo pérdidas superiores a los 12 mil millones de dólares al año por el volumen de gasolina que consume el parque automotor del país, nuestra contribución para compensar en una mínima parte la caída de los ingresos por el deterioro del precio internacional del barril de petróleo, no alcanzaría a cubrir, con un 300% de aumento al precio actual de la gasolina, es decir, llevando el litro a un precio de 0,388 bolívares, sino el 11,11% de esos 12 mil millones del subsidio actual.

Mi opinión particular sobre el aumento, más allá de lo que recomienden los expertos Jorge Arreaza y Nelson Merentes, Vicepresidente Ejecutivo de la República y Presidente del BCV, respectivamente, es llevar el precio inicialmente, y puede ser en el mes de marzo mientras se acondicionan las estaciones de servicio, a Bs. 1,00 el litro, con lo que un tanque de 60 litros se llenaría con 60 bolívares. Y progresivamente, en el período de un año, llevar el aumento a Bs. 2,00 el litro. Aun así, el subsidio no se reduciría ni en un 50%.

Quiero hacer algunas otras consideraciones complementarias a lo anterior. Algunos opinadores expresan que el aumento del precio de la gasolina sería una medida impopular. Todas las encuestadoras han registrado que más del 60% de los venezolanos están de acuerdo con el aumento del precio de la gasolina. Veamos qué nos dicen los números.

El Ministerio del Transporte informó recientemente que por las carreteras de Venezuela ruedan algo más de cinco millones de vehículos. Si asumimos que cada vehículo corresponde a una persona, lo cual no es así porque hay personas que tienen 2 y hasta 3 vehículos, concluimos que 25 millones de personas no tienen vehículo; ese dato nos indica que sólo el 15% de la población se beneficia del bajísimo precio de la gasolina. Es mucho menos de 15%, pero dejémoslo así.

¿Sería entonces impopular la medida de aumentar el precio de la gasolina? Vemos que sólo los que tienen vehículo, muchos de ellos de lujo y gente de la clase media media y media alta, son beneficiarios del subsidio de la gasolina.

Durante muchos años, más de 25, en Venezuela se discute de manera reiterada la necesidad del aumento del precio de la gasolina. ¿Por qué no se aumenta? ¿Por qué se pospone la decisión una y otra vez, casi que indefinidamente? ¿Por qué ese síndrome de que en año electoral no se deben hacer aumentos de bienes sensibles?

Cualquier aumente que se considere tiene que estar en sintonía con el hecho de que somos un país petrolero.

El país todo está en el derecho de beneficiarse de esa providencia de extraer de nuestro subsuelo ese extraordinario recurso que mueve todo el sistema industrial del planeta tierra. Pero tenemos que ser racionales.

A la racionalidad de la explotación petrolera tiene que unirse la racionalidad del precio de la gasolina para que el excedente de su venta se integre al desarrollo del país y contribuya a la "siembra del petróleo".

Eso sí, la decisión tiene que ser consultada y avalada por el pueblo.

¿Cuándo y cómo debe ser el aumento?

  1. El o los aumentos no deben producirse aisladamente o como parte de otros aumentos, como la errónea política aplicada en 1989, donde el aumento de los pasajes, en respuesta al precio de la gasolina, produjo el gran estallido conocido como el "caracazo", porque no fue sino la gota que desbordó el vaso.
  2. Es ilusorio, una utopía, hablar de llevar el precio de la gasolina a equipararse a los precios internacionales. Primero, no hay precios internacionales de gasolina, cada país tiene su propio precio, producto de una estructura de costos particular.
  3. Complementariamente debe desarrollarse un programa agresivo de sustitución del combustible gasolina por el combustible gas, haciendo la conversión de centenares de miles de vehículos hacia ese otro modo, al mismo tiempo que la institucionalización del chip en los vehículos y la automatización de las estaciones de servicio.

Lo que significa que esas largas, interminables, sofocantes colas para "tanquear", no tan sólo son la mayor estupidez, lo más ridículo e insensato producido en buena medida por las canallescas campañas desinformativas y manipuladoras de los grandes medios de comunicación nacionales e internacionales, que han llevado al punto de la esquizofrenia a la población, sino que, ya en el transcurso de unos días, en todo caso en menos de un mes, ya el efecto del aumento del precio de la gasolina se habrá disipado, se habrá vuelto humo.



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César Eulogio Prieto Oberto

Profesor. Economista. Miembro de Número de la Academia de Ciencias Económicas del Estado Zulia. Candidato a Dr. en Ciencia Política.

 cepo39@gmail.com

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