Soberanía, revolución y “razones sagradas para luchar”

El diseño e instrumentación de planes tácticos y estratégicos verdaderamente efectivos para la defensa de la Soberanía Nacional y la profundización de la Revolución Bolivariana, principalísimas tareas instruidas por nuestro Presidente Nicolás Maduro Moros para enfrentar esta cada vez más irracional embestida imperial gringa contra la Patria, sin duda alguna pasa por paralelamente ir revitalizando en el ideario colectivo del pueblo venezolano, tanto en lo espiritual como en lo material, las “razones sagradas por las cuales luchar”, por las cuales contender junto al Gobierno, por las cuales batallar en las calles, convencidos y con conciencia, en cualquier escenario de agresión que nos planteen fuerzas extranjeras o el pitiyanquismo “quinta columna” enquistado en la nación.

Se trata, no sólo de enarbolar, por enarbolar, conceptos como “Socialismo” o “Revolución”, o de recuperar los “repertorios simbólicos” del Chavismo únicamente, tal como lo señalan algunos analistas, sino de reposicionar en el corazón y las mentes de nuestros compatriotas la vocación libertaria, solidaria, esperanzadora, cooperativista, de hermandad, de bienestar socioeconómico y de conciencia del deber social que nos legó el accionar revolucionario del Comandante Hugo Chávez. Esta es la conducta a seguir. Hacia allá debemos dirigimos, de la mano del Alto Mando Político-Militar de la Revolución.

Es el rescate de los valores altruistas necesarios para la construcción de un mundo de iguales, donde se privilegien las capacidades y donde todos podamos vivir como hermanos; y es la protección de las conquistas materiales alcanzadas durante estos 15 años en Revolución, a pesar de que hoy se haya desdibujado la relación esfuerzo-logro y que estas reivindicaciones se hayan traducido en consumismo desenfrenado, y más allá, en trabas mercenarias como la especulación y el acaparamiento, entre otras lacras.

En el plano de las ideas, lo fundamental es la vuelta a lo ideológico socialista bolivariano, a la organización del pueblo, a la repolitización de los sectores más humildes, a la procura del bien social, en sumas, al retorno del sueño inspirador de los combatientes de los años 60, 70 y 80, y de los insignes patriotas del 4 de Febrero y del 27 de Noviembre de 1992.

Producir por la Patria

Ahora, en lo económico, en el entendido de que Venezuela aún transita las sendas del irracional Modelo Rentista Petrolero, la “razón sagrada por la cual luchar” sería su superación, su viraje hacia un modelo productivo y de bien común. Es indispensable trascender este perverso rentismo hacia un nuevo esquema socioeconómico que privilegie la producción, claro está, en el marco de unas “relaciones armoniosas entre los seres humanos y entre éstos y la naturaleza”.

En tal sentido, es necesario impulsar los motores productivos de la economía venezolana: el petróleo, la petroquímica, la construcción, la industria, lo agropecuario, la agroindustria, la manufactura, el turismo, el sector textil, las comunicaciones y la minería. Toda la Patria debe volcarse a la tarea de la producción. “Contribuyendo con la preservación de la vida en el planeta y la salvación de la especie humana”, sí, pero a la producción.

Debe restablecerse la presencia del Estado en las tareas productivas y, en relación con las empresas estatales estratégicas liberadas, urge la superación de los problemas de gestión interna, así como la fuerte dispersión y fraccionamiento, las dificultades de gobernabilidad, la diatriba politiquera, la ausencia de planes y metas y la falta de conectividad con el resto de la cadena de producción, distribución y mercadeo.

En la perversidad de este inconveniente MRP, también experimentamos una alta dependencia e influencia del poder imperial, cuyo objetivo fue, es y siempre será apropiarse de nuestros hidrocarburos. Así, es importante instrumentar acciones tendientes a la conquista de la independencia política respecto a cualquier polo de poder y a la emancipación venezolana del Sistema Financiero Internacional, sin dejar de lado la democratización de la tenencia de la tierra.

Tenemos taras igualmente perjudiciales para el avance del país, relacionadas con el desarrollo de un capitalismo atrasado y dependiente; con la deformación y el escaso progreso del aparato productivo nacional; con la creación de una fuerte burguesía importadora; con la persistencia de relaciones capital-feudalistas de producción; con el abandono del campo, y con niveles considerables -aunque a la baja- de desigualdad social y exclusión.

En este contexto, para superar este atrasado modelo rentista, en lo económico a la par se impone el manejo cada vez más soberano del petróleo, vale decir, la instrumentación de una política petrolera cada vez más independiente.

Pero en esta coyuntura de Guerras Pro-imperiales de 4ta y 5ta Generación,  donde es vital la salvaguarda de nuestra soberanía y el fortalecimiento de la revolución, cardinal también es el combate frontal contra la especulación, el acaparamiento y el contrabando de extracción, así como la batalla comunicacional. Debe imprimirse más Socialismo a la economía venezolana y, en paralelo, golpear duramente al delito y a la trampa, con robustas labores de inteligencia, infiltración y captura –sin impunidad judicial–, y con una vigorosa contraloría social por parte de las organizaciones de masas llamadas a defender el proceso revolucionario.

De lo que se trata es de defender a Venezuela, de garantizar la independencia y la patria socialista viviendo y venciendo, de hacer irreversible la Revolución Bolivariana, de apuntalar las conquistas político-económicas y socio-culturales, de construir el Socialismo a lo venezolano. Así las cosas, revitalicemos las “razones sagradas por las cuales luchar” y dispongámonos al combate contra los enemigos del pueblo.

 

villegas20@gmail.com

@frankllegas



Esta nota ha sido leída aproximadamente 1875 veces.



Noticias Recientes:

Comparte en las redes sociales


Síguenos en Facebook y Twitter