Nos borraron a la Guayana Esequiva del mapa

Leí una nota publicada en Aporrea http://www.aporrea.org/energia/n266822.html donde aparece un mapa de nuestra patria sin la Guayana Esequiva rayada, como signo de reclamación, o anexada como debería ser lo correcto, eso no se puede permitir. En el artículo 10 de nuestra Constitución (1999), se lee: "El territorio y demás espacios geográficos de la República son los que correspondían a la Capitanía General de Venezuela antes de la transformación política iniciada el 19 de abril de 1810, con las modificaciones resultantes de los tratados y laudos arbitrales no viciados de nulidad." Y para todos es conocido que el Laudo arbitrar de Paris de 1899 que nos despojó del territorio del Esequivo, fue declarado nulo y aceptado así por la ONU.

Refrescando un poco la historia vemos que esa situación a pesar de haber sido clara fue oscurecida para aprovechar de pescar en aguas turbias.

La cosa comienza cuando Inglaterra le compra un territorio a Holanda en la Guayana Holandesa bautizándolo como Guayana Británica; por lo visto Inglaterra "perdió" los documentos donde se delimitaban los márgenes de lo comprado y los holandeses "también"; en consecuencia en 1835, Robert Hermann Schomburgk, un botánico alemán adoptado como ciudadano británico trazó, a solicitud de Inglaterra, una línea fronteriza entre Venezuela y la Guayana Británica, la cual según su criterio y sin ningún sustento se situó desde el rio Esequivo hacia la izquierda dentro de territorio venezolano, luego En 1839 trazó una segunda línea llamada Norte-Sur que abarcaba la desembocadura del Orinoco hasta el Monte Roraima.

La migración de los colonos británicos hacia los territorios situados más allá de la margen izquierda del Esequibo originó la primera reclamación de Venezuela ante Gran Bretaña, iniciándose negociaciones en 1844 basándose en el territorio de la Capitanía General de Venezuela y el principio recogido en el uti possidetis iure (como poseías, seguirás poseyendo), para que se reconociera al río Esequibo como línea fronteriza, alegando con documentos la jurisdicción venezolana en esas tierras que habían formado parte de la antigua Provincia de Guayana. La mayor expansión británica se produjo en 1888 cuando se adjudicaron 203.310 km², con una penetración en el territorio venezolano incluso hasta el río Orinoco.

Venezuela siempre protestó, pero sin fuerza contra quien ahora era la primera potencia militar del mundo, hasta que en 1897 se firmó el Tratado Arbitral de Washington D.C. por el cual se comprometían a resolver el problema mediante un arbitraje internacional. Esto nos llevó al Laudo Arbitral de París de 1899, este se constituyó con dos norteamericanos representando a Venezuela, dos ingleses representando a su país y un ruso como presidente, elegido a su vez por estos cuatro; de los tres meses que el laudo de Washinton tenía colocado como límite para llegar a un arreglo definitivo, los árbitros reunidos en Paris solo usaron 6 días y dictaron su fallo a favor de Gran Bretaña.

Esa representación de Venezuela por dos norteamericanos fue exigida por los ingleses como base para sentarse a negociar por lo que no quedó otra que aceptarlo o no habría ningún arreglo (los ingleses reclamaban para sí desde la desembocadura del Orinoco en el actual Delta Amacuro). El fallo solo favoreció a Venezuela en cuanto conservar las bocas del río Orinoco y una porción de territorio adyacente a este, mientras que el Reino Unido se llevaría una gran porción al oeste de los mil kilómetros del río Esequibo hasta los ríos Venamo y Cuyuní.

De inmediato el gobierno venezolano protestó la decisión final del arbitraje pero no denunció la nulidad del mismo, dado que temía perder las bocas del río Orinoco (máxima aspiración británica) y más territorio, ante un eventual conflicto armado, si no aceptaba las líneas que se habían resuelto en el Laudo.

Tras el fallecimiento en 1948 de Severo Mallet Prevost, uno de los abogados estadounidenses "defensores" de Venezuela, su representante legal hace público un documento dejado por éste (con orden de que se hiciera público después de su muerte) donde revelaba la negociación secreta que provocó la sentencia del despojo. Con esto, Venezuela acude a la máxima instancia internacional de la ONU y denuncia ante el mundo que considera nulo e írrita la decisión del Laudo Arbitral de París del 3 de octubre de 1899. La demanda fue admitida y se reconoció la contención venezolana a nivel internacional, lo que conllevó a la firma del Acuerdo de Ginebra del 17 de febrero de 1966 entre Venezuela y el Reino Unido (en representación de su entonces colonia Guayana Británica)

Este es un acuerdo transitorio para llegar a una solución definitiva del diferendo limítrofe, muchos lo definen como "un acuerdo para llegar a un acuerdo" y aunque invalida el laudo arbitral de 1899, se mantiene el statu quo que él derivó. Por lo tanto, el área en reclamación se encuentra bajo la autoridad del gobierno de Guyana hasta que no se resuelva algo diferente conforme al tratado. El artículo primero del documento reconoce la contención de Venezuela de considerar nulo e írrito la decisión del tribunal que definió su frontera con Guayana Británica. El Reino Unido al firmar el documento reconocen el reclamo y la inconformidad de Venezuela acordándose así encontrar una solución práctica, pacífica y satisfactoria para las partes.

Cuando Gran Bretaña decidió conceder la independencia a la Guayana Británica, dentro de la Commonwealth, 1966, denominándose como Guyana; este nuevo país ratificó el Acuerdo de Ginebra el mismo día de su independencia, reconociendo de esta forma la reclamación venezolana sobre el territorio al margen occidental del río Esequibo.

Muchas cosas han pasado desde entonces incluso durante el primer gobierno de Caldera, en enero de 1969, hubo una rebelión separatista en la zona del Esequivo, con el que se pretendió crear un Comité Provisional del Gobierno de Rupununi, que fue contenido por las Fuerzas de Defensa de Guyana causando más de cien muertes; Los rebeldes, en su mayoría habitantes indigenas del área, solicitaron ayuda de Venezuela invocando su nacionalidad venezolana, pero el Gobierno de Venezuela presidido por Rafael Caldera se abstuvo de apoyar el movimiento; muchos de los habitantes de la región huyeron hacia Venezuela, siendo ubicados en el sur del Estado Bolívar y a muchos de estos se les concedió la nacionalidad venezolana.

Un año después de ese evento y a cuatro de la firma del Acuerdo de Ginebra sin llegar a resultado alguno, Venezuela, Guyana y el Reino Unido firman en la capital de Trinidad y Tobago el Protocolo de Puerto España del 18 de junio de 1970, con el fin de prorrogar las discusiones por doce años. En 1982, vencido ese plazo, Guyana propuso renovar el protocolo por doce años más pero Venezuela decidió no renovarlo y continuar con el Acuerdo de Ginebra a través del Secretario de las Naciones Unidas.

En 1983 Venezuela propone la negociación directa con Guyana, pero ésta, al igual que hicieron los ingleses antes, no aceptaron y propusieron tres alternativas (Asamblea General de la ONU, Consejo de Seguridad o Corte Internacional de Justicia) que Venezuela rechaza. En 1987 Guyana y Venezuela deciden aceptar el método de los Buenos Oficios que comienza a funcionar desde 1989, siendo nombrado para esto el jamaiquino Norman Girvan, el cual fue aceptado por la ONU, para tal misión.

En diciembre de 2014, debido al fallecimiento del negociador o buen oficiante de la ONU reconocido por las partes; la canciller Guyanesa Carolyn Rodrigues-Birkett planteó que en 2015 se estudiaría la posibilidad de acudir a organismos internacionales diferentes a los acordados con Venezuela, como la Corte Internacional de Justicia argumentando que después de varias décadas no se había logrado llegar a una solución efectiva al conflicto territorial.

Esa declaración recibió una protesta del gobierno de Venezuela que calificó a través de la cancillería la situación como un "Acto inamistoso" "unilateral" y "sorprendente" a la vez que reclamó volver a los mecanismos previstos en el Acuerdo de Ginebra de 1966 con una solución bilateral y pacífica y reitero su posición de considerar "nulo e írrito el Laudo Arbitral de 1899".

Ahora que Guyana da concesión a la Exon Movil para que extraiga petróleo en el territorio que está en disputa y Estados Unidos publica un mapa sobre las reservas de petróleo donde los límites de Venezuela están definidos sin la zona en reclamación del Esequivo.

Nosotros no podemos publicar mapas así, nosotros deberíamos publicar mapas con el Esequivo dentro de nuestros límites; pues el laudo arbitral de 1899 fue declarado nulo, es decir ese territorio no es de Guyana, como no fue de la Guayana británica; ese territorio nos pertenece aunque aun este en disputa.

Estamos obligados a reconocerlo como nuestro con el conocimiento que tenemos de cuáles eran los límites de la Capitanía general de Venezuela y así como Guyana dibuja su mapa sin rayas de ningún tipo y con los limites donde los ingleses le dijeron que estaban, sin ningún sustento legal para ello; dibujarlo nosotros en nuestros mapas como nos consta que van.

Obviamente deberíamos agotar los buenos oficios y la negociación pacífica (pues así lo aceptaron nuestros antepasados, por las razones que sea), pero eso no debe significar jamás que nos dejemos despojar de ese territorio.

La justicia mundial (si es que existe) debería fallar en alguna corte a la que se someta la discusión en base a los documentos legales que poseemos; pero si Guyana instruye a sus pobladores en que la tradición de la posesión de la tierra les hace ver que eso es de ellos, difícilmente se podrá solucionar de manera pacífica tamaña injusticia.

Deberíamos empezar por darles un gentilicio a los habitantes de ese territorio venezolano que forman parte de la zona despojada a los estados Delta Amacuro y Bolívar.

Deberíamos empezar por dibujar en nuestros mapas la extensión de ese territorio, ocupado por Guyana, que le pertenece a cada uno de esos estados y ser tratados como tales a sus habitantes.

Deberíamos empezar por reconocer como venezolanos a nuestros compatriotas de la Guayana Esequiva ya sea como deltanos o como Bolivarenses y quizás luego cuando cese la ocupación británica-guyanesa en nuestro territorio crear un estado nuevo.

Lo que no podemos es aceptar mapas chucutos, porque por esos mapas comenzó todo este lio y todo este robo.

El territorio venezolano llega sin ninguna discusión hasta la margen occidental del Rio Esequivo; aceptar otra cosa es contrario a nuestra constitución.



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Oscar Jiménez


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