Meses atrás se le pidió al pueblo chavista que quemaran o tiraran a la basura sus visas americanas. La mayoría de nuestro pueblo vive del salario o de actividades por cuenta propia, lo cual (según mi libro de cabecera El Capital) significa que son proletariado o clase obrera. Ocurre que quien trabaja para comer y cubrir gastos esenciales no tiene fondos para viajar al exterior, de modo que la destrucción de las fulanas visas es un pedimento que solo cabe a los altos burócratas predicadores de ideas socialistas que curiosamente se encuentran en otra clase social más elevada.
Pero la paradoja surge cuando los personajes de guayaberas rojas de lino que cuestan no menos de 20 mil bolívares y a la vez ocupan altos cargos en el Estado, confiesan su admiración por el modelo norteamericano mediante viajes frecuentes a EEUU, poniendo a sus hijos a estudiar en el norte así como abriendo cuentas bancarias y comprando inmuebles en ese país.
Hemos dicho que el chavismo no es uno sólo, pues su verdadera división no es entre las corrientes de Maduro o de Diosdado, sino una basada en clases sociales: Hay un chavismo de smoking y otro que es de nosotros, porque vive del trabajo propio, no goza privilegios de ningún cargo oficial pero que lucha por la igualdad social sin pedir nada a cambio y anda serenamente en chancletas.
Una cosa es el gobierno gringo y sus hostilidades pero el pueblo de EEUU no es enemigo Venezuela, de hecho el intercambio entre ambos países es de muchos años en materia cultural, social y económica. En mi caso viajando a ese país aprendí su idioma, lo cual me llevo a ser traductor del partido comunista de Venezuela durante varios congresos de aquella dogmática iglesia roja en la que milité 15 años. También en lo laboral, desde 1998 doy clases de inglés a nivel universitario.
En fin, una vez el ex presidente de la URSS Mikhail Gorbachev dijo que escuchaba música de los Rolling Stones, pues yo desde joven escuchaba con agrado la música de Michael Jackson luego de finalizar mis reuniones sobre marxismo en el PCV con Pedro Ortega Díaz y Jerónimo Carrera. Inclusive en edad más temprana me sentaba en el suelo para no dormirme mientras amanecía viendo aquellas grandes peleas de boxeo en EEUU por la década de los 80 con los afroamericanos Sugar Ray Leonard, Marvin Hagler, Tommy Hearns y el panameño Mano e' piedra Durán. Desde mis 10 años de edad (1990) ya yo hablaba fluidamente inglés.
Si buen me fui de la iglesia roja (PCV) por su indigno pacto electoral con Caldera en 1993 y definitivamente por petición de Hugo Chávez, hoy en versión moderna soy más marxista que antes así como sigo oyendo a Michael Jackson y viendo el boxeo de EEUU, lo cual para mi son elementos que pueden coexistir perfectamente. Ya con amplia madurez política y experiencia adquirida por traiciones de "camaradas" creo que el discurso del anti-americanismo es obsoleto en el siglo XXI y Venezuela debe verse en el espejo de Cuba donde verdaderos socialistas marxistas como los hermanos Castro buscan negociar la paz con EEUU.
Soy uno mas de los venezolanos de clase media que no necesitan quemar su visa gringa para ser un revolucionario o un auténtico defensor de la Patria, mejor contribución doy con luchar contra el burocratismo, la corrupción, las roscas, el nepotismo y otros vicios que golpean severamente a la revolución desde adentro.
