Soy consecuente con la idea de que los mejores homenajes son los que se le brindan al homenajeado mientras está en vida, eso me motivó a buscar a Paúl Del Río años atrás por ser un personaje que me despertó admiración desde que conocí su historia como valiente guerrillero venezolano. Supe sobre por primera vez sobre Paúl por las narraciones de mi padre, (Jesús Manuel Silva Alfonso, 1943-2009) quien también fue guerrillero al servicio de las Fuerzas Armadas de Liberación Nacional (FALN) y en la misma época que Del Río dedicó su vida a "la liberación nacional y el socialismo".
En los calabozos del Cuartel San Carlos nos encontramos. Le comenté mi interés por desclasificar el expediente penal de mi padre, quien pasó cerca de 5 años privado de libertad como preso político acusado de rebelión militar en el recinto de torturas anexo al Cuartel San Carlos. Del Río se mostró receptivo. Allí comenzó una amistad que perduró hasta la muerte de este marxista y chavista irreductible. Juntos empezamos a trabajar en la redacción del proyecto de Ley contra el Silencio y el olvido, instrumento jurídico que hace justicia al período 1958-1998 caracterizado por la sistemática violación de derechos humanos, asesinatos de líderes de izquierda, desaparición forzada de personas, torturas y en resumen: Terrorismo de Estado
Por aquel tiempo nos reunimos y he aquí un video de una entrevista con fines de investigación histórica que le hice en 2011: http://t.co/KaCeYVnPLc
Sirvan las anécdotas que a continuación les cuento sobre mi experiencia con Paúl como testimonio para mi joven generación sobre la importancia de proseguir el legado humanista de esos combatientes que sentaron un valiente precedente de sacrificio por la dignidad del pueblo y la definitiva instauración de una sociedad sin clases.
No importa como muere un hombre, sino como vivió...
También fue conocido como Máximo Canales, fue ese el seudónimo que recorrió el mundo entero en la década de los sesenta del siglo pasado, cuando siendo uno de los actores fundamentales de la guerrilla venezolana, este hombre mantuvo retenido al máximo futbolista de la época, Alfredo Di Stéfano (Real Madrid) como alerta para que la comunidad internacional conociera que en Venezuela se desarrollaba una rebelión contra un régimen represivo y violador de los derechos humanos encabezado por AD y Copei.
Fue un personaje fascinante en la historia de las luchas revolucionarias en nuestra patria y América Latina. Es así que en el marco de una actividad de sensibilización en derechos humanos en 2012, con el título "Lo político y lo jurídico de la lucha armada en Venezuela", le formulé invitación a mi amigo y camarada Paúl, para que protagonizara un conversatorio con estudiantes de la cátedra de Introducción al Derecho, la cual imparto en la Escuela de Estudios Políticos y Administrativos (EEPA) de la Universidad Central de Venezuela (UCV).
Ante una numerosa participación de jóvenes universitarios, comenté como introducción que una de las razones principales para el estallido de la lucha armada fue la suspensión de las garantías constitucionales cometida por el nefasto presidente Rómulo Betancourt, cuyo gobierno, a pesar de tener Legitimidad de Origen (porque nació de la elección popular), perdió Legitimidad de Ejercicio (al gobernar al margen de la Carta Magna de 1961).
Por su parte, Del Río fue enfático respecto a las libertades que fueron afectadas durante los distintos gobiernos que ultrajaron a la república durante el período 1958-1998. Empezando por la suspensión de la libertad de expresión, libre asociación, libre tránsito, el debido proceso, la prohibición de detención sin previa orden judicial salvo en situación de flagrancia, entre otras. Asimismo se refirió a la popularmente llamada Ley contra el Silencio y el Olvido, que procura eliminar la impunidad respecto a los asesinatos, torturas, desapariciones forzadas y demás delitos cometidos por razones políticas durante la mencionada etapa de falsa democracia.
Del intercambio libre y fraternal, con estudiantes que profesaban diferentes simpatías políticas y partidistas en la coyuntura histórica actual; surgió la reflexión de como en aquellos años de combate armado, la UCV era el epicentro de una mayoritaria izquierda que encabezó importantes protestas contra los atropellos sistemáticos del gobierno en perjuicio de la ciudadanía. Fue comentado que aquella UCV revolucionaria tuvo muchos manifestantes que fueron asesinados por fuerzas del orden público, además se practicó allanamiento contra las residencias estudiantiles y la propia sede fue tomada por tanques militares en el gobierno del democristiano Rafael Caldera.
En un ambiente, de profundo respeto, a pesar de la diversidad de preferencias políticas entre los presentes en el salón universitario, Paúl destacó que las FALN (a diferencia de los organismos represivos de AD y COPEI) jamás violentó el Derecho Internacional Humanitario, pues jamás fusiló detenidos, no agredió a los civiles, no secuestró con petición de recompensa, no torturó ni desapareció personas. Y puntualizó a los oyentes, que si en el régimen venezolano actual se violentará la Constitución de la República y se asesinaran estudiantes como se hizo en el tiempo pasado, él se pondría nuevamente al lado de las víctimas y retomaría todas las formas de lucha necesarias para restaurar la democracia y el respeto a la vida humana.
Como reflexión final sobre la inusual visita de este mítico guerrillero, nos quedó la conciencia de que la Venezuela Bolivariana de hoy ha sido posible gracias a los antecedentes de luchas ideológicas, políticas y militares de personajes como Paúl Del Río, alias Máximo Canales. Ha sido precisamente la acumulación de victorias y derrotas, de teorías, experiencias, de ensayos y errores, lo que ha hecho factible el proceso social que vivimos hoy.