No se lleven muchas maletas...por si acaso regresan pronto

Una idea básica del pensamiento liberal es que el individuo debe disfrutar de todos los derechos civiles, sociales y económicos posibles, donde el Estado debe expresar una mínima intromisión en sus asuntos. Es decir, el predominio de las relaciones de una sociedad basada en el individualismo, el cual está por encima de una visión colectiva. Algo que contradice una verdad,  que el ser humano es un ser social antes que todo. Pero no vamos en este espacio discutir el carácter esencialmente egoísta que surge de esta visión del mundo y las consecuencias que trae para la supervivencia humana y de la misma vida de la Tierra en términos generales.

Queremos, mas bien, hablar de un acontecimiento específico que ejemplifica muy bien el pensamiento liberal que hablábamos. Nos referimos de la huida masiva que está realizando una parte de la sociedad venezolana en los últimos tiempos, principalmente de la clase media, hacia otros países, predominando EEUU y España como destinos finales. Ya no es una “fuga de cerebro” como los académicos venezolanos les gusta usar este eufemismo para denominarla de algún modo, sino una fuga de brazos, estómago, cuerpo entero y recuerdos. En una palabra, un escape, rápido y furioso. Son Jóvenes, personas maduras y hasta de tercera edad, quienes están preparando sus maletas con el sueño de vivir en un país mejor, sin problemas, sin colas en las tiendas, sin Maduro y sin los chavistas.

Uno puede oírlos, verlos y hasta olerlos, justificando muchos con odio esa huida por la situación que vive el país. Pero, ¿Cuándo ha sido un paraíso esta tierra de gracia para las mayorías? ¿Quienes han viajado al exterior, hospedarse en lujosos hoteles, beber y comer lo mejor de lo mejor y sentirse ciudadanos del mundo ? ¿Quienes pudieron estudiar en las mejores universidades públicas, repetidoras de ese pensamiento liberal, y ahora, ya graduados, su compromiso con el país lo aplican en otros como extranjeros? No aceptaron que las mayorías recibieran un pedazo de la torta petrolera, no los consideran dignos de disfrutarla, ya que ellos son los mejores, los más capacitados, los más cultos. Su eslogan preferido es que el conocimiento genera privilegios. Su desprecio por esas mayorías se alejará a medida que el avión despegue de Maiquetía con sus sueños húmedos.

Tienen derecho a ejercer plenamente la soberbia, como buen liberal que es, pero no esperen a que los demás le justifiquen su actitud individualista. Ni por el carajo. Estamos conscientes que el país requiere de su gente para su crecimiento y su plena soberanía, pero cuando no se cuenta con la voluntad de algunos de ellos para mejorar las cosas, de solucionar los problemas de todos, de echarle bolas a la vida, hombro a hombro, lo mejor es que se alejen para que vean bien las oportunidades que dejaron atrás. Lo más que podemos hacer es desearles un buen viaje.

Lo peor es que son sus padres, abuelos, quienes alientan a que se vayan los jóvenes por un mejor futuro. Los ayuda los medios de (in)comunicación, sus profesores, amigos y hasta sus parejas, a expensas que se les vaya lejos. No saben que al poco tiempo se arrepentirán muchos de ellos, van a vivir las consecuencias de sus acciones. Es como aquella historia sacada de las paginas mismas de la vida real de un profesor de la Facultad de Medicina de una universidad que cuyo nombre no queremos recordar, siendo coordinador del postgrado, alentó públicamente a que los estudiantes del 6to año se fueran a España inmediatamente después de graduarse. Fue tanta la pasión, que hasta empresas privadas vinieron a dar conferencias inductoras para preparar a esos muchachos en plena sede de la Escuela de Medicina a su futuro viaje e instalación al paraíso español. Al cabo de dos años, el mencionado galeno tuvo que ir a los concejos de Escuela para pedir ayuda a sus colegas ya que los postgrados clínicos estaban quedando desiertos de estudiantes, se habían ido a la madre Patria...

Terminamos diciendo que como todo sueño, termina y uno vuelve a la realidad, despierto, saboreándola cruda y áspera. Es así como en una nota de prensa del periódico El Nacional (2012) menciona que Ni para comer, ni donde vivir. Es la situación de varias familias venezolanas, que han tenido que pedir ayuda para sobrevivir entre la precariedad en España, un país hoy marcado por más de 40.000 desalojos este año y 6 millones de personas sin empleo, 40% de ellas inmigrantes (http://www.el-nacional.com/mundo/Venezolanos-solidaria-combatir-crisis-Espana_0_96592954.html). Cruda realidad. Es por ello que decimos, no se lleven tantas maletas, por si acaso.

*Profesor

UCV

miguelacho1998@hotmail.com



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