¿De qué democracia hablamos? ¡La burguesía es la primera en violar sus propias leyes!

 Es un problema de escalafones, aquellos que pueden impunemente violar sus propias leyes, como los burgueses, es porque han alcanzado el más alto rango en el poder. Los socialdemócratas están en el último peldaño, hacia abajo, del escalafón, solo aspiran a ser grandes, por eso creen en las leyes burguesas, por eso las respetan.

Un socialista revolucionario no tiene por qué respetar las reglas burguesas; solo honra a la revolución y a sus valores. Las leyes e instituciones burguesas no pueden estar por encima de la revolución. Las leyes no son "naturales" ni universales como parecen creer muchos de nuestros compatriotas. Tanto abogado que hay en este país y pareciera que muchos olvidan las doctrinas básicas del derecho. La más cínica de estas doctrinas es aquella que dice que existe un Derecho Natural (y universal) por el cual se debe regir la sociedad. Los que así piensan, luego de este manifiesto te clavan un régimen de explotación, de esclavitud, de control, de violación, dado que es natural; “así es nuestra naturaleza”, dirán.

Resulta que no existe tal derecho natural. Resulta que todo derecho es positivo e impuesto por la fuerza. Puede ser tan racional como clasista. Es decir, si somos socialistas nuestras leyes deberán ser las leyes más igualitarias y justas. Pero si somos racistas o clasistas, lo más racional es que nuestras leyes sean excluyentes, clasistas y racistas. La pregunta es ¿Debe un socialista aceptar la justicia de leyes clasistas, excluyentes, racistas? No, ¿Verdad?

Nuestra constitución es un paquete de principios políticos y éticos que definen grosso modo cómo se debe organizar nuestra sociedad y configurar sus instituciones. Es un límite legal para regular las leyes y hacer que éstas no excedan ese límite ético-político. Es muy humana, podríamos decir de su contenido, pero no es revolucionaria del todo, no es socialista ni producto de una revolución socialista. Por su forma y su naturaleza difusa, no es socialista. Hace que muchos de sus artículos sean interpretables en medio de una sociedad capitalista. Es ahí donde gana el “sentido común” el cual siempre estará del lado de la sociedad burguesa, obedeciendo a sus instituciones, reproduciendo sus valores, su espíritu. Aquí el “espíritu de la Ley”  se casa con el espíritu burgués, con su sentido de la justicia, sus conceptos de libertad, de democracia, de justicia, incluso de igualdad (para ellos, “igualdad de oportunidades”, en el idioma liberal, en el sentido capitalista burgués).

Pero la legalidad socialista es revolucionaria, se hace con el cambio, junto al cambio: cambian las instituciones, cambia la ley; cambian los modos de producción, cambia la ley; cambian nuestros intereses, cambia la ley, cambia nuestro espíritu, cambia nuestro “sentido común” y cambia la ley, todo en un solo movimiento. La acción lo es todo, dice Nietzsche, no  existe un sujeto -moralmente libre-  detrás de la acción. La acción es el cambio y la ley  a la vez.

Cuando la clase obrera (la clase obrera consciente) se empodere en la sociedad y funde el Estado socialista es porque ya han cambiado las reglas, ha cambiado la ley. La ley es poder. Y hoy día el poder sigue en manos de la burguesía. Esta justica, con la cual juzgamos ahora,  es su ley (son sus leyes) y éstas, las de ahora, son sus instituciones. Y una de su más fuerte y poderosa institución es el sistema de elecciones burguesas, la idea de alternabilidad, como un valor democrático; de democracia, como un valor en sí, pero además, como un valor natural (incluso, muchos lo creen un valor humano fundamental).  No estamos conscientes de, cómo individuos tan poco “democráticos” en la práctica cotidiana de nuestras vidas, como somos los venezolanos de ahora, podamos creer en esa democracia de cartón, que esa rutina electoral pueda ser un valor humano, que por salir a votar cada tanto tiempo ya somos justos y mejores personas. Por otra parte ¿Cómo puede ser la democracia de un Zuloaga la misma democracia de Wills Rangel, o la mía? La de Wills como la mía, como democracia socialista no debería ser una entelequia, debe ser una práctica de igualdad y justicia daría.

Debemos pensar en el socialismo, estudiarlo, practicarlo para pensar correctamente en la democracia. La práctica democrática socialista diaria nos diría que, con la “pistola de las elecciones” en el pecho, no se puede hacer ni pensar una revolución socialista. Que nos marearon otra vez y que hay que volver a la revolución; bien, ¡llamemos a una “Constituyente Ética” como dice el General Arcay y suspendamos las elecciones!.

La idea de movilizarnos ahora para generar un gran debate ético a fin de corregir el camino de la revolución es la verdadera razón para suspender las elecciones, que siempre, cualquiera sea el resultado, dará ganador a la democracia burguesa, al capitalismo. De hecho, ya nos han ganado el espíritu, poniéndonos a pelear por comida y papel tualé. Recuperémoslo, rescatemos el espíritu de la revolución, del 4 de febrero, del 13 de abril,  liberémonos de los demonios del egoísmo, de la guerra de todos contra todos, de la violencia entre hermanos, pobres contra pobres. Llamemos a una gran asamblea moralizadora, ética-política-revolucionaria socialista.

 

¡Por la gran “constituyente” ética, revolucionaria y socialista!

¡Movilicémonos ahora!

 

hecto.baiz@yahoo.com



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Héctor Baíz

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