En varias ocasiones he explicado que las leyes si bien son importantes éstas por sí solas no pueden hacer mucho. Más allá de la calidad del instrumento normativo, si éste no cuenta con: 1) la voluntad política de quienes toman las decisiones; 2) una institucionalidad sólida que la haga valer; 3) un programa a cumplir con metas claras que puedan ser objeto de evaluación, y; 4) la posibilidad real de impactar positivamente en la vida cotidiana de las personas; la ley será un simple papel que no trascenderá más allá de la propaganda de corto alcance. Lo he dicho antes: los problemas políticos, sociales y securitarios no se resuelven con gacetazos.
Sirva esto de marco para conmemorar los 02 años de la "Ley para el Desarme y Control de Armas y Municiones" ¿Cómo va su implementación? ¿Cuál ha sido su impacto? Quienes toman decisiones deberían contemplar la respuesta a estas preguntas en sus respectivas agendas. Sobre este particular me parece importante refrescar algunas ideas:
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La discusión sobre las cifras de homicidios en Venezuela lamentablemente se ha banalizado. Nos movemos entre el silencio oficial y la creación interesada de cifras. Esa distorsión informativa nos perjudica a todos. Hay acuerdo en que la cifra supera en mucho la tasa regional (20) y mundial (6,2).
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El 90% de los homicidios en el país son consecuencia del uso de armas de fuego.
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Antonio Bandeira afirma que una de las principales fuentes del mercado ilegal de armas proviene de las armas de los particulares y de los cuerpos de seguridad del Estado, es decir, que en un principio tuvieron circulación legal. Por ello dentro de una política efectiva de control de armas y municiones tanto la institución policial, como la militar, deben estar supervisadas y ser objeto de severos controles.
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El desarme es apenas una dimensión de una política efectiva de control de armas y municiones.
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El desarme voluntario (DV) es complementario pero a la vez independiente de la labor que tiene el Estado respecto a las incautaciones coercitivas que realizan sus cuerpos de seguridad, es decir, de un desarme de carácter obligatorio, enmarcado en la ley, de las armas ilegales o vinculadas con delitos.
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El DV es principalmente una campaña y no debe ser sobreestimado. No obstante, el mismo ha tenido un impacto positivo en diversos países. Algunos ejemplos: a) Brasil (2003-2006): colectaron 460 mil armas y logró reducir los homicidios en un 11%, eso significó salvarle la vida a unas 5.000 personas (en Sao Paulo y Río de Janeiro los homicidios se redujeron en un 50%); b) Australia (1996): recogieron 700 mil armas (prohibieron todas las armas automáticas y semiautomáticas), el resultado fue la reducción de los homicidios en un 43%; c) Nicaragua (1992-1993): 64 mil armas; d) Colombia (2004): 18 mil armas de alta potencia que se encontraban en manos de los paramilitares; e) Argentina (2006-2009): 107.761 armas, redujeron los suicidios con armas de fuego en un 21,6%.
¿Qué ha pasado con esa campaña en Venezuela? ¿Se cumplieron las metas propuestas? ¿Cuál ha sido su impacto? ¿Se ha evaluado lo que se ha realizado hasta ahora? ¿Qué falta por hacer?