Toby Valderrama y Antonio Aponte
A los grandes los asesinan dos veces. Una vez el crimen es físico, acaban con su vida material; la otra es ideológica, va contra su pensamiento, sus ideas, su sueño; lo deforman, lo olvidan, lo falsifican, lo asesinan de nuevo.
A Cristo, el más grande entre los grandes, lo crucificaron: el primer asesinato; Después usaron su imagen para difundir ideas contrarias a su pensamiento, para favorecer a los ricos, para hacer que "un camello pase por el ojo de una aguja" y los ricos vayan al reino de los cielos: el segundo asesinato.
Con Bolívar sucedió igual, lo asesinaron y después lo hicieron bronce inocuo, plaza adormecida. Despedazaron a la Gran Colombia y cada uno de los pedazos de su sueño, de su obra, se llamó bolivariano; siguieron esclavizando al hombre, lo convirtieron en mercancía y siguieron llamándose bolivarianos: lo asesinaron dos veces.
A Lenin lo mataron, y después usaron su pensamiento para justificar a stalin.
A Trostky lo asesinaron y fue víctima de la mayor operación de deformación de su vida, de su obra, que haya sufrido alguien en la historia de la humanidad; aún hoy nombrarlo es anatema, y atacarlo atrae canonjías, son muchos los intelectuales que se fundan atacándolo.
Al Che lo asesinaron en Bolivia y luego intentaron confinar su obra a la de un "rambo" de la Revolución. Su pensamiento lo ocultaron; lo llaman "guerrillero heroico", cuando debían llamarlo teórico heroico: su Sistema Presupuestario de Financiamiento, su visión del Socialismo es lo más avanzado del pensamiento revolucionario, cualquier intento revolucionario serio partirá de allí.
Con el Comandante Chávez sucedió lo mismo, está sucediendo igual. Lo asesinaron, ya pocos dudan del magnicidio biológico, le sembraron el cáncer. Y ahora lo someten a magnicidio ideológico, que avanza cada día hasta llegar a las mayores desvergüenzas. Para nombrar sólo una reciente: la Faja Petrolera del Orinoco se abre a la burguesía criolla, así lo declaran pérez abad y los cabecillas del petróleo. Lo que debía ser paradigma de Socialismo, de las comunas, de una nueva forma de economía cae en manos del capitalismo. Primero se justificó diciendo que las transnacionales traían capital y tecnología que eran indispensables, pero su participación accionaria siempre sería minoritaria. ¿Ahora que dirán de esta traición al pensamiento de Chávez, qué responderían a su pregunta "dónde está el Socialismo"?
No hay dudas, a Chávez lo asesinaron dos veces, una física y otra ideológica. La primera es difícil de comprobar policialmente, la segunda es más evidente, está clara en las acciones del gobierno. Lo importante ahora para nosotros es reflexionar sobre las consecuencias que éstas acciones tienen sobre la psiquis colectiva.
Con el primer asesinato de Chávez la masa chavista perdió a su padre, esto es un inmenso golpe, deja un vacío, un duelo sentimental y político. Este duelo se podía resolver siguiendo con fuerza su legado y reafirmando la fuerza espiritual de su recuerdo, de su vida. No fue así. El gobierno no comprendió la energía espiritual de Chávez, no supo entender la fuerza religiosa que de allí emana, lo redujo a un duelo de un pariente muerto, le privó de la fuerza político-religiosa, es más, puso su imagen a competir con la imagen del Presidente Maduro, fue así que se maltrató y se maltrata a los chavistas históricos, a sus compañeros de su tránsito vital.
Ya con lo anterior, el gobierno se creaba dificultades, desaprovechaba una oportunidad de hacerse fuerte, pero no paró allí, al contrario, arremetió con fuerza contra el legado ideológico del Comandante: falsificó el Plan de la Patria, intentó alianzas con la oligarquía que, por supuesto, siempre le salieron mal, hasta llegar al punto de sólo tener de Socialismo el recuerdo, porque ni lo nombran. Con desvergüenza entregan una y otra vez la economía a los privados, y una y otra vez salen con las tablas en la cabeza, a esos errores, a esos disparates los llaman "guerra económica".
Entonces la masa chavista tiene doble duelo por el doble asesinato de su padre. Y este doble duelo primero se manifiesta en tristeza, luego le da la espalda a los que objetivamente identifica con la pérdida del Comandante, la pérdida ideológica, y luego esa tristeza se convierte en rabia, en rechazo activo. Entonces la masa chavista es la crónica de un estallido anunciado.
Es urgente resucitar la espiritualidad chavista, su ideología, es la única manera de evitar desenlaces terribles en los que la sociedad se haga daño a sí misma, de evitar el fascismo. Los chavistas históricos tienen la palabra, empezando por el Presidente Maduro que posee, por ahora, la fuerza de la unción.