Por conversación con Marea Socialista. No podemos tirar herencia de Chávez

Quizás por tanto uno lamentarse o mejor dicho, para evitar malos entendidos, expresar con frecuencia nuestras inconformidades y discrepancias, en alguien despierte interés. "Escribe que algo queda", decía el gran Kotepa Delgado y en efecto, "de repente", como poco tiempo atrás decían los muchachos, a alguien llama la atención lo que dices. Del lado del gobierno y Psuv, muchas palabras caen como en un desierto; no porque ellos estén solos, que es todo lo contrario, sino porque nunca atinamos a llegar donde se halla el gentío o alguien con el "oído parao". Además ¡qué es una raya más pa´ un tigre! ¡Un pendejo no hace falta!

Unos días atrás, por invitación de un amigo, conocido en el mundo de la política regional, círculos académicos e intelectuales anzoatiguenses, asistí a lo que pareció ser un primer acercamiento de quienes forman Marea Socialista con personas que por su disposición crítica, parecieran evaluar como candidatos a incorporarse a sus filas. No mencionaré quien me invitó ni a ninguno de los personajes que en esa reunión estuvieron, muchos de ellos conocidos entre círculos profesionales y de la izquierda. No hubo allí presente ni una figura de esas que, de repente a la edad madura, "descubrieron las bondades del socialismo", la necesidad de trascender el capitalismo o tarea pertinente e impostergable de combatir contra el imperialismo. Menos por supuesto, quien anduviese con una carpeta bajo el brazo buscando un contrato o tras una dádiva. De estos, no acuden a esos llamados. No mencionaré a nadie porque no me autorizaron para hacer eso y, en todo caso, a cada uno de ellos corresponde hacerlo.

Lo que sí puedo hacer, sin duda alguna, es señalar que allí estuve y los argumentos que manejé en esa reunión, sin violar la confianza que me fue concedida ni poner en mi boca lo que allí otros dijeron que pudiera ser delicado o comprometedor.

"Marea Socialista" llegó al Psuv como corriente, tendencia o grupo organizado, cuando el presidente Chávez llamó a todos los sectores de izquierda, sin ponerles condicionamientos, se integrasen a ese partido que estaba fundando. Llegaron tal como eran, pues nadie les pidió que se desintegraran y posiblemente ellos no estaban dispuestos a hacerlo. Lo anterior es una simple deducción mía de lo que allí escuché. Como escuché que ellos se debatían entre las posiciones de irse, montar tienda aparte o quedarse como venían; es decirse dentro del Psuv. Esto me sorprendió porque tenía y tengo entendido que ellos han solicitado al CNE les otorgue tarjeta para el proceso electoral venidero, lo que supone una previa decisión de romper con el partido que preside Maduro.

Pero no sólo "Marea" entró al chavismo como una fuerza organizada, con sus propios comandos y estructura horizontal. Otros lo hicieron y todavía se mantienen, lo que les inclina a trabajar en buena medida atendiendo a la dinámica que impone el grupo. Eso explica lo derivado, lo acontecido después de la muerte de Chávez y la forma de componer y recomponer el gobierno con figuras que se eternizan y cuando mucho van de un cargo a otro, o para mejor decirlo se enrocan, pese actuación de manera nada eficiente, a menos que hayan incurrido en hechos en exceso censurables. Como también explica la propensión casi natural de "Marea" u otro grupo, de no hallar allá dentro satisfacción a sus aspiraciones, a salir por sus propios pasos con las columnas en el mismo orden como entraron y hasta más fortalecidas. Quizás porque adentro no lograron identificarse con el universo todo; es posible sea la habitual manera de comportarse los grupos bien estructurados y en veces nada permeables. Se podría hablar hasta de un problema de identificación. He visto integrantes de algunos de esos grupos a nivel regional, heridos por alguna derrota, insatisfacción por no haber logrado una meta, irse para luego regresar contando con la anuencia de quienes se quedaron. En otros casos, se pueden hasta señalar nombres, no volvieron y lejos de eso, optaron por aliarse a quienes habían combatido toda su vida.

En esa reunión que aludo se manejaron argumentos acerca de la manera de abordar la coyuntura, la poca disposición de la dirección nacional del Psuv a abrirse a la discusión con la gente, más allá del grupo o grupos que tienen el control, sobre los problemas puntuales que confrontamos, los que el gobierno mismo evade, que ahora provoca a Vladimir Acosta, otro solitario, no en esa reunión porque no estuvo, sino en un foro en Caracas, decir que los problemas hay de resolverlos "con el apoyo del pueblo, al cual hay que informarle de todo, primero, y no que reciba golpes aquí y allá, sin saber por qué vienen esos golpes. El pueblo va a entender si se lo explican", y agregó "sin crear confusión con medidas dispersas". Sostuvo que "todos esos hechos se insertan en unas políticas que no fueron acertadas, hay una cantidad de errores en política económica, lo que sirvió de caldo de cultivo para que se produjera esa guerra económica".

También se habló de la forma de concebir la construcción de la nueva sociedad de conformidad con el "Plan de la Patria", la que cada uno allí, en esa reunión portaba, de manera distinta a como la entiende y desarrolla el gobierno; acerca del partido y la forma de utilizarle como subordinado de aquél y el riesgo que corremos de perder las elecciones parlamentarias y aún, ganando estas, que el rumbo del proceso no se corresponda a lo previsto o trazado dentro del proyecto chavista. De lo que sí puedo dar fe, porque de eso escuché bastante, es que quienes hablaron por "Marea Socialista", supongo a nombre de su dirección nacional, no sé si la connotación es apropiada, lo hicieron con "devoción" por Chávez y gran admiración por su aporte y memoria. Pusieron énfasis en lo de la "auditoría pública", porque entienden, igual que nosotros, que este proceso demanda hombres y conductas de mucha pulcritud.

En fin de cuentas, las inconformidades de ellos, muy jóvenes, quienes con nosotros se reunieron, son las mismas de muchos que militamos en el Psuv, como también es la misma opinión frente al rol que desempeñó en vida el comandante Chávez y la certeza de la vigencia de su legado. Pero quienes llegaron al Psuv por sus propios pies y en solitario, por razones de concepción y una manera de asumir el respeto a los demás, se mueren como el penado 14.

Opté por hablar, lo que no tenía previsto. No quería que por hablar allí se me mal interpretase, como que me unía a ellos. Además, de plano, descarto la idea de dividir, fragmentar o desligarse del Psuv, por lo que he aprendido en la vida, desde 1957 cuando me incorporé a la política y por considerar mi deber, por aquello que escribió Kotepa Delgado, que fue para él una consigna y mi condición docente, advertir a los jóvenes el riesgo de lo que eso implica. Fui fundamentalmente por el interés de enterarme de primera mano acerca de lo que piensan los integrantes de "Marea Socialista".

Dije, de entre las tantas cosas que debemos a Chávez, está el haber privilegiado la idea de la unidad entre el abanico de gente de izquierda y hasta el pueblo mismo. Siempre trabajó en función de eso, sin que esto no signifique afirmar que de vez en cuando, humano al fin, no cometiese sus errores. Por eso elogiaba la opinión de cualquier vocero de la izquierda aunque luego diese demostraciones que no estaba de acuerdo con aquello. Era una manera de ceder para disminuir las tensiones. Actuó de esa manera porque sólo manteniendo al pueblo y sus vanguardias unidas, se hace posible emprender la hazaña de combatir las gigantescas fuerzas que se le oponen. Si se quiere, uno puede calificarle como un portentoso y divino director orquestal.

Pero el Psuv se conformó, en buena medida, con grupos o partidos constituidos que se incorporaron sin disolverse, por lo que allá dentro se confrontan no sólo opiniones diferentes, sentimientos y proyectos sobre el proceso histórico venezolano, sino fuerzas con su propia organización, dinámica, dirigentes y contingentes; pero también, "por culpa de Chávez", está una inmensa parte del pueblo venezolano. Uno mira gobernadores que, al asumir el cargo, se traen de donde habían estado residenciados y desarrollando sus actividades, su círculo de amigos, compañeros o doblemente conmilitantes para desempeñar las funciones más importantes.

Por esto último, y basado en mi experiencia, sostuve que irse del Psuv, contando con un pequeño grupo de cuadros, por muy valiosos que ellos sean, dejando atrás a una inmensa multitud que está ganada para el proyecto de Chávez, lo de construir una sociedad más generosa, sustentable y dispuesta a combatir, pese las dificultades que eso implica, contra el imperialismo y el gran capital, es algo parecido a un disparate. Pensar en sustraerla de allí es tarea más complicada que combatir adentro para provocar un cambio; además quedarse y luchar adentro es la mejor manera de identificarse con aquella.

Comenté que me parecía curioso, esa fue la palabra que utilicé, de manera estudiada, que en "Marea" se estuviese manejando la posibilidad de la ruptura con el Psuv, al margen de algunos detalles e incidentes que no carecen de importancia, como las medidas aplicadas a Nícmer Evans, alrededor o dentro del clima electoral; tanto que tentó a este sector pensar en sus propios candidatos, no dentro, sino fuera, con su propia tarjeta, en la convocatoria nacional que hará el CNE. Las derrotas forman parte del combate y constituyen una rica fuente para el aprendizaje.

Es decir, "Marea", abandona un campo de lucha, dentro de un universo que se define, apropiadamente o no, eso es harina de otro costal, como socialista, hasta marxista y solidario con la herencia de Chávez. Con el agregado que se trata de un universo gigantesco, tanto que en las elecciones internas movió una nada despreciable masa de más de tres millones doscientos mil votantes. Eso significa renunciar a la lucha donde están los revolucionarios y el pueblo más consciente, la busca de acuerdos, establecer vínculos posibles más allá de ella misma, pero con revolucionarios, que por miles ahora están inconformes para salir a concursar por unos votos afuera e intentar llevar unos diputados a la AN. ¿Se trata de privilegiar el corto plazo? No creo eso acertado.

Fundamentado en mi experiencia y ruptura con viejos conceptos y prejuicios recordé a los amigos de "Marea" y a todos los que allí estaban, tres asuntos que para mí fueron errores fundamentales en el nacimiento del MIR, partido del cual fui fundador. Los recordé porque pudiera servirles, en la medida de lo posible, para interpretar la coyuntura actual.

Quienes integrábamos la llamada "izquierda de AD", que Betancourt calificó los "Cabeza Caliente", padecimos del complejo de estar dentro de AD, partido que se enfrentaba con Betancourt a la naciente "Revolución Cubana" y se mostraba en exceso solidario con los planes del Departamento de Estado. Sentimos como si fuese la vieja organización, que también lo fue de Leonardo Ruiz Pineda, culpable de la política que le imprimía la vieja guardia. Pasamos por alto que junto con nosotros, sin que nunca nos hubiésemos enterado propiamente de sus planes y percepciones del proceso de entonces, subsistían en AD fuerzas como las que posteriormente formaron el PRIN, donde coincidieron las originales llamadas "arsistas" de Raúl Ramos Jiménez y la aportada por Domingo Alberto Rangel al abandonar el MIR. Desconocimos o más bien nunca nos interesó el íntimo pensamiento y hasta sentimiento de quienes un poco más tarde, no mucho tiempo después, acompañaron al Dr. Luis Beltrán Prieto Figueroa a formar el MEP. Tampoco le dimos importancia a la enorme cantidad de gente que dentro de aquel partido simpatizaba con nuestras posiciones pero por razones muy internalizadas no estaban en disposición de acompañarnos en aquel salto al vacío. No fuimos capaces de hilvanar una política de entendimiento sobre bases mínimas, que nos uniese a los revolucionarios que eran muchos más que nosotros mismos, para derrotar a las fuerzas de Betancourt y por el contrario, permitimos que él hiciese lo que nosotros pudimos hacer. La pequeñez, estrechez y sectarismos nos acortaron la visión,

El segundo asunto fue lo relacionado con la definición del partido. Muchos de aquellos que hablan o han hablado de las divisiones del MIR, pasan por alto lo acontecido en su conferencia fundacional. En un instante del acontecer de la misma, dentro de un discurso que pronunciaba Celso Fortoul, entonces secretario general de la organización en Caracas, propuso que al partido se le definiese como "Marxista-Leninista". Recuerdo, era yo entonces un joven que apenas llegaba a los veinte años, como tal, bastante "cabeza caliente", que el proponente no hizo ningún esfuerzo por justificar lo de "Marxista", al parecer lo consideró como del sentido común y del gusto de los allí asistentes, pero se extendió en lo relacionado con el "Leninismo" y nos brindó una conferencia sobre los aportes de Vladimir Ilich, sobre todo acerca del libro del líder ruso titulado "El imperialismo, fase superior del capitalismo". Aquella intervención "ganó" – a quienes estaban ganados – a una buena parte de los asistentes, la misma que al momento de decidir alzó su voto a favor de la propuesta Fortuol, sin que a nadie le preocupase qué pasó con quienes se abstuvieron o votaron en contra.

Conté, en esa reunión de "Marea", que ese mediodía caraqueño, mientras Fortoul hablaba, quien estaba sentado a mi lado, Peter Taffin, pequeño empresario de la radiodifusión, presidente de la Cámara Nacional del ramo, encargado de hacer el programa de todos los mediodías de esa institución por cadena nacional, quien siempre había estado con nosotros en las luchas internas de AD, daba muestras de desaprobación por esa particularidad del "leninismo" propuesta por el orador de orden y al final, habiéndose aprobado aquella definición, por la que voté entusiasmado, me dijo, sin cuidarse de nada, "los dejo, porque no estoy de acuerdo con eso. Es un disparate que niega podamos incorporar nuevos sectores".

En efecto, se fue, no lo hizo solo y nadie se preocupó por su ida ni la de unos cuantos que asumieron la misma actitud suya. Por cierto, el propio Fortuol, proponente de aquella definición, no tardó mucho en irse del partido a refugiarse en la Escuela de Ingeniería de la UCV donde era docente.

Luego hablé de la lucha armada. Conté como un viejo compañero, que ahora comparte con entusiasmo desmedido la política oficial, recordando lo acontecido en la década del sesenta, me dijo lo siguiente:

La izquierda de comienzos de la década del sesenta que no sólo eran el MIR y el PCV, tenían un poder que sus dirigentes ni siquiera llegaron a imaginar. Es más, nunca evaluaron. Contaban con el respaldo abrumador del movimiento estudiantil venezolano que iba desde los primeros años de la secundaria hasta la universidad. Se trataba de un universo combativo y entusiasta ganado para grandes tareas. Era extraño centro de estudiante de liceo o universidad que no estuviese controlado por militantes de la izquierda.

Los gremios de profesionales también aportaban su respaldo entusiasmado a aquella hasta entonces "luminosa izquierda". Tanto que, hasta las autoridades universitarias en su mayoría militaban en el MIR, PCV, eran simpatizantes o por lo menos amigos de esas organizaciones. Los intelectuales venezolanos, en su mayoría, también formaban parte de aquella gigantesca fuerza.

El movimiento obrero venezolano, sobre todo de los sindicatos más significativos y dispuestos al combate, eran liderados por militantes revolucionarios. AD y COPEI, habían perdido el control del movimiento obrero, sobre todo a partir de la puesta en vigencia de "La Ley del hambre" de Rómulo Betancourt, resultado de una ley habilitante. Ley al estilo del FMI que significó rebaja de los salarios en un 10 %, devaluación de la moneda y otras medidas similares.

Al cuadro anterior se agrega que, por las divisiones de los partidos de gobierno, la Cámara de Diputados, en abrumadora mayoría quedó bajo el control de la oposición; esta circunstancia le permitió ser también mayoría en el congreso todo, pues si bien el gobierno dominaba la Cámara de Senadores, no lograba igualar, menos superar la ventaja opositora en Diputados.

Aquel caótico cuadro para las fuerzas de gobierno, como era de esperar, se reflejaba en el seno del ejército. Para decirlo de otra manera, en el sector castrense, las fuerzas opositoras y particularmente las tenidas entonces como la "izquierda" contaban si no con mayoría, sí con un muy respetable respaldo como para diseñar políticas coherentes con el cuadro todo. Para no abundar mucho, es suficiente recordar como muestra de lo que aquí se dice, los alzamientos de Carúpano y Puerto Cabello.

¿Pero ante aquel cuadro qué hizo la izquierda o mejor qué hicieron el PCV, MIR y otros sectores?

Mi amigo, sin dejo de ironía, responde a la pregunta diciendo:

"Dejamos todo aquel capital, respaldo popular e institucional y nos fuimos donde no teníamos a nadie o quizás, el único espacio geográfico y político donde el gobierno podía reproducir fuerzas y derrotarnos."

Dejamos las masas urbanas, en un país predominantemente urbano, la gente casi toda, al movimiento obrero, estudiantil y las instituciones, en manos del gobierno. Renunciamos como en un acto de contrición a todo aquel capital político para irnos a predicar en el desierto. Atendimos a un efecto ecuménico, hasta a los requerimientos de la guerra fría pero no a las condiciones propias de la sociedad venezolana.

Por aquellos errores, que de una manera u otra se repitieron por años y por intermedio de una izquierda que aparecía en sustitución de la otra o reaparecía con apenas nueva figura, tuvo que llegar Chávez, como el mago o "Flautista de Hamelin", en el mejor sentido de la historia para infantes, a unir todo aquello que estaba disperso y hasta donarle un programa o plan de lucha.

Dije todo aquello para tratar de convencer que la idea de empezar de nuevo, desde fuera, donde lo gente no se halla y menos la que un proyecto revolucionario demanda no es lo pertinente. Chávez unió lo que había que unir; las fuerzas revolucionarias y lo más combativo del movimiento popular. De donde la sensatez demanda seguir luchando adentro, pero sin espíritu de grupo o de cogollo que llegado al poder se enrosca y detiene el empuje, descalifica y aísla a quienes no están dentro del anillo, mata creatividad, disposición crítica, para privilegiar la amistad o el compromiso grupal o en veces se vuelve complaciente y hasta cómplice.

Si en verdad, la herencia de Chávez nos pertenece, no podemos dejarla tirada e irnos con nuestra música a otra parte. Me quedo en el Psuv, aunque como el ánima sola o el penado 14.



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Eligio Damas

Militante de la izquierda de toda la vida. Nunca ha sido candidato a nada y menos ser llevado a tribunal alguno. Libre para opinar, sin tapaojos ni ataduras. Maestro de escuela de los de abajo.

 damas.eligio@gmail.com      @elidamas

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