En la comunicación y en la política si se desea tener éxito en llegarle a la gente, lo básico, lo primordial, es precisamente escuchar a la gente. Y pese a que hay quienes puedan estar sorprendidos, el resultado de estas elecciones parlamentarias estaba cantado desde hacer rato en la calle, solo bastaba hacer una cola para comprar cualquier producto y detenerse a escuchar el malestar que la gente expresaba en las colas, pero sobre todo hacía quien iba dirigido ese malestar. Lástima que nadie en el gobierno hiciera ese ejercicio antes de las elecciones, pudieron haberlo hecho también tomando un taxi y conversando, o escuchando las tertulias de la gente en algún carrito por puesto de alguna ruta popular.
El malestar de la gente en la calle no es casual, es consecuencia de la peor situación económica que ha existido en el país en los últimos años, y los resultados electorales constituyen un ultimátum contra el gobierno el cual comprueba ahora, que todo el formato de funcionamiento gubernamental desarrollado en la gestión de Nicolás Maduro ha fracasado.
Ante esa realidad, o desde arriba finalmente se asume un replanteamiento de lo que se viene haciendo o esto inevitablemente se vendrá abajo.
En primera instancia es necesario que desde el alto gobierno se hable con honestidad al país, y de manera seria se asuma la gravedad de la situación económica que hay en Venezuela. Eso debió haberse hecho hace por lo menos hace dos años, pero se optó por el show y la fanfarria, y que los voceros gubernamentales se dedicaran a salir todos los días con una sonrisa en la cara y con su actitud de "todo está muy bien"… No camarada, nada está bien, y ya es hora de que alguien asuma eso ante el país, con las responsabilidades que eso implica.
Porque lo otro es que no toda la responsabilidad es de sectores privados y extranjeros, sino también de las fallas y la corrupción existente en sectores clave de la institucionalidad. El mejor ejemplo lo constituye Eugenio Mendoza (y sus empresas Polar) quien es señalado por el gobierno de ser el puntal de la guerra económica, pero quien todavía controla de manera casi monopólica todo lo relacionado con el procesamiento y la distribución de alimentos a nivel nacional, y no solo eso: sino que ya tiene aprobada su cuota millonaria de dólares preferenciales para el año que viene, para que siga manteniendo su monopolio. Se le tienen que asignar las divisas que solicite porque el gobierno sabe que si Polar paraliza sus empresas el resultado sería la desaparición de una serie de productos alimenticios. La pregunta es: ¿Cómo es posible que a mas de dos años de anunciada la "guerra económica" desde el gobierno no haya existido la voluntad o la capacidad de desarrollar una estructura productiva alternativa que arrebatara el monopolio alimentario nacional a la Polar? Una vez tras otra, ministros salían en pantalla "garantizando" el suministro de tal o cual rubro y efectivamente, a los días el rubro desaparecía, pero ante fracasos como esos, tales ministros eran premiados y algunos hasta se le entregaron varios cargos a la vez. Este es único país en el que un alto funcionario falla estrepitosamente en su cargo y lo premian con otro, no se puede seguir premiando la ineficiencia. Parece que no entendían la magnitud del problema.
Es preciso que en el alto gobierno entiendan que el problema económico del desabastecimiento y la inflación no son un problema mas, no: son EL PROBLEMA. De nada sirve que se traigan un millón de autobuses chinos y se creen rutas por donde quiera, la gente no va a votar o dejar de votar por un gobierno porque ponga o no ponga autobuses, de hecho tampoco lo va hacer porque regalen taxis o construyan una majestuosa basílica, y de hecho, creo que ya es claro, los resultados electorales así lo han demostrado, que ni siquiera el hecho de que el gobierno entregue viviendas es garantía de votos, No. La gente vota por un gobierno que brinde calidad de vida a su pueblo y que genere las condiciones para que cada quien pueda comprarse lo que le de la gana, cuando le de gana con lo que obtenga de su trabajo, tal como ocurría en el Gobierno de Chávez, gobierno en el que cualquiera con su sueldo podía aspirar a comprarse un carro o un apartamento, y en el que ni siquiera en momentos del paro perolero los productos de la cesta básica escasearon, recuperemos eso y se ganarán las elecciones que sean. Haber creído que la gente llegaría a tomar como algo normal tener que calarse colas de 5 horas diarias para comprar un producto fue un error cuyo precio se paga con los resultados electorales.
De igual manera es necesario avanzar hacia un nuevo modelo de trasparencia absoluta en el manejo de los recursos públicos. Esto ante la incapacidad demostrada por las instituciones competentes para realizar contraloría sobre la ejecución de las políticas públicas. El pueblo no puede hacer contraloría contra las empresas a las que se le asignan dólares preferenciales porque nadie sabe cuáles son ni que montos se le asignan, de igual manera nadie puede hacer auditoria sobre los carros entregados por Venezuela Productiva Automotriz porque nadie sabe a ciencia cierta cuantos vehículos se han entregado ni tampoco bajo que criterio. Lo anterior son solo dos ejemplos de dinámicas bizarras que tienen que terminar. No existe terreno mas fértil para la corrupción que el misterio en el manejo de los recursos públicos. El planteamiento del Proceso Revolucionario desde su inicio es el de la participación del pueblo en el diseño, la ejecución y control de las políticas públicas, así quedó plasmado en artículo 62 de la Constitución del 99, no habrá mejor momento en la historia de Venezuela para que este artículo se convierta en realidad plasmada que ahora. Un plan de desarrollo económico serio, fundamentado en el impulso a la producción nacional, presentado de manera transparente al país, y al cual el pueblo contribuya haciéndole seguimiento y contraloría es la única forma de revertir la grave situación económica. No más "Comisiones Presidenciales" ni "Consejos Presidenciales" de esto o aquello, que al final son integrados siempre por los mismos ministros y altos funcionarios civiles y (sobre todo) militares que una vez tras otra fracasan sin rendirle cuentas a nadie sobre lo que hicieron con los recursos.
Si el gobierno se cubre de pueblo haciendo transparente su gestión, el resultado será la solución de las problemáticas del país a la vista de todos, y la consecuente recuperación de la calidad de vida del pueblo venezolano. Como dije antes repito: este modelo de gobierno que se ejecutó durante estos tres años es un fracaso, la alta dirigencia debe decidir si da un giro de 180 grados y salva la patria o se reafirma en su posición y entonces en el pueblo llano nos prepararemos para la Victoria definitiva del Proceso Revolucionario… pero que no será ya en este gobierno sino quien sabe después de cuantas convulsiones sociales que dejarán duras huellas en esta nación.