"Padre, perdónalos porque no saben lo que hacen"

La tradición cristiana nos relata que Jesús, el Divino Maestro, El Mesías, el Hijo de Dios, cuando estuvo clavado en la cruz, pronunció esta frase, sentida, seguramente desde lo profundo de un alma desolada, adolorida por la daga mortal de la traición, la indiferencia, y la ingratitud, de saberse "ajusticiado" por el mismo Pueblo que días, meses y años antes escuchaba atento sus enseñanzas, su sermón de la montaña y se servía de sus milagros más prodigiosos.

Ese Jesús que había dado a su Pueblo, el amor y la comprensión que antes no había recibido, ahora estaba en la cruz, padeciendo los dolores físicos que precedían su muerte, provocados por las mismas manos que antes lo tocaban y lo vitoreaban con ramos y palmas, cuando entró triunfante a Jerusalén.

La historia tiende a repetirse. La condición humana es siempre la misma, cuando es probada en decisiones cruciales de la vida personal o en sociedad; o se eleva y se crece en las grandes y pequeñas o se cae y se arrastra.

En Venezuela, el domingo 6 de diciembre de 2015, pasó de ser un día para la batalla y la victoria, como claramente nos lo encomendó nuestro amado y por siempre comandante Hugo Rafael Chávez Frías, a ser un día de traición y derrota. Una batalla que se pierde en la sin razón de la deslealtad y la inconciencia del momento histórico que estamos viviendo y del cual somos (los venezolanos de bien) protagonistas impostergables.

Ayer, asistimos a una jornada electoral impecable por su desarrollo y la altísima participación popular de un 74%, y determinante de la vida política, económica y legislativa de nuestro país en los próximos 5 años, al elegir Diputados y Diputadas a la Asamblea Nacional; donde en contraposición al odio, de cuya renta vive la oposición venezolana, tanto sus líderes como sus seguidores, se demostró que ese afectuoso, sólido y comprometido 42% de chavistas votos duros, hizo el esfuerzo de no fallarle a nuestro amado Comandante y no llevar a la cruz, todos los milagros palpables que nos hizo, por amor; teniendo además clara conciencia de la magnitud de dicha elección.

La Patria, no se vende, la Patria se defiende. Nosotros, los chavistas que les dimos una vez más nuestro voto de confianza a los diputados de la Revolución y hoy amanecemos a una Asamblea Nacional de mayoría opositora que comenzará sus sesiones para el nuevo período de 2016- 2020, seguiremos en batalla. Ese voto duro, no es sólo un compromiso electoral, no vota con el estómago, ni condiciona su lealtad a un cargo, o un beneficio económico o social. Nosotros, los seguidores de las ideas del Libertador Padre de la Patria y del nuevo libertador del siglo XXI, no nos empequeñecemos ante la derrota "circunstancial" y por ahora, que nos infringe la barbarie. Estamos aquí para demostrarle al Presidente de la República Bolivariana de Venezuela, Nicolás Maduro Moros, hermano y amigo, digno hijo de Chávez, que por más dura y pesada que sea la Cruz que llevemos a cuesta, sabemos que éste es el camino y de éste camino no nos saca nadie.

Venezuela es hija de Bolívar, el "hombre de las dificultades". Somos el pueblo que no se va a dejar vencer por las sombras, de la intolerancia y la destrucción. Si sopla la tempestad, pues tendremos que maniobrarle, pero no es tiempo de rendirse, porque de las caídas, las traiciones y las batallas perdidas se aprenden. Es tiempo de hacer la revolución dentro de la revolución, tiempo de formación y concientización del pueblo todo, en la valorización de lo que es y lo que tiene. Tiempo de profundizar el valor del socialismo como modelo económico y social y como proyecto humano viable y concreto, que pueda anteponerse a los antivalores y la mezquindad del capitalismo, ese que es salvaje y revanchista, y enajena al hombre de su condición de tal. Ese capitalismo que es pragmático, derrochador, y que es capaz de vender al Cristo, cual Judas, cambiándolo por unas cuantas monedas que no llegan a ser oro, sino "gold field", ó lo que es igual, oro por espejitos, por "ofertas engañosas", como bien dijera nuestro hermano Presidente, Nicolás Maduro.

Ese mismo capitalismo que sumió por mas de dos siglos a Venezuela en la miseria y pareciera olvidarlo parte de su pueblo, sin historia y sin dolencia de si mismo.

Perdónalos Padre, porque no saben lo que hacen, perdónalos Chávez, porque pretenden vender "la Patria que nos dejaste mas viva que nunca, ardiendo en llama sagrada". Retroceder al pasado indigno y oscuro, jamás. Si la canalla, se hizo de la Asamblea Nacional con la mayoría de diputados, si quiere acabar con las leyes que le han devuelto la vida al Pueblo, allí habrá que hacerles la guerra, hasta ponerlos en fuga, porque más pronto que tarde, empezaran a demostrar esos Diputados, para qué fueron electos, yendo contra los mismos que los eligieron. Ya lo han hecho antes, no les cuesta nada volverlo hacer, habría que ser muy ilusos para creer lo contrario.

Padre, perdónalos porque el pueblo que se opone a todo, el traidor, el que cree que engaña a alguien disfrazándose de rojo, el soberbio burgués y el piti yanqui, han levantado su mano contra sí mismos, y prefiero pensar que lo hacen por ignorancia y no por estupidez. Y si saben apreciar un consejo, administren su "victoria, por ahora".

Nosotros, los que amamos a la Patria Venezolana, Viviremos y venceremos nuevamente.

magasodel@gmail.com

 



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