Aristóbulo y el "fracasado" modelo rentista petrolero. ¡Cómo si volviésemos a la semilla!

En esta pertinaz argumentación para justificar lo que ahora acontece en Venezuela, donde la palabra socialismo y todo lo que ella envuelve ha resultado afectada, sólo Aristóbulo Isturiz ha tenido la entereza y si se quiere sinceridad de reconocer lo que casi todas las figuras, por no decir todas, del ejecutivo nacional y el oficialismo chavista, han ocultado o intentado hacerlo.

En el programa "José Vicente hoy", del domingo próximo pasado, el ahora vicepresidente, después hablar de la guerra económica, que para nosotros si existe, aunque no lo es tanto como se dice, y maneja fórmulas, armamento de distinta índole, y de los efectos de la abrupta baja de los ingresos petroleros, fue suficientemente sincero y hasta osado, al reconocer, palabras más o menos, que el gobierno no fue capaz en todo este largo período de crear una estructura económica productiva que aminorase en buena medida o hasta evitase los efectos que aquella, la guerra económica, ahora produce. Agregamos nosotros, de conformidad con todas las posibilidades no excluyentes que le ofrece la constitución vigente y sin generarse dificultades mediante las distintas distorsiones.

Los demás dirigentes del gobierno y Psuv, quienes por regla general son los mismos, después de justificarse en la guerra económica y lo relativo al negocio petrolero, ahora han empezado a manejar un "argumento nuevo", del cual el mismo ex gobernador de Anzoátegui se ha servido, como algo acontecido de manera inesperada; "señores, compatriotas", ahora dicen, "el rentismo petrolero llegó a una situación de agotamiento y de ahora en adelante, estamos obligados", no sé si lo dicen con pesadumbre, "a buscar nuevas formas para balancear la carga". Hablan como si estuvieran descubriendo que sólo ahora, ante esta como inesperada e indeseada tragedia, "turbulencia económica", también le llaman, estamos obligados a buscar nuevos caminos, procederes, para sustituir todo lo que importamos que es como decir todo. Es decir, acaban de descubrir la enfermedad por largo tiempo oculta y no diagnosticable.

De todo esto, uno bien sabe que la guerra, llámese económica, social o simple lucha de clases, entre el imperialismo y las fuerzas que luchan por emanciparse de él, lo que mucho tiene que ver con aquello de "romper con el rentismo petrolero", alcanzar independencia y soberanía, es como una guerra avisada. El rentismo mismo nos lo impusieron como parte de esa vieja guerra. ¿Por qué tardaron tanto en prender unos motores que debían estar encendidos desde el primer momento que tuvieron acceso a las llaves a la manigueta?

Por eso, no dejo de asombrarme, porque si algo agitaron la izquierda ancestral y hasta los tímidos grupos nacionalistas, entonces todavía no anulados por la avalancha inversionista extranjera y la industria capitalista mundial, fue aquella consigna, expresada en la vieja frase "sembremos el petróleo". El proyecto chavista desde 1997 llamó mi atención porque esa fue una de sus banderas fundamentales, que se le asoció a la idea de industrializar el país, sembrar la tierra, desarrollar todo lo a ello asociado y reordenar la distribución poblacional de Venezuela; población concentrada en las ciudades del norte costero, primero en función de los puertos y luego la inversión que en ellas se hacía para acomodarla a las exigencias del mercado externo y las industrias sustitutivas establecidas por el capital extranjero, mientras un inmenso territorio, con abundante, hasta sobradas tierras y agua para la agroindustria, lucía y luce desolado. Eso forma parte de la lucha contra el imperialismo, tanto como que es nuestro ABC. Porque ser antiimperialista no es sólo un asunto de discurso y ante lo relativo al negocio petrolero. Se es también en la formulación y desarrollo de una política que te desate o impida que te engulla cualquier forma de las tantas que asume el capital externo para victimizarte. Aquí no sólo ha sido improductiva la clase dominante, importadora, enriquecida sin crear nada sino que también la población fue sometida y dedicada a producir riqueza para vivir en la pobreza y arruinar al país. Al pueblo lo aglomeraron para sobre explotarlo y, de paso, generaron un cuadro alarmante de delincuencia y violencia a ella asociada. El Estado con aquella clase, la primera, fueron los creadores de esta tragedia nacional.

Pero la dirigencia toda, en lugar de proceder como Aristóbulo, quien en aquel arranque inusitado de sinceridad o criticismo, reconoció que no se hicieron las cosas como demandaban las circunstancias, opta por hacerse la loca o desentendida. Bien se sabe, porque es cosa elemental y cantada de antemano que, como dijese un sabio británico, no recuerdo bien si fue Gordon Childe o Arnold Toynbee, "todo ser especializado es débil". Todo país monoproductor y monoexportador es débil. Está sujeto a los vaivenes del mercado. Por eso mismo, la lucha por la liberación en nuestro caso, desde principios del siglo XX empieza por romper esa enojosa sujeción al mercado internacional, de exportador de petróleo y comprador hasta del modo de caminar.

Por eso, decir ahora como infantilmente que aparte de la "guerra económica" que es una guerra avisada, ya en el 2002 hubo paro petrolero y huelga empresarial, nuestros males proceden del agotamiento del modelo petrolero, no salva a la dirigencia de la responsabilidad. Cuando mucho sirve para mostrar lo que ahora el nuevo vicepresidente reconoce.

Pese todo, uno reconoce la generosa intención de la "Revolución Bolivariana" de distribuir lo más justo posible el ingreso o renta nacional, establecer los debidos equilibrios para acabar con la explotación, el pillaje, apropiación indebida, acumulación grosera, pero primero había que crear las bases materiales para hacer posible ese sueño. Esto prueba una vez más que la intención no es suficiente.

He visto en estos últimos días, cuando desde Miraflores se llama a prender los motores, lo que debió hacerse hace 17 ó 18 años, como la gente defensora del proceso a pesar de todo, reacciona y ofrece su aporte, con el mismo entusiasmo de hace más década y media. ¡Eso luce maravilloso! ¡Cómo si los hechos se estuviesen repitiendo o volviésemos al principio o la semilla!



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Eligio Damas

Militante de la izquierda de toda la vida. Nunca ha sido candidato a nada y menos ser llevado a tribunal alguno. Libre para opinar, sin tapaojos ni ataduras. Maestro de escuela de los de abajo.

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