"Esta vaina no tiene componte" es la frase que más se escucha a lo largo y ancho de nuestra geografía, las farmacias vacías, la leche desaparecida, el pan brilla por su ausencia, las colas kilométricas para lograr los escasos productos regulados, la inflación creciendo semana tras semana, a 2.500 Bs el kilo de queso blanco hoy, quien sabe cuánto costará la semana que viene, volvieron las caraotas negras de 2000 a 3000 Bs el kilogramo dependiendo de donde se compren, el cartón de huevos "cuando hay" a precios inaccesibles, igual que el café molido. Ayer compré una "cabaña· (caballa) de la roja a 1500 Bs el kilogramo, no se encuentra la "sierra" que al parecer nuestros pecadores la desvían para venderla en dólares en las islas del Caribe, las pequeña las venden a 6.000 Bs el kilogramo, la carne de primera de 1.800 a 2.200 Bs el kilogramo comprada en el mercado municipal. Queso parmesano criollo a precio de hoy 6.000 Bs el kilogramo. Un potecito de esmalte para madera de los pequeñitos (por cierto de marca desconocida y de mala calidad) a 450 Bs. El cemento y materiales para la construcción desviado a precios especulativos o bien de, o desde la Misión vivienda, al público que los necesita. Los vehículos automotrices imposibles de adquirir, las ensambladoras de vehículos chinos e iraníes que resolverían el problema de la especulación de las compañías privadas, produciendo cifras nimias de vehículos al año, y los pocos que producen van a parar a manos de los militares encargados de comercializarlos o a personas afines a quienes lo comercializan, con excepciones demagógicas electoreras como su repartición a los taxistas, en una terrible aberración caracterizada por la búsqueda del voto individual de los mismos, en vez del Estado invertir esa erogación que solo favorece a usuarios minoritarios de la población, en una buena adquisición de vehículos colectivos de transporte para favorecer a una mucho mayor cantidad de usuarios
Y esto son los precios y las carencias de los cuales me acuerdo en este momento, y que en realidad son muchas más, a las cuales hay que añadir para el atribulado ciudadano no privilegiado, el pago mensual de la electricidad, del agua, del teléfono, abultado alquiler de vivienda o pago de condominio si la vivienda es de su propiedad, este último en algunos casos cuyos montos ascienden a cifras escandalosas.
Todo lo anterior solo indica que al gobierno se le fue el país de las manos. El querer luchar contra la corrupción cuando esta se encuentra entronizada a los más altos niveles de manera impune. El tratar de luchar contra la ineficacia cuando esta caracteriza a la burocracia del Estado a todos sus niveles (no valen los conocimientos si no el aval político). El tratar de luchar contra la inflación con políticas ambiguas, propias de la complicidad de funcionarios gubernamentales con el empresariado especulador.
El Estado no quiso por ejemplo asumir de una vez por toda la adquisición directa de las importaciones, para vender los productos a los comerciantes en bolívares ya con el precio de venta al público marcado en el envase, incluyendo incluso la adquisición de insumos para la producción bajo el mismo sistema de compras.
Se reincide en darles a los militares participación administrativa en PDVSA, después de la ineficacia y corrupción demostrada en la Siderúrgica del Orinoco, y en todos los negociados y posiciones claves en donde han participado, y que me perdonen los militares honestos por meterlos en saco común con esa cantidad de ratas que ensucian el glorioso uniforme patrio, al respecto el lema de la Guardia Nacional "el honor es su divisa" ha sido transformado popularmente en "el honor ni se divisa", cayendo así las culpas de sectores e individuos de ese cuerpo en una generalización que esconde los éxitos obtenidos por este cuerpo en la lucha contra el tráfico de drogas por ejemplo, éxitos, calificados por la DEA y sectores de la oposición como resultado de la lucha entre carteles por el control del mercado, lo cual por cierto en lo personal hasta ahora me he negado a creer.
Toda esta situación ha desencadenado una desmoralización tal en la población, reflejada en una corrupción generalizada extendida desde las altas esferas públicas y privadas hasta las clases populares, muchas veces en este último caso por necesidades de supervivencia.
La delincuencia impone sus reglas en diversos sectores del país, pero la demagogia del gobierno con un falso discurso de no reprimir al pueblo, no se atreve a dictar un estado de emergencia que le permita combatir con efectividad al crimen organizado, y es que dentro del gobierno mismo hay complicidad con las bandas armadas que controlan sindicatos, como el de la construcción por ejemplo, o dentro de las industrias de Guayana, o de la explotación minera. Al respecto es altamente sospechoso como un gobernador de un Estado, le facilitó medio de transporte a un delincuente que luego fue asesinado en un ajuste de cuentas, para ir nada menos que a Miraflores a discutir un contrato laboral; por otra parte y con la finalidad de derrocar al gobierno, sectores ultraderechistas de la oposición utilizan el paramilitarismo para fomentar disturbios guarímbas y sicariato.
Para terminar quiero expresar que si bien la oposición en una demostración de su anti patria fomenta la guerra económica, no menos antipatriótica ha sido esta gestión gubernamental, que tomando como excusa dicha guerra económica, por acción u omisión contribuye a la profundización de la misma, quedando las medidas que el gobierno dice tomar en meras florituras.