El tan cacareado "congreso de la patria", organizado desde el mismísimo gobierno no expresa sino un tímido y disimulado reconocimiento de rectificación. Hasta ahora se ha montado como un espectáculo circense, animado por unos dirigentes seleccionados por los dedos, de quien debería ser el centro de todas las críticas.
La profunda crisis en que se encuentra sumergido el país abarca lo económico, lo social, lo político y lo ético. A cada minuto que pasa, crece la sensación de ingobernabilidad.
No son pocos los que se preguntan con angustia acerca cual será el desenlace final de toda esta insoportable situación.
El gobierno no ha podido resolver nada porque esta maniatado con la maraña de sus propias mentiras.
Chávez comenzó una revolución que dejó inconclusa. Ahora el chavismo confronta una crisis que no podrá superar sino termina lo que está inacabado.
El discurso chavista nos propuso a los venezolanos luchar por la justicia social, la independencia y la soberanía de la patria a través del pensamiento antiimperialista y socialista. En tal sentido, lideró profundas reformas en el campo de la política, con las cuales propició condiciones para las urgentes transformaciones sociales.
No obstante, efectivamente, a pesar de los encendidos discursos anticolonialistas y socialistas, no se modificó ni un pelo de la estructura económica prevaleciente. Peor aún, se profundizó en el extractivismo rentista petrolero, que nos enclavó más de lo que ya estábamos dentro del capitalismo dependiente, importador de todo, productor de nada, exportador solo de petróleo y de grandes masas de capitales.
Se predicaba la independencia y la soberanía con respecto al imperialismo estadounidense; pero, se practicaba la más abyecta y creciente dependencia en una florecida economía de puertos. Terrible inconsecuencia entre el discurso y la praxis, que estamos pagando muy caro.
Se obviaron las viejas enseñanzas de las luchas revolucionarias que prescriben, que para que una revolución, que se autoproclama antiimperialista y socialista pueda realmente gobernar exitosamente un país, obligatoriamente tiene que no solo desarrollar los medios de producción mediante una industrialización a gran escala, en el campo y en la ciudad, sino, sobre todo, tiene que socializar los grandes medios de producción monopólicos en manos de los privados. Porque si no lo hace, corre el riesgo de sufrir, como lo estamos padeciendo en Venezuela, un bloqueo o sabotaje económico global, que hará chillar la economía hasta provocar el colapso del gobierno.
Una revolución que se declara en rebeldía con respecto al imperialismo yanqui no le esta permitido conducirse violando alegremente estos principios revolucionarios. Porque los colonialistas no perdonan los yerros, los explotan con creces a su favor.
Durante la era chavista entraron al país ingentes cantidades de dólares con las cuales se pudo transformar de raíz toda la estructura económica y social de Venezuela. Pero no se hizo. Eh ahí el meollo y origen de toda la debacle que estamos viviendo. Es por esto que el chavismo agoniza y el "congreso de la patria" no podrá salvarlo si elude esta tarea tan radicalmente fundamental.
El chavismo despilfarró toda esa montaña de riquezas y no hizo la revolución donde había que hacerla. Es un derroche que pone en evidencia no solo arraigadas contradicciones políticas, sino un desastroso y corrupto manejo de la economía. Se han violado todas las normas elementales de la economía política.
Esta situación se ha visto extremadamente agravada en el gobierno de Nicolás Maduro. No se aplicó en modo alguno la consabida formula de los ciclos de la economía que aconsejan ahorrar en los tiempos de prosperidad para no pasar calamidades en los tiempos de las vacas flacas. Ahora con todo desparpajo se evaden las culpas y amagan con hacer lo que no hicieron cuando realmente se podía.
A la flagrante subestimación de lo económico hay que sumarle otro asunto de no poca monta. Una vez en el poder la revolución chavista debió emplearse con sumo ahínco en el desmontaje de la estructura podrida del estado, históricamente al servicio de la burguesía parasitaria; no obstante, al contrario, se lo fortaleció a través del apalancamiento de una burocracia corrupta y contrarrevolucionaria.
Nadie en su sano juicio podría negar el manifiesto afán del gobierno de Obama por ponerle fin al gobierno de Nicolás Maduro. Sin embargo, nuestros graves problemas provienen más de nuestros propios errores e inconsecuencias políticas que de las acciones hostiles del imperialismo. Es por tanto, un acto de deshonestidad y manipulación ocultar las propias responsabilidades al respecto. Por ejemplo, achacar el agudo desabastecimiento y la incontrolable inflación a la guerra económica es no asumir con honestidad y decencia que no son más que la consecuencia directa de los continuados desaciertos políticos y económicos.
Las investigaciones del economista y profesor Manuel Sutherland, publicadas en Aporrea, nos han dotado de datos objetivos que muestran como la escases y la inflación están relacionadas no solo con la descomunal fuga de capitales (i) y la masiva emisión de dinero inorgánico incrementada en los últimos tres años (ii); sino, también, y sobre todo, con la naturaleza burguesa y corrupta del estado.
El siguiente cuadro publicado en el artículo de Manuel Sutherland (ii) muestra la evolución de la emisión de dinero entre los años 1999 y 2016.
Cuadro 1
Es un cuadro habla por si mismo. En tanto que el gobierno es el que ordena la emisión del dinero inorgánico, es el principal responsable de la inaguantable inflación que padecemos.
El gobierno emite dinero inorgánico para paliar los déficits ocasionados por anomalías en la economía, tales como la fuga de capitales, que ocurre impulsada por el régimen cambiario, que desata escases mediante fraudes en los procesos de importación. En el siguiente cuadro se evidencia como se estafa, con los dólares preferenciales, que recibe el sector privado de un estado estructuralmente corrupto. (i)
Cuadro 2
Es un cuadro que delata una relación entre la cantidad de dólares que recibió el sector privado para importar medicinas y lo que realmente trajeron en kilos. Es realmente vergonzosa esta relación. Muestra con crudeza como se produce fraudulentamente la fuga de capitales a expensas del país y el verdadero por qué de la escases, no solo de las medicinas, sino de todo lo que debería importarse y no se trae.
La fuga de capitales genera escases y déficits variados, lo que explica el creciente endeudamiento del gobierno. Se recurre a la emisión de dinero inorgánico para compensarlos internamente. Esta masiva emisión trae consigo graves dificultades, tales como una continuada devaluación del bolívar que se manifiesta en la incontrolable subida de los precios de todas las mercancías, incluyendo al dólar, que para adquirirlo son necesarios cada vez mas bolívares.
El gobierno irresponsablemente expande el gasto social emitiendo dinero inorgánico para salir de los atolladeros. Las políticas asistencialistas financiadas con ese dinero son ilusorias porque están hechas a expensas de un bolívar que cada vez vale menos. Esto incluye los continuados aumentos salariales y las contrataciones colectivas. Pura magia barata en la que Nicolás Maduro se ha convertido en todo un maestro, gracias a sus excelentes dotes como prestidigitador.
Toda esta situación explica por qué la inflación en Venezuela se parece mucho a un agujero negro, se chupa en un santiamén todos los incrementos de sueldos y salarios, pauperizando la vida de los trabajadores.
El gobierno esconde toda su responsabilidad en este desbarajuste echándole la culpa a la guerra económica. Empero, si partimos de las verdaderas causas de la fuga de capitales, que es de donde se generan muchas de las deformaciones de nuestra economía, nos percataremos de que la pifia parte del proceso de asignación de divisas preferenciales.
Camaradas, no es el imperialismo el que controla la asignación de divisas. No obstante, si tuviera el poder sobre quienes las reciben para que no traigan sus equivalentes en importaciones, entonces con no dárselas más sería suficiente como para neutralizar semejante potestad. Es decir, es obvio que la solución de raíz de este asunto no solo esta en la nacionalización de las importaciones, sino sobre todo, en la eliminación del actual sistema de control cambiario preferencial perforado por la corrupción.
Pareciera obvio, que no se llevan a cabo estas necesarias reformas porque existen poderosos intereses dentro del estado que se oponen tenazmente, porque sin dudas, se han estado enriqueciendo por esta vía tan perjudicial para todos los venezolanos de a pie.
Si el "congreso de la patria" no fuera pura escenificación teatral protagonizada por fantoches al servicio de todo este desastre, se plantearía con suma seriedad retomar el camino revolucionario emprendido por Chávez, cuestionando la actual política económica burguesa del gobierno, que esta provocando el acelerado empobrecimiento de nuestro pueblo; exigiría plantearse ahora emprender las tareas que produzcan una verdadera transformación revolucionaria en el ámbito de la estructura económica y social de Venezuela; además, y sobre todo, demandaría cambios profundos en la dirección, que empezarían, por supuesto, por Maduro y Cabello.