Revocatorio: ¿Tragedia o gloria para el chavismo?

La derecha opositora se lanzó a recoger las firmas para activar el referéndum revocatorio, pasaron a la ofensiva, no reconocerlo es reaccionar como niño que en las noches se arropa hasta la cabeza para luchar contra el monstruo que está en el closet, sólo que ahora el monstruo salió a la calle. ¿Qué hacer?

Lo primero, reconocer que están a la ofensiva, despertaron, y frente a esta realidad, reaccionar, actuar. No es posible seguir con la filosofía de la negación, "lo que niego, lo que ignoro, no existe", ese es el camino a la tragedia.

A la derecha externa, a ese ejército que se viene en ofensiva ¿qué oponerle?, ¿cómo enfrentarlo? Podríamos confiar, colocar las esperanzas en las trabas del CNE o del TSJ, y en esa batalla de siglas decretar la derrota política de la Revolución. O podríamos preparar la resistencia a la ofensiva, y en el futuro retomar la ofensiva del Chavismo. ¿Cómo hacerlo?

En el escenario se detectan dos reacciones principales del Chavismo que conducen a la tragedia. La primera ignora la situación, no hay descalabro en las filas del Chavismo, todo es fuerza, viento en popa, no hay peligro con el revocatorio, ellos no tienen con qué, despachan el peligro diciendo que no existe. La otra posición habla de hacerle frente a la ofensiva revocatoria, lanza gritos de guerra, pero no reconoce la situación ni propone cómo pasar a la ofensiva.

Es necesario construir una tercera posición, y la respuesta la encontramos en el Chávez de Santa Inés. Hay que responder a la ofensiva con fuerza, con decisión, moralizar al Chavismo, recuperar la fe. Para eso, es necesario una profunda autocrítica del gobierno, reconocer que se falló con la alianza con los capitalistas, llamar a la masa a una disciplina de guerra, explicar la situación crítica que vivimos, activar al Partido, a los gobernadores, modificar el gabinete, lanzar el gobierno a la calle, llamar a los chavistas históricos, abrir el balcón del pueblo y desde allí lanzar la proclama de resistencia a esta ofensiva. Se deben tomar medidas que le den credibilidad a las palabras. ¡Entender que la respuesta es espiritual y no material! La repartidera, las promesas, no pueden ser el centro de la reacción del gobierno; hay que reconocer los errores, rectificar da mejores resultados, conmueve más al Chavismo que repartir miles de tarjetas y de chips.

No es fácil, pero es el único camino. Podemos afirmar, sin ninguna duda, que ¡sin rectificación no hay triunfo posible! El chavismo corre grave riesgo, la situación es muy delicada pero tiene dos caras: la tragedia o la resurrección de la primavera; o se hunde o surge como una verdadera fuerza, y la dirigencia se consagra como dignos herederos de Chávez.

Es hora del grito ¡aquí no se rinde nadie! pero hay que darle razones, emoción, pasión; no es asunto de dos cuñas chimbas y declaraciones desteñidas o llamados vacíos.

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Toby Valderrama y Antonio Aponte

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