Crisis política o el chavismo sin golpe de timón

(Gobierno, Oposición y el PSUV como encantadores de serpientes)

La Patria venezolana- liderada por el Comandante Chávez- experimentó un tiempo axial. Un tiempo durante el cual los poderes creadores del pueblo, eclosionaron. Pues el Chavismo significó desde sus albores, la posibilidad cierta e irrenunciable de virar hacia un país otro, un país distinto al condenado por las nefastas políticas neoliberales, aplicadas por los innombrables representantes del puntofijísmo, y cuyo corolario se verifica en episodios desgarradores de aquella democracia manoseada como cascara vacía, siendo el caldo de cultivo de la rebelión cívico-militar del 4F, por demás legítima, necesaria y definitivamente heroica. De manera que alcanzado como fue el poder político por parte del gigante Hugo Chávez Frías, se inicia un renacer de las fuerzas patrióticas en Venezuela. Se emprende un proceso de transformación profunda con miras a la consolidación del Estado Comunal Socialista, bajo una serie de premisas esenciales, delineadas por el mismo puño izquierdo de Chávez en su discurso de fecha 12 de octubre de 2012, conocido como "Golpe de timón", así como en el Plan de la Patria. Dos aristas de una misma brújula hacia un fin: la construcción colectiva del Socialismo Bolivariano. Sin embargo, hoy –tras la siembra del líder de la Revolución- se observa con inagotable angustia como se navega hacia abismos, sin timonel que propine el golpe y evite el descalabro, desde hace rato avizorado y anunciado por gran parte de la tripulación.

Así las cosas y ante el contexto de país, que no es otro que el de una crisis generalizada, necesario es aseverar que esa crisis se sustenta en que Hoy en Venezuela no gobierna el Chavismo, Gobierna el "Diosdado-Madurismo", y esto tiene unas consecuencias que los venezolanos no podemos seguir pagando, esta "unidad" entre estos dos factores, termina siendo un reflejo de incapacidad y de odio, que no permite al gobierno tender puentes, buscar soluciones, ofrecer acuerdos, más bien con mucha inmadurez tanto gobierno como oposición insisten en navegar en las profundidades de la confrontación, llevando al país a una total incertidumbre.

El gobierno se encuentra en una situación terrible de liderazgo (impensable para el Chavismo hasta hace unos años atrás), de incumplimiento de responsabilidades con el país, un presidente que desde hace mucho perdió el respeto de la propia militancia del partido de gobierno (PSUV), por cuanto Maduro desatina infelizmente al creerse Chávez, y la comparación resulta una total afrenta para el imaginario militante de izquierda. En este mismo sentido, el deterioro en las filas del Gobierno y del PSUV, es sin igual. La militancia, y más allá, población venezolana perdió la confianza respecto a todo aquellas acciones que se emprendan para salvar la economía, impulsar la producción o crear condiciones de seguridad -que son los tres elementos principales donde gira la actual crisis venezolana-, toda vez que la desconfianza es directamente proporcional a la falta de liderazgo de Nicolás Maduro, y por ende del desastre en que se ha convertido su gobierno, donde la planificación es un concepto inejecutable, no existen verdaderas políticas ni programas diligentes, eficientes y/o eficaces; por el contrario, el gobierno se mantiene improvisando a ver si con suerte logra un milagro, y harto es sabido por el bravo pueblo venezolano, que en política no se puede depender únicamente de la providencia, sino de acciones concretas, de políticas públicas fundamentadas en las necesidades directas de la gente y sus circunstancias. Lo cantó antes que nadie nuestro Alí Primera: "A Dios rogando pero remando hasta llegar a la orilla…"

El PSUV, por su parte, está lejos de ser esa gran organización que se gestó con el liderazgo de Hugo Chávez, por allá en el 2008, antecedida por el MVR, el comando "Zamora", "Maisanta", "Miranda", etc. hasta que Chávez dijo que teníamos la necesidad de conformar un partido, un gran partido, que fuera la expresión de todos los movimientos sociales. Hoy todos los sueños de esos militantes se han derrumbado, y tenemos una organización política sorda a las palabras buenas, orientada por indolentes, que se escudan en lo legado por Hugo Chávez para no comparecer ante el desastre que han hecho en la administración pública, perseguidos por sus hechos de corrupción se esconden en el partido de gobierno, y se reparten cargos, de diputados, gobernadores, alcaldes, ministros etc. Especial mención merece señalar la aberrante necesidad de imponer gobernadores militares, por meros compadrazgos, es un fenómeno político que ha aniquilado la expresión democrática, participativa y protagónica de líderes regionales, que terminan siendo acechados por quienes manejan el partido en las regiones como si estuvieran en un gran cuartel, pues esto ha sido una constante del PSUV, acabar con los verdaderos líderes del partido en cada región mediante terribles imposiciones, llamadas por la dirigencia psuvista cooptación.

La lista que ilustra tales imposiciones se hace larga y por demás penosa, véase: Tarek el Aissami (en Aragua), Francisco Rangel Gómez (en Bolívar), Yalitze Santaella (en Monagas), Ramón Rodríguez Chacin (en Guárico), Ramón Carrizalez (en Apure), Rangel Silva (en Trujillo), Erika Farías (en Cojedes), Alexis Ramírez (en Mérida), Francisco Ameliach (en Carabobo), todos gobernadores sin ningún tipo de liderazgo en los Estados donde fueron impuestos, sacrificando a la militancia y reservándole el indeseado lugar del maltrato, la humillación y la persecución de quienes se creen dueños vitalicios del poder. Así observamos como error tras error, aun la junta directiva del PSUV no termina de asumir su desgarrador descalabro, al llevar a la militancia a huir a otros partidos del Polo Patriótico o incluso de la oposición, porque no hay espacio de discusión en el partido de gobierno. Todo esto tiene a un par de responsables: Diosdado Cabello y Tarek el Aissami, quienes se apoderaron del PSUV, causándole grave daño a aquel gesto fundacional de grandeza, pluralismo y fuerza formativa-organizativa; hoy es un partido herido de muerte.

Ahora bien, ser chavista en este momento, no es cualquier cosa, chavista debe ser llevar en el alma, el espíritu combativo, capaz de asumir la verdad por terrible que sea, y hablarle al país, con claridad, con responsabilidad, tener el valor y el coraje de confrontar todo lo que no esté bien. Nuestro país, necesita urgentemente de un nuevo liderazgo chavista, que adecente el país, las instituciones, que se atreva definitivamente a proponer un nuevo Estado, que es posible si los venezolanos nos encontramos con mucha fuerza en un proyecto unificador, glorioso, más allá de intereses partidistas; sólo así lograremos refundarnos en el pulso Chavista. Debemos entonces echar el miedo a la espalda, quemar las naves unas vez más y luchar hasta vencer, no obstante, previo hay que procurar el "Golpe de timón" y salirnos todos los venezolanos y venezolanas de la falacia de la confrontación, cual maroma o artilugio para encantar a las serpientes.

Recomiendo leer la carta de renuncia de Fabricio Ojeda al congreso de la República, muy vigente hoy día.

Ex Diputado a la Asamblea Nacional Por el Estado Apure.

Ex Presidente de la Sub. Comisión de Cultos y Regímenes Penitenciarios de la AN

Correo: Jufraga12@gmail.com

Twiter: @jufraga12



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