Otra vez el gobierno nos habla de guerra, de invasiones, de peligros extranjeros, comportándose como el niño que hizo desastres en la cocina y acusa a la hermana, a la empleada; los más creativos inventan amenazas de lobos y monstruos. Qué extraño este gobierno que nunca se equivoca, no rectifica nada, al contrario, afirma los decretos y conductas que a vista de todos no funcionaron.
El gobierno trata a la invasión, a la guerra, como irresponsable recurso para evadir errores y, lo que es peor, para chantajear a los chavistas: el que critique, disienta, el que diga que "eso es mentira", que el Rey está desnudo, es calificado de traidor a la Patria y sabe Dios qué le puede pasar. Es necesario, urgente, que volvamos a la realidad, por más incómoda que sea; el triunfo sólo será posible si es afincando en una profunda autocrítica, una rectificación.
La realidad incuestionable es que la política que el gobierno quiso aplicar murió al nacer, no arrancó: el gobierno intentó una alianza con cisneros y mendoza, con el capitalismo más importante, se habló de la necesaria alianza para elevar las fuerzas productivas, y desde ese día hasta hoy sólo hemos cosechados fracasos, ahí están, sentidos por todos, no es necesario nombrarlos. El gobierno no ha rectificado, la política, la estrategia sigue siendo la misma: "alianza con los capitalistas", una especie de tercera vía, de capitalismo con rostro humano, la socialdemocracia los guía. Los motores son la misma medicina, un poco disfrazada con conuco urbano y el resucitar de la ruta de la mermelada, con esas ilusiones de huerto escolar se intenta tapar el estímulo, la entrega, al capitalismo.
Pero la realidad es terca, sigue su rumbo de deterioro, no la paran falsas riendas; y las excusas insustanciales del gobierno cada día lo arrinconan y lo obligan a deslizarse a terrenos de más represión, por ahora se mantiene en la acusación desproporcionada y sin base, este camino peligroso conduce a barbaridades.
El gobierno debe entender que guerra económica, invasión, ataques de los voceros extranjeros, que almagros, uribes, tienen un solo nombre, ¡capitalismo!, y tienen una sola manera de enfrentarlo, Socialismo. No es posible combatirlo desde el capitalismo, así no convence y no hay victoria. Son tiempos definitivos, se es revolucionario o se es capitalista, las oportunidades de la socialdemocracia, de discursos encendidos y prácticas de bomberos, se terminan.
El Chavismo, debe aceptar que, o abandona el campo reformista y se adentra en el campo revolucionario, como nos dice Fabricio, o no habrá milagro ni Patria. Debe sincerar la situación, no es posible seguir invocando a un pueblo que vota por la mud, de poder comunal que no marcha, eso no está funcionando, debe aceptar que cada día las masas se alejan aturdidas de tanta falsedad.
Una vez más se llama a los militares a prepararse para una invasión, y una vez más debemos decir que esa preparación debe comenzar por darle a la masa razones sagradas por la cuales luchar, moralizarlas. La doctrina militar dice que la moral decide la contienda más que el equipamiento y la fuerza material; de no ser así, todavía seríamos colonia española. Y esa fuerza sólo nos la puede dar el Socialismo, el auténtico legado de Chávez.