Y, cada día más loco

El grado de locura al que nos quieren someter, está alcanzando niveles insospechados. A propósito de las palabras de Mujica, Venezuela está de hospital psiquiátrico, y esto debido a lo complicado que resulta predecir el futuro político de la nación, porque para hallar respuesta a los principales problemas que agobian a la población, primeramente ha de encontrarse el camino que nos saque del laberinto político, en el que estamos vagando.

Los sobresaltos psicológicos que sufre el ciudadano común, representan una gran carga emocional, que muchas veces hace perder las perspectivas sobre la realidad, sobre lo sensato y lo insensato y hasta la lucidez para determinar la coherencia de lo que ocurre en nuestro país. La angustia de la escases, la ansiedad en las largas colas, la incertidumbre de la ola de rumores de saqueos, la frustración de la pérdida de poder adquisitivo, la impotencia que causan los bachaqueros y rebachaqueros, el temor hacia el hampa y la zozobra ante el desconcierto político nacional, son elementos suficiente para desequilibrar hasta a el humano más sano psíquicamente.
Todas estas emociones juntas, pueden conllevar a la desrealizacion o alteración de la percepción del mundo exterior de cada individuo, y este es el caso de muchos venezolanos, porque sentimos que estamos en una pesadilla de la que queremos despertar o creemos que la realidad no puede ser verdad. Y así muchas otras situaciones.

Los medios de comunicación también hacen su aporte para trastornar a su audiencia, verbigracia, las declaraciones de uno de los más connotados sicarios del fallecido narcotraficante Pablo Escobar. En Venezuela, cualquier personaje extranjero, no importa su pasado oscuro y macabro, puede opinar sobre la vida política del país (Mujica, Uribe, Popeye, etc). Con el personaje de Popeye, los medios montan un velo alrededor de su violento pasado, y se le presenta a la sociedad como un hombre arrepentido y con el suficiente capital moral para opinar sobre asuntos internos de la política venezolana.

No se trata de justificar o defender a un Diosdado Cabello, el sabrá como defenderse si tiene deudas pendientes con la justicia, pero es evidente como se trata de desconocer la realidad del pasado de un individuo que junto a su jefe en la década de los 80, le declaro la guerra al Estado Colombiano, cobrando la vida de miles de inocentes y otros no tan inocentes, y consecuentemente se presente a este nefasto personaje como alguien con un alto nivel moral para opinar sobre Venezuela y sus problemas. Esta es la desrealizacion estimulada por los medios, en la que la inmoralidad se transforma en moralidad, a través de argumentaciones legales, tales como haber cumplido una condena de 23 años, como si esto fuera suficiente para mitigar el dolor que se le causó a miles de familias colombianas.

Por otra parte Uribe invoca invasiones sobre Venezuela, y el Pepe dice que estamos locos, y quizás ambos tengan razón, porque puede estar ocurriendo que los venezolanos estemos padeciendo alguna alteración de la percepción de la realidad y ya estemos invadidos por ese contingente de paramilitares que en Colombia no lograron adaptarse a la sociedad por ser estigmatizados y discriminados y no les quedo otro camino que retomar el camino de la delincuencia en los estados fronterizos y más allá, o estemos locos como dice Mujica, al vender petróleo al Uruguay para que nos paguen de manera flexible en 15 años y con alimentos.

*Directivo del sindicato de trabajadores de FCA Chrysler

 



Esta nota ha sido leída aproximadamente 3281 veces.



Noticias Recientes:

Comparte en las redes sociales


Síguenos en Facebook y Twitter




Notas relacionadas

Revise artículos similares en la sección:
Trabajadores Aporreando


Revise artículos similares en la sección:
Actualidad