En Venezuela están todos Locos, decía galopante el uruguayo. Y, efectivamente, estamos locos. Y no es aquella locura divina que enaltece la creación y que forma y que construye y que erige edificaciones y que exalta la formación, el ser ¡No! Estamos locos de locura malsana, aquella que desgasta, que advierte, que cumple, que mata, estamos locos de locura aniquilante de pueblo, estamos locos por no querer ver, por hacernos los sordos, por cerrar los ojos ante nuestra propia desidia. Estamos locos de remate.
Pedimos a gritos justicia salarial en todos los ámbitos del quehacer social. Creemos que esa es la solución. En cambio no vemos cómo nos enmohecemos a nosotros mismos. Lanzamos la puñalada en el ombligo del vecino. Nos cortamos y entrecortamos a nosotros mismos.
Estamos locos de promesas, estamos locos de estafas politiqueras en esta polarización política que nos está matando. Estamos locos de acciones nefastas de lado y lado que pretenden siempre medir su poder. Estamos locos por seguirles el juego. Locura que está fulminando al pueblo.
Y en esta locura, agonizante de espíritu, no terminamos de comprender la fortaleza de la unión como herramienta prioritaria de lucha contra la locura.
Los escenarios están dados para la reacción de un pueblo unido, pero estamos tan locos que no queremos ver, no queremos hacer y no queremos entender.
No en vano, la fuerza de un contingente humano, ha logrado cambios estructurales en el mundo. Pero hay que comenzar por cambiar nuestra conciencia, por movernos dentro de esta locura psicosocial, para engranar las piezas en función de metas comunes que resguarden los intereses de la mayoría que somos todos.
Cambiemos la esencia de esta locura generalizada, hagamos con ella la más grande manifestación de creatividad. Unámonos para conseguir arrebatarles a los estafadores de pueblo, a los especuladores sociales, el poder que les hemos entregado para que controlen nuestros alimentos y con ello nuestros sueños. Reactivemos el poder de la unión para conseguir la fortaleza de la victoria ante tanta locura malsana. Somos más, seamos más en la unión, seamos más locos que ellos por creer que sí se puede, soñemos, pensemos, planifiquemos y actuemos desde nuestras bases, desde nuestro espíritu libertario y entonces, bien podríamos decir con certeza que Venezuela está loca de remate por creer y por hacerse grande en la unión.
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