Crónicas de la calle

Sensación térmica

No se trata de salir a marchas organizadas por el partido con asistencia de miles de militantes comprometidos, funcionarios o no. Eso es muy sabroso. Pero a muchos camaradas en cargos de dirigencia como que les vendría bien no contar con el carro oficial con aire acondicionado. Chávez siempre lo dijo, y Nicolás también lo repite: Hay que sentir lo que siente el pueblo en su cotidianidad. Ser pueblo.

Que viajen en camioneta por puesto. Que tengan que hacer una cola en un terminal de noche para un viaje extraurbano. Mejor aún, que hagan su cola para comprar algún bien básico. Y no se trata de desearles ningún mal, al contrario. De lo que se trata es de que tengan una percepción de la realidad que no nazca de cifras en tablas ni presentaciones en Power Point, para que entiendan que esas colas serán cualquier cosa menos sabrosas. Con mayor cercanía a la realidad de las mayorías tal vez pudieran ver con más claridad dónde están las prioridades de la gente, y así tomar decisiones más acertadas.

Escuchar al pueblo sufriendo a veces es duro, porque nos golpea en nuestras posiciones cómodas. Es importante que nuestras convicciones se sacudan para ver qué tan firmes son. Sin miedo. Porque cuando has pasado 6 horas desde la madrugada haciendo una cola y no logras comprar lo que buscabas, terminas despotricando de todo, como el señor que se montó esta mañana en la camioneta donde yo iba. Por supuesto para él todo era culpa de Maduro y deseaba que el gobierno cayera. La guerra económica, esa brutal realidad, busca afectarnos en nuestras necesidades Y EN NUESTRA EMOCIONALIDAD. Con esa rabia no hay posibilidad de razonamiento, y eso es lo que buscan. La cosa es que nuestra respuesta es muy racional: datos, explicaciones y esas cosas que explica gente cómodamente sentada en medios que sólo vemos quienes ya estamos convencidos, mientras que la derecha lo que busca es más simple: que la gente se arreche. Lo han estado logrando y ya han cosechado frutos: El 6D, por ejemplo. Y obtienen sus logros cada día, con cada persona frustrada como el señor de hoy.

Nos burlamos porque no convocan grandes concentraciones, cuando su táctica es otra: justamente, de bajo perfil, alimentar la rabia cotidiana para luego cosechar, el día que toque pararse frente a la maquinita electoral. Es por eso que necesitamos con urgencia, no solo explicar con detalle las bondades del cambio de modelo económico que se está buscando, muy vieja tarea pendiente que por fin parece que se está asumiendo, sino emocionar al ciudadano de a pie con medidas contundentes, muy difundidas. Darle un uso más emocional a los medios, por favor, no tanta gente sentada en una silla analizando las cosas como si el 6D no hubiera existido. EMOCIONAR A LA GENTE. Eso lo hacía Chávez, como cuando abordaron el Pilín León, mostrar fuerza, pero de verdad, que la gente se sienta acompañada.

Sentirse acompañado. Hay una diferencia entre la temperatura y la sensación térmica, hablando del clima, que también se aplica a lo social. No soy un experto en la materia, pero no basta decir racionalmente que estamos a 26 grados si los medios convencen a la gente que la sensación térmica es de 40 grados y subiendo. Y si el azúcar la consigues a 5 mil bolos (si la consigues) la cosa está caliente. Es guerra no convencional, requiere respuestas no convencionales. La nueva Misión de Abastecimiento Soberano va por la vía que es, pero la gente quiere y necesita ver y sentir que la actuación del Gobierno Revolucionario le impulse a gritar con ánimo: ¡Así es que se gobierna!


 



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