Pensando a la ciudad y el pensamiento alternativo

La ciudad normalmente ha sido un lugar donde su crecimiento está definido por sus pobladores, sin embargo, son sujetos pasivos en las propuestas de planificación urbana del municipio en la oficina de los tecnócratas. En tal sentido, su crecimiento obedece a un patrón desordenado, sin planificación y la mayoría de las veces, la ciudad crece en la medida que crecen las invasiones, como mecanismo de coacción de obtención de vivienda, aparejada por mecanismos de negocio ilícito de capitalización de renta inmobiliaria.

De igual manera, el crecimiento anárquico de la ciudad obedece a un continuo proceso de emigración campo-ciudad y últimamente ciudad-ciudad, cuyos pobladores arrastran sus conceptos, modus vivendi y toda su lógica de pensamiento. Al Estado no tener una visión de ciudad y de su crecimiento alternativo, el que la impone es su población. Como resultado de ello, se observan patrones de crecimiento desarticulados y desfragmentados con toda su lógica anárquica, que se puede observar en la marginalidad, la insalubridad, la violencia urbana, la criminalidad, los problemas de salud y el tráfico de drogas.

Por otro lado, existe un crecimiento de la ciudad que esta permeado por la lógica del mercado y su máximo beneficio, mediante la cual el centro comercial y los denominados malls parecieran ser los principales referentes, a los que se le adiciona, la construcción de gated communities, es decir complejos habitacionales cerrados y privados donde se concentra la población más rica de la ciudad, a los cuales, E Morín denomina "muros de la vergüenza" que esconden los espacios de pobreza y miseria creciente. En estos espacios cerrados, verdaderos bunkers-dormitorio la vida discurre apacible, desfragmentada y alejada de todo el batiburrillo adyacente, del caos existente, por lo que su vida se torna aburrida y melancólica y se genera un caos soportable.

Igualmente, los planificadores y urbanistas gubernamentales y privados enmarcan su diseño en las denominadas ciudades dormitorios, como una clara expresión de dependencia centro-periferia que ha permeado el desarrollo capitalista de los últimos 50 años. En estas ciudades dormitorios se observa la inexistencia, en muchos de los casos, de parques temáticos, centros culturales y artísticos, centros deportivos y más aún centros para el desarrollo y emprendimiento económico-productivo, mediante la cual sus habitantes puedan desarrollar sus propias potencialidades y las del entorno.

En otro orden de ideas, la movilidad de la ciudad está diseñada, si se le puede llamar así, para suplir las necesidades de la población de mayor a mediano ingreso en detrimento de la más pobre que no posee un coche o motocicleta. El sistema constructivo vial (avenidas, calles, autopistas, etc.) carecen de vías alternas donde el peatón, el ciclista, la patineta y otros mecanismos de tracción de sangre puedan, organizada y libremente transitar, sin que perjudique la vida del chofer por arrollamiento o choques. No conforme con ello, existe pocos espacios donde tales personas puedan ejercer su libre desplazamiento como mecanismo de diversión y ejercicio físico. Como resultado de ello, la ciudad se convierte cada día menos habitable y se ha convertido en dependiente del automóvil con sus efectos nocivos y contaminantes al ambiente, en especial el aire.

Desde otra perspectiva, nos encontramos con los espacios de carácter histórico de la ciudad, entendida esta como los sistemas constructivos que datan desde la colonia y de los últimos cien años, que han estado sometidos a la intemperancia del tiempo atmosférico y al abandono gubernamental por la escasa a nula regulación impuesta. Estos espacios de valor histórico-cultural han sido atacados por la vorágine del mercado y el negocio capitalista, en muchos de los casos, y en otros, abandonados a su suerte por sus antiguos dueños, quienes "engordan" tales espacios para la venta suntuosa en el mercado inmobiliario. Estos lugares hace 50 años, más o menos, eran el centro de referencia y encuentro de la gente de la ciudad cuyo epicentro era la plaza central con sus calles adoquinadas y su comercio de proximidad en pleno apogeo. En la actualidad, tales espacios han dejado de ser por la invasión capitalista, y por el crecimiento excesivo de centros comerciales con sus vitrinas de productos para el consumo suntuoso e innecesario, en su mayoría.

Para Morín E (2011), la ciudad no puede dejarse al libre arbitrio de los promotores, los constructores, los tecnócratas y los políticos desculturizados, en el contexto de un mercado abocado al máximo beneficio. Un ser vivo complejo como es la ciudad necesita ser pensado una y otra vez. En ese contexto, pensar la ciudad es reflexiva y auto reflexiva, referente y auto referente; vale decir el ser humano debe ser el centro de atención en la toma de decisiones de la ciudad o de los pensadores de la ciudad. Estos pensadores se deben alimentar de los paradigmas y enfoques que el ser de a pie, de barrio, de la comunidad y de los grupos sociales emergentes tiene sobre ella. La ciudad no es una simple proyección sobre el suelo de relaciones socioeconómicas, sino de múltiples relaciones, de constructos, de los mitos fundadores o arquetipos del imaginario colectivo, mencionados por Morín.

En ese orden de ideas, cabe destacar cual debe ser el modelo de ciudad del futuro, y no hay más que retornar a los principios de una ciudad saludable con criterios etnoecológicos, tales como la preservación y rescate de las identidades culturales, el reciclaje, regeneración y auto regeneración, solidaridad, bien común, espacios de proximidad a través del mercado local y su red de economía productiva artesanal, zonas de encuentro para la tercera edad, los discapacitados, los niños y niñas, los jóvenes y adolescentes, estos últimos quienes en la actualidad concentran toda su energía en actividades propias de la moda intergeneracional a través de los denominados Malls, Centros Comerciales y Discotecas con sus modernos celulares y sus sistemas descomunicativos.

De allí que pensar la ciudad debe ser una alternativa a la barbarie, a la descomunicación y la alienación; pero más aún debe ser una fuente de inspiración y para la toma de decisiones y acciones tanto de la sociedad civil como del Estado para que la ciudad se reconstruya sobre la base de una estructura de pensamiento que podríamos llamar Alternativa, regeneracional e inspirativa cuyo centro sea el hombre.

En tal sentido, en el transcurso de esta serie de artículos que le estaré ofreciendo semanalmente, estaremos presentando propuestas y acciones sobre la ciudad y el pensamiento alternativo que se están desarrollando en el ámbito mundial y que servirán de orientaciones tanto a los entes gubernamentales y la sociedad civil en general.

Agro ecólogo y Pensador desde la Complejidad

Correo:joseruif@yahoo.com



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