Perogrulladas

Influencias artísticas

En diversas oportunidades nos hemos encontrado con artistas que expresan genuinamente lo que sienten, en una pura expresión emotiva que desde el romanticismo se denominó el arte por la gracia del arte, el arte por el arte mismo y más comúnmente: el arte por el arte (denominado “le art pour le art” por los poetas del Parnaso, donde algunos suman a la poesía irreverente de Charles Baudelaire, el jardinero de “Las Flores del Mal”; aunque este, según la historia del arte, es más bien con Mallarmé, Verlaine y Rimbaud; un poeta maldito; y al igual que los nombrados, un precursor del Simbolismo).

La expresión poética, musical o artística plástica, genuina pero nueva, se consigue con una inmensa barrera, ya que al ser heredera de miles de años de civilización o cultura (tomando las expresiones rupestres de más vieja data como escritura: expresión gráfica humana que transmite información); fácilmente conseguirá manifestaciones anteriores muy parecidas, que llevarán al espectador a considerarla influenciada y peor aún, plagiaria. A pesar del principio de que nadie parte de cero y en contra del mismo, en algún momento un indígena Yanomami, en la oscura noche de la profunda selva amazónica, tocado por sus divinidades, en un intenso arrebato poético, con total desconocimiento del Nobel chileno Neptalí Reyes Basoalto, el mismo Pablo Neruda; comienza su canto diciendo: “quiero cantar los versos más tristes esta noche”.

Cómo explicarle que ya otra persona dijo más o menos lo que ha dejado expuesto de su alma ?. Peor … descalifica esto su creación?. Es imposible la coincidencia?. Años atrás, algunos detractores del escritor Rómulo Gallegos, luego de la publicación de una de sus más importantes obras, Canaima, publicada en el año 1935, se atrevieron a decir que se trataba de una copia o plagio de otra novela antes publicada por el escritor colombiano Eustacio Rivera, denominada La Vorágine, publicada en el año 1924. Y no es más que revisar ambas novelas para conseguir solo dos puntos de encuentro: la selva amazónica. En La Vorágine, a nuestro modo de ver, una historia de amor, Arturo Cova , personaje principal, atraviesa la selva amazónica tras el amor de su vida: Alicia, que es el motor de la historia. Canaima en cambio, es el encuentro de Marcos Vargas, educado formalmente, primer personaje principal; con el otro gran personaje principal de la novela: la selva del Orinoko, en plena tormenta, y donde el shamán de la tribu de la princesa Aymará, nos dice en una alucinante profecía de esperanza “…los ríos corren hacia sus nacientes”.

En el arte musical, hoy por hoy, es aún más difícil que las creaciones no se parezcan a otras. Sergio Mendes, de Brasil, en la mitad de la década de los sesenta, creó todo un nuevo estilo al fusionar música pop y jazz con ritmos brasileros, deleitándonos con su Brasil 66. Incluyó temas pop, principalmente de The Beatles, el inolvidable The Fool on the Hill (El Tonto de la Colina), es un clásico; con aires de Bossa Nova. Para 1968, aquí en Venezuela, se le atribuía al maestro valenciano Aldemaro Romero, la creación de un movimiento musical denominado Onda Nueva, no obstante que todo género musical es en principio ritmo, sobre el que luego se monta la melodía gracias a la harmonía (con h me gusta más, por la etimología, que además no sé porqué se perdió); así, musicalmente lo que existe en principio son ritmos: de salsa, de bolero, de blues, de jazz etc., siendo entonces que el maestro Frank Hernández, baterista de la Banda del Maestro Romero, es también padre del ritmo de la Onda Nueva, ya que como baterista tuvo muchísimo que ver en su estructuración.

Se llegó a expresar pues, una marcada influencia de Sergio Mendes en el ritmo fundado por los maestros Aldemaro Romero y Frank Hernández, siendo que el primero está cimentado en Bossa Nova y Jazz, y el nuestro en Joropo y Jazz, que a nuestro modo de ver lo distancia en enorme medida. Además, escuchar las creaciones del maestro Evencio Castellanos, sobre todo el homenaje que le rinde al Maestro Antonio Lauro, ejecutado por nuestro universal Maestro Alirio Díaz (salve Maestro!); nos evidencia que más bien de allí hubo un antecedente de este sabroso ritmo (disculpen la parte gourmet musical, no pude contenerla por gráfica , precisa, y hasta visceral); dato que días atrás nos apuntaba el maestro marabino Lorenzo Camejo.
Nos resulta aún más difícil a quienes queremos escribir sobre cuentos, anécdotas y leyendas de nuestros pequeños pueblos no incurrir en notable parecido con los escritos del Gabo, con nuestro más projundo respeto y distancia, claro, su Macondo es sin duda, Latinoamérica toda. Es evidente el realismo mágico de la lírica del tema El Espanto del grupo larense Carota, Ñema y Tajá, e incluso de su tema El Cardenal.

Y si recordamos las narraciones contenidas en la columna Tinglado Humano, en el muy lamentablemente extinto El Diario de Carora, a cargo de nuestro eximio Maestro caroreño, Antonio Crespo Meléndez, a pesar de su autenticidad y genuidad, también sentiremos retazos del movimiento en comentario, y en este caso ¿Quién influenció a quién?. Pero (siempre hay un pero); también están los que no fueron influenciados, los que no se ubican en ningún movimiento artístico, y que son, sin cliché a lo Bretch, indispensables… están los Vargas Vila, con sus “Los Discípulos de Emaús”, con su repugnancia por el clero…con su asco por los críticos ….. y por supuesto el monumental Jorge Luis Borges, inubicable, con fuentes inasequibles, incomprensible en su “Historia Universal de la Eternidad”, y mágico en su paradójicamente complejo y simple “El Aleph” . En síntesis, no nos queda más que dejarnos llevar por la libertad de la creación, el resto… es del mundo.

Enviado a través de ggraterol@gmail.com


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