La pírrica victoria del NO en Colombia tiene muchas lecturas. Mi análisis parte de los conocimientos que tengo del medio rural colombiano.
La primera puñalada al proceso de paz que tiene lugar en Colombia, se la dio el propio presidente Juan Manuel Santos. Porque un país con 50 años convulsionados por una guerra fratricida donde, desde parte y parte, se han cometido toda clase de exabruptos y con una sola victima constante: el pueblo humilde colombiano, es insólito que el presidente pretendiera refrendar el proceso de paz con un plebiscito. Ese es el primer error y que clase de error.
Todo el mundo sabe que los procesos eleccionarios en Colombia no tienen ninguna garantía de representar las soluciones a las verdaderas necesidades del pueblo colombiano y mucho menos son la alternativa democrática para que el pueblo tome sus propias decisiones.
¿Cuantos concejales, diputados, senadores, gobernadores, alcaldes y hasta presidentes colombianos han sido catapultados a esos puestos por el narcotráfico y los perros de la guerra encabezados por el tiburón mayor del norte?
No se puede ignorar que esa guerra se inicio en Colombia con la muerte de Jorge Eliecer Gaitán, a quien le impidieron ser un presidente de Colombia con ideas revolucionarias, de la forma más atroz, quitándole su propia vida.
Se debe recordar que pasó con el candidato presidencial Luis Carlos Galán, con Carlos Pizarro y el genocidio cometido contra la Unión Patriótica para evitar así cualquier posibilidad de que a la presidencia de Colombia llegaran ideas revolucionarias o socialistas.
Quien conozca un mínimo de la historia de Colombia, sabe que estoy hablando de una verdad tan grande como una catedral. Creo que la historia social y política de Colombia esta marcada por el signo de la antipatria desde mucho antes de la misma independencia.
A mi entender, pareciera que fue en La Nueva Granada, donde quedo siempre arraigada la semilla colonizadora y los peores sentimientos de patria que sembraron los bandidos españoles en cualquier sitio que hallan invadido en esa época.
Tan así, que el propio Libertador Simón Bolívar no pudo terminar de encausar el proceso revolucionario que soñaba para la América toda y fue desde Colombia donde se inicio el fin del sueño suramericano de la Patria Grande.
La muerte del Mariscal Sucre en las montañas de Berruecos, fue la primera dosis del veneno que le inocularon a Bolívar en Colombia para acabar con su vida y matar su sueño.
La elección del día de ayer tenía muchísimos enemigos, y repito, no era necesaria para refrendar un proceso de paz que apenas esta naciendo después de tantas muertes y tanta miseria que ha tenido que cargar en sus hombros el pueblo colombiano.
El mayor enemigo del proceso de paz en Colombia no es un señor genocida, que seguramente ahora dirá que él es el gran ganador y debe volver a ser presidente de Colombia, inexplicablemente la justicia colombiana a encerrado a casi todos sus compinches pero a él no lo ha tocado ni con el pétalo de una flor. Él, es simplemente un peón del ajedrez imperial.
Realmente el gran enemigo del proceso de paz en Colombia es el pentágono y su visión guerrerista del mundo de hoy.
Es ingenuo pensar que un país que tiene tantos intereses en la guerra y el narcotráfico en Colombia como lo son los EEUU, acepte sin más ni más que la paz llegue a Colombia y a toda la américa latina.
Nada más piensen por un momento, ¿que haría EEUU con sus siete bases militares en Colombia, desde donde puede invadir cualquier país de Suramérica y el Caribe, cuando se concrete el proceso de paz?
Analicen: ¿Cuánto le cuesta a EEUU, mantener esas siete bases militares y de donde sale el financiamiento para que estén allí por años?
Y peor aun para los EEUU, ¿Qué pasaría en Colombia y en Suramérica al concretarse el proceso de paz y llegar al poder un gobierno revolucionario en ese país?
El enemigo de la paz en Colombia es colosal, pero es derrotable. Vietnam nos lo enseña.
El enemigo de la paz dará la pelea por la guerra hasta el final, pero la decisión inquebrantable del pueblo humilde de Colombia lo conducirá a la paz.
Siempre recuerdo estas palabras de Fidel: “Nosotros consideramos que este continente tiene en su vientre una criatura que se llama Revolución, que viene en camino y que inexorablemente, por ley biológica, por ley social, por ley de la historia tiene que nacer. Y nacerá de una forma o de otra. El parto será institucional, en un hospital o será en una casa. Serán ilustres médicos o será la partera quien recoja la criatura. Pero de todas maneras, habrá parto”.
EN COLOMBIA HABRÁ PARTO.
HABRÁ PAZ.