Editorial Frontal 27

El llanto de los borregos

 ¿Recuerdas aquella expresión de Spinoza en la que los hombres luchan por su servidumbre como si se tratara de su libertad? (salvación). El mismo Wilhelm Reich en su obra lo señala: ¿Por qué deseamos al amo? ¿Qué dispositivos operan en nosotros, inconscientes, que nos arrastran a perseguir caminos y procesos autodestructivos y gozarlos? Descifrar ese enigma es hoy prioritario y urgente

Roberto

 

Prosiguen los diálogos, apoteosis del orden colonial-rentista...¿Se sienten mal,ustedes, grupos chavistas que querían ver a Henry Ramos Allup en prisión, a la Asamblea Nacional disuelta, a los partidos de la oposición ilegalizados, y así declarar un gobierno revolucionario de emergencia que termine de dar al traste con la “democracia burguesa”? ¿O se siente mal la mayoría opositora a la que, por el contrario, se le truncó la última ilusión de salir en millones otra vez hasta Miraflores para que a Maduro no le quedara otra salida que tomar un avión que lo llevara a La Habana o a Moscú, o al menos un referéndum inmediato gracias a la presión inconmovible de la valiente MUD?. ¿Se sienten mal en la nubareda declarativa de la izquierda crítica, chavista, democrática y constitucionalista que en definitiva tomó una posición que ahora se darán cuenta que dependía absolutamente de la disposición de “lucha democrática” de una derecha mas reaccionaria que el papa Pío XII, amigo de Mussolini y Hitler? ¿Será posible que nos demos cuenta, nosotros y nosotras borregos, cómo el inconsciente humano opera bajo una premisa absolutamente destructiva e histérica? ¿Se darán cuenta cómo entregamos nuestra soberanía a amos que se ponen las caretas de nuestras caras hasta que, por cualquier nueva eventualidad, se las quitan, delatando su verdadero papel, y hasta que ya no quede más nada que hacer sino resignarse ante las ilusiones creadas en nuestras propias cabezas? ¿Estará claro como una y otra vez somos jalados como borregos?

Hoy Venezuela está colmada por el llanto de los borregos, pues indistintamente del polo en el que se esté, hemos sido absolutamente defraudados por los respectivos liderazgos y, en este momento, viendo cómo en los últimos días nos encontramos ante una descarada intervención de los dos principales poderes mundiales –al menos en el mundo occidental–: el poder religioso de la iglesia católica, comandada hoy por los jesuitas, y el poder político, económico y militar de los EEUU, que vinieron a poner “orden” y a recordarle a cada uno de los actores no solo quiénes mandan en este mundo, sino su deber para con ellos. Tremenda decepción, ¿no? Mientras tanto Maduro, en esta misma dirección, hay que reconocerle, ha podido lograr el milagro de conservar la unidad básica del chavismo –la del chavismo clientelar, pasivo, desarmado, el único verdaderamente visible–, sostenida en todos los referentes revolucionaristas que hacen parte de un capital simbólico construido todos estos años, a pesar de desplegar una política, que cada día que pasa, se hace evidentemente más promonopólica y cada vez mas apegada a la geopolítica yanqui frente a los grandes conflictos mundiales, particularmente en el Medio Oriente.

Ya hasta las mismas juntas de abastecimiento PAC, beneficiando a los grandes contrabandistas, gobernadores y poderes militares y civiles que controlan el abastecimiento, venden a precio de bachaquero y, peor, mientras los pendejos nos calamos colas de ocho horas para terminar humillados dentro de semejante red mafiosa, comprando el peor arroz colombiano a 3 mil bolívares el kilo. ¿Cómo se llama eso?: un descaro sin vergüenza en función de beneficiar todo lo que sean pequeños y grandes nudos de acumulación de capital cercanos a los intereses de esta burocracia, o a ellos mismos directamente. La oposición, por su parte, logró también una gran meta, que fue la de contener la inmensa indignación, y ahora la furia nacional, que nos ha creado esta calamidad que estamos viviendo, para canalizarla a los fines que solo atañen a sus intereses que son los de volver a ser la clase política dominante del país, y planteando un recambio de poder hacia una opción netamente derechista tipo Macri, tipo Temer y hasta tipo Uribe, o la “paecista” de Ramos Allup. Han puesto a millones de “odiantes de este gobierno con toda la razón de su odio” a fundirse en el deseo de un nuevo amo que solo tenga la careta de cualquiera de los liderzuelos opositores.

Fundir la potencia rebelde en un nuevo deseo de amo es su gran logro político. Sin embargo, a pesar de lo que parecieran diferencias, ambos polos se convirtieron en una sola maquinaria que, entre insultos mutuos, terminaron colaborando en un mismo objetivo que fue desarmar totalmente al pueblo venezolano y garantizar, con la derrota del mismo, que se legitime el proceso de acumulación del capital más sucio, mafioso y corrupto que se haya producido en este país en más de 100 años. Se trata nada menos que de la apropiación directa de más de 400 mil millones de dólares por parte de estas cúpulas de la autocracia blanca o roja, o del color que le queramos poner.

Pero el llanto de sentirse utilizados no vale para nada si logramos vernos ante la verdad más trágica de toda esta historia: se trata del mayor desfalco hecho sin precedentes a la clase trabajadora y a la nación entera.

 

El mal fundamental está hecho

Por tanto todo es explicable si entendemos que ya se hizo el mal fundamental que hace 4 años parecía imposible, aunque las bases subjetivas de la derrota ya estaban puestas. La clase trabajadora está pagando el mayor desfalco, repetimos, generado en la historia republicana de Venezuela por parte de las elites económicas, políticas y militares, de derecha e izquierda, pitiyanquis, patrióticas o bolivarianas –hoy cualquiera de estas palabras ante lo real no valen ni un centavo– con la reducción drástica del 2 mil por ciento de su propio salario.

Es decir, todo el bloque dominante usufructuó lo que era la renta milmillonaria, y lo que viene ahora, es cómo se irá a administrar lo que podríamos llamar “la segunda fase del gran defalco”. La primera fase fue el camino de absorber el sobreacumulado rentario de los años 2000, tratando, desde ambos polos políticos, hacer todo lo posible para que la pelea por su apropiación, donde en cierto momento hasta un poder popular fortalecido y todavía con relativa autonomía, trató de entrar a través de la apropiación de tierras y empresas, pero inmediatamente bloqueado y en muchos casos asesinado vilmente.

Es la historia oscura de los años dos mil. La segunda ya está prefigurada a través de los motores económicos anunciados por Maduro y a su vez financiados por la entrada de inmensos capitales en gas, petróleo y minería. Un rentismo superior, que guarde los ecos del populismo clientelar, pero donde en el fondo todos están conscientes que ya es imposible dejar exclusivamente en las manos de oligarquías y plutocracias exclusivas; tienen que compartir, ellas mismas tienen que se incluyentes (esto es lo que llaman ellos una democracia incluyente). Maduro anuncia el proyecto del Arco Minero del Orinoco que, en un primer momento, se presenta como una resolución inspirada en la propuesta de desarrollo minero debatida desde los años 1990 y construida desde las bases del trabajador minero, pero que terminó siendo, otra vez, una vulgar estafa al movimiento minero, y a todo el país. A través de múltiples concesiones se vienen cocinando gigantescas comisiones y negociaciones, en este caso mineras, que comandan los respectivos funcionarios del ministerio de minas, BCV, CAMIMPEG y gobernación de Bolívar, mientras que al mismo tiempo la marginación social de la clase trabajadora se expande y expande en medio de un modelo de neoprivatización tripartita o de las 3 grandes áreas de extracción en este territorio de gracia –petróleo, gas y minas–, sustentado en la explotación del riquísimo subsuelo venezolano.

Las negociaciones no son fáciles. Todo buen estafador metido en la política sabe perfectamente compartir con las grandes oligarquías y monopolios los frutos de la extracción del subsuelo, en nuestro caso, de los últimos cien años.

 

El poder que siempre dice, pero que realmente no dice lo que hace: ¿Cuáles son las estrategias?

La figura del “diálogo” ya se le impuso a la clase trabajadora bajo el silencio de lo que es la oscuridad del poder. Es la historia sabida pero miles de veces no combatida de los poderes burocráticos y de Estado desde la formación de los imperios. Este, al parecer, nuevo acuerdo nacional, ya se llevó a cabo, desde que Maduro y Lorenzo Mendoza se sentaron en una mesa de diálogo y, por lo tanto, el gobierno y los grandes monopolios empresariales, o si se quiere, mucho antes desde que Chávez negoció la tregua y el entendimiento con Cisneros y Carter.

Mientras el chavismo juega a un “discurso de doble cara”, y esa es su estrategia, la oposición acude a la “estrategia de doble piso”. Nos explicamos: El chavismo, desde el 2008, año en que se consolida su proyecto corporativo-burocrático y donde se terminan de crear los mecanismos de afiliación de la inmensa mayoría del rizoma popular organizado bajo el mando y lógica de Estado, acude por un lado a un discurso desarrollista y de buen entendimiento con los factores del capital, mientras que por el otro sigue, en la escena mediática, la radicalización revolucionaria que logró calar, gracias a Chávez, debido a su magnífica elocuencia, en las masas populares encontradas con él pero desarmadas y con menos poder todos los días; las volvieron a “lumpenizar”, logrando que esperaran las dádivas de gobierno (ahí el chavismo logró sustituir tal vez “por ahora” el populismo adeco).

Pero esta estrategia de “doble discurso” le funcionó al chavismo por años cuando en sus manos cayó una enorme renta que gracias al modelo Giordani y al grupo “garibaldi” que a través de los mecanismos típicos de los mil veces fracasados capitalismos de Estado, trataron de “estatizar” esa renta hasta lograr el milagro de 400 mil millones de dólares en fuga legal e ilegal, que toda clase de “enchufados”, banqueros, oligarcas y círculos de gobierno, obtuvieron, desfalcando por entero tanto al trabajador como a la nación. Entre tanto, desde el año 2009 (momento en que ya las entradas rentistas del Estado empezaron a ser deficitarias), en adelante el valor del trabajo fue vilmente pisoteado hasta el punto de convertirse con su pobreza material en la clase que paga esa descomunal estafa.

La oposición, por su parte, nunca jugó a “doble discurso” sino a la estrategia de “doble piso” (un pie sobre un piso “democrático” el otro sobre el conspirativismo derechista de toda la vida), promovida en el mundo entero por los propios norteamericanos en donde el último punto inaceptable de la política de Chávez, para ellos, la de un mundo “multipolar”, fue la de beneficiar básicamente a las estrategias chinas y rusas, aunque insertas dentro de un “sistema mundo” absolutamente bajo dominio del orden capitalista.

En ese sentido, los norteamericanos en Venezuela, junto con la oposición, comenzaron una política de agresión y penetración dentro del Estado, aunque al mismo tiempo, su promoción represente para todo este grupo la vuelta a la institucionalidad democrática frente a la autocracia chavista. Esta estrategia de“doble piso” pareciera conducir a la oposición, finalmente, en su versión democrática, a un acuerdo final. Pero para ello hacía falta, la prueba fáctica que Maduro tiene más de 3 años demostrando, y es que estaba dispuesto a cambiar toda esa geopolítica internacionacional, adversa a los intereses de los EEUU.

De allí su acercamiento grosero y traidor con Arabia Saudita, Turquía o Catar –todo lo que en estos momentos representa el núcleo del conflicto mundial de poder–, que lo pone en contra de las revoluciones propias de esas tierras, como es el caso de la lucha de los kurdos y su bandera de resistencia: el “confederalismo democrático”. Por lo tanto, ambas estrategias, que han salido en este periodo en sus versiones menos violentas, pueden ahora negociar lo que les de la gana con nuestro país.

Una vez derrotados por completo tanto el movimiento popular o el que una vez intentó ser poder del pueblo y la lucha de resistencia de todas nuestras organizaciones por medio de la criminalización, la represión, el aislamiento, la desaparición o el asesinato del verdadero liderazgo revolucionario en Venezuela que quedó subsumido bajo el mecanismo de la cooptación por parte de la dirigencia gubernamental, los mandos vencedores van construyendo, entre tensiones y acercamientos, su estrategia común para mantener el aplastamiento. Podrían incluso romper sus diálogos actuales e ir de nuevo a simulaciones violentas y hasta acciones que nos pueden acercar a lo que hemos llamado el “componente Sirio”, pero en definitiva tanto en la guerra como en la paz su objetivo es el mismo: derrotar la verdad y la voluntad libertaria del pueblo en lucha, convirtiendo el “por ahora” en un “nunca más”.

En defensa del plan de desfalco comandado por un grupito, las cúpulas que acumularon más poder se preparan en caso de cualquier insubordinación social sobre la cual realmente pueden actuar como todo un aparato estatal dispuesto a reprimir de la manera más descarada, bajo la amenaza y la criminalización de quienes se alcen contra sus pautas conjuntas de orden. La represión y el “doble discurso”son los mecanismos de los dirigentes chavistas para neutralizar a los grupos de base. No estamos muy lejos del espíritu del 27 de febrero de 1989 cuando las razones objetivas lo superan, frente a las manifestaciones obreras, campesinas, indígenas, de las mujeres, de los maestros, del sector salud y, asimismo, parece que nos volvimos a acercar a ese viejo espíritu represivo de la IV República y épocas anteriores, pero bajo mecanismos mucho mas bárbaros como los demostrados por la OLP.

Eliminada la clase trabajadora de las decisiones

Al ganar la oposición el 6 de diciembre de 2015, al chavismo (o madurismo o cabellismo…) se le rompen sus cánones cómodos de dominio, y ahora se invierte la tortilla.

Comienza un desplazamiento en toda la oposición al gobierno de Maduro de la opción electoral como vía para resolver el conflicto o, en pocas palabras, para cambiar de sistema y de gobierno, no habiendo ya una izquierda con la posibilidad de absorber un descontento generalizado como el que estamos viviendo. Desde el 27 de febrero se rompió el pacto de compartimiento del Estado. La nación se partió en dos nítidos espacios, uno de insubordinación, otro de conservación, cuestión que hoy se intenta acabar para más nunca, pero en medio de un contexto negociante lleno de pequeños y grandes caudillos, que controlan grupos o redes de intereses, tanto del lado del chavismo como del lado de la oposición que ya no representan en absoluto lo que significó aquel quiebre histórico.

En la continuación de esa verdad surgida hace 27 años, la clase trabajadora hubiese tenido la capacidad de tirar una ofensiva en contra de la clase dominante y la negociación hubiese tenido que ser con el pueblo. Imaginemos un Consejo Popular de Gobierno Popular, un Consejo Nacional de Trabajadores realmente desapegado del patronato burocrático, que es lo que ha debido formarse hace muchos años, no solo denunciando sino procurando las condiciones de una movilización general contra un gobierno tan traidor y una oposición tan reaccionaria. Estaríamos sobre una situación radicalmente distinta, siendo el comportamiento político de estas cúpulas, otra cosa que nada se parecería a lo de hoy, serían cachorros cobardes buscando cualquier forma de quebrar esa unidad revolucionaria de base. Pero la situación nada tiene que ver con esto.

Eliminada la clase trabajadora, la autonomía de quien necesita de la revolución para su propia liberación, no hay pueblo dentro de las negociaciones que deciden nuestro destino. El movimiento minero, víctima de un genocidio regional en el sur del estado Bolívar, está desconectado, el campesino, obrero y comunitario profundamente clientelizados y hasta corrompidos. Muy pocos pueden resistir o construir a expensas de las amenazas y permanente represión que en todo el territorio se da sobre ellos día tras día, y que valgan los testimonios de los verdaderos luchadores que todavía se multiplican en todo el territorio.

Así que lo que se está dando en estos días no es un nuevo pacto social sino un intento de pacto para la clase política que con ayuda de una serie de los llamados asesores y mediadores intentan tapar el gigantesco hueco del desfalco y la amenaza de ser juzgados o aprisionados, mientras día y noche rezan para que el precio del petróleo vuelva a subir o para que se den los mayores negocios de saqueo al país como lo serían los de la minería y el gas. A todo el mundo lo dejaron planchao Estamos pagando con el sudor de la angustia todo lo que unos grupos nos han robado y se han apropiado a punta de violencia de manera tan sistemática por años y siglos tanto en la IV, y ahora en la V (a una escala macro), al igual que en la época de la conquista y la colonización, y en todas las Repúblicas, pues no solo nos han robado dinero, sino también, nuestras almas, nuestros cuerpos, nuestras mentes, nuestras tierras, nuestras posibilidades de transitar libremente por el territorio sin tener que pagar alcabalas o vacunas; en fin, nos están robando todo frente a nuestras miradas pasivas.

La política como acto y pensamiento transformador la exterminaron y hoy el problema es cómo gerenciar el poder en un momento en el que no hay pacto, manteniendo los hilos mediáticos de simulacro y de confusión, pues el no dormir para ellos es cómo hacer para gerenciar las inmensas entradas de algunas de las rentas para tapar los huecos que dejó el descomunal desfalco por parte de los ganster nacionales e internacionales.

 

“Déjennos tranquilos montar el plan en democracia y en paz”

Agarremos el ejemplo del grupo Cisneros que hoy se vuelve a dar su vueltica por este pequeño país al que le chuparon lo más que pudieron hasta preferir la nacionalidad dominicana, en calidad de “inversores y empresarios del sector tal y cual” –elegantes títulos– y llegar al sector petrolero y minero en la era de Maduro, quien le dice a las masas y al lumpen que con las oligarquías nada, que con el capitalismo ni agua, que con el imperio cero.

Después de tumbar a Chávez en el año 2002, Venevisión siguió, y Chávez no la mandó a parar, porque en la unión está la fuerza, así que ¡bienvenidos los Cisneros como inversionistas extranjeros!, comentan en los pasillos de las principales instituciones del país, mientras que los líderes opositores no pueden soportar ya más a esta serie de malandros administrando todo ese billete sin ellos participar de la fiesta. Entre tanto, los crédulos ni se dan cuenta del ‘wiskisito’ que se toman sus líderes revolucionarios en los hoteles más burgueses del país y el caribe: lobby parejo en secreto, a escondidas, y mientras: cápsulas guevaristas y socialistas para el lumpen mediatizado dentro del sistema público de comunicaciones.

El gran vacío de este momento es que no hay un acontecimiento político que ponga la marca en la clase trabajadora y en los deseos libertarios. Lo decimos de parte de quienes apoyamos en un momento la revolución, sobre todo, en los primeros años de construcción de lo que pensábamos iba a ser otro país. Por eso no es un acusamiento desde afuera sino desde dentro de esa dinámica vivida que se generó en los primeros años. Tomemos entonces conciencia del papelito que estamos jugando y retomemos la política como acto colectivo, pensante, autónomo, realmente emancipatorio.

Fijémonos como cientos de miles de mujeres protestan en Argentina por la violencia de género, o miles se reúnen en Colombia para intentar un camino de paz desde las bases, como es el caso de los pueblos negros en resistencia. Mientras los kurdos se juegan su existencia cercados por los Estados nacionales modernos y los poderes mundiales, y los zapatistas abren caminos sorpresivos rompiendo su aislamiento y proponiendo una candidatura indígena en manos de una mujer. Son movimientos trazando una estrategia, una verdadera política emancipatoria ganen o pierdan.

Mientras nosotros nos estamos negando desde el punto de vista político la capacidad de retomar el verdadero combate histórico dejando que dos metalenguajes: uno democrático y otro revolucionario, sustituyan la realidad que no es otra para ellos que la continuidad del cumplimiento del plan del gran capital con sus mismas lógicas y con sus mismos resultados, y en los mismos espacios, hoteles, restaurantes, pasillos, sótanos, unos tomando ‘whisky’ y haciendo lobby mundial... ¿verdad Diosdado, verdad Jorgito, verdad profesor Istúriz, verdad Ramos Allup, verdad Cilita, verdad Tintori?, mientras otros hacemos cola, o no, por un paquetico de harina pan, de arroz, o de lo que ‘haiga’. Nuestras condolencias, ha triunfado la diplomacia y el “diálogo” es su éxtasis sin 400 mil millones de dólares que nos robaron.

La pregunta no solo es si vamos a terminar de despertar sino qué vamos a hacer y cómo. Luchar por la vida es saber cómo vamos a luchar por nuestros pueblos en los actuales momentos, cómo vamos a quebrar el cerco de una polarización que, a estas alturas, y ahora por completo, para el más pobre hasta el más profesional, mucho más allá de disputas rentistas, es cuánto nos quita a diario un capitalismo cada vez más voraz y genocida. Esta es la traba mayor que tenemos por delante, y esto no se responde estableciendo sobrelenguajes declarativos que se asemejen a la justicia, a las democracias bonitas en el tinte declarado de muchos y muchas. No, eso lo vamos a corroborar con organización y una palabra que nos devuelva la alegría de la lucha por encima de todo poder… En esta ventana comunicacional nuestro humilde aporte.

Equipo Frontal 27



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Roland Denis/Frontal 27

Luchador popular revolucionario de larga trayectoria en la izquierda venezolana. Graduado en Filosofía en la UCV. Fue viceministro de Planificación y Desarrollo entre 2002 y 2003. En lo 80s militó en el movimiento La Desobediencia y luego en el Proyecto Nuestramerica / Movimiento 13 de Abril. Es autor de los libros Los Fabricantes de la Rebelión (2001) y Las Tres Repúblicas (2012).

 jansamcar@gmail.com

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