¿1.400.000 viviendas?

En días recientes – el 16/01/2017 para ser exactos- el ciudadano presidente de la república Nicolás Maduro, afirmó en cadena nacional que entregaba la vivienda número 1.400.000, en el marco de la denominada Gran Misión Vivienda Venezuela, todo esto, bajo la panorámica de la crisis económica, social y moral más grande en la historia de este hermoso país. Y me pregunto no sin cierta envidia por los seguidores del oficialismo, ¿cómo es posible esta maravilla? ¿cómo es posible semejante portento? ¿cómo permito que la envidia me corroa el alma y me nuble el entendimiento? ¿cómo permito tanto desazón y rencor en mi corazón? Entonces recuerdo que existe la lógica y las matemáticas y toda esa pajuatada se me pasa. Veamos.

Comencemos por el final, la vivienda 1.400.000. se construye (o se entrega) transcurrido apenas 16 días del primer mes de este año 2017, y a uno le entra la razonable duda de saber cuántas vivienda se entregaron en el año que recién finaliza. El propio presidente Maduro la da respuesta en la citada alocución "en este 2016 hemos entregado 355.739 viviendas dignas". El referente inmediato es el corte de construcción anterior a la entrega de la vivienda 1.400.000. Encontramos entonces al ministro de vivienda y hábitat Manuel Quevedo, en medio del jolgorio decembrino afirmar que "cerramos el 2016 con 1. 370.000 viviendas" Comencemos a echar números

La diferencia numérica entre 1.400.000 que entrega el presidente Maduro y las 1.370.000 son las 30 mil viviendas que de acuerdo a lo expresado/entregado, hay. Entonces tenemos que 30.000 divididos por los 16 días transcurridos, nos arroja la cifra de 1875 viviendas diarias. Ni las línea de producción chinas, trabajan a ritmo tan acelerado.

Acerque la lupa, amigo lector. En Venezuela, la jornada laboral es de 8 horas diarias lo que equivale a decir que al dividir las 1875 viviendas diarias en las 8 horas laborales, nuestros eficientes constructores realizaron la increíble hazaña de ¡¡¡234.3 viviendas por hora!!!. Eficiencia en la ciencia ficción bolivariana.

No nos llamemos a engaños, en nuestro país, no hay material suficiente para emprender una hazaña de tal magnitud, no hay bloques, cemento, ni cabillas. Amén de no existir la posibilidad real de llevar a cabo la increíble construcción de 30 mil viviendas en tan solo 16 días.

Para tener una idea de lo que significa construir 30 mil viviendas en 16 días, habría que dejar en claro que la urbanización más grande de Caracas es Caricuao, que en sus 219 edificios, se distribuyen cerca de 20 mil apartamentos y cuya construcción se llevó a cabo entre los años 1961 y 1974.

Otro despropósito es la afirmación presidencial de 355.739 viviendas construidas en 2016, para lograr esa meta, los trabajadores debieron laborar 365 días durante 24 horas para alcanzar la irreal meta de 974.6 viviendas diarias. ¿cuál es la insistencia en el engaño?

Ahora les propongo un ejercicio de imaginación; pensemos por un momento que las cifras de construcción de viviendas ofrecidas por el ciudadano presidente de la república y el ministro de vivienda y hábitat son reales y que estamos en presencia de una obra que en su envergadura, solo es comprable con la construcción de la gran muralla china o las pirámides de Egipto, pensemos que es cierto que el gobierno bolivariano es el gran constructor de viviendas de Suramérica y su alrededores, que digo Suramérica, los cinco continentes y la bolita del mundo. Pensemos que la proeza constructiva es de ese tamaño. ¿ya lo pensó? Ahora preguntemos al unísono.

¿De dónde sacaron las cabillas si la Siderúrgica del Orinoco Alfredo Maneiro (Sidor) produjo en el 2016, sólo 307 mil 783 toneladas de acero líquido entre enero y diciembre, registrando una caída de 71% respecto del año 2015? ¿de dónde sacaron el cemento si se ha reducido la producción y distribución de este en 63% en el 2015 donde la manufactura pasó de 8.000 metros cúbicos a 3.000? ¿Por qué esa "enorme" masa de construcción no impacta en el sector construcción que reporta en sus cámaras un desempleo de más del 54% de su fuerza laboral? ¿por qué ése volumen de construcción no repercute en la cadena de producción asociada a ella?

Ahora bien, si el gobierno bolivariano es un fenómeno en materia de construcción, ¿por qué ése éxito no hace eco en las diversas áreas de influencia o responsabilidad del Estado? ¿por qué no rotar – por ejemplo- cada tres meses en cada ministerio al ministro de vivienda y hábitat para que corrija tantas anomalías de la administración pública? Eso sería una excelente solución a menos que puedan contratar a los científicos que clonaron a la famosa oveja Dolly y así multiplicar la eficiencia constructora colocando a un clon del ministro en cada dependencia estadal y adiós al burocratismo y la ineficiencia estatal.

Imaginen compatriotas el paraíso soñado si el lugar de la escuálida bolsita del clap, el gobierno pudiera exhibir anaqueles y anaqueles repletos de productos de la dieta básica, si en vez de tantas armas de guerra rusas, viéramos a todas las policías municipales y nacionales con todas sus dotaciones de ley y sus beneficios, ¿se imaginan cuántos puntos en materia de seguridad se anotaría el gobierno? Y como por soñar no cobran IVA, ¿qué pasaría en este país si el gobierno decidiera gobernar en lugar de poner/se trabas para hacer funcionar el Estado?

Mientras sigan sacando cuentas chucutas, cifras que rompen toda lógica y desdicen de la seriedad de quienes las emiten, hay un pueblo que sabe sumar y restar, que merece respeto y que exige que lo dejen de tratar como un minusválido demócrata, un pueblo que mayoritariamente no se come el cuento del 1.400.000 viviendas ni las maromas numéricas para llegar a esa fantasiosa cantidad. Ese mismo pueblo que resta apoyo y suma frustraciones. Ese mismo pueblo que no se come el cuento de 1.400.000 viviendas ni que se lo expliquen con plastilina. Allí les dejo esa tarea.



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Ramón Colmenares


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