Observaciones relacionadas con las próximas elecciones Parlamentarias

A pesar de estar viviendo nuestro país una situación ruda, pero muy ruda, no hemos perdido la oportunidad de considerar y ponerle atención a las próximas elecciones del 6 de Diciembre.

Es notorio, que cada persona, independiente de su nivel de educación, de su grado de información, de su pensamiento y de su afinidad política, tiene un punto de vista, algo que proponer, agregar, refutar, disentir y debatir sobre la situación que afecta todos los ordenes de la vida en nuestro territorio, lo cual involucra también las próximas elecciones Parlamentarias.

Con la llegada al poder del Comandante Hugo Chávez, el pueblo comenzó a recuperar la confianza en sus gobernantes e Instituciones; pero en este momento estamos en el límite de comenzar a perderla nuevamente. Tan es así, que cuando todos creíamos que realmente se estaban dando pasos firmes y realizando hechos concretos y significativos para la resolución de las urgentes necesidades de las grandes mayorías, nos enfrentamos también a otras crisis, tanto o más graves que las que nos aquejan actualmente, las cuales nos hacen sentir como en un callejón sin salida, a punto de tirar la toalla o de reventar, sin importar nada ni nadie.

Sin embargo, creemos con nuestra mente y con todas las fuerzas de nuestro corazón, que el Socialismo-Revolución Bolivariana, es nuestra tabla de salvación, a pesar de tantos enemigos visibles y ocultos, internos y externos, aparte de los antirrevolucionarios enquistados hábilmente en los diversos niveles de poder, quienes desde 1.998, cuando el Comandante Hugo Chávez ganó las elecciones, han estado luchando, manipulando, conspirando y saboteando sin cesar, para contribuir con la liquidación de nuestras más caras y legítimas aspiraciones. Entre estas crisis tenemos:

Crisis de Representatividad y de interlocutores

Durante la Cuarta República y bajo la guía del Pacto de Punto Fijo, el pueblo fue lenta y paulatinamente perdiendo la confianza en la clase política. Se llegó al punto en que el descreimiento era tan grande, que nos obligó a rechazar esa forma silvestre de hacer política.

Era imposible no darse cuenta, como una parte importante de los funcionarios públicos no les interesaba para nada nuestros problemas. Era muy difícil ver para otro lado, cuando algunos diputados del Congreso Nacional o de las Asambleas Legislativas, Alcaldes y Concejales elegidos por el voto popular, se desviaban del rumbo esperado, para dedicarse a atender otros intereses particulares o grupales. Su agenda, definitivamente era otra.

El nivel de aceptación de AD y Copei por el pueblo llegó a ser tan bajo, que costaba creer que en una sociedad donde el ser adeco o copeyano formaba parte hasta del folklore, el rechazo fuera de tal magnitud, que a duras penas pudieron llenar los criterios exigidos para participar en futuras elecciones, luego de las presidenciales de 1.998.

Muy pocos, por ejemplo, se atrevían a decir "adeco es adeco hasta que se muera", ya que la decepción y el sentirse engañado pudieron más que el dicho popular. La realidad era muy contundente, nadie se sentía representado por esos partidos. El pueblo dejó de considerar a todos los elegidos con el voto popular como sus interlocutores válidos. Quién, por ejemplo, podía en ese entonces sentirse representado por un presidente como Jaime Lusinchi, pero quién, por favor!

Estos partidos políticos, reconocidos como parte de los vasos comunicantes entre el pueblo y el Estado, se perdieron completamente en la maraña de la burocracia, la desidia, la ineptitud y la corrupción. Las famosas casas de los partidos, se convirtieron en los verdaderos centros de poder, del clientelismo y de los grandes negociados. El Congreso Nacional era uno de sus brazos ejecutores y la Presidencia de la República, el otro. Allí se decidían los destinos de la nación, completamente a espaldas del pueblo.

Los diversos Ministerios y Entes Descentralizados, responsables de garantizar desde la prestación de servicios sanitarios hasta los servicios básicos de agua, gas, electricidad, telefonía, transporte, etc, se convirtieron en estructuras inoperantes y perturbadoras del funcionamiento normal de las comunidades. Algunos de los Ministros y Presidentes o Directores de esas instituciones no se han preocupado en lo absoluto por gerenciar, para satisfacer las exigencias de las comunidades, lo cual generó un gran descontento con el desempeño de sus gestiones. Lo grave es, que en casi todos los niveles de la Administración Pública no hay capacidad de respuesta a los problemas que plantean los ciudadanos.

La solución es aparentemente compleja y podría requerir de una profunda reforma estructural de todas nuestras instituciones, lo cual permitiría novedosas formas de participación del pueblo, para así dar respuestas efectivas a las expectativas de las comunidades organizadas. Esto, a su vez, exige un cambio profundo y sincero de la clase política, ante el planteamiento de un nuevo contrato socio-político, lo que implica una nueva concepción del poder y como este se ejerce.

Todo lo anterior nos remite sin duda alguna, al estudio, revisión y puesta en práctica de lo establecido en el Poder Comunal, cuya concepción fue una muestra más de lo visionario del Comandante Hugo Chávez, quién vislumbró con gran olfato político, lo que al respecto actualmente nos arropa.

En la oportunidad de estas elecciones Parlamentarias, nos preguntamos: cual es la garantía que tenemos que los Diputados que elegiremos el 6 de Diciembre van a responder a los intereses de las grandes mayorías? Cual es el mecanismo práctico y efectivo que nos permitiría evaluar el desempeño de los Diputados, que con plena conciencia elegiremos, y como actuaríamos en consecuencia? Podemos decir que esos diputados serán nuestros verdaderos interlocutores para sentirnos representados en esa instancia de poder?

Crisis de Valores

En Venezuela, con dificultad podemos encontrar a alguien quién no conozca de primera o segunda mano un caso de corrupción, tráfico de influencias, nepotismo, manejo indebido de los recursos, etc. Pareciera que ocupar un cargo importante implica hacer cosas indebidas. Cambiar de la noche a la mañana el modo de vivir y pasar a la ostentación es la regla. Quién no se aprovecha de lo que tiene que cuidar y administrar correctamente, con seriedad y honestidad es considerado una rara avis.

Por que hemos llegado al punto de ver estas situaciones como casi normales? Los que denuncian con o sin pruebas, son los que, en muchos casos, son atacados y perseguidos, pues carecen de la protección que sí tienen los involucrados. En consecuencia, es preferible quedarse callado.

Debe quedar bien claro que el problema no es de los valores en si mismos, los valores no están en crisis. La crisis radica en nuestra incapacidad para fortalecerlos y aplicarlos, sobre todo los que son esenciales para ocupar cargos importantes a cualquier nivel de la estructura administrativa del Estado.

Creemos que ha llegado el momento de revisar a fondo la vigencia de esos valores en todos los campos de la administración pública. Evaluar como percibe el funcionario y el ciudadano común y corriente los aspectos éticos y morales de la Cosa Pública. Nuestra sociedad vive tiempos difíciles y de cambios exigentes. No deberíamos perder esta oportunidad que se nos ofrece, tanto al pueblo como a los que van a ser elegidos en Diciembre y en posteriores elecciones.

Crisis por la no aplicación de las Leyes anticorrupción

Mientras el Estado Venezolano no asuma como Política de Estado de extrema importancia, la aplicación inflexible de las Leyes contra la corrupción, la impunidad seguirá campeando en todos los niveles de la administración pública. Es imperioso, antes de que sea tarde, la creación y desarrollo de una estructura poderosa, con un presupuesto importante. Hay que invertir en la formación del personal adecuado, con sólidas bases éticas, morales, técnicas y legales, con la experticia y capacidad suficiente para seguir el flujo de las propiedades y del dinero mal habido, producto de la corrupción y de otros manejos irregulares, hasta las últimas consecuencias. Hay que blindar dicha estructura con leyes bien claras, que respondan a esa Política de Estado. De esta manera, comenzaremos a dar respuesta a algunas de las inquietudes que nos hemos planteado desde hace largo rato.

Es de vital importancia que se entienda, que el pueblo no puede más con el pesado fardo de la corrupción, la cual va campeante tomada de la mano con la impunidad. Nos resistimos a aceptar la odiosa pasividad del Estado para enfrentar la acción desestabilizadora y decepcionante de la corrupción. No podemos seguir aceptando lo que el líder adeco Gonzalo Barrios dejó bien claro, lo único por lo que pasó a la posteridad: "El venezolano roba porque no tiene razones para no hacerlo".

Crisis por ausencia de pensamiento crítico

Los últimos acontecimientos mundiales, regionales y locales han puesto sobre el tapete de la opinión pública muchos de los problemas que nos aquejan. Abundan tantos problemas, tantas injusticias y enfrentamientos de todo tipo, sumados a los estragos producidos por la pandemia, aparte de estarse llevando a cabo elecciones importantes en algunos países.

Hemos sido presa fácil del colosal poder de los medios de información y de las llamadas redes sociales, dado por el continuo flujo informativo malintencionado, indiscriminado y peor aún, manipulador, para influir en nuestras emociones. Todo esto, a su vez, acompañado de: insultos a la inteligencia y al sentido común; de la continua violencia, generada por los fanatismos religiosos y políticos; de los descarados ataques económicos metodológicamente llevados a cabo; de los políticos alienados, quienes mienten y mienten frente a las cámara de TV; de la amenaza constante de invasiones e injerencia en cualquier rincón del planeta y del colapso del ecosistema global; etc.

Nos hemos atrevido a plantear, que estamos ante una grave crisis del pensamiento crítico. Puesto de otra manera, creemos que una proporción significativa de las sociedades en todo el mundo se encuentran en una encrucijada difícil, donde el pensamiento crítico no cumple el rol protagónico que debería tener.

El pensamiento crítico es una actitud de honestidad intelectual personal y de un esfuerzo constante por aprender, investigar y ser mejor cada día. Según Wikipedia, «el pensamiento crítico es un proceso que se propone analizar, entender y evaluar la manera en la que se organizan los conocimientos que se pretenden interpretar y representar en el mundo, en particular las opiniones o afirmaciones que en la vida cotidiana suelen aceptarse como verdaderas».

Dicho en palabras más simples, el pensamiento crítico es una capacidad o habilidad que se aprende, se ejerce y se logra para mejorar en el tiempo. Mediante ello, una persona puede, no sólo discernir e interpretar mejor las opiniones e informaciones que le llega, sino también observarse a si misma, para descubrir sus sesgos y sus prejuicios, que pudiesen influir en su toma de decisiones, con relación a la información o los estímulos, a los cuales está constantemente sometida.

Debemos evitar al costo que sea, que la subjetividad individual y colectiva sea manipulada. Esto es difícil de evitar, ante la cuantiosa información de muy dudosa procedencia, con intereses oscuros y cuestionables. Actualmente, es tan fácil ser engañado por noticias y videos manipulados, donde alguien conocido o no, dice o plantea lo que sea, con visos de tal verosimilitud, que con suma facilidad engaña a muchos. Esa noticia o video, en muchos casos se ha fabricado con herramientas tecnológicas basadas en inteligencia artificial.

A través de las redes sociales, se ha logrado inducir la ocurrencia de innumerables eventos o de comportamientos particulares, sobre todo políticos, según el contexto y los intereses involucrados. Para ello, se utilizan herramientas psicológicas ya probadas por ser muy efectivas, las cuales apuntan, como un arma de fuego, a las estructuras responsables de las funciones primitivas y de las emociones en los cerebros de amplios y vulnerables sectores de la población.

Con frecuencia, el pensamiento crítico nos permitirá que las alarmas se enciendan cuando cualquier información que nos llegue por radio, TV, prensa escrita, páginas web y por las redes sociales, para advertirnos que algo con esta o aquella información suena inadecuada o que algo no encaja, así esté revestida de algo de verdad o en el contexto adecuado.

Sí cada persona cree ciegamente en el contenido de las informaciones que recibe, esto podría originarle consecuencias negativas; pero si las investiga y logra desenmascararlas o las valida y puede confirmarlas, le permitirá tener un mejor criterio para enfrentar la desinformación y la considerable carga de odio, intolerancia y violencia, que por lo general acompaña a dichas informaciones.

Tener cierta claridad sobre la importancia de aprender a discernir entre lo que es verdad y mentira, lo que es o no correcto, nos permitirá sedimentar la capacidad de tomar decisiones políticas más adecuadas. Lo mismo ocurrirá con otras decisiones personales e interpersonales. Además, tendremos independencia intelectual y una mejor expresión de nuestra inteligencia racional y emocional, ante tantos embates de las oscuras fuerzas retrógradas y desestabilizadoras que pululan en las nocivas redes sociales.

Conclusiónes:

1) La forma como percibimos y entendemos la llamada "Democracia Representativa" ha cambiado considerablemente. Dejó de ser una relación vertical con poca o ninguna vinculación con el pueblo. Ahora, se está exigiendo una relación más estrecha entre el Gobierno y el Pueblo, que exige estar representado en las acciones políticas del gobierno, como sujeto y objeto de la expresión electoral.

2) Los partidos políticos son una suerte de colchón de amortiguación entre el Estado y la Sociedad Civil, lo cual facilita la expresión y articulación con el Estado, mediante el desarrollo y logro de los beneficios colectivos planificados, entre otros objetivos.

3) El pueblo espera que todos aquellos elegidos con el voto popular gobiernen con más transparencia, cumplan lo que prometen, gerencien con base a un Programa de Gobierno coherente y viable y se comuniquen de manera efectiva. En caso contrario, deben aplicarse los mecanismos legales existentes, para establecer rápidamente las responsabilidades, así como sus implicaciones penales.

4) El elector exige y reclama conocer, antes de votar, quiénes son los candidatos y sus ofertas, qué piensan y cual es su experiencia, para poder identificarlos y saber como reclamarles y reconocerles su trabajo, si fuese necesario.

5) Se debe insistir en la importancia y la vigencia de los valores éticos y morales a lo largo de la vida, debiendo mantenerse constante la formación ciudadana en dichos valores, tanto en el hogar como en el Sistema Escolar.

6) El pensamiento crítico nos permite poner de lado la ignorancia y tener una opinión propia para, entre varias opciones, aceptar o rechazar, adherirse o desligarse de un planteamiento o punto de vista. El pensamiento crítico nos hace más libres, más analíticos y curiosos para investigar y saber más sobre temas de interés y aproximarnos a un razonamiento serio y factible.

7) Entender la importancia del pensamiento crítico, para propiciar su enseñanza en etapas tempranas de la niñez y contribuir a formar mejores personas, más responsables, más solidarias y con sólidos principios, reduciendo así la posibilidad de ser adultos fanáticos, fácilmente manipunables y defensores de lo indefendible. No hay duda que el pensamiento crítico es también, una suerte de coraza que nos protegerá del rol negativo de los medios masivos de información y de las redes sociales.

8) En estas próximas elecciones Parlamentarias, el pueblo dará una nueva oportunidad a los partidos políticos y a sus representantes. El pueblo ha crecido y madurado políticamente en los últimos años e irá a votar consciente de su responsabilidad. Al mismo tiempo, espera que todo, absolutamente todo sea diferente, para bien de las grandes mayorías, cuyas esperanzas se van desvaneciendo lenta y paulatinamente. El mensaje debería ser entendido en su verdadera dimensión!.



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Josefa Contreras


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