L as imágenes quedaron grabadas en la memoria de miles de ciudadanos que vivieron y sufrieron los acontecimientos del 27 de febrero de 1989 y los días posteriores.
Una rabia contenida durante casi cuatro décadas brotó desde el interior de estas almas invisibles. Salió de sus gargantas: ¡basta ya! ¡fuera todos!.. Y la oligarquía reaccionó a su manera; policía y ejército ocuparon las calles con la orden de matar a ciudadanos, tal vez inocentes algunos, calculados por ellos en cientos, pero realmente fueron miles.
Pero, aún a pesar de las significativas bajas, la llama prendida ya nadie la pudo apagar.
El 27 de febrero de 1989, comenzó el quiebre de la democracia representativa. Allí es donde las clases populares salen a reclamar el derecho a la participación, y comienza así el proceso constituyente que aún vive Venezuela: nace la democracia participativa.
Son estos hechos los que desencadenaron las acciones del 4 de febrero de 1992, la del 27 de noviembre del mismo año, y culminaron con la elección de Hugo Chávez como Presidente de Venezuela en 1998.
En Venezuela existían entonces al menos 28 servicios de inteligencia, con los que puede afirmar que esta masacre fue planificada desde el poder.
Los invisibles con conciencia de clase y los que luchaban por otro mundo posible estaban condenados a desaparecer.
Eran personas incómodas al poder, sobraban en aquella, su sociedad.
Aquel gobierno de CAP preparó muy bien el escenario: subió los precios de la gasolina y la cesta básica; cuando el pueblo protestó por esto dieron sus órdenes de hacer fuego a discreción, se inició búsqueda y eliminación de todos los líderes adversos políticos de barriadas, universitarios, de movimientos políticos y campesinos.
Un vecino de El Valle dijo "nadie disparó desde mi edificio y sin embargo nos agarraron para polígono de tiro".
Y otro dijo "por favor, publique la foto, para que el oficial que dio esa orden y los que dispararon sus ametralladoras sepan lo que hicieron".
El ministro de la Defensa de aquel entonces, Italo del Valle Alliegro, se enfureció con fotógrafos y periodistas al oír la palabra fusilamientos cuando le presentaron listas de personas detenidas, desarmadas, y que habían sido rematadas por orden suya.
Más tarde, CAP "el Gatillo" (así le conocían en su época como Ministro del Interior) dijo la frase mágica: "fue una reacción de pobres contra ricos". CAP disfrutó durante su año de campaña electoral ofreciendo el oro y el moro a las clases populares mientras recibía órdenes del Fondo Monetario Internacional de cómo trasladar el pago de la deuda externa a los de siempre, o sea a los pobres.
La semana trágica del Caracazo se alargó más allá del 14 de marzo, fecha en la cual todavía se cazaban a estudiantes y a líderes populares desafectos al Gobierno, de entonces.
Las fotografías representan un fiel testimonio de lo ocurrido, con el propósito de mantener presente el sacrificio de las vidas de aquellos que lucharon por un país hermoso, en donde la igualdad y equidad fueran el factor común...
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