Seamos los padres de nuestro futuro

Debemos poner por delante la verdadera política,

porque es la política la que debe regir el destino de

los pueblos y orientar los proyectos de desarrollo

nacionales.

Hugo Chávez Frías

Asunción, Paraguay, 19 de abril de 2006.

 

Hemos afirmado, en artículos anteriores, que la formación social capitalista, dependiente y subdesarrollada, fraguada en Venezuela, como modelo de sociedad, fue concebida en su origen desde otra, y para otra, realidad. He allí, una de las razones de su fracaso. Por lo que, la edificación de la Venezuela post-capitalista, debe hacerse a partir de lo que somos y queremos ser. Debe ser diseñada a partir de nuestra propia realidad. Su fraguado debe ser correspondiente con la idiosincrasia del pueblo venezolano.

Hemos dicho, asimismo, que este debe ser un proceso de transformación que debe superar cualquier visión inmediatista. Por tanto, debe ser entendido como un modelo en construcción, como un proceso histórico, a partir del cual nos proponemos construir un modelo de sociedad nuevo. Un nuevo Proyecto Nacional. Más eficiente que el capitalismo en la generación y distribución de la riqueza nacional.

Proyecto que, el Presidente Nicolás Maduro, viene edificando a partir de su redimensionamiento, del establecimiento de nuevos elementos y nuevas conductas que le imprimen su sello de originalidad. Por lo que, estamos llamados a imaginar y establecer un modelo de sociedad y un modelo de crecimiento, orientado a la satisfacción de las necesidades, materiales y espirituales del pueblo venezolano, que este guiada por una nueva racionalidad económica, política, social y cultural.

Ese es, en nuestra opinión, el sentido que tienen los Siete Objetivos para la Transformación (7T) propuestos por el Presidente Nicolás Maduro el pasado 15 de enero ante la Asamblea Nacional. Y que, según ha dicho el mandatario nacional, son siete transformaciones diseñadas para consolidar el modelo social de inclusión, democracia y justicia impulsado por el Comandante Hugo Chávez Frías, hace 25 años.

Avanzar en el redimensionamiento de nuestro aparato productivo; alcanzar la independencia plena; construir la paz, seguridad e integridad territorial; acelerar la recuperación del Estado de Bienestar, las Misiones y Grandes Misiones; avanzar en un profundo proceso de repolitización de la sociedad venezolana para consolidar la democracia participativa y protagónica; enfrentar la crisis climática como un problema integral; y, lograr la inserción y liderazgo de Venezuela en la nueva configuración mundial. No son cualquier propuesta. Son reflexiones que nos llevan a reafirmar, lo dicho en otros textos, que la Revolución Bolivariana no puede ser concebida como una sucesión de momentos estancos.

No hay dos revoluciones bolivarianas, una chavista y otra madurista, como algunos, con malévolas intenciones, pretenden hacer creer. La revolución Bolivariana es un proceso sociopolítico dialectico. Que ha tenido su estar siendo y su dejar de estar siendo. De cambio dentro de una permanencia.

Allí reside, precisamente, su carácter originario, su ángel; la razón de lo que nos hace diferente. De lo que nos enfrenta a quienes miran el porvenir con el "rostro vuelto hacia el pasado". Y es que, como bien lo dijo Don Miguel de Unamuno: "Deberíamos tratar de ser los padres de nuestro futuro en lugar de los descendientes de nuestro pasado". Por lo que, sugerimos tener a la Revolución Bolivariana, como un proceso dialectico construido, y constructor, de esperanza.

Y, eso es –precisamente-, lo que le está ocurriendo a la derecha internacional, y de manera particular a la venezolana. Quieren retrotraernos a un pasado cuyo legado es la negación de la esperanza de vivir mejor.

Cuán equivocados están al creer en la inamovilidad del tiempo. No han logrado entender que hoy vivimos de una manera y mañana de otra. Lo cual conduce –de manera indefectible- a actuar en correspondencia con ese nuevo tiempo. No logran entender que hay unos principios éticos que son los que dan razón de ser a esa nueva manera de pensar la sociedad, de pensar al ser humano como sujeto de la historia.

Del noble propósito de construir una sociedad venezolana para seres humanos, ni nos separaremos ni nos separaran. Seamos los padres de nuestro futuro.



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Nelson Pineda Prada

*Profesor Titular de la Universidad de Los Andes. Historiador. Dr. en Estudios del Desarrollo. Ex-Embajador en Paraguay, la OEA y Costa Rica.

 npinedaprada@gmail.com

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