El proceso inflacionario voraz que comenzó a fines del año pasado, continúa afectando el presupuesto familiar de muchos venezolanos. El gabinete económico del gobierno bolivariano, ante este fenómeno de carácter estructural, más que monetario, decidió aplicar una fórmula monetarista. El error de este enfoque monetarista es que envilece y simplifica exageradamente la realidad inflacionaria del país. En otras palabras, cuando estos señores del gabinete económico, tratan de entender las causas de la inflación, para atacarlas, olvidan una cuestión fundamental: mientras el capitalismo sea capitalismo, el excedente de dinero de origen petrolero, no se puede consagrar libremente a la elevación del nivel de vida de las masas populares, ya que esto significaría la disminución de las ganancias de los capitalistas, sino que éstos buscaran apropiarse del mismo, para aumentar sus beneficios. ¿De qué manera? mediante la elevación ficticia de los costos de producción, creación del mercado paralelo del dólar, producción agropecuaria e industrial marginal, acumulación de capital financiero, aumento desmesurado en la solicitud de dólares, desestabilización política, conspiraciones de contenido económico-político, acaparamiento y desabastecimiento de los bienes esenciales, etc. Como resultado, la distribución de los ingresos petroleros con la intención de desterrar, por ahora, las desigualdades entre el capital y el trabajo retornan a las arcas del capital financiero. Basta revisar los balances del año 2006, de los bancos que operan en el país, para constatar esta realidad, es decir, las ganancias son extraordinarias. Ahora bien, cómo afecta a las masas populares, los instrumentos utilizados por el gabinete económico para recoger “el excesivo circulante de dinero”. Alguien que me explique científicamente este hecho. Por último, a quién beneficia realmente, esta política monetaria: a las masas populares no, por el contrario, las empobrece; al capital financiero, en cambio, sí lo favorece. Tanto es así que este capital ha aumentado extraordinariamente y se ha concentrado en forma desmedida. ¿Se está colaborando, inconcientemente o concientemente, al fracaso del desarrollo de las fuerzas productivas del país y, en consecuencia, al fracaso de la sustitución del modelo capitalista por el modelo socialista? El gabinete económico no se da cuenta que sus medidas monetaristas fortalecen el monopolio financiero.
Ciertamente, los economistas burgueses han propuesto dos grandes teorías y supuestas explicaciones de la inflación. La primera de estas teorías, obra sobre todo de Irwin Fisher en los años veinte y de Milton Friedman en los cincuenta y sesenta, es la del “jalón de la demanda”, según la cual, la creciente oferta de dinero genera un exceso de demanda, y, en consecuencia, alza en los precios de los bienes y servicios, puesto que “demasiado dinero compra bienes por más dinero”. Esta tesis sostiene que las razones y las soluciones del proceso inflacionario se ubican en la esfera de la liquidez. Por lo tanto, debe haber moderación en la oferta monetaria. Si el gabinete económico considera, que se debe controlar la liquidez: ¿Se continuará pagando la deuda interna este año?
La otra gran teoría burguesa de la inflación, a veces alternativa y a veces complementaria, sostiene que el aumento de los salarios obliga a subir los precios debido al “incremento de los costos de producción”. Esta explicación se cae por su propio peso, sobre todo teniendo en cuenta que los costos salariales son un componente relativamente pequeño de los costos totales; con este argumento falaz, la burguesía reduce la fuerza negociadora de los trabajadores para conquistar la elevación de los salarios engullidos por la inflación. Las implicaciones que se derivan de esta teoría son claras: detener la subida de los salarios. Así pues, ambas teorías y explicaciones sirven para defender los intereses del capital contra el trabajo.
Pero muchos autores revolucionarios, entre ellos Andre Gunder Frank, han defendido que las teorías y explicaciones que atribuyen la inflación a la excesiva oferta monetaria, “excesiva circulación de dinero”, y al incremento del costo del trabajo, “aumento de salarios”, no son científicamente correctas ni satisfactorias. Estos estudiosos de la economía política proponen explicar la inflación por el aumento del beneficio. Dicho en pocas palabras, la tesis consiste en que la inflación la origina el capital monopolista, que eleva los precios para proteger o aumentar sus beneficios. Por qué el “capital” porque es el capital, y no el trabajo, quien impone los precios; por qué “el monopolista”, porque se trata del sector del capital que ejerce y tiene el poder monopolista para hacerlo. En síntesis, el origen de la inflación radica en el afán desmedido de beneficios del capital monopolista, como sabemos la esencia de éste es el máximo beneficio y la máxima concentración.
Finalmente, no debemos olvidar jamás la siguiente máxima: “Contra la violencia burguesa de los precios se desata siempre la violencia proletaria por el derecho a la alimentación, ropa, vivienda, salud, educación, recreación”
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