¿Que es la Nueva Geometría del Poder?

En la actualidad en nuestro país se plantea un debate sobre como debe ser la organización del espacio en marcado en una concepción socialista y revolucionaria que rompa estructuras territoriales burocráticas e ineficientes cuarto republicanas. Para ello se plantean unos lineamientos emanados por el presidente de la republica Hugo Rafael Chávez Frías. Él plantea que es necesario establecer una nueva geometría del poder; de crear, de inventar una nueva geopolítica de la nación; una nueva forma de distribuir el poder político, económico, social y militar sobre el espacio. Estos planteamientos del presidente obligatoriamente nos lleva ha entender al espacio como un producto social complejo y polifacético, indivisible de los seres humanos que lo habitan y lo modifican todos los días a través de la tecnología que disponen (Santos M., 1.986).

De hecho el cambio que esboza el presidente, es un cambio radical ya que define la sustitución de las instituciones y el ajuste institucional de nuestra sociedad, instituciones que no pueden ya responder a las cambiantes necesidades sociales, que ahogan los intentos para darnos unos patrones de vida más aceptables, que frecuentemente no sirven más que para el propósito de perpetuarse así mismos. No se trata de sustituir las instituciones existentes por otras que adoptaran inevitablemente la misma forma; más bien se trata de una nueva ordenación de medios de acuerdo con un nuevo conjunto de objetivos.

Estos objetivos se apuntalan en tres elementos que el presidente denominó: distancia, extensión y volumen o contenido. Ahora bien, si entendemos al espacio como algo material y como tal posee un conjunto de características que, en sí mismas, no dependen de la sociedad, pero que se transforman en sociales en la medida en que la sociedad los incorpora a su dinámica podemos entender entonces que:

Distancia: Es la cualidad de extenso que posee el espacio material, que sumada a la cualidad de desigual distribución y presencia de atributos en dicha extensión, imponen a las practicas sociales una mediación necesaria para acceder a aquellos atributos necesarios allí donde estén y contar con ellos allí donde se les requiera.

Extensión: Es la carga de constructos y transformaciones relictos del pasado, y que suele considerarse como tiempo pasado materializado en el espacio; este puede ser pensado como una “segunda naturaleza” que, en tanto materializados en el espacio, podrán intervenir en los procesos sociales en la medida que la sociedad los reincorpora según sus intenciones o necesidades.

Volumen o Contenido: Es la cualidad que posee el espacio material de manifestarse en tres formas territoriales aire, tierra y agua (mar territorial); de allí que se exige la comprensión de su verdadero funcionamiento, así como el conocimiento de los procesos reales que llevan a operar las interrelaciones entre estas formas territoriales y el hombre, ya que toda relación lleva implícita la existencia de un poder, pues todas las relaciones son asimétricas y en ellas siempre alguien es favorecido. En ese sentido, se toma la famosa relación entre (M) mercancía y (D) dinero: M-D-M’; donde M (mercancía adquirida) es mayor de M’ (mercancía proporcionada), se transfiere y se modifica para su empleo y explicar lo que se plantea en este elemento de la nueva geometría del poder; ahora la relación será: I-E-I donde I es la información territorial y E la energía transformadora del poder comunal. Es decir, que tal como lo plantea Raffestin C., 1.983 el reordenamiento de las tres formas territoriales esta en torno a las relaciones “informacionales” entre personas y las instituciones.

Por lo anteriormente expuesto podemos entender que la nueva geometría del poder es la sumatoria de Gtria= D + E + V o C, Massey D., 1.994 enfatiza que la geometría del poder es el resultado de cómo los diferentes grupos sociales tienen relaciones distintas con los movimientos migratorios ya diferenciados: algunas personas se encargan más de ella; algunas inician flujos y movimientos, otras no; algunas están en posición de recibirlos más que otras; algunas están efectivamente encarceladas por ellos. Por lo antes descrito, podemos establecer que el posicionamiento diferenciado de grupos sociales crea los flujos locales entre ciudad y campo o entre ciudad y ciudad, haciéndolos más transparentes y que hechos aparentemente estáticos de desigualdades territoriales se transforman en conjuntos de relaciones de poder, experimentadas directamente, entre aliados situados de forma desigual y geográficamente distantes.

Organización del Espacio en Venezuela:

Como bien es conocido, en Venezuela la configuración del espacio es el resultado de la adopción del capitalismo como sistema económico, este fue el primordial factor en la conformación del sistema de ciudades y de la industrialización, siendo los modelos centro periferia y de desarrollo lineal; los dos modelos más arraigados en el proceso de ocupación del territorio Venezolano desde la época colonial. Cualquier paisaje que refleje una porción del espacio lleva señales de un pasado más o menos lejano, que configura su presente y de alguna forma el futuro inmediato. Es así como los centros urbanos, cuyo motor de crecimiento es la acumulación de capital orientado al exterior, se estructura un grupo social privilegiado, mientras que en los pobladores de las áreas rurales quedan relegados a un segundo plano. De esto resulta un sistema de ciudades desequilibrado donde todas buscan abastecerse de bienes y servicios; en este sistema una o pocas ciudades concentran las actividades industriales, bancarias, comerciales, etc.; ejerciendo una gran presión sobre población rural.

Esto explica porque en Venezuela la organización del espacio se dio en base a factores histórico-dependentistas relacionados con circunstancias foráneas y no de una ordenación interior prevista, y como aún en su configuración espacial responde a un modelo colonialista. Esto es resaltado al observar la configuración de la red de centros urbanos del país, siendo las ciudades más importantes las que están situadas en la región centro norte costera.

Venezuela precapitalista y portuaria dependiente.

Desde la época colonial hasta el decenio de 1.920, nuestro país fue casi exclusivamente agrícola y ganadero. Desde el punto de vista estructural, su economía y sociedad estaba basada en los latifundios, y se crea la más primitiva relación patrón-trabajador, enriqueciendo primero al imperio español y después a distintos países europeos. Creándose un sistema de dependencia para el suministro de productos provenientes del continente europeo. La principal actividad productora venezolana fueron los cultivos tropicales, apoyados por la ganadería.

La población del país en 1.920 era de 2.400.000 hab. (INE) y tan solo el 28 % de la población total vivía en centros poblados de 2.500 hab. o más, dicha población estaba concentrada en los valles y llanuras relativamente estrechos de la zona de la tierra templada de los Andes bajos venezolanos y en algunas áreas costeras. La vida económica tenía también su centro allí, como es el caso de la producción cafetalera.

El café fue prominentemente de exportación del país llegando a ser el segundo exportador más importante del mundo después de Brasil, desde alrededor de 1.820 a 1.925, y trajo, como consecuencia, la primera alza significativa del ingreso per cápita, aunque éste quedó concentrado en los ricos terratenientes de los Andes y los oligarcas de Caracas y la clase comercial. El comercio y las comunicaciones estaban especialmente orientados hacia la costa desde el interior, por medio de las capitales de provincia, que dividió el territorio en segmentos paralelos todos con una orientación y escape hacia el Caribe, impedían la acción centrípeta de la capital y las otras ciudades importantes, la actividad urbana predominante era el comercio, apoyado por una variedad de formas y tipos artesanales.

Hacia finales del segundo decenio del siglo pasado, la situación se modifica profundamente al introducirse como nuevo renglón de exportación el petróleo, se inicia así la era petrolera de nuestro país, la industria exportación petrolera se convirtió en el sector líder de la economía venezolana hecho que le permitió a los distintos gobiernos del pasado distribuir vía gasto público, la cuantiosa renta que se percibía por su explotación y prácticamente, el incremento poblacional tuvo lugar en los centros urbanos.

Efectos espaciales del “boom” petrolero

En el periodo que va de 1.920 a 1.970, Venezuela fue el país que recibió el más vasto flujo de capital privado, tecnología y organizaciones extranjeras de América Latina, pero también fue el país, que contó con el proceso de urbanización más acelerado y dramático del continente.

Entre 1.950 y 1.960 se contaba con 206 centros poblados con características urbanas y los efectos de concentración urbana comienzan a ser preocupantes, cuando la tasa de urbanización fue de 59,3 % en relación al 31 % de los países desarrollados durante el mismo periodo. De hecho de los datos poblaciones suministrados por el INE se desprende que los centros urbanos con mayor crecimiento para este corte censal fueron: Catia la Mar, El limón, albarico, San Pablo, Sabana de Parra, Sabaneta, Arapuey, Aléjales y Mesa de Cavacas con una tasa de urbanización de cien por cientos.

Modelo de sustitución de importaciones y su impacto en la ordenación territorial.

A partir de 1.970 a la década de los 80 en Venezuela se implemento el modelo de sustitución de importaciones, dicho modelo buscaba crear la independencia industrial del país y cambiar los flujos de bienes provenientes del exterior de forma tal que los productos finales no fueran importados si no nacionales. El modelo sustitutivo no plantea la incorporación de grandes fracciones del territorio en crecimiento económico sino se localiza en puntos específicos como Caracas, Valencia, Maracay, Ciudad Guayana, Maracaibo, Barquisimeto, Barcelona-Puerto La Cruz y San Cristóbal (ver mapas), segregando y excluyendo al grueso de los centros poblados tanto rurales como urbanos, este modelo no plantea el uso de recursos naturales de que dispone el país, sino básicamente depende de la corriente de bienes que le es suministrada desde el exterior. Así el gasto público esta orientado hacia las zonas donde se ha localizado en general las actividades: industriales, comercial, y de servicios y no hacia las áreas deprimidas donde no es atractiva las inversiones ya que no serían productivas para las clases dominantes.

El modelo de industrialización y de sustitución de importaciones tal y como se concibe en la década de los 80 constituye un proceso excluyente espacialmente y de segregación social, por lo que su reproducción es condición esencial para su crecimiento y desarrollo. Este modelo de desarrollo impacto fuertemente en el proceso de urbanización de los centros con 2.500 hab. o más, ya que en solo sesenta años la población paso de 28 % contracción urbana a un 80 % distribuida en 206 centros poblados, y marca el rompimiento de la armonía existente entre el campo-ciudad que había persistido por muchos siglos. La actividad industrial provoco un fuete éxodo rural, con nefastas repercusiones, tanto en su ámbito como en las propias ciudades. En efecto el campo quedó parcialmente abandonado con una población constituida en gran parte, por niños y ancianos, y producción agrícola decreciente. Este proceso capitalista de ocupación del espacio va acompañado de la polarización espacial donde la población y las actividades tienden a concentrarse en ocho ciudades del país las cuales son: Caracas como centro nacional y Maracaibo, Barquisimeto, Maracay, Valencia, Barcelona-Pto. La Cruz, Ciudad Bolívar, San Cristóbal como centros Regionales, dando como resultado la disparidad entre diferentes porciones del territorio (ver mapas).

Fracaso del Neoliberalismo y del modelo de ocupación territorial capitalista.

Para la década de los 90 en el país, se implemento una serie de medidas impuestas por el Banco Mundial y por el segundo gobierno de Carlos Andrés Pérez. Estas medidas apuntaban a la destrucción del Estado enmascaradas como parte del proceso de descentralización del Estado. Es un hecho público y notorio que el gobierno de turno inicio una carrera privatizadora de las empresas básicas del Estado, justificándolo con la reducción del gasto público, se dio también un zarpazo a la seguridad social de los trabajadores ya que muchos de los beneficios conquistados en el pasado fueron eliminados, se acero el proceso de incentivos para la agricultura y la construcción de viviendas ya que era más provechoso para las elites acumular capital a través de la economía especulativa bancaria que a través de la economía productiva, acentuándose en el país un auge de la crematística.

Esto obviamente se vio reflejado en el sistema de ciudades ya que en los centros urbanos de mayor jerarquía sufrieron un proceso paulatino de empobrecimiento y de exclusión urbana de las comunidades de los barrios y urbanizaciones populares, los procesos migratorios del campo a la ciudad llegaron a su máxima expresión en esta década, efectivamente la especulación del suelo, la segregación socio-espacial, la congestión del centro de las ciudades, el aislamiento de los barrios periféricos, la insalubridad, el sub-equipamiento de zonas de hábitat reservadas a los sectores populares, la aparición en varias ciudades y el incremento de la economía informal trajo como consecuencia espacial .

Lo que Garnier J., 1.976 definió “el desorden urbano”, el cual amenaza cada vez más con destruir el orden social capitalista. Es decir, el espacio resultante del proceso de dominación lógico del beneficio está a punto de convertirse en un obstáculo para la perpetuación de este dominio. La organización de las ciudades que históricamente se había perpetuado en Venezuela, en esta década tendería a limitar e incluso a bloquear la reproducción de las relaciones de producción, “el desorden urbano” no es más que la otra cara del orden capitalista. Este responde a unas leyes que nada tienen que ver con la naturaleza, tales como la lógica del beneficio, las reglas del mercado y de la competencia, tendencia a acumular la plusvalía, generada por trabajo explotado.

En este periodo a la contradicción de orden “económico” se añadió la política, en la medida en que se daba lugar a enfrentamientos que ponían en cuestión el poder del Estado. El funcionamiento cada vez más defectuoso de las grandes aglomeraciones ejerció efectos negativos sobre la vida cuotidiana de los habitantes, haciendo surgir nuevos motivos de descontento. Por demás, el decrecimiento de la productividad que comportan los desplazamientos fatigosos (consideración económica), las clases dirigentes y la oligarquía Venezolana nunca tuvo en cuenta la irritación de los trabajadores, ante el deterioro continuo de sus condiciones de existencia fuera de los espacios de trabajo, debido a que los barrios populares donde se asientan exclusivamente la clase trabajadora, forman un cinturón de miseria alrededor de los centros los centros de producción y de las áreas comerciales de las ciudades, más allá de estos cinturones, viven la alta y mediana burguesía; la clase media en lugares con calles dispuesta regularmente y en urbanizaciones. Mientras que, la alta burguesía en sectores alejados, exclusivos en un clima suburbano en medio del aire libre, en elegantes y confortables hogares, enlazados con el centro de la ciudad por medio de transporte masivo (autobuses, metrobus, metro), excelentes vías de comunicación, y lo más curioso de esta forma de organizar el espacio, es que los miembros de la aristocracia del dinero pueden atravesar todos los barrios de los trabajadores, sin ni siquiera, apreciar la realidad que en vive la mano de obra en los barrios populares, ya que las vías expresas de comunicación los conducen fuera el alcance de los barrios, hacia cualquiera de las zonas comerciales y de producción que se hayan en manos de la pequeña y media burguesía. Ocultando fuertes estómagos y nervios débiles en el insulto de su status quo en deprimiendo de las clases populares. Esto hizo crecer la resistencia a la explotación en el mismo lugar de trabajo y da lugar, por otra parte, a nuevas formas de lucha, basta mencionar las continuas manifestaciones universitarias en la UCV y la ULA. Por sí solas, “las luchas urbanas” no fueron suficientes para poner seriamente en cuestión la estabilidad del orden establecido. Sin embargo movimientos como el 27 de Febrero 1.989 y el 04 de Febrero 1.992 marcaron el quiebre y el agotamiento del sistema político bipartidista instaurado en el pacto de Punto Fijo. Las causas fundaménteles de este agotamiento fue la desilusión de toda la población por la corrupción, brutalidad y la ineficiencia del autoritarismo-burocrático disfrazado de democracia representativa; esto creo las condiciones necesarias para la instauración años más tarde de una revolución cuya característica fundamental fue la de ser totalmente pacifica y que respondía a las necesidades de las clases populares y no a las elites que habían causado su propio debacle al no entender la realidad de ese momento. Este nuevo orden se basaba en una nueva constitución que respetará los derechos humanos y que permitiera la creación de nuevos espacios de poder para que el pueblo juegue un rol protagónico y representativo.

Desarrollo urbano-rural bajo la óptica del modelo de dependencia.

Hoy por hoy según cifras del INE en Venezuela existen 30.000 centros poblados a nivel nacional de los cuales solo 710 son considerados urbanos, mientras que el resto son centros suburbanos, caseríos y población diseminada. En tan solo 710 centros urbanos esta concentrada el 83 % de la población del país, así como la diversidad de actividades económicas relegando al resto de los centros poblados solo las actividades del agro (agrícola, pecuaria y pesquera).

Es un hecho establecido que la dependencia, fenómeno, que afecta a cada centro poblado con diferente intensidad es una situación histórica en la mayor parte de los centros poblados más deprimidos del país. De hecho se establece una relación directamente proporcional entre esos dos conceptos, mientras más deprimido sea un lugar, mayor dependencia tendrá de un centro de mayor jerarquía. Este fenómeno pone claramente en evidencia los conflictos existentes, entre las fuerzas y las relaciones de producción ya que estas últimas, no corresponden a las primeras y por ende el desarrollo de un centro poblado se hace más lento que otro. Este hecho se agrava, aún más, cuando se le da un trato discriminativo y excluyente, como es el caso de las áreas rurales ya que se persiste en el discurso de muchos planificadores en establecer una dicotomía entre lo urbano y lo rural; cosa que no es cierta ya que las ciudades urbanas, no pueden existir sin los centros de producción de alimentos y los centros rurales, no pueden existir sin los centros de generación de bienes y servicios. Por tal razón el tema se debe tratar de forma integral, de manera que se plante un cambio estructural en las relaciones de producción entre la ciudad y el campo.

Nueva Geometría del Poder (gobiernos provinciales socialistas y autogobiernos comunales).

Ese cambio que se menciona en el tema anterior, debe tener como eje principal al poder comunal y que sea este y no el Estado, quienes regulen las relaciones de producción transformando el espacio. Es por ello, que los centros deprimidos deberán ir transformándose paulatinamente a un sistema de comunas de autogobierno, donde la comunidad juegue un rol fundamental en la transformación funcional y geográfica del desarrollo de las áreas rurales, logrando romper esa dependencia, que no permite el desarrollo de estos centros poblados y que obliga a la población autóctona a migrar, hacia otros centros poblados (urbanos) para buscar una mejor calidad de vida; fenómeno este que en los centros urbanos se traduce en las áreas de exclusión urbana o también conocidas como la ciudad informal, debido a la incapacidad del aparato del Estado de poder atender los requerimientos de la población, en cuanto al tema de vivienda y servicios para estos nuevos pobladores.

Lo que se plantea es sustituir la burocracia por la administración autónoma de unidades administrativas menores y, por la otra, controlar la burocracia estatal en la medida en que ella no pueda ser sustituida. Estos pequeños organismos individuales, es decir, los sectores endógenos o no básicos de la economía urbana, deberán ser vistos como parte de organismos (o sistemas) y estar enlazado o ligados al sistema Nacional. Estas comunas de autogobierno tendrían entonces como finalidad atender los problemas que surgen del funcionamiento de la ciudad como región (es decir, como economía parcialmente cerrada). Dando como resultado un nexo peculiar entre la ciudad y el campo, de la cual deriva un vínculo entre la población más o menos importante y las áreas rurales naciendo así de forma espontáneamente el gobierno provincial socialista.

La consolidación de las áreas rurales y urbanas ya existentes constituye la infraestructura de los nuevos gobiernos provinciales socialistas, producto de las nuevas necesidades sociales. Es necesario un gobierno provincial socialista en orden de satisfacer las necesidades específicas de estos organismos sociales en los que el capitalismo, siguiendo el principio económico de los intereses contrarios de la ciudad y el campo, ha transformado la ciudad por una parte y el campo por la otra. Los gobiernos provinciales socialistas harán viable que encada área rural y urbana, por medio de una decisión mayoritaria en los órganos confederados de la administración local, se establezcan sus escuelas y sus instituciones culturales, red cloacas, en aquellos centros poblados o comunas más deprimidos, estableciéndose un sistema de justicia, igualdad y equidad comunal donde el principio que prevalece es la estrecha cooperación entre el campo y la ciudad. Esto no implica la eliminación del Estado, si no una desconcentración del poder y del gobierno, caracterizado por la complementación de la participación comunitaria y de la adaptación a las necesidades locales de la fusiones estadales centralizadas. La autonomía afecta solamente a los asuntos locales, mientras que la administración del Estado como un todo queda en manos de la autoridad central que, incluso tienden a ampliar su competencia.

Por lo tanto la transformación del espacio es tanto más eficaz cuanto más adecuados sean los objetivos trazados por el Estado, en efecto el desarrollo de los intercambios, del crecimiento de los centros poblados hacen que el espacio (o los espacios) sean limitados y que el aprovechamiento de sus potencialidades, del que podemos tener un conocimiento concreto, corresponda solo en pequeña parte a nuestras prácticas sociales.

No se trata entonces, en tratar de crear nuevas ciudades, sino de realizar un inventario del potencial existente y reforzar ese crecimiento natural implementado los cambios estructúrales anteriormente mencionados. Se trata de aprovechar las relaciones de dependencia existentes y revertir esa situación, basándose en el poder comunal para lograrlo, creando un nuevo conjunto de actividades económicas en esos centros deprimidos, de manera que progresivamente dichos centros rompan las cadenas de dependencia y se transformen, en polos de atracción no solo de población si no también de inversiones de infraestructura tanto pública como privada.

En esta fase es al Estado al que le corresponde el descubrimiento y la organización de espacios hasta ahora mal conocidos y mal controlados, mientras al poder comunal le concierne resolver los problemas, las dificultades, los malestares y los desequilibrios en esos espacios detectados por el Estado, a través de los recursos destinados por el Estado para ello. Esto solo se puede lograr adiestrando al poder comunal en el ejercicio del poder, del autogobierno. Las dificultades a superar serán muchísimas y el periodo en que estas dificultades seguirán vivas y peligrosas no es previsiblemente corto.

El poder comunal es poco experto en el arte de gobernar y dirigir; la oligarquía se opondrá al Estado socialista en una formidable resistencia, abierta y disimulada, violenta o pasiva para que estos cambios estructurales no se materialicen. Sólo un poder comunal política e ideológicamente educado, que no se abandone a la desesperación y a la desconfianza por los posibles e inevitables reveces, que permanezca fiel y leal a su Estado no obstante los errores que individuos particulares puedan cometer, a pesar de los pasos atrás que las condiciones reales que la producción pueda imponer, sólo semejante poder comunal podrá ejercer el autogobierno comunal y el gobierno provincial socialista, liquidando así la herencia maléfica del capitalismo que venimos arrastrando desde la época de la colonia, creando un nuevo orden espacial.

El régimen comunal devolverá a las distintas organizaciones sociales todas las fuerzas hasta entonces devoradas por el modelo capitalista, cuarto republicano y parasitario, aún vigente en nuestro sistema de centros poblados que se nutre a expensas de la sociedad y entorpece su libre movimiento. Este nuevo régimen colocaría a los productores rurales bajo la dirección ideológica de los centros urbanos y les habría ofrecido aquí, en las comunidades organizadas de la ciudades, los representantes naturales de sus intereses. La sola existencia de la comuna implica, como algo evidente, el autogobierno local, pero no ya como contrapeso a un poder del Estado que ahora sería superfluo. Desde hoy debemos formarnos y formar este sentido de responsabilidad impecable y tajante como la espada de un justiciero. La revolución es algo grande y tremendo, no es un juego de diletantes o una aventura romántica.

Estructura de los autogobiernos comunales

Los autogobiernos comunales junto a los municipios y las ciudades federales constituirán la unidad administrativa básica de los Municipios Federales, Territorios Federales y los Estados, a cargo de gran parte de las tareas civiles. Estos están constituidos por la agrupación de dos o más ciudades de baja densidad poblacional y se dividen a su vez en comunas, estrían presididos por un presidente comunal electo popularmente, quien tendría las mismas funciones de un alcalde.

En esta figura la cámara esta representada por los delegados de las distintas comunas electos popularmente a través de las asambleas de ciudadanos y tienen una duración de cinco (5) años al igual que los concejales electos en los municipios.

Estructura del Gobierno Provincial Socialista.

El Gobierno Provincial Socialistas debe plasmar en el territorio las voluntades de los autogobiernos comunales, de las comunas y de las organizaciones sociales que hacen vida en la mancomunidad de centros poblados que funcionalmente integran el gobierno provincial socialista cristalizando así lo que Gramsci (1.981) denomino una mayor autonomía del poder comunal respecto a la actividad estatal, donde el estado es igual a la sociedad política y civil. Aquí la distinción entre «sociedad política» y «sociedad civil» se mantiene, mientras que el término «estado» abarca a las dos. Sin embargo, en este esquema de gobierno provincial socialista no puede existir una oposición entre la sociedad política y civil ya que las comunidades y el estado son uno, mientras que las actividades económicas y productivas son de las comunidades bajo la tutela, orientación y planificación del estado. Esta nueva figura sería una división administrativa de nivel intermedio entre el municipio y la gobernación salvo en las áreas metropolitanas donde se establecerán las ciudades federales, destinadas a sustituir a los municipios rescatando el concepto de las ciudades Estados.

Este sistema de gobierno se fundamenta en un acuerdo entre la mancomunidad de diferentes ciudades o municipios que funcionalmente se encuentran integrados en un solo territorio y que su estructura organizativa se basa en un concejo provincial de gobierno que esta compuesto por los alcaldes de las ciudades, por los presidentes de los autogobierno comunales, por los delegados de los concejos comunales y dos delegados de las distintas organizaciones sociales (poder comunal). Estas autoridades conjuntas cumplen, con carácter obligatorio, varias funciones significativas importantes con sentido local, tales como transporte público, medio ambiente, vivienda social, planificación, desarrollo económico, cultura, alcantarillado, recolección de basura, etc. A los efectos de cumplir estas funciones, los Gobiernos Provinciales Socialistas tendrán un impuesto específico (impuesto sobre los negocios instalados en su territorio tomado de los impuestos municipales). Además recibirán donaciones del Estado y de sus municipalidades miembros.

Este concejo provincial; ejerce las potestades legislativas y reglamentarias atribuidas a la región, controla políticamente a la Junta y su elección es indirecta. Este estará presidido por un concejero provincial que es propuesto por los miembros de la mancomunidad de alcaldes de las ciudades y de los presidentes de la ciudades comunales y de los autogobiernos comunales y es nombrado por el presidente de la Republica; representa al Gobierno Provincial Socialista, promulga leyes y reglamentos provinciales, dirige las funciones administrativas delegados por el Estado en la provincia y convoca a elecciones al consejo de gobierno provincial. El concejero provincial, como el resto de la Junta provincial, responde políticamente ante el concejo de gobierno provincial y tiene una duración definida por la ley de la materia y puede ser revocado de su cargo a través de un referéndum popular.

Por otro lado la Junta Provincial de Gobierno; es el órgano ejecutivo de la provincia, sus miembros son elegidos por el consejo provincial y con previa presentación de una lista por parte del concejero provincial de gobierno.

Funcionamiento del Gobierno Provincial Socialista.

Para ayudar a la cooperación de los actores públicos y la coordinación de políticas dentro de la provincia a los fines de un propósito u objeto específico (financiamiento de infraestructura, por ejemplo) y su funcionamiento y desarrollo que dependen básicamente de la voluntad política de las unidades del gobierno local por lo que pueden ser inestables dependiendo de la continuidad política partidista, por tal razón se plantea las figuras de los acuerdos programáticos y territoriales.

* Acuerdos programáticos: Es instrumento destinado a facilitar la cooperación entre las autoridades públicas, así como también entre el sector público y el sector privado, son procedimientos muy formalizados destinados a adoptar decisiones y facilitar su ejecución. Atañen a todos los actores públicos (compañías públicas incluidas) y se usan para el financiamiento y ejecución de grandes proyectos de infraestructura de importancia local (sistema de subterráneos, ferias internacionales, aeropuertos, estaciones de ferrocarril, etc.) Este procedimiento tiene varias fases. La primera es una reunión general ordenada indistintamente por, el alcalde, el concejero provincial o el gobernador, reuniendo a todos los actores públicos involucrados por el proyecto. Luego, en este procedimiento, los actores convienen el financiamiento, el escalonamiento de actividades, la ejecución del proyecto. Una vez establecido esto, el concejo legislativo regional aprueba el acuerdo del programa, se convoca a referéndum popular consultivo para su aprobación y se convierte en ley. Si uno de los actores no actuara como aceptara previamente, podrán aplicarse sanciones y multas.
* Acuerdos territoriales: Son acuerdos entre actores públicos y privados destinados a crear y ejecutar un programa de desarrollo en una amplia área del territorio. Cuando el programa está decidido y aprobado por los actores, se obtiene la aprobación del Estado y se convierte en ley. El programa establece el contenido de las distintas políticas a ejecutar, quién está a cargo de la coordinación general de las políticas e intervenciones (muy a menudo la provincia), el escalonamiento y el financiamiento del programa. Los pactos territoriales son administrados por una estructura formal integrada por las entidades que hubieran firmado el programa (gobiernos locales, cámaras de comercio, sindicatos, etc.).

Estructura de las Ciudades Federales

Las ciudades federales deben ser espacios geográficos que agrupen a conglomerados de población que sistemicamente son un solo cuerpo urbano, pero que a su vez preservan las características de una ciudad viva y productiva que difieren mucho de la aberración capitalista de las ciudades satélites o dormitorios, donde la población esta obligada a migrar diariamente al corazón de la ciudad principal o el centro urbano de mayor peso dentro del sistema para poder acceder a fuentes de trabajo, bienes y servicios desmejorando de forma drástica y categórica la calidad de vida de los pobladores ya que pasan el 50 % de su vida desplazándose a lugares remotos para poder trabajar, tener salud e incluso divertirse.

Para realizar un cambio estructural que disipe y elimine esta situación se debe articular junto al poder comunal, una serie de políticas conjuntas en materia de la pequeña y mediana industria bajo la concepción de la producción socialista de los medios y la integración del campo a la ciudad, así como al aparto productivo urbano, de manera que se fortalezca estos espacios deprimidos para así potenciar o reforzar las capacites productivas de las comunas. Transformando los espacios que anteriormente eran improductivos e incluso discriminados y excluidos integrándolos al sistema urbano e ir rompiendo así las cadenas de dependencia de forma de crear una metrópolis equilibrada territorialmente, socialmente, económicamente y ambientalmente.

Esto permitirá entonces, obtener a una ciudad que funciona como un cuerpo urbano dentro del contexto de la ciudad federal y los distintos núcleos comunales o comunas serían los órganos que articulados le dan vida a este cuerpo urbano, adonde cada uno de esos órganos tendría una función productiva especifica pero en función del contexto territorial, cultural y social de la urbe federal.

Por otro lado el impacto de estos cambios estructurales en la ciudad independiente generará también una mejora considerable en el sistema interno ya que baja la presión poblacional sobre las vías y medios de comunicación existirán más posibilidades de empleo para los pobladores autóctonos, así como se mejorará en general el sistema urbano de forma integral.





















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