¿Por qué no se calla usted, señor rey?

¿Para qué sirve un Rey? Esa vaina suena más babosa que ponerse alpargata con medias tobilleras. A comienzo del sigloXXI todavía existen reyezuelos, príncipes, condes de guácharos y altezas reales por algunas regiones del mundo. ¡No me la jodas Camila! Los reyes son personajes de comiquitas, cuyos efebos hijos, los príncipes, se la pasan cabalgando por los bosques a ver si consiguen Cenicientas y Blancanieves… (¿Blanca nieves? No sé porqué carajo cuando hablo de “nieve” me recuerdo del “Rey de la lumpia” Orlando Urdaneta y Patricia… ¡coye, esos si son buenos en la “nieve” y en el talco) dormidas en bellos ataúdes para besarlas y luego que éstas, las simplonas despiertan con el beso, casarse con ellas y ser muy felices tara, rin, tara, ran. (¿Será verdad que los reyes sufren de mal aliento y por eso despiertan doncellas?)

Hans Christien Andersen, los hermanos Grimm y Efebo, eran duchos en esos cuentos, hasta que llegó el papá de Manuel Rosales , Walt Disney, es decir el único papá al que los hijos animales le hablan, y se apoderó de la tierra de la fantasía donde los sueños se hacen realidad. En nuestros días infantes, nos deleitamos con esas fantasías hasta que observamos que los reyes de Burundi, de Nigeria, de Tanzania, de Arabia, nunca salían en esas comiquitas, ni en jamás de los jamases los incas, los aztecas, ni los mayas.

Cuando le vemos la cara a ese Rey nos recordamos de Oswaldo Álvarez PARR,”Bombillo `e túnel”(siempre está prendío) de Ramón Martínez, de Ismael García, de Eduardo Fernández y otros “caraecaña” que habitan por estas estepas. Es que la curda se le ve en los pómulos, los ojos, los ojetes y los collaretes. Sin contar que a ciertos “cardenales Mendoza” no se les puede oír muy de cerca porque lo encienden a uno sin más ni menos.

¿Un Rey a comienzo del siglo XXI? ¿Será por eso que los españoles inventaron una vaina que se llama “chulería”, quizá para no ser tan claro con monarquía? ¡No sé, uno se imagina tantas vainas que la cabeza se le llena de “infantas e infantos”, ¿leyeron semejante ridiculez? Un hombre que no trabaja, es un gigoló, un haragán, un vividor, ¡un chuloooo! Y eso no se puede negar.

Además esos reyezuelos viven en grandes mansiones, cuyos patios son interminables, bordeados de frutales y caballajes y por supuesto, poseen perros de caza para salir en las tardes de otoño y cabalgar hasta el coño buscando diversión matando perdices y bebiendo líquidos espirituosos, ¿para qué carajo sirve un Rey? ¡Decidme oh, cara de caña de la vendimia!

Ah, pero los reyes son una vaina seria. Se imaginan que el tiempo no pasa, porque todavía utilizan reloj de arena de la mala, o sea, de la Coruña. Las veces que salen de palacio es a comprar caña o a viajar a los lugares, en donde hace siglos enviaron a sus huestes de tuberculosos, llagosos, leprosos, hediondos a ajo, patas violentas, con un italiano llamado Cristóforo Colombo, que no parecía italiano sino un “Borbón”, pues creía que el mundo era triangular.

Algunos de estos reyezuelos apertrechados de butifarras y ajo para la tensión dinámica, son invitados por sus súbditos (sirvientes) oligarcas de Latinoamérica a ciertas reuniones, cuando en verdad si tuvieran vergüenza y sintieran amor por los verdaderos dueños de estas tierras ni peos le tiraran (flatulencias intestinales para que no se moleste la chulería, perdón la monarquía) a ver sus antiguos feudos. Como estos reyezuelos no habitan el presente, porque además se la pasan es viendo los retratos de sus antecesores cuando imponían el garrote vil a sus lacayos y otras mariqueras, creen que aún los latinoamericanos andan como ellos, o sea, con “violín” y mal aliento y alzan las voces gritando órdenes a los que se creen sus eunucos.

Pero en estos días, uno que no es cipayo, ni lacayo, ni jala bolas, ni “madre patria” se le arrechó y le dijo unas palabras que al parecer ofendieron al reyezuelo. Como lo que es un energúmeno fuera de tiempo, quiso mandar callar al CRIOLLO, pero éste le dio unas valientes respuestas que hicieron que el reyezuelo con cara de tomar hasta “bairún” se arrechara y amenazara. Mas el CRIOLLO HUMANISTA QUE NO CREE EN PAJAS NI EN PAJARITOS EN ESTADO DE GRAVIDEZ, el cual otro día llamó “Diablo” oloroso a azufre al imperialista del Norte, levantó su gallarda voz y le REGRITÓ: “Su ira es de 500 años, ¿por qué no se calla usted, señor Rey?

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Ángel V. Rivas

Limpiabota, ayudante de pintura, articulista, Productor Nacional Independiente, editor de El Irreverente. Animador del programa Gigantes del Romance, autor del libro Pacto Satánico y poeta en estado de frustración.

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