¿Y ahora qué hacemos?

Después de unas horas de difícil sueño, me levanto y pienso en ¿qué fue lo que hicimos mal?.

Las respuestas obligadas:

* Nuestro Presidente ha hecho posible encender la mecha de la llama revolucionaria entre los venezolanos, esa llama que está muy lejos de apagarse.
* Los Ministros se han encargado de enquistar hasta las raíces la burocracia.
* Los Alcaldes y Gobernadores se han olvidado del olor y del dolor del pueblo
* Los Diputados (rojos rojitos?!) ni siquiera han podido promulgar las leyes necesarias para el avance de la revolución
* En los espacios de discusión de las comunidades, nos hemos abocado a tratar de resolver los problemas, olvidándonos de la discusión ideológica.
* En las Universidades hemos luchado, sin éxito, contra el tecnocratismo.

La lucha sigue compañeros, sin autocrítica no hay revolución. La verdadera revolución no está perdida, ha demostrado que es necesario y urgente luchar contra la cultura de la cuarta república, que sigue viva en casi todas las Instituciones del Estado. Es el momento de reflexionar y no sólo buscar los por qués sino más bien, pensar en la estrategia para construir el socialismo y el verdadero poder del pueblo. Basta ya de triunfalismo, basta ya de negligencia, corrupción e incapacidad. Los venezolanos estamos cansados del desabastecimiento y de hacer malabares para conseguir los productos de la cesta básica, y ver a los Ministros de Alimentación y de Agricultura y Tierras, sentados sonrientes en el Aló Presidente. Los venezolanos estamos cansados del toque de queda que producto de la inseguridad nos tiene un cerco en nuestros hogares y de ver como el Ministro de Relaciones Interiores, nos dice que todo está perfecto.

El Presidente no puede saber de todo, no puede ser el Gobernador de todos los Estados, no puede encargarse de todo. Para eso necesita un "equipo" que trabaje con ese ritmo descomunal con que él lo hace. Y sino están preparados, deben salir del gobierno y darle paso a nuevos dirigentes que estén capacitados para dar esas respuestas que necesitamos.

El Presidente no se ha alejado de los Pedro Pérez, pero su tren ministerial está cada vez más ausente, más lejano. Me hablaban ayer de un voto castigo, pienso que de existir descontento es sólo por la incapacidad de resolver los problemas medulares de las comunidades y de la soberbia de los que lo acompañan.

Estoy convencida de que en nuestras casas, un dejo de tristeza nos embarga. Los que no votaron sienten quizás que el papel que jugaron no era el más acertado. Cuando escucho a Chávez, hablando del "por ahora" lo aplaudo de pie, porque a pesar de este duro golpe, salimos fortalecidos porque llegó el momento de consolidar la revolución dentro de la revolución, llegó el momento de construir y no de destruir, llegó el momento de la discusión ideológica, llegó el momento de ese cambio cultural, donde dejen de existir "los vivos bobos", los que se colean y pagan matraca. La reforma, sin duda llegará, porque es necesaria.

Los oposicionistas creen que vencieron y no han sabido darse cuenta que hay una cosa que es peor que perder una batalla, ganarla. A ellos les toca demostrar que han madurado y no siguen siendo los golpistas que buscan otra salida que no sea electoral y soberana.

Para disfrutar de una patria bonita, tenemos que construirla y esos líderes de esta etapa (aunque algunos ya se han quitado las máscaras) o cambian o serán aplastados por el pueblo, que está molesto con ellos y sin querer la pagaron con Chávez.


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