El Ministro de Relaciones Interiores de la época “El policía Izaguirre” incapaz de dar la alocución preparada se retira del podio. Hasta la fecha no se tienen cifras exactas de los compatriotas asesinados y desaparecidos, fueron millares. Recordemos que cuando esta vil masacre aconteció la Conferencia Episcopal no se hizo presente ni elevó su voz de protesta, tampoco lo hicieron las llamadas “Sociedades Civiles Organizadas” ni los múltiples Defensores de Derechos Humanos, salvo algunas excepciones como Tarek Willians Saab, ni los Medios de Comunicación hicieron presión para exigir cifras y aclarar la verdad de los hechos acontecidos. Inequívoca muestra de la existencia de un pacto de COMPLICIDAD para ocultar lo sucedido. Por esos dias surgieron estas reflexiones en forma de versos: I
Como rios de sangre, es el pueblo que baja
Se desborda en su ira y en su desesperanza
Mi pobre gente pobre, mi pobre gente hermana
Relegada, excluida, hijos de la miseria
De esta mi Venezuela su madre acaudalada
II
Quien vela por la gente que ha sido desplazada?
Quién libra su batalla? Si han dado tanta brega y no reciben nada
Si apenas sobreviven: sin empleo, sin agua
Y cuando se rebelan las bestias le masacran
III
Si el pueblo sale airoso de esta brutal matanza
Deberá organizarse en una lucha armada
Para vencer el hambre, para drenar su rabia
Contra las injusticias y que el bellaco caiga.
IV
Con este olor a muerte hoy comienza una etapa
De un rumbo diferente para mi noble patria
Que la unión prevalezca, que la igualdad se expanda
Que REDOBLEN LOS SABLES por amor a la Patria
Que sin duda ninguna el ejemplo es CARACAS.