Ponencia en el marco de la Jornada de Discusión Política titulada “Emancipación Latinoaméricana versus Globo-Fascismo”
Facultad de Ciencias Jurídicas y Políticas
Universidad de Los
Andes
Jueves 6 y Viernes 7 de Noviembre
Mérida-Venezuela 2003
CONTENIDO
Introducción
PARTE I
1. Crítica en
positivo a la Creencia Cristiana Conservadora de
la
Revolución
2. El Enfoque científico-filosófico transhistórico
3. La Palabra "Revolución"
4. Hacia un Concepto de la
Revolución
5. La Afirmación Burguesa en la Revolución Francesa
6. La Negación Proletaria en la Revolución Francesa
7. Las
teorías marxistas de la Revolución: desde la Comuna de París
de 1871 hacía la Revolución de Octubre de 1917
7.1. La Práxis-Teoria revolucionaria de Marx y
Engels
7.2. La Práxis-Teoría de Revolución de
Lenin y Trotsky
PARTE II
8. LA REVOLUCIÓN BOLIVARIANA
Introducción
8.1. Aprendiendo de Lenin: Estado y
Revolución
8.2. Venezuela: Una
Revolución Sui Géneris
8.3. La Curiosidad: ¿Una Contrarrevolución sin
una Revolución?
8.4. Lo Nuevo Real en los Trajes del Antaño
8.5. Logros
de la Revolución Bolivariana -- del "Proceso"
8.5.1. La Revolución como
Proceso
8.5.2. La Herencia Constitucional
de la Revolución Francesa
9. Conclusiones
Introducción
En estos momentos del globofascismo corporativo
estadounidense y europeo, especialmente en Venezuela y América Latina, existen
razones práxico-teóricas suficientes para reconsiderar, reevaluar y redefinir el
concepto de revolución, es decir, precisar la Revolución Bolivariana misma.
Desde luego, esta no es una pretensión científica o filosófica fácil. Una cosa
es hacer la revolución diariamente, en el Plan "Robinson" o "Barrio Adentro",
otra cosa es hacer y pensarla transhistóricamente en una clase de ciencia
política de la ULA. Además, en la ULA misma, en la Alcaldía, en la Gobernación,
Revolución es el tópico fundamental de los fenómenos que han llegado a ser
conocidos como „Socialismo“, „Comunismo“ o „Marxismo-Leninismo“ o „Terrorismo“,
cuestiones no muy queridas en la política exterior, en el mundo occidental, por
el Globofascismo yanquí-europeo. No obstante, sin saber de qué se trata, hoy día
la "revolución" es una palabra usada para cualquier cosa por todo el mundo,
inclusive por Bush y Rumsfeld.
En la Parte I analizaremos el
contexto histórico del concepto de la revolución, y las teorías
correspondientes. En la Parte II analizaremos la problemática de
globalizar la Revolución Bolivariana. Entonces, presentaremos muy
concentradamente la esencia y la existencia, la práxis y la teoría de las
principales concepciones burguesas y proletarias de la Afirmación (Revolución
Francesa) y de la Negación (Revolución de Octubre) dentro del mismo proceso del
trabajo globalizado moderno, dentro del sistema capitalista mundial
contemporáneo. Claro que sí, es necesario analizar los aportes revolucionarios
del llamado "Tercer Mundo”, de los pueblos de África, Asia y América Latina --
Sudáfrica, Ghana, Zimbabwe, Namibia, Argelia, China, Vietnam, Cuba, Chile, etc.,
pero ya existen centenares de libros sobre este tema, tal inmensa investigación
detonaría los límites científicos de esta ponencia específica. De cualquier
modo, todos ellos, de una u otra manera, han enfocado sus ideas e inspiraciones
revolucionarias fundamentales dentro de la misma contradicción de la Revolución
Francesa, como parte de la Negación sistémica dialéctica global del trabajo
internacional y del capital mundial, es decir, en el contexto de las teorías
sobre el desarrollismo, la dependencia, el imperialismo, el corporatismo del
complejo industrial militar y la globalización. Finalmente, trataremos de
enfocar la Revolución Bolivariana dentro del contexto del globofascismo alias el
"neoliberalismo salvaje".
Primero, viviendo en un continente tan
religioso, veremos lo que Jesucristo ha dicho en la Sagrada Biblia a sus
discípulos en cuanto a la "disensión", o sea, la revolución; y también lo que
Marx ha pensado en cuanto al "suspiro de la criatura oprimida", al "corazón de
un mundo sin corazón".
PARTE
I
1. Crítica en positivo a la Creencia Cristiana
Conservadora de la Revolución
En Venezuela, precisamente la
creme de la creme divina de la Iglesia Romana Católica, especialmente el
Monseigneur Balthazar Porras, actúa como golpista, saboteando activamente la
Revolución Bolivariana. Desde hace más de un siglo y medio, el revolucionario
Carlos Marx ha tenido un mensaje urgente a los Bolivarianos; enfatizó que toda
crítica social revolucionaria contra el viejo régimen feudalista obsoleto, tenía
que empezar con la crítica no sólo de la religión absolutista romana católica
misma, sino de todo tipo de religión.
En tiempos de la Revolución
Francesa, esto es precisamente lo que casí todos los pensadores burgueses habían
hecho para crear una nueva sobreestructura capitalista industrial, y así con una
práxis y teoría revolucionaria invencible eran capaces de derrocar la podería
divina clerical, de separar la Iglesia inquisitorial del Estado aristócrata
feudalista, y de lograr la hegemonía del poder político para la Revolución
Industrial capitalista económica. Destruir la sobreestructura religiosa
ideológica feudal era instrumental para introducir la dominación política de la
Razón, es decir, del Capital, del Estado moderno, contra todos los gobiernos
moribundos "por gracia divina de Dios". Ab ovo, la religión cristiana ha
sido un producto geocéntrico ideológico del Imperio Romana, de la producción
agrícola, del feudalismo mismo. Por consiguiente, andando el tiempo, en la
sobreestructura europea, esta cosmovisión obsoleta fue reemplazada por la
cosmovisión heliocéntrica; por lo tanto, progresivamente la Ciencia Natural y la
Filosofía Social burguesas revolucionarias sustituyeron la Metafísica, la
Teología y las creencias absolutistas estériles.
Por lo tanto, en el
Tercer Milenio, en un continente donde casí 100 por ciento de los habitantes son
fieles cristianos católicos romanos -- que todavía creen en un Dios feudalista
colonial, importado y hecho en Europa --, en primera instancia, dentro del
contexto de la "Teología de Liberación" latinoamericana, es de suma importancia
recordarles a todos ellos, que el Jesucristo originario era un rebelde y
revolucionario, y qué es lo que ha dicho en el Nuevo Testamento en cuanto a la
contradicción, la espada, la guerra, la paz, la verdad, la libertad y la
"disensión", es decir, la revolución.
Seguramente, hoy día los EE.UU.,
Alemania, España, Inglaterra, etc., y los medios de comunicación nacionales e
internacionales, con pocas excepciones, lo declararían, junto a Chávez, un
"terrorista" peligroso, violento, un caso para ser arrastrado frente a la Corte
de La Haya corporativa fascista, sentenciado y crucificado por crímenes contra
la lesa humanidad.
Conste para estos “pacifistas”, demócratas,
republicanos y gandhistas, que Jesucristo idóneamente y en nombre de la verdad
se ha declarado en contra de la "paz mundial" y a favor del fuego de la
revolución de los "chavistas", "terroristas" y "marxistas":
"No penséis
que he venido para traer paz a la tierra; no he venido para
traer paz, sino
espada."
(Jesucristo -- Mateo 10, 34.)
"Fuego vine a
echar en la tierra; ¿y qué quiero, si ya se ha encendido? ...
¿Pensáis que
he venido para dar paz en la tierra? Os digo: " No, sino disensión."
(Jesucristo -- Lucas 12, 49,51)
"¡... y conoceréis la verdad,
y la verdad os hará libres!"
(Jesucristo -- Juan 8, 32)
Tenemos, de
paso, que San Juan ya advirtió a las “cuatro Jineteras del Apocalipsis", qué es
lo que pasará con aquellos que tergiversan la verdad:
"... y si alguno
quitare de las palabras del libro de esta profecía, Dios quitará
su parte
del libro de la vida, y de la santa ciudad y de las cosas que están
escritas
en este libro."
(Apocalipsis, 22, 19).
Obviamente, Jesucristo afirmó
la "espada" y el "fuego" revolucionario, contra cualquier paz o democracia
capitalista, contra todos los golpistas y "escuálidos" reaccionarios de todo
género clasista.
En este espíritu -- amigos, colegas, estudiantes
--, nuestro tema hoy es "Globalizar la Revolución Bolivariana". Primero, ¿qué es
la "revolución“?, ¿qué es la "Revolución Bolivariana?“ Y, en primer lugar, ¿por
qué globalizarla? ¿Por qué es menester hacer y pensar la Revolución? ¿Qué tienen
que ver el cooperativismo y el comunitarismo de la Revolución Bolivariana con la
Práxis-Teoría revolucionaria global? ¿Qué tienen que ver el comunitarismo, el
cooperativismo y el comunismo con la revolución global?
2. El
Enfoque científico-filosófico transhistórico
Antes de
adentrarnos en la esencia de nuestra ponencia, es imprescindible aclarar la
concepción „Práxis-Teoría Cooperativista-Comunitaria“ que en el caso de la
Venezuela actual tiene que ver, por un lado, con la "economía social", dentro de
un capitalismo nacional planteado a través de un mercado regulado por el Estado
Bolivariano, y por otro lado, con el "cooperativismo" comunitario, un elemento
socialista del capitalismo temprano. De verdad, para las clases sociales
oprimidas -- aunque no nos gustan para nada los "ismos" -- el Cooperativismo, el
Comunitarismo y el Comunismo son herramientas, formas de organización
social, imprescindibles para defenderse en un mundo capitalista
explotador.
Por lo menos, filosóficamente, dentro de un sistema
universal cerrado, desde la Revolución Francesa, desde Hegel, no cabe duda
que la llamada Historia es la relación Sujeto-Objeto, Sociedad-Naturaleza, y la
síntesis de esta contradicción productiva dialéctica es la Libertad
burgués-capitalista. Dentro de este contexto, fueron elaboradas todas las
constituciones del mundo, incluso las del "socialismo" y del "comunismo", una
herencia constitucional de la Revolución Americana y la Revolución Francesa.
Aunque muy pocas personas, y mucho menos los pobres de la Tierra conocen esta
herencia, todos defienden el "Bien Común", la "Libertad, Igualdad, Fraternidad,
Democracia, Justicia y Paz" -- es decir, los elementos principales, que -
supuestamente - deberían reflejar lo humano cooperativo verdadero, el humanismo
comunitario real.
Entre 1845 y 1846, el joven Carlos Marx, que todavía
era Hegeliano, explicó este proceso social de trabajo histórico de la manera
siguiente:
"... que cada miembro de la especie humana, del homo
sapiens sapiens, independientemente de su color, confesión, sexo o convicción
política,
es nada más que la relación Naturaleza-Sociedad histórica. La
esencia
y existencia material-espiritual de la vida histórica es el proceso
revolucionario de la naturalización del ser humano (a través de la
tecnología)
y de la humanización de la naturaleza (a través de la
producción)."
(Véase: Franz J.T. Lee, Teoría-Práxis de la
Revolución-Emancipación, Facultad
de Ciencias Forestales, ULA, Mérida, 1986,
pp. 85-112; también véase: http://www.geocities.com/juschmi/tansmosam.html#k1
)
Antes de la Gran Revolución Agrícola, de la Revolución Neolítica a
escala mundial, antes de la "división del trabajo" (el origen del mercado
mundial), de la introducción de la propiedad privada de los medios de
producción, del surgimiento de las clases sociales y del Estado, todavía la
lucha por la sobrevivencia, el proceso humano simple, tenía una expresión
histórica inmediata. (Véase: Carlos Marx y Federico Engels, Obras Escogidas,
Tomo IV, Ed. Ciencias del Hombre: Buenos Aires, 1973, p. 15)
Posiblemente, en aquél entonces, antes del esclavismo, el Hacer y el
Pensar todavía estaban vinculados, relacionados, y el Saber era la Relación
liberadora inmediata. En aquella época, a través del globo, hasta donde sepamos,
con alta probabilidad, Acción y Pensamiento Comunitario eran el “pan nuestro”, y
el cooperativismo, comunitarismo, socialismo y comunismo originario estaban al
orden del día.
El proceso histórico, en términos espacial-temporales
universales, se desarrolló por más de un millón de años en cámara lenta, al paso
del caracol, debido a una naturalización del hombre extremadamente alta y una
humanización de la naturaleza relativamente baja. Para expresarlo en términos
patriarcales modernos, durante mucho tiempo el proceso histórico se ha
caracterizado por una explotación económica minimal del trabajador y de la
naturaleza, y una dominación política, intra-social negligente. Después de la
primera "revolución" agrícola global del proceso de trabajo humano, esta
relación explotadora dominante se profundizó y se desplegó, produciendo así las
diversas clases sociales antagónicas y las luchas de clases modernas infernales.
Por lo tanto, los actos, acciones y actividades preneolíticas
probablemente reflejaron muy poca "conciencia social", es decir, muy poca
ideología y religión, pero suficiente multiversalidad, humanidad, "naturalismo"
y "animismo" para sobrevivir centenares de milenios. Por cierto, esto era un
buen comienzo y constituyó la base histórica real del desarrollo igual, desigual
y combinado para generar algunas lagunas de una transhistórica
"Acción-Pensamiento Comunitario-Cooperativista", que dentro de la revolución
todavía sobrevive, y que a través de la emancipación “sobreexiste”, transvuelve
y transvuela.
La sabiduría objetiva idealista dialéctica de Hegel
y la sapiencia materialista histórica dialéctica de Marx y Engels, por vez
primera, nos han enseñado la diferencia entre el "Hacer" lógico-formal
cuantitativo y el Hacer-Pensar dialéctico cualitativo, por eso, a ciencia y a
filosofía cierta, hoy podemos distinguir entre la Práctica y la Práxis, entre la
Ideología y la Teoría respectivamente. (Véase: Lee, op. cit., pp. 23-58)
En los últimos veinte mil años, en las antiguas y modernas "culturas" el
homo sapiens sapiens, es decir, el Hombre privilegiado dominante o/e
intelectual, nos ha mostrado, cómo, a través del proceso de abstracción o
reproducción mental (Sócrates, Platón, Aristóteles, Kant, Hegel, Bloch, etc.) se
puede convertir la ignorancia ideológica y religiosa en Filosofía (Teoría) y
cómo, a través del proceso de reproducción humana material (Marx, Engels, Lenin,
Trotsky, Galileo, Newton, Einstein, etc.), se puede transformar estancamiento
práctico-repetitivo en Ciencia (Práxis). (Véase: Ernst Bloch, Experimentum
Mundi, Suhrkamp: Frankfurt am Main, 1975, pp. 239-264)
Dr. Alfonso
Gándara Feijoo expresó idóneamente de que se trata: según él, el Pensamiento
Comunitario Cooperativista „no debería ser una vía intermedia o una ‘tercera
vía’ entre el capitalismo y el socialismo... Es teoría y es práxis“."
(Alfonso Gándara Feijoo, „El Personalismo Comunitario: una opción
liberadora“, en: Persona, Comunidad, Socialización, Ponencias de las V jornadas
Internacionales sobre Pensamiento Comunitario, del 7 al 11 de octubre de 1975,
Centro de Investigaciones jurídicas, ULA, Mérida, 1987, p. 11.)
De
todos modos, el comunismo, el comunitarismo y el cooperativismo forman partes
intrínsecas de la Práxis-Teoría revolucionaria. Ahora bien, ¿qué tiene que ver
la Práxis-Teoría transhistórica con las revoluciones sociales modernas?
¿Con la Revolución Bolivariana? ¿Cómo se conceptualiza la revolución? ¿Qué
quiere decir la palabra "revolución“?
3. La Palabra
"Revolución"
Entonces, ¿precisamente qué expresa la palabra
"revolución?“ ¿Cómo los venezolanos, africanos o americanos entienden este
concepto? En la parte que sigue y para dilucidar el concepto y proceso
“revolución”, tendremos que hacer citas extensas de libros o documentes
importantes, pero en su mayoría desconocidos. En mi libro mencionado
anteriormente, he explicado la problemática de la manera siguiente:
"Ahora bien, investiguemos el origen de la palabra „revolución“. La
palabra „revolutio“ (latín), apareció en Europa en la tardía Edad Media. Fue un
problema derivado del verbo latino revolvere, que significa revolverse, moverse
progresivamente hacia adelante en sentido circular, completando una revolución o
giro para llegar nuevamente al punto de partida; por ejemplo, el movimiento de
traslación de luna en su órbita circular alrededor de la Tierra. San Agustín la
usó, en su lucha contra los paganos, en el sentido de „reencarnación“. Los
paganos creían que el alma „viajaba“ incesantemente de un cuerpo a otro hasta
lograr su purificación.
"Continuemos con la noción generalmente aceptada
de revolución. En la primera aceptación de esta palabra, normalmente encontramos
la idea de una alteración violenta, resultado generalmente del trabajo de un
grupo „terrorista“ conspirador, preferiblemente „marxista“, „comunista“ o
„fascista“ que quiere subvertir el orden democrático del Estado; conspirando,
este grupo prepara y efectúa la revolución.
"Punto de vista que se basa
en la filosofía del idealismo vulgar, y según la cual, la causa principal o
sustancia es la idea, o un Ser Supremo. Grandes ideas hacen historia; grandes
hombres como Napoleón, Khomeini o Kennedy, solamente hacen historia, y, por
consiguiente, grandes revolucionarios como Ho Chi Minh, Mao Tse Tung, Fidel
Castro o el Ché Guevara, hacen revolución. En este sentido, la revolución es una
cosa subjetiva, el trabajo de individuos. Ciertamente, líderes populares
individuales como Castro, Mugabe (o ahora, Chávez), juegan un papel decisivo en
la historia y en las revoluciones, especialmente en los países del „Tercer
Mundo“. Pero esto no lo pueden realizar dentro de una jaula de cristal, aislados
de la sociedad y de las fuerzas históricas, aunque tengan las más grandes ideas
revolucionarias.
"Siguiendo la mencionada línea del pensamiento idealista
metafísico, los „comunistas“, „marxistas“ (y „chavistas“), en su papel de
„terroristas“ utilizan a las masas ignorantes, así como las armas procedentes de
los países „comunistas“ (o „castro-comunistas“) y la ideología „marxista“
para fomentar sus intereses egoístas y personales de poder. Las revoluciones
pueden escenificarse, como el drama shakesperiano „Mucho Ruido para Nada“ (As
You Like It). A pesar de los „Sueños de una Noche de Verano“ (Mistakes of a
Night), lo demás ya se conoce, una vez que el espectáculo, el „golpe militar“ ha
tenido éxito. Si resulta victorioso, entonces el futuro historiador idealista lo
llamará „revolución“, y si no, será conocido como un „coup d’etat“, golpe de
Estado o contrarrevolución." (Ibid.)
Resumiendo, para este tipo de
"razonamiento", que se encuentra en todos los medios de comunicación nacionales
e internacionales que participan en la guerra ideológica sucia de
desinformación, son fundamentales tres concepciones:
a. Los
revolucionarios hacen la revolución.
b. El poder político es usurpado, por
el nuevo grupo por medios violentos.
c. La revolución es un evento político
singular. Continuando:
"El significado de revolución, como un
evento político singular, con cambios sociales fundamentales dentro de la
estructura del Estado, se estableció después de la „Revolución Gloriosa“ de
1688, en Inglaterra, cuando Guillermo de Orange desembarcó causando la huida de
Jacobo II. Esta huida se describió como un milagro; la labor de un Ser Supremo,
que no tenía nada que hacer con los afanes y ambiciones de los hombres. Sin
embargo, es importante hacer notar que esta „Revolución Gloriosa“ se llevó a
cabo sin la ayuda de los revolucionarios, los que normalmente hacen la
revolución. La situación legal de la nobleza británica se había tornado
insoportable; esto movió a Guillermo III a establecer el status quo anterior. En
realidad, podríamos considerar esto como un acto verdaderamente
antirrevolucionario. Pero desde entonces, a cada cambio político en un país
europeo se le ha llamado revolución." (Ibid.)
Entonces, la palabra
"revolución", como reflexión intelectual, originó en las Ciudades-Estados
septentrionales de Italia, donde el capitalismo se encontraba en su etapa
embrionaria. En aquél entonces, palabras como „rivoltura“ y „rivoluzione“ eran
usadas para describir serias rebeliones sociales o descontento popular. Lo que
estas palabras designaban exactamente, puede compararse con la comprensión
política actual de „desorden social“ o „acontecimientos turbulentos“ en las
cuestiones políticas internas o externas, por ejemplo, intentonas de un golpe de
Estado o de un golpe petrolero en Venezuela. En aquél entonces, la palabra
“revolución” todavía no tenía una connotación científica filosófica.
4. Hacia un Concepto de la Revolución
¡Paz
quiere decir Revolución Proletaria Mundial!
(Rosa Luxemburgo)
"No
penséis que he venido para traer paz a la tierra;
no he venido para traer
paz, sino espada."
(Jesucristo -- Mateo 10, 34.)
Sin
teoría, no hay revolución.
(V. I. Lenin )
Sin masas organizadas, no
hay revolución.
(Marta Hanecker.)
Transcender ni evolución ni
revolución, es
transvolución, es emancipación.
(Franz J. T.
Lee)
Veremos algunas concepciones que surgieron directamente de la
Revolución Francesa.
En lo concerniente al concepto de revolución
astrológico-científico:
"Para Dante, „revolutio“ es el movimiento
cambiante del sol, las estrellas y los planetas. Vemos entonces, que en las
postrimerías del s. XV la palabra „revolutio“ era un concepto astronómico
pre-político. Luego, cuando se dieron los descubrimientos de los científicos
naturales: Copérnico (1473-1543), Galileo Galilei (1564-1642) y Sir Isaac Newton
(1642-1727), el término tomó una connotación físico-política.
"Los
astrólogos del s. XVII creían que mediante la posición de los cuerpos celestes,
por el horóscopo, podían predecir la fe de los príncipes feudales, quienes
acudían a ellos en busca de consejo antes de ir a la guerra." (Ibid.)
Este método pre-científico es usado todavía en nuestros medios de
comunicación, por "las jineteras del Apocalipsis", por Globovisión o Venevisión,
para manipular los trabajadores venezolanos con el veneno de la guerra de
información, contra la Revolución Bolivariana y para inculcar subrepticia-
e ideológicamente diversos patrones de comportamiento conservador
contrarrevolucionario en la mente de los venezolanos. Como herencia de la
Conquista, todavía virulenta, esto resulta más fácil cuando casi 100 por ciento
de la población venezolana y latinoamericana todavía creen en los dogmas
romano-católicos, cuando socialmente todavía quedan restos religiosos
supersticiosos de la Edad Media absolutista feudalista, del exorcismo de la
Inquisición Española, en un ambiente social eruptivo, peligrosamente lleno de
fantasmas de ángeles y diablos. Como ya mencionado anteriormente, esto es un
problema muy delicado, resultado colonial del desarrollo igual, desigual y
combinado transhistórico que la Revolución Bolivariana necesariamente y con
urgencia tiene que confrontar y resolver. Como hemos dicho anteriormente,
también, porque la madre de "cualquier crítica es la crítica de la religión”
(Marx), que obstaculiza la formulación de una práxis-teoría para la misma
Revolución Bolivariana.
Sin embargo, a partir del s. XVII, la
gente europea todavía creía que los sucesos políticos dependían de los fenómenos
físicos. Pensaban que las acciones políticas estaban enmarcadas dentro del campo
magnético de los poderes de la naturaleza. Observemos que este fue un paso
claramente revolucionario, lejano al de la noción idealista, religiosa, de que
la Providencia determina el comportamiento humano. Desde entonces el prefijo
„re“ no sólo significó una simple repetición, sino que conlleva la idea de
destrucción. La palabra „revolución“ incluyó entonces un nuevo elemento, el cual
iba más allá del alcance humano, más allá del cálculo y la planificación.
Agustín Thierry (1795-1856), brillante figura de la historiografía
francesa, consideró al desarrollo nacional como una lucha entre dos estirpes
mayores: los invasores y los invadidos. Otro historiador francés, Francois
Pierre Guillaume Guizot (1787-1874), quien entre 1829 y 1832 escribió los seis
volúmenes de su Historia General de la Civilización en la Europa Moderna,
al igual que Thierry, interpretó las mencionadas revoluciones sociales como
luchas entre clases sociales. Louis Adolph Thiers (1797-1877), Primer Ministro
de Francia entre los años 1836-1840, Presidente de la Tercera República Francesa
entre 1871-1873 y prominente historiador europeo de su época, junto con Thierry
y Guizot, se cuenta entre los respetables eruditos que inspiraron a Carlos Marx
y Federico Engels en el desarrollo de su teoría sobre la lucha de clases, a
mediados del s. XIX.
"Desde las Reflexiones sobre la Revolución
Francesa de Edmund Burke (1729-1797), hasta los autores contemporáneos de la
„teoría de la dependencia“, existe un enlace histórico directo entre los
intelectuales que intentaron explicar la esencia y las leyes evolucionistas del
„cambio social“ o „revolución social“. Estos autores, independientemente de sus
ideas políticas específicas, trataron de determinar las múltiples causas,
precondiciones, estrategias, tácticas y consecuencias del „cambio social“,
dentro de un sistema de sofisticados conceptos y categorías de las ciencias
sociales."
(Lee, Teoría-Práxis, véase: http://www.geocities.com/juschmi/teocap3.html#c31)
Es cierto que conceptos como la revolución o la contrarrevolución, como
parte de la ideología o teoría, son de difícil determinación científica y
filosófica, especialmente cuando se emplea el método de la lógica formal, que ha
dominado al mundo occidental desde Platón y Aristóteles. Estos fenómenos
tienen la característica esencial de ser incompletos, procesales y
anticipatorios, y por eso, no hay revoluciones "clásicas" o paradigmáticas, en
el sentido de que pueden ser exportadas o importadas. Es por esto que hoy, a
pesar del desarrollo mundial igual, desigual y combinado, en la época del
globofascismo, la Revolución Bolivariana -- que es precisamente un producto
global transhistórico de este modo de destrucción actual transitorio, del
"neoliberalismo salvaje" mundial -- no puede ser ni identificada ni
criticada con parámetros o/y paradigmas científico-filosóficos marxistas o
burgueses del siglo XIX o XX.
No obstante, lo que es fundamental para la
teoría revolucionaria, ya a comienzos del s. XIX, hace más de 150 años, el
filósofo idealista objetivista alemán Georg Wilhelm Friedrich Hegel (1770-1831),
había sistematizado el método dialéctico de razonar lógicamente, es decir, de
captar y de explicar revoluciones dentro de un sistema cerrado universal.
Todavía hoy, la mayoría de los autores modernos de las ciencias sociales,
separan la práxis científica y la teoría filosófica, tal como hace milenios ya
lo hacían Platón y parcialmente también Aristóteles.
Precisamente Hegel
nos explicó que todo lo que nace, merece perecer. Entonces existen épocas de
"desvanecimiento", incluyendo especies que desaparecen. Tales fenómenos no se
pueden explicar científica-filosóficamente como cosas, que acaban de nacer. Hay
una gran diferencia entre la génesis y el nadir, entre la aurora y el
desvanecer, a pesar del hecho que ellos están interrelacionados dialécticamente.
La Revolución Bolivariana es un producto histórico de una época en que el
capitalismo está en agonía, es decir, vivimos en la era de un modo de
destrucción, en un tiempo sin "Final Feliz“ "¡... y conoceréis la verdad,
y la verdad os hará libres!" Ésta es la realidad global, la verdad venezolana,
es la Revolución Bolivariana, la que estamos examinando aquí, y no necesitamos
una esperanza barata, sino una trascendencia emancipatoria por excelencia.
Por ser la Revolución Bolivariana el producto histórico de una época agonizante,
global, ya está “globalizada”, ya es “internacional”; de que se trata es
continentalizarla, regionalizarla, nacionalizarla y superarla, y esto es
una tarea práxico-teórica inmensa.
5. La Afirmación Burguesa en
la Revolución Francesa
Definitivamente las dos grandes
revoluciones „clásicas“, la Francesa de 1789 y la Rusa de octubre de 1917,
introdujeron ambas, las etapas iniciales de un nuevo modo de producción, el
capitalismo moderno. Pero estudiándolas meticulosamente, sólo pueden explicar
con limitaciones las causas básicas, las dinámicas sociales, los estados
históricos latentes y las tendencias de las numerosas revoluciones sociales del
siglo XX que agitaron especialmente a Africa, Asia y América Latina. Tambièn,
sólo elucidan algunos elementos fundamentales de la Revolución Bolivariana, por
ejemplo, la reforma agraria, el estado nacional, la soberanía, etc.
-- todos objetivos “clásicos” de la revolución burgués-capitalista. Otros,
por razones históricas, debido a la división internacional del trabajo, del
"desarrollo desigual" (Samir Amin), son ausentes, por ejemplo, una clase
capitalista nacional, que controla el poder económico, y una teoría
revolucionaria -- que científicamente puede analizar la lucha de clases
sociales de América Latina, y del mundo globalizado entero -- que fue
desarrollada en aquél entonces por los pensadores de la Ilustración, equivalente
a la feroz destrucción ideológica de la sobreestructura absolutista religiosa,
romana católica, y promotora de la industrialización tecnológica nacional. Por
razones de tiempo disponible, La Revolución Americana, como primera Revolución
Colonial no la podemos elucidar aquí; al fin y al cabo, es parte intrínseca de
la misma Revolución Francesa y de la Revolución Industrial Inglesa.
Ahora
analizaremos brevemente las teorías de los autores burgueses revolucionarios a
mediados del s. XVIII, como Rousseau, Voltaire y Montesquieu, quienes estuvieron
bastante familiarizados con el feudalismo y el catolicismo, con los eternos
enemigos del capitalismo en su lucha por el poder político. Esta es la razón por
la cual la clase burguesa fue revolucionaria (pero no emancipatoria) y pudo,
históricamente, tener éxito. Como sabemos, el clero y la nobleza afirmaron al
feudalismo absolutista y la burguesía y el proletariado fueron quienes lo
negaron, empujando la Revolución Francesa política y la Revolución Industrial
económica. Ninguna de estas clases tenían en mente sobrepasar el modo de
producción, es decir, el proceso alienante del trabajo explotador en sí. Sólo
desearon cambios de clases sociales dentro del sistema del poder social,
político, militar y económico. Esto es esencialmente el objetivo de todas las
revoluciones intra-sistémicas, contemporáneas.
En cuanto a la Ilustración
Francesa, elucidaremos algunas concepciones de sus teóricos de la
revolución. Francois Marie Arout de Voltaire (1694-1778), aunque no vivió
la experiencia de la Revolución Francesa misma, hablaba ya de la „revolución des
esprits“, la revolución de los espíritus, con lo cual quería referirse al
triunfo de la razón (del capital) sobre la superstición, de la libertad,
igualdad y fraternidad del hombre (burgués) respecto a la fe ciega. Este
concepto de revolución voltariano constituyó parte del ataque político contra el
absolutismo feudalista, contra el gobierno aristocrático instaurado por la
„gracia de Dios“, y contra la hegemonía divina de la Iglesia. Tales ideas nada
tenían que ver con "terrorismo" o "conspiración" en contra de un Estado
absolutista, sino más bien con la „revolucionización“ del "espíritu", de la
sobreestructura social, de la mente humana de la nueva clase burguesa, que
traicionó a su socio revolucionario, al proletariado.
Sin embargo, comparado
a otros ilustres teóricos de la Revolución Francesa, Voltaire era un reformista
que esperaba, que algunos de los ilustrados líderes de la aristocracia pudieran
mediante la razón, establecer la armonía social en la Francia absolutista. Según
él, Francia sólo necesitaba „40.000 sabios“ para salvarse. Voltaire, como buen
“Democrata”, igual como la "oposición" venezolana y la junta terrorista de Bush,
aborrecía un gobierno de las masas pobres, prefiriendo ante ello un “rey
humanista”, benigno con el pueblo; prefirió un “rey-filósofo” platoniano ante
cualquier régimen “popular-bolivariano”. Esencialmente, el concepto de
revolución voltariano era reformista elitésca.
Muy temprano, Charles
Louis Baron de Montesquieu (1689-1755), representante de la primera generación
de líderes de la Ilustración Francesa, e introduciendo ya el concepto de la
contrarrevolución, quería frenar la revolución por medio del "diálogo" y de la
"reconciliación" de clases antagónicas (estilo OEA ...), es decir, deseaba
"negociar la revolución" con la "oposición" feudalista, o sea, con el ancién
regime -- creía que las clases feudales gobernantes no sólo estaban
interesadas en defender sus privilegios particulares, sino que también estaban
interesadas en el bienestar general de la nación, el cual debía alcanzar
igualmente a las masas empobrecidas. ¡Qué ilusión!
Un concepto
ambivalente y hasta discriminador de la revolución fue formulado por Jean
Jacques Rousseau (1712-1778); quien concibió la revoluciòn tanto en terminos de
progreso y construcción como también de destrucción. En cuanto al progreso
capitalista y la construcción de una nueva sociedad, proponía la democracia
radical, directa y egalitaria, sin separación de los poderes, los cuales
deberían yacer por igual en una asamblea popular, estableciendo el derecho
universal del voto. Sin embargo y en cuanto a la destrucciòn inherente al
proceso de la Revolución Francesa, tal como Montesquieu y Voltaire, Rousseau
aborrecía las sublevaciones de las masas y prefería ante esta perspectiva la
intolerable realidad social, la misma que criticaba con tanta vehemencia, y así
expresó su rechazo y discriminación de las clases bajas. Incluso hasta nuestros
días, esto parece ser un principio inalterable de los gobiernos
burguéses-capitalistas. Tal herencia discriminadora social de la propia
Revoluciòn Francesa, hoy sistema capitalista global-corporativo, la vemos en la
"oposición" venezolana y anterior clase dominante, cuando ésta discriminatoria-
e irrespetuosamente se refiere a la base de masas de la Revolución Bolivariana
como una manada de "recogelatas".
Además y como Voltaire, Rousseau
confiaba en que una revolución de los espíritus produjese un renacimiento de la
humanidad europea. Luego, después de la Revolución Francesa, sus protagonistas,
formulando el concepto de revolución mesiánico salvador, creían que la
revolución en sí misma traería la salvación a Francia y a todo el mundo
„civilizado“.
El concepto liberal competitivo igualitario de la
revolución fue formulado por Marie Jean Antoine Caritat, Marqués de Condorcet
(1743-1794); él declaraba que, de acuerdo con las eternas leyes de la razón y la
naturaleza, la libertad tenía que ser edificada sobre las ruinas del despotismo,
y la igualdad sobre las de la aristocracia. Desde luego, hasta nuestra época del
globofascismo, libertad (como tambièn la igualdad y la fraternidad) quería decir
libertad burguesa capitalista, la libre globalización del capital, el libre
despliegue del capital a través del globo, la libre conquista y el libre
bombardeo del "Tercer Mundo"; pero debido a la centralización y monopolización,
la hoy dominante globalización estadounidense no resulta tan igual y tan
fraternal para las restantes clases burguesas metropolitanas.
Para
defender los intereses capitalistas de la Revolución Francesa, Condorcet, en
1793, introdujo la nociòn del “factor subjetivo” en el concepto de la
revolución, al declarar, que la revolución social moderna necesitaba de
„revolucionarios“, los "citoyen", los “camaradas”, los “compatriotas”. El
teorema de que la revolución social de un modo de producción puede pensarse y
hacerse consciente- y activamente, tiene su origen en las experiencias de la
Revolución Francesa.
También el pensador británico, Edmund Burke, explicó
los acontecimientos que rodearon a la revolución en terminos de un sujeto
activo, específicamente del trabajo de un grupo de agitadores, que incitaron a
las masas a cometer actos y acciones violentas, refiriéndose a los „hombres de
letras“, filósofos, ideólogos y corredores de bolsa como los sujetos
responsables para las turbulencias revolucionarias.
Por otro lado, un
antagonista de la Revolución Francesa, Abbé Barruel, explicó en forma clásica en
su libro Memoires por servir a I’Histoire du Jacobinisme, que las causas
de la Revolución Francesa tenían que buscarse exclusivamente en la existencia de
unos conspiradores bien organizados. Esto es entonces el origen de la infamosa
teoría revolucionaria de conspiración, fatal para los verdaderos revolucionarios
práxico-teóricos, porque los confunde ideológicamente en sus estrategias
políticas, y prohibe ver la lucha real de las clases sociales a nivel mundial
contra el globofascismo.
(Véase: Jutta Schmitt, Reflections on Conspiracy
Theory: http://www.franz-lee.org/files/pandemonium00859.html
)
6. La Negación Proletaria en la Revolución
Francesa
Por otro lado, defendiendo los intereses proletarios,
que también (aunque todavía no teóricamente) fueron expresados en la misma
Revolución Francesa, los demócratas radicales jacobinos, bajo Marat y
Robespierre, querían completar la revolución social burguesa. Así surgió
la negación proletaria, la concepción práxico-teórica de la lucha de clases,
dentro de la misma Revolución Francesa, que más tarde Marx y Engels -- ellos
mismos fascinados de la Revolución Francesa, del capitalismo y de sus
potencialidades mismas --, la formularían científica y filosóficamente en
el Manifiesto Comunista (1848). Es importante notar que la
Revolución Francesa capitalista que ya comprende más de dos siglos, dentro de sí
misma, en su esencia unilateral y existencia contradictoria inherente, contiene
dos lados, la afirmación capitalista y la negación proletaria -- ellas forman
los límites de cualquier revolución dentro del sistema laboral global
actual.
De ahí que, en un mundo univearsalizado totalmente por
la producción capitalista, explotadora, dominante, discriminadora, militarizada
y alienante, lo decisivo es saber dónde, cuándo, por qué, para qué, para
quiénes -- ¿Quo vadis?, ¿Cui bono? -- se hace y piensa la revolución
social. A fin de cuentas, no es el capital que produce el trabajo; la fuerza de
trabajo, al contrario, produce el capital. El problema principal de la
Revolución Bolivariana es, que el capital transnacional y las clases
capitalistas corporativas globales tienen que destruir la naturaleza física y
las fuerzas de trabajo manuales latinoamericanas por millones. En el pasado,
esta fuerza de trabajo física ha producido el gran capital que ahora amenaza al
mundo, por ejemplo y en América Latina, con el ALCA. El Trabajo mismo, la
Alienación per se, ha generado la acumulación del capital mundial, el
globofascismo actual.
Regresando al hilo rojo, de todos modos,
este otro concepto burgués radical proletario de revolución, se halla en abierta
contradicción ante el concepto formulado por los teóricos burgueses en vísperas
de la Revolución Francesa. Reveló que una revolución social objetiva necesita de
revolucionarios subjetivos. Digamos, irónicamente, afirmando la patria moderna,
que esto constituyó el logro político de la burguesía radical cuando aún era
joven y revolucionaria. Los representantes modernos de la alta burguesía
internacional en Miami, como los Cisneros, Mendozas y Capriles, cuando se
refieren a las actividades „dictatoriales“ de los „terroristas“ y „oficialistas“
en Venezuela, olvidan esto deliberadamente.
De ahí que es menester notar
que la palabra y el concepto de la revolución recibió su connotación política
con el origen mismo del capitalismo. Similarmente, como no hay racismo sin
capitalismo, y no hay capitalismo sin racismo, análogamente, no hay capitalismo
sin revolución, y no hay revolución sin capitalismo. La revolución es la
quintaesencia del capitalismo, es su afirmación inherente, es su conditio
sine qua non de existencia. Y viceversa, el producto transhistórico de la
Revolución Franco-Inglesa (1789 - 1830) es el capitalismo, el modo de producción
capitalista. (Véase: Marx y Engels, El Manifiesto Comunista. Allá está
explicado la revolución capitalista como el fons et origo del comunismo,
la dinamo sistémica de la lucha de clases, el objetivo histórico final, el
espíritu del mundo del proceso de producción, la auto-realización del Trabajo.)
Como ya verificado científicamente, ninguna Revolución puede sobrepasar
el Capitalismo, y ningún Capitalismo por medio de la Revolución puede traspasar
el Rubicon creativo de la Emancipación Humana. Por eso, con todo respeto y
amor a Lenin, Trotsky, Ho Chi Minh, Che Guevara, etc., es importante hacer notar
que de facto todas las grandes revoluciones del siglo XX terminaron en el
Capitalismo mismo, ahora, en el Globofascismo; y que, como nunca antes, el
Capitalismo corporativo destructivo está revolucionándose, globalizándose,
realizándose inexorablemente, es decir, aniquilándose.
7. Las
teorías marxistas de la Revolución: desde la Comuna de París de 1871 hacía
la Revolución de Octubre de 1917
"Este proceso es catalogado
ideológicamente como indefinido, porque no asume el marxismo como ideología
orientadora del proceso. Hay que aclarar, sin embargo, que si bien no se declara
marxista, tampoco se declara antimarxista."
(Marta Harnecker, sobre la
Revolución Bolivariana.)
7.1. La Práxis-Teoria revolucionaria de
Marx y Engels
Como dijimos anteriormente, durante la
„Revolución Gloriosa“ de 1688, el término revolución logró su significación como
evento político singular. La Revolución Francesa ha demostrado que todas las
revoluciones sociales son revoluciones „deseadas“. Así, al concepto revolución
se le asigna un elemento político subjetivo. Esto quiere decir que los
revolucionarios y la consciencia revolucionaria son elementos esenciales de una
revolución social; de hecho, constituyen prerequisitos para ponerla en marcha.
Con los antecedentes de esta experiencia histórica de la Revolución Francesa,
Carlos Enrique Marx (1818-1883) y Federico Engels (1820-1895) han desarrollado
la Práxis-Teoría revolucionaria del Socialismo Científico-Filosófico, tal como
está expresada en el Manifiesto Comunista de 1848. Esta línea de
tradición revolucionaria se continuó en Europa desde 1789 - 1830 - 1848 - 1871 -
1905 hasta 1917.
Heinz Rudolf Sonntag, en su libro Marx y Lenin.
Acerca de la Sociología de la Revolución, dice:
„‘La cuestión
social’, ‘el movimiento social; ‘la revolución social’, son categorías que
predominan en el lapso de 1848 a 1918 y ello no puede pasarse por alto. El
problema de la ‘revolución social’ se convirtió en problema clave. En torno a
este fenómeno giraba el pensamiento del siglo XIX, sin que importara la
diferente valoración que se le daba, ni tampoco la posición que se tenía frente
a él. Marx está al principio de este desarrollo, Lenin al final. Al comienzo se
concibió la ‘revolución social’ como una parte del ‘movimiento social’; como más
o menos inevitable, como transformación de una situación social en otra“. (Heinz
Rudolf Sonntag; Marx y Lenin. Acerca de la Sociología de la Revolución. Caracas:
U.C.V., 1974, p. 19.)
Seguramente la revolución social de Venezuela no
es marxista, por eso, se llama Bolivariana, pero, tampoco es
anti-marxista, y por eso, es necesario también estudiar el pasado marxista para
construir el futuro bolivariano, y también el pasado bolivariano para construir
el futuro marxista, es decir, la totalidad de la emancipación
humana.
Marx formuló su teoría de la revolución socialista en los
años 1840-1848 como un programa para la futura revolución democrático-burguesa
en Alemania. El rezago histórico de Alemania frente a los países burgueses
occidentales vecinos (Inglaterra, Francia) daba a la revolución alemana una
posibilidad histórica: no sólo recuperar la „emancipación política“ tal como la
habían realizado los revolucionarios jacobinos en Francia, sino transcender
hacia la „emancipación humana“, superando de esta manera la contradicción entre
Ciudadano y Burgués. En el contexto de la pregunta acerca del sujeto de tal
revolución no es únicamente Marx quien realiza la transición de un ideólogo
burgués radical a un teórico de la revolución socialista, sino simultáneamente
la transición del socialismo utópico al socialismo científico, que puede
determinar y lograr un puente de la práxis entre la critica del presente y la
utopía del futuro al mostrar, cómo la necesidad del presente reúne la
confraternidad de la humanidad pensante y sufrida, liberando de esta manera a la
sociedad humana de los grillos del modo burgués de producción.
Habrá dos
partidos que se encontrarán siempre unidos en un proceso revolucionario: un
partido pequeño-burgués que busca la terminación rápida de la revolución y un
partido proletario impulsando más y más la revolución hasta que todas las clases
más o menos poseedoras sean depuestas del poder, el poder estatal conquistado
por el proletariado y la asociación de los proletarios no solamente en un país,
sino en todos los principales países del mundo, sea tan adelantada que por lo
menos las fuerzas productivas principales se concentren en las manos del
proletariado.
Esta declaratoria de la permanencia de la revolución
que entonces representaba el programa común de la liga de los Comunistas y de
los Blanquistas contiene los siguientes criterios de la revolución
socialista:
a) La conquista de la hegemonía del
proletariado en la revolución burguesa (históricamente
rezagada).
b) La instalación de la dictadura del
proletariado, es decir, la conquista del poder estatal con fines de expropiación
y reorganización de los medios de producción.
c) La
internacionalización de la revolución para lograr la cooperación entre las
sociedades dominantes altamente desarrolladas pero dominadas por el
proletariado, con el fin de impedir que el comunismo se convirtiera sólo en una
generalización de la miseria y de la escasez que a su vez tuviera como
consecuencia y, de manera inexorable, nuevas desigualdades, la formación de
clases y la institución de un aparato opresivo frente a las mayorías
populares.
Por lo general, acerca de la práxis-teoría de la revolución de
Marx y Engels, puede decirse lo
siguiente:
a. Marx fue el primer autor que
describió la esencia de los cambios sociales fundamentales, como el resultado de
la contradicción entre las fuerzas de producción en desarrollo y las relaciones
de producción obsoletas. En una cierta etapa de desarrollo, las fuerzas sociales
materiales de producción entran en contradicción con las relaciones de
producción existentes, es decir, las relaciones de propiedad dentro de las
cuales ellas se habían desarrollado hasta entonces. Después de ser formas
evolucionistas originales de las fuerzas de producción, estas relaciones de
producción se convierten ahora en cadenas de las mismas. El resultado es que se
inicia una época de revolución social.
b. Un modo de
producción nunca desaparece antes de que todas sus fuerzas de producción estén
desarrolladas. Nunca aparecen nuevas y mejores relaciones de producción, antes
de que las condiciones materiales de existencia, necesarias para su nacimiento,
no estén ya presentes, en forma embrionaria, en el antiguo modo de
producción.
c. La revolución es caracterizada
como un proceso, como una época. Generalmente, la violencia
revolucionario-emancipatoria, es imprescindible para romper la vieja cáscara y
dar a luz las nuevas relaciones de producción. Pero la violencia no es,
necesariamente, condición sine qua non de las revoluciones
sociales.
d. El concepto revolución como proceso, es
comparado con el concepto práxis, con la revolución política. En el pasado, este
acto político no ha ocurrido exactamente en el punto donde la concentración de
las nuevas fuerzas de producción entran en contradicción con las obsoletas
relaciones de producción. En este sentido, la Revolución de Octubre fue
prematura, y la futura revolución de los Estados Unidos, bastante
retrasada.
e. Marx y Engels opinaban que la revolución
socialista se daría, simultáneamente, en todos los países „civilizados“,
altamente industrializados: Inglaterra, Estados Unidos de América del Norte,
Francia y Alemania. El mundo „no civilizado“ automáticamente se vería forzado a
aceptar el modo de producción socialista. El marxismo ortodoxo no está haciendo
una clara distinción entre socialismo y comunismo. Sin embargo, la Revolución
Mundial que comenzó en octubre de 1917 no tomó el curso previsto por Marx y
Engels.
f. Queda claro que dentro de
la práxis-teoría marxista, de la revolución no puede haber un modelo de
revolución paradigmático, generalmente válido. Tampoco existen las revoluciones
clásicas.
g. El factor común de todas las revoluciones
es, que las condiciones de explotación social se tornan tan insoportables para
las masas trabajadoras, que la mayoría de ellas es preparada para poner su vida
en juego, en revueltas constantes contra los gobernantes, que ya no son capaces
de resolver los ingentes problemas sociales.
h. El único
punto claro es, que con la Revolución Bolchevique de 1917, la época de la
revolución social entre capitalismo y socialismo, quedó instaurada. En otras
palabras, el proceso de la revolución proletaria mundial
comenzó.
i. Esta revolución proletaria mundial,
que se refleja en las actuales crisis internacionales del capitalismo, a escala
global, tiene como elementos importantes: la revolución científico?tecnológica,
el rápido desarrollo de las fuerzas productivas, y la lucha emancipatoria de las
naciones, a escala mundial."
(Véase: Lee, Teoría-Praxis...
)
7.2. La Práxis-Teoría de Revolución de Lenin y
Trotsky
Los bolcheviques y los socialdemócratas alemanes
descubren al comienzo de este siglo nuevamente la actualidad de la revolución
que se desprende de los escritos de Marx en torno al año 1848. La Revolución
Rusa de 1905 plantea a los socialdemócratas rusos y a la Segunda Internacional
el problema acerca del carácter de ésta revolución: Se desarrollan tres
concepciones:
a) La
menchevique
b) La
bolchevique
c) La del inspirador del primer Consejo de
Obreros
de Petersburgo, León
Trotsky.
La teoría menchevique veía la tarea de la revolución
limitada al derrumbamiento del poder Zarista y a la instauración de una
República democrática-burguesa en cuyo contexto se desarrollaría el capitalismo
ruso, mientras la democracia socialista rusa a través de la oposición y de la
organización eliminaría las peores formas de explotación de los obreros rusos.
Según los mencheviques, una revolución socialista no era procedente en una Rusia
subdesarrollada, ya que presuponía un capitalismo avanzado.
La fórmula
teórica revolucionaria de Lenin para la revolución era hasta la primera Guerra
Mundial la de una dictadura democrática de obreros y campesinos; su interés se
dirigía más que todo a las clases preparadas para la revolución, es decir, a los
sujetos de la revolución en ciernes. Los cien millones de campesinos sin tierra
saldrían de su casi-servidumbre, lucharían por el reparto de la tierra, cinco
millones de obreros urbanos apoyarían con el arma de la huelga a la guerra
campesina en las ciudades, pero con metas socialistas.
El resultado sería
una coalición revolucionaria entre los partidos obreros y campesinos ya que la
burguesía rusa debido a la peculiaridad del desarrollo ruso no jugaría ningún
papel político independiente. La revolución burguesa la realizarían los obreros
y campesinos, y sería conforme a sus métodos de lucha una revolución proletaria
(en las ciudades). Además la revolución rusa encendería la señal para la
revolución proletaria „pura“ en Europa Occidental.
La Práxis-Teoría
Revolucionaria de Trotsky dio todavía un paso más allá y pronosticó en los años
1905-1906 que a partir de la coalición supuesta por Lenin tendría que seguir
rápidamente una hegemonía del proletariado urbano, ya que la clase campesina
pequeño-burguesa, dispensa y tradicionalmente desorganizada, a causa de la
debilidad de la burguesía rusa, había de colocarse bajo la conducción del
proletariado urbano, y a los obreros urbanos no les quedaría otro remedio, por
sus propios intereses, una vez llegados al poder, que la destrucción de todo el
conjunto de las instituciones capitalista-burguesas económicas y políticas y la
instauración del colectivismo. Esto los traería en conflicto con los intereses
clasistas de los campesinos pequeño-burgueses. Sin el apoyo de la revolución
proletaria en los países capitalistas altamente desarrollados, la dictadura del
proletariado en la Rusia atrasada no podría sostenerse. La suerte de la
Revolución Obrera Rusa sería decidida a través de las luchas sociales en un
contexto internacional.
Lenin se encontraba bastante cerca de ésta
posición de Trotski hacia la primera Guerra Mundial, después promovía a raíz de
su regreso del exilio, a la segunda revolución, es decir, la revolución
proletario-socialista (Las Tesis de Abril). Los eventos del año 1917 ocurridos
en Rusia afirmaron plenamente las tesis trotskianas del año 1905. La toma
bolchevique del poder, como se desprende claramente de los manifiestos y
conferencias del primer congreso de la Comintern y de los congresos del Partido
Comunista Ruso como también de los escritos de los líderes revolucionarios, se
realizó bajo la esperanza de una expansión internacional rápida de la revolución
socialista.
Las luchas fraccionarias en el Partido Comunista Ruso y en la
Tercera Internacional en los años 1923-1929 giraban esencialmente en torno a la
política exterior e interior correcta del primer Estado Obrero aislado, en
interés del proletariado ruso e internacional. Bajo ruptura de la tradición
bolchevique de los años 1917-1923 inauguró Stalin en el año 1924 una versión
nueva del comunismo, nacionalmente limitado.
Sin embargo, no hubo
desacuerdo de las fracciones en cuanto a la necesidad de una industrialización
inmediata y rápida en Rusia. En lo que si no había acuerdo fueron los medios a
utilizar con este fin.
La Tercera Internacional se creó como un
instrumento de difusión de la revolución socialista. Desde el comienzo se
debatía entre las fracciones la cuestión de la política de coaliciones en países
desarrollados y subdesarrollados.
Ahora bien, para concluir, mencionemos
la ideología "revolucionaria" de Stalin: parece haberle dado poca prioridad, ya
desde muy temprano, a la propagación de la revolución internacional (compare: su
Carta de agosto de 1923 a Zinoviev sobre las perspectivas de una revolución
comunista en Alemania, en la cual recomienda „prudencia“).
Tanto en China
(1925-1927), como en España (1931-39) posteriormente, la fracción estalinista
impuso, a través del COMINTERN, su tesis acerca de la necesidad de una
revolución nacional-burguesa como etapa previa, lo cual significaba que los
Partidos Comunistas de los dos países dejaran de conducir una política comunista
propia dedicándose sólo al apoyo crítico del movimiento revolucionario nacional
(Frente Popular o KUOMITANG), en el caso de no aceptar unas alianzas sin
principios con aquellas organizaciones. Stalin esgrimió de esta manera la
antigua fórmula acerca de la „dictadura democrática de obreros y campesinos“ ya
adelantada por él en la primavera de 1917, en su condición de redactor de
PRAVDA, como el programa de la Internacional Comunista. La consecuencia de ello
fueron las derrotas de la clase revolucionaria y de sus partidos. La acusación
que hacía Trotski del „menchevismo“ con respecto al concepto de una revolución
por etapas, fue aceptada.
Igual como se enfrentaban a comienzos del siglo
el bolchevismo y el menchevismo, así seguían enfrentándose en las décadas 20 y
30 el estalinismo y el trotskismo. Para el consumo interno proclama Stalin,
contrariamente a toda la tradición marxista, el otoño de 1924, la tesis relativa
a la posibilidad del socialismo en un sólo país (Rusia). Stalin convirtió así en
virtud nacional-comunista la autarquía impuesta: Rusia es capaz de continuar el
socialismo/comunismo con sus propias fuerzas aún si la revolución socialista
fracasara en el resto del mundo. El calificativo que dio Trotski a esta
posición, ya en el año 1928, fue el de una „teoría de consolación“ y de „opio
para el pueblo“.
Socialismo significa en la realidad y en un contexto
teórico-marxista: la producción abundante y la eliminación de la escasez de
alimentos mediante la colaboración planificada de los países industrializados
altamente desarrollados. Solamente así tiene sentido hablar del fenecimiento del
Estado, de la liquidación de la desigualdad y de la desaparición de las clases
sociales.
La crítica trotskiana de la política y teoría de la Tercera
Internacional y de la política exterior de la URSS responsabilizó a raíz de la
derrota „pacífica“ de la clase obrera alemana en 1933 el interés grupal de la
nueva capa burocrática aparecida en el primer Estado Obrero (una capa que usurpó
el poder político de los Consejos Obreros y que erigió un aparato colosal de
opresión auto-apropiándose el derecho de desposesión de los medios de producción
y auto-reproduciéndose como casta privilegiada) por los „errores“ políticos
(Alemania de 1923) y la traición „de los intereses proletarios“ (Alemania de
1933, España de 1936-1939).
Summa summarum, práxica, teórica y
organizativamente los programas revolucionarios estalinista-menchevistas y
trotskistas se enfrentaron antagónicamente en los países desarrollados y
"subdesarrollados".
Los trotskistas se preguntaban acerca de las tareas
revolucionarias y de la estructura de clases susceptibles de solución. Estaban
convencidos de que la burguesía de ningun país seria capaz en la actualidad de
adelantar las condiciones previas de una revolución burguesa (aumento de la
propiedad privada, la reforma agraria, la independencia nacional, una república
parlamentaria), sino que la realización y la defensa de las metas tradicionales
de la revolución burguesa sólo pueden lograrlas los campesinos pobres conducidos
por el proletariado, quienes conforme sucedió en la Revolución Rusa, una vez
alcanzado el poder y siguiendo „la lógica de la situación política interna y
externa“, utilizarían ese poder para la consecución de metas socialistas más
amplias.
Ahora bien, hemos presentado brevemente la esencia y la
existencia, la práxis y la teoría de las principales concepciones burguesas y
proletarias de la Afirmación (Revolución Francesa) y de la Negación (Revolución
de Octubre) dentro del mismo proceso de trabajo moderno, dentro del sistema
capitalista global contemporáneo.
En el Tercer Milenio, este proceso en su
totalidad, debido a sus contradicciones inherentes, a causa del mercado mundial,
de la competencia, centralización, monopolización y globalización del capital,
se ha profundizado peligrosamente, así produciendo el globofascismo, el modo
corriente de destrucción orwelliano, total, totalitario, amenazando la propia
existencia de la especie. Trataremos entonces de enfocar la Revolución
Bolivariana dentro del contexto del globofascismo alias el "neoliberalismo
salvaje".
PARTE II
8. LA
REVOLUCIÓN BOLIVARIANA
Introducción
8.1.
Aprendiendo de Lenin: Estado y Revolución
Ahora bien, en lo que
se refiere al primer intento de los Bolivarianos de derrocar el Estado
Puntofijista en Venezuela, y después de capturar el Estado venezolano
democráticamente a través de una serie de elecciones victoriosas, Lenin nos
enseña lo siguiente: Según la teoría revolucionaria marxista (leninista), el
Estado burgués (incluso el Estado colonial y neocolonial) constituye el
instrumento de dominación política en las manos de la clase burguesa y sus
respectivos representantes políticos en cualquier país del mundo, con el cual
prevalece sobre la clase obrera, el campesinado y el lumpen-proletariado. Sus
características principales son la burocracia y el ejército permanente, que
constituyen su “brazo armado”. La democracia representativa, no participativa,
burguesa, con el sufragio universal, es, según Lenin, una gran farsa para
distraer la clase trabajadora y desviar la atención del hecho, de que nada se
gana con “democráticamente elegir”, cada cuatro o cinco años, el nuevo amo que
reemplaza al anterior y que sigue explotando económicamente y oprimiendo
políticamente a la gran mayoría de la clase trabajadora. Precisamente esto es lo
que ha pasado aquí en Venezuela a través de las últimas décadas. También, se
trata de destruir exactamente esta gran farsa del sufragio universal y de las
elecciones o referéndos fraudulentos.
En vista de que, a largo plazo,
dentro del sistema global, como Negación intrínseca del orden existente, ninguna
revolución social es realmente posible dentro del marco de la democracia
representativa y dentro del aparato estatal burgués, se plantea el problema de
la relación entre la revolución y el Estado. Como se ha probado históricamente,
la burguesía jamás va a ceder el poder político (ni económico) de manera
pacífica (lo que precisamente hemos podido comprobar en el caso de Venezuela); y
de la experiencia de la famosa “Comuna de París” en 1871, donde después de haber
controlado por varios meses el poder político de la capital francesa, se desató
una salvaje represión en contra de los trabajadores de la Comuna por parte de la
“democracia burguesa”, que acabó con la vida de miles de trabajadores, se saca
la conclusión de que no basta, que las masas, la clase trabajadora, se apoderen
de la maquinaria del estado, sino que la tienen que destruir y romper. Esto, de
manera mucho más radical y consecuente, Bakunin y los anarquistas han
exigido.
En este contexto, en la época de la globalización,
del "neoliberalismo salvaje", de la dominación socio-político-económica del
complejo corporativo-industrial-militar, de la desaparición del Estado
particular y de la soberanía nacional, en vísperas del surgimiento del Estado
Internacional Único, o sea, el "Cuarto Imperio" estadounidense, entre otras
cosas, es menester identificar y revisar con precisión científica el significado
del Estado Venezolano -- la dinamo actual de la Revolución Bolivariana.
Parcialmente el "clásico" Estado burgués venezolano -- debido a la Constitución
Bolivariana, los planes de revolucionar la economía, las leyes
respectivas, y la reconquista de PDVSA -- está herido mortalmente, como
consecuencia de la fuerte lucha de clases, entendida en el sentido marxista,
desatada entre una lumpen-burguesía internacional parasítica, compuesta por los
Cisneros, Mendozas, Capriles y "activistas" de tipo Plaza Francia, y las clases
pauperizadas, apoyadas por las Fuerzas Armadas Bolivarianas. Después enfocaremos
unas observaciones de Marta Harnecker sobre este particular militar y otros
aspectos importantes de la Revolución Bolivariana. Porque sus documentos son
casi desconocidos, debido a la guerra de desinformación los citaremos
extensamente.
Ahora bien, según Lenin, las tareas más
urgentes de una democracia obrera participativa para destruir los dos ejes
fundamentales del Estado -- la burocracia y el ejército contrarrevolucionario
permanente--, son, primero, establecer la libre elegibilidad y sobre todo la
revocabilidad de los funcionarios y la rotación constante de puestos; y segundo,
la organización del pueblo en armas y la supresión del ejército opresivo
permanente. Seguramente, aunque no exista referencia oficial a la teoría
revolucionaria leninista, la revocabilidad de los mandatos públicos queda
firmemente asentada en la Constitución Bolivariana. En cuanto a la rotación
constante de cargos para precisamente evitar la fosilización y burocratización,
ésta todavía no se perfila. Respecto al delicado punto de la organización del
pueblo en armas, cabe destacar, que este principio ha sido introducido en Cuba
en función de su defensa ante los ataques constantes y feroces en contra de su
integridad y soberanía - recuérdese la invasión estadounidense en la Bahía de
los Cochinos, que el pueblo en armas junto a las Fuerzas Armadas, contrarrestó.
En el caso Venezolano, el pueblo puede considerarse armado en cuanto que las
Fuerzas Armadas de la República Bolivariana de Venezuela lo están firmemente
apoyando, junto a su Constitución, dispuestos a defenderla; aún cuando en miras
a la desestabilización promovida por la “oposición” en coordinación con fuerzas
extranjeras, y hasta en miras de una posible intervención militar extranjera, se
perfila, bajo la figura de los reservistas, una creciente incorporación del
pueblo a las filas del ejército.
Ahora veremos que dicen Marta Harnecker
sobre la Revolución Bolivariana Bonita. De verdad, es algo que el mundo no ha
visto hasta ahora. Pero, para registrar esto, la conditio sine qua non es tener
una mente sana, alerta y abierta. Por cierto, con doctrinas, dogmas e ideologías
obsoletos, inconscientemente, totalmente asfixiados en el adoctrinamiento y la
manipulación de los medios de comunicación salvajes, nacionales e
internacionales, saturados de la desinformación, no entenderemos nada de este
espectro emancipador que corre el mundo globalizado fascista.
8.2. Venezuela: Una Revolución Sui
Géneris
El 24 de enero de 2003, en su ponencia "Venezuela: Una
Revolución Sui Géneris“, presentada en el "Third World Social Forum Seminar",
Marta Harnecker más que nadie ha explicado idóneamente el proceso revolucionario
del Presidente Chávez en Venezuela:
"4. Se trata de un proceso sui
géneris absolutamente deformado por los grandes medios de comunicación y muy
poco comprendido por la izquierda, porque rompe todos los esquemas:
Primero, surge a partir del abrumador triunfo de Chávez en una contienda
electoral y continúa avanzando por la vía institucional a pesar de todas las
provocaciones que recibe por parte de los opositores.
Segundo, es catalogado
ideológicamente de indefinido, porque no asume el marxismo como ideología
orientadora del proceso sino el bolivarianismo.
Tercero, es conducido por un militar que osó promover un alzamiento militar contra el régimen y cuenta con muchos militares en el gobierno.
Cuarto, se trata de un militar populista.
Quinto, no cuenta con un partido de vanguardia para conducir el proceso.
Sexto, ha sido incapaz de eliminar la corrupción - una de sus principales banderas de lucha -.
Séptimo, no ha materializado todavía transformaciones económicas de
envergadura y es un fiel pagador de la deuda externa.
5. Dadas estas
características, ¿puede hablarse de que éste es un proceso revolucionario?
Analizando estas objeciones pienso que se entenderá mejor lo que ocurre en
Venezuela y por qué sí considero que el proceso que vive Venezuela es un proceso
revolucionario."
(Véase: http://www.venezuelanalysis.com/articles.php?artno=1018
http://www.rebelion.org/harnecker/harnecker240203.pdf)
En
cuanto a la Teoría de la Revolución Bolivariana, Marta Harnecker observa lo
siguiente:
"2. ¿IDEOLÓGICAMENTE INDEFINIDO?
12. Este proceso es
catalogado ideológicamente como indefinido, porque no asume el marxismo como
ideología orientadora del proceso. Hay que aclarar, sin embargo, que si bien no
se declara marxista, tampoco se declara antimarxista.
13. Chávez busca
fundamentar su proyecto en un ideario enraizado en las tradiciones nacionales.
Tres son las principales figuras que le inspiran: Simón Bolívar; Simón Rodríguez
y Ezequiel Zamora.
14. ¿Pero, qué sentido tiene que una revolución del
Siglo XXI se inspire en un pensador de comienzos del Siglo XIX? Lo que pasa es
que en estos pensadores se encuentran ideas absolutamente vigentes hoy para el
país.
15. Bolívar, la más destacada figura de la lucha independentista de
América Latina contra España, si bien no hablaba de lucha de clases sí se
refería a la necesidad de abolir la esclavitud y en todo su pensamiento estaban
muy presentes los sectores populares. Quizá su mayor aporte fue su comprensión
de la necesidad de la integración latinoamericana. Vio entonces que nuestros
países no tenían futuro si no se articulaban para enfrentar juntos a los países
de Europa y a los Estados Unidos Y ya en la segunda década del Siglo XIX fue
capaz de prever que los “Estados Unidos de Norteamérica parecían destinados por
la providencia a plagar a América de miserias en nombre de la libertad”. Por
otra parte, en su filosofía política Bolívar concebía la democracia como el
sistema político que debía dar la máxima felicidad al pueblo. Además,
consideraba que un militar nunca debía dirigir sus armas contra el
pueblo.
16. Por su parte, Simón Rodríguez, maestro y amigo de Bolívar,
fue un gran educador y reformador social. Defendió con mucha fuerza la
originalidad de nuestra realidad latinoamericana, su composición pluriétnica y
la necesidad de integrar a los pueblos indígenas y a los esclavos negros en las
futuras sociedades latinoamericanas. Planteaba con gran fuerza la necesidad de
crear instituciones originales adaptadas a nuestra realidad. Rechazaba copiar
soluciones provenientes de Europa y sostenía: “O inventamos o
erramos”.
17. A su vez, Ezequiel Zamora, fue un general liberal que, en
la guerra federal de 1850, luchó contra los conservadores. Impulsó la lucha a
muerte contra la oligarquía y la entrega de tierras a los campesinos
18.
Se trata entonces de un núcleo ideológico democrático, que reivindica la
soberanía nacional, antiimperialista y antioligárquico; núcleo que, sin duda, es
necesario enriquecer y profundizar, pero que ya contiene un conjunto de ideas
claves para motorizar el avance del proceso revolucionario." (Ibid.)
Entonces, en Venezuela tenemos un proceso abierto, fresco, indefinido,
en germen, fértil. Ningún problema, definitivamente, un "comienzo" novesísimo,
altamente revolucionario. Esto es lógico, porque de que se trata también se
encuentra en el alba, en el horizonte, es vago y opaco, y sabiamente todavía
puede expresarse a sí mismo en terminos opacos.
8.3. La
Curiosidad: ¿Una Contrarrevolución sin una Revolución?
En la
Venezuela actual, la verdad fluyente casi siempre es al revés: ¿Qué
ocurría aquí en Abril de 2002?
"8. ¿UNA CONTRARREVOLUCIÓN SIN UNA
REVOLUCIÓN?
84. La complicada correlación de fuerzas internacional; el
desastre climático del 99; el pesado lastre del aparato institucional heredado;
la lenta elaboración de las nuevas leyes que permitan concretar los avances
revolucionarios y la necesidad de salir al paso de las tácticas
desestabilizadoras de la oposición han impedido realizar transformaciones
económico-sociales profundas durante los 4 primeros años de gobierno del
presidente Chávez. Por esta razón hay quienes han sostenido que en Venezuela se
da la paradoja de la existencia de una contrarrevolución sin que haya habido una
verdadera revolución.
85. Para discutir esta afirmación es necesario
discutir qué entendemos por revolución. Si la revolución es entendida como el
asalto al poder, la destrucción del aparato del Estado, y la adopción de medidas
económicas drásticas que expropien a los antiguos dueños de los medios de
producción, sin duda lo que ocurre en Venezuela no puede ser catalogado de
revolución social." (Ibid.)
La dificultad de “catalogar” algo
“indefinido” puede precisamente explicarse en terminos de que algo que
radicalmente difiere de lo conocido, de lo viejo y osificado, es decir algo
diferente y hasta “triferente”, tiene sus propios rasgos dinámicos, difícilmente
determinables, aùn cuando sus elementos constituyentes, sus relaciones son
revolucionarias.
Como una verdadera anomalía en el contexto
latinoamericano aparece el papel progresista, revolucionario que juegan las
Fuerzas Armadas Venezolanas en este proceso “indefinido”. Marta Hanecker
explica:
"Hay quienes rechazan el proceso revolucionario
bolivariano por tener a un líder militar y por el destacado papel de los
militares en muchas instituciones del Estado y planes del gobierno y esto ocurre
porque suelen entender que los militares forman parte del cuerpo represivo del
Estado burgués, que están permeados por la ideología burguesa, que no tienen
salvación. ¿No será esta una visión muy mecanicista? ¿No habrá que evitar
generalizaciones y tratar, por el contrario, de analizar a cada ejército en la
situación concreta en la que está inserto?
"La historia parece avalar
esto último. En los algo más de 4 años que han estado en la primera plana del
escenario político, los militares venezolanos han desempeñado un relevante papel
en defensa de las decisiones democráticamente adoptadas por el pueblo
venezolano, siendo los principales artífices del retorno de Chávez al gobierno
cuando un grupo de altos oficiales, la mayoría de ellos sin mando de tropa, (1)
hicieron el triste papel de peones de los grandes intereses empresariales en un
frustrado intento de golpe de Estado en abril del 2002." (Marta Harnecker,
Introducción al último libro de Marta Harnecker. Militares venezolanos --
Peculiaridades que determinan su compromiso junto al pueblo, 1 de abril del
2003.) (http://www.rebelion.org/harnecker/030407harnecker.htm)
Entonces,
¿Qué hace a estos militares Bolivarianos diferentes? ¿Por qué la gran mayoría de
ellos apoya el proceso revolucionario? Dejemos que Marta Harnecker
detalladamente, nos explique esta anomalía latinoamericana y también mundial:
"En primer lugar, hay que tener en cuenta que es un cuerpo armado
marcado por Simón Bolívar, la más destacada figura de la lucha independentista
de América Latina contra España. Este prócer no habla de lucha de clases, pero
sí de la necesidad de abolir la esclavitud y en todo su pensamiento están muy
presentes los sectores populares. Quizá su mayor aporte fue su comprensión de la
necesidad de la integración latinoamericana. Vio tempranamente que nuestros
países no tenían futuro si no se articulaban para enfrentar unidos a los países
de Europa y a los Estados Unidos. Ya en la segunda década del Siglo XIX fue
capaz de prever que los "Estados Unidos de Norteamérica parecían destinados por
la providencia a plagar a América de miserias en nombre de la libertad". Por
otra parte, en su filosofía política concebía la democracia como el sistema
político que debía dar la máxima felicidad al pueblo. Además, consideraba que un
militar nunca debía dirigir sus armas contra la población.
"En segundo
lugar, a partir de la generación de Hugo Chávez, la mayoría de sus oficiales no
se formaron en la Escuela de las Américas sino en la Academia Militar
venezolana, que había entonces [1971] sufrido una profunda transformación. El
llamado Plan Andrés Bello elevó la docencia a grado universitario. Los cuadros
del Ejército comenzaron a estudiar ciencias políticas, a conocer a pensadores de
la democracia, a analistas de la realidad venezolana. En estrategia militar se
estudiaba a Clausewitz, a estrategas asiáticos, a Mao Tse Tung. Muchos de esos
militares terminaron por especializarse en determinadas materias en las
universidades y comenzaron a intercambiar con otros estudiantes universitarios.
Y si algunos llegaron a ir a estudiar a la academia estadounidense, ya iban con
su mochila cargada de ideas progresistas.
"En tercer lugar, hay que tener
en cuenta también que esta generación de oficiales no tuvo que enfrentarse a una
guerrilla en auge como otros militares latinoamericanos. Se forma, por el
contrario en los setenta, cuando ya el país estaba casi pacificado, y eran muy
pocos los núcleos guerrilleros que persistían. Al recorrer zonas campesinas en
sus patrullajes fronterizos no encontraban guerrilleros sino pobreza. Mientras
la ideología burguesa dominante en nuestros países nos trata de hacer creer que
los pobres son pobres porque son borrachos, porque no tienen espíritu de trabajo
ni iniciativa, porque son poco inteligentes, y esa es la ideología que impregna
generalmente a nuestros cuerpos armados, los militares venezolanos ven detrás de
la pobreza a la oligarquía venezolana que acapara las riquezas y a los Estados
Unidos vocacionado para sembrarla.
"En cuarto lugar, en la Fuerza Armada
venezolana no existe discriminación para acceder a los grados más altos dentro
de la Fuerza Armada. No existe una casta militar como en otros países. La
mayoría de los oficiales de alta graduación son hijos de familias de escasos
recursos, sea del campo o de la ciudad, y conocen, por experiencia propia, las
dificultades que el pueblo venezolano debe enfrentar en su diario vivir. Por
supuesto que este origen popular no implica que una vez que hayan logrado
ascender a los grados más altos y empiecen, por lo mismo, a relacionarse tanto
familiar como económicamente con sectores de la oligarquía, estos oficiales sean
inmunes a las hábiles maniobras de cooptación que estos sectores suelen
desplegar. Algunos de ellos olvidan su origen social y pasan a servir a los
intereses de las clases dominantes.
"En quinto lugar, hay que tener en
cuenta la conmoción que causó en la generación de Chávez la explosión social que
se produjo el 27 de febrero de 1989, en rechazo al paquete de medidas económicas
neoliberales impuesto por el gobierno de Carlos Andrés Pérez que implicaba,
entre otras cosas: la reducción del gasto público, la liberalización de los
precios, la liberalización del comercio, la promoción de la inversión
extranjera, la privatización de las empresas del Estado.
"La causa
inmediata de la rebelión popular fue el aumento del precio del transporte como
consecuencia del alza del precio de la gasolina. La gente de los barrios más
pobres salió masivamente a las calles y comenzó a quemar autobuses, a saquear
comercios, a destruir tiendas y supermercados. Los militares salieron a poner
"orden". El "Caracazo" - denominado así por haber tenido como epicentro la
capital de Venezuela, aunque fenómenos similares ocurrieron en varios otros
Estados del país- terminó con una masacre de grandes proporciones(5) y fue un
acontecimiento determinante en la maduración política de muchos jóvenes
oficiales.
"En sexto lugar, el enorme contraste en la distribución de la
riqueza en un país que había vivido un boom petrolero y hubiese podido resolver
con esos ingresos los problemas sociales de la población más pobre, y la
corrupción reinante a todos los niveles, fueron elementos claves en la gestación
de una corriente de repudio a la situación existente dentro de la propia
institución militar. Esta corriente terminó constituyéndose en un movimiento
clandestino que fue creciendo internamente y expandiéndose hacia sectores
civiles: el Movimiento Bolivariano Revolucionario 200.
"Tres son las
fuentes de inspiración de dicho movimiento: Simón Bolívar, Simón Rodríguez y
Ezequiel Zamora. Al primero ya nos referimos. Simón Rodríguez fue maestro y
amigo de Bolívar, un gran educador y reformador social que defendió con mucha
fuerza la originalidad de nuestra realidad latinoamericana, su composición
pluriétnica y la necesidad de integrar a los pueblos indígenas y a los esclavos
negros en las futuras sociedades latinoamericanas. Y planteaba con gran fuerza
la necesidad de crear instituciones originales adaptadas a nuestra realidad,
rechazando copiar soluciones provenientes de Europa. "O inventamos o erramos"
era uno de sus lemas. Ezequiel Zamora fue un general liberal que, en la guerra
federal de 1850, luchó contra los conservadores y que impulsó la lucha a muerte
contra la oligarquía y la entrega de tierras a los campesinos
"En
séptimo lugar, el Caracazo aceleró los planes de la joven organización, la que
tres años después, el 4 de febrero de 1992, organizó una sublevación militar
contra el presidente Pérez que fracasó en sus objetivos inmediatos, pero que
permitió catapultar a la escena nacional al máximo líder del Movimiento, el
teniente coronel Hugo Chávez Frías. Al carismático militar le bastaron dos
minutos en la televisión para que su imagen quedase grabada en la memoria de su
pueblo. En ese escaso tiempo asume públicamente su responsabilidad ante los
hechos, en un país donde ningún político era capaz de este tipo de gestos; llama
a la rendición a las unidades que todavía estaban alzadas; y lanza su famosa
frase: "¡Por ahora!" claro mensaje a su pueblo de que no había renunciado a
seguir en la lucha.
!Ese gesto le permitió construir una opinión pública
favorable a su persona y al proyecto que encarnaba, en un país donde el
escepticismo por la política y los políticos dominaba en amplios sectores de la
sociedad, entre ellos las capas medias. Fue con ese saldo inicial favorable que
logra acumular la suficiente fuerza como para ganar ampliamente las elecciones
presidenciales de 1998.
"En octavo lugar, ese triunfo electoral fue muy
bien recibido por muchos de sus compañeros de armas predisponiéndolos
favorablemente a realizar cualquier tarea que el nuevo gobierno se propusiera.
Era necesario que la institución militar se reivindicara y dejara atrás la
negativa imagen del Caracazo. Pero, al mismo tiempo, era un gobierno que había
ganado democráticamente las elecciones y los militares debían ser fieles a su
misión de defensores del sistema democrático. ¿Acaso su respeto a la
Constitución y las leyes no había sido uno de los principios más inculcados en
su formación y lo que hizo que varios de los oficiales que hoy simpatizan con
Chávez y su proyecto hayan tenido una actitud bastante crítica frente al Golpe
de 1992 que él encabezó?
"En noveno lugar, en la mayor parte de los
países latinoamericanos los procesos socio-políticos que han pretendido
emprender cambios profundos han tenido que enfrentar una complicada camisa de
fuerza: la legalidad existente, cuyo objetivo último no es otro que la
protección del anterior sistema de cualquier cambio que pueda afectar los
intereses de las clases dominantes. En el caso de Venezuela, el primer gesto del
gobierno recién electo fue impulsar un proceso constituyente para cambiar las
reglas del juego heredadas y refundar el Estado, creando una nueva
institucionalidad más adecuada a los cambios que se pretende llevar adelante.
Una Asamblea Constituyente dio paso a una nueva Constitución. (6) Hay que
entender entonces que la nueva Constitución se transforma en el gran aliado del
proceso, porque la defensa de la Constitución no significa otra cosa que la
defensa de los cambios iniciado por Chávez. Fue esa Constitución la que permitió
que general Baduel, un celoso abogado de la necesidad de que los militares
respeten la Carta Magna, se declarase en rebeldía y no obedeciese las órdenes de
sus superiores golpistas; fue esa misma Constitución de la que se valieron
muchos jóvenes oficiales y soldados para organizar la resistencia desde abajo
presionando a sus comandantes a que rechazaran el golpe.
"En décimo
lugar, el programa económico del gobierno de Chávez, que pretende ser una
alternativa a la globalización neoliberal extranjerizante y que se plantea la
promoción de la inversión nacional, la búsqueda de un desarrollo endógeno,
rechaza la privatización del petróleo, y pretende resolver prioritariamente la
situación de los sectores más desfavorecidos de la población, es un programa que
calza muy bien con la vocación de defensa de la soberanía y del patrimonio
nacional de la institución militar.
"Esto permite entender por qué las
últimas acciones de la oposición relacionadas con el paro empresarial y el
sabotaje al petróleo, que han tenido como consecuencia un enorme daño a la
economía del país, han recibido un repudio masivo dentro de la Fuerza Armada
venezolana consolidando las posiciones de defensa del proceso encabezado por
Chávez.
"En onceavo lugar, se trata de un ejército que tiene un líder
extraordinariamente carismático, con una auténtica vocación popular. Chávez ha
despertado en la inmensa mayoría de los soldados una gran admiración y cariño.
Por encima de cualquier comandante está él, su comandante en jefe."
(Ibid.)
Especialmente en el año 2002, los militares venezolanos junto a
su pueblo y su presidente han sabido cualitativamente estar a la altura
histórica de los enormes desafíos que el Proceso Bolivariano Revolucionario
contra el globofascismo euro-estadounidense está enfrentando
actualmente.
8.4. Lo Nuevo Real en los Trajes del
Antaño
A causa del desarrollo igual, desigual y combinado, e
igualmente debido a la intransparencia de los procesos transhistóricos globales,
también en Venezuela está ocurriendo lo que Marx ha explicado en su libro "El
Dieciocho Brumario de Luis Bonaparte", donde se refiere al "autogolpe" del
presidente de la República Francesa, Luis Bonaparte, quien en 1851 disolvió la
asamblea nacional legislativa y concentró todo el poder político en sus propias
manos. Marx explica, de manera introductoria, que todos los importantes hechos y
personas de la historia universal casi siempre ocurren o aparecen dos veces, una
vez como tragedia, y la segunda vez, como farsa. Ejemplo típico de ésto son
casos como la tragedia de las cruzadas y la farsa de las nuevas "guerras de
liberación" de Bush; la tragedia de 40 años de "democracia" puntofijista y la
farsa de la dictadura de "Pedro el Breve" (Carmona Estanga). Además, Marx hace
una observación transhistórica importantísima, al destacar, que los actos
verdaderamente nuevos que se llevan a cabo en el horizonte de la historia
siempre se visten en la ropa de lo antiguo:
"Los hombres hacen su propia
historia, pero no la hacen a su libre arbitrio, bajo circunstancias elegidas por
ellos mismos, sino bajo aquellas circunstancias con que se encuentran
directamente, que existen y les han sido legadas por el pasado. La tradición de
todas las generaciones muertas oprime como una pesadilla el cerebro de los
vivos. Y cuando éstos aparentan dedicarse precisamente a transformarse y a
transformar las cosas, a crear algo nunca visto, en estas épocas de crisis
revolucionaria es precisamente cuando conjuran temerosos en su auxilio los
espíritus del pasado, toman prestados sus nombres, sus consignas de guerra, su
ropaje, para, con este disfraz de vejez venerable y este lenguaje prestado,
representar la nueva escena de la historia universal." (Karl Marx, El Dieciocho
Brumario de Luis Bonaparte, Editorial Progreso, Moscú 1974. También véase: http://www.narconews.com/comments/view/1/p11.20
)
Tenemos la fuerte sospecha, de que algo similar ocurre con la
Revolución Bolivariana, que constituye, objetivamente, la primera frente de
lucha, nueva y auténtica, contra la globalización del tercer milenio, y que al
mismo tiempo presta sus símbolos, lenguaje y héroes de lucha de su pasado
colonial de los siglos XVIII y XIX.
8.5. Logros de la
Revolución Bolivariana -- del "Proceso"
8.5.1. La Revolución como
Proceso
Mientras tanto la Revolución Bolivariana ha adquirido
una connotación muy especial: "El Proceso". Todos los revolucionarios hablan del
"proceso", están en proceso, luchan para defender "el proceso". Hay que notar
que un proceso es algo contradictorio -- como una revolución sui géneris: la
paradoja de la existencia de una contrarrevolución sin que haya habido una
verdadera revolución -- es dialéctico, contiene una afirmación y una negación,
en nuestro caso, ambas relacionadas entre sí mismas y con la Globalización
Transhistórica de la Revolución Francesa misma. Harnecker explica:
" a) La revolución como un proceso
86. Pero, si entendemos la
revolución como un proceso que lleva adelante un proyecto que se propone en
primera instancia pasar el poder político de un bloque social a otro y, a partir
de ahí, ir realizando transformaciones profundas en todos los aspectos de la
sociedad. Y si entendemos que lo fundamental de ese proceso es ir creando el
sujeto protagónico de la sociedad alternativa que se pretende construir,
entonces sí podemos hablar de que el proceso bolivariano es un proceso
revolucionario." (Véase Marta....)
Aquí parcialmente está la explicación
del concepto de la Revolución Bolivariana. Claro, en Venezuela el poder político
fue conquistado legítima y democráticamente, fue cortado de su base económica, y
pasó no sólo de un grupo social hacia otro, sino fue trasladado principalmente
de la clase media y alta de Venezuela hacia las clases más bajas y pobres. De
facto, consciente- o inconscientemente, éste es un resultado de la lucha de
clases en Venezuela no sólo contra sus amos nacionales e internacionales que han
estado saqueando a Venezuela a costa de las clases pobres, del 85% de la
población, sino, en primer lugar, es un producto y una protesta contra el
neoliberalismo salvaje, contra la globalización, y, como sabemos, el 27/28 de
febrero de 1989, miles pagaron con su vida. No es casualidad, que ésto coincidió
con la caída del Muro de Berlín y con el fin del Apartheid en Sudáfrica, como
también con la preparación militar estadounidense para conquistar el mundo
entero y sus recursos. El "sujeto principal" de este proceso que está haciendo
la revolución en la tradición de Bolívar y Miranda, pero también de Marat y
Robespierre, es precisamente el Pueblo verdadero y auténtico, es decir, las
clases humildes de Venezuela, junto a sus Fuerzas Armadas y su vanguardia, que
es el gobierno de Chávez. Aquí también se ve claramente la herencia
contradictoria Bolivariana de la Revolución Francesa (La Afirmación) y de la
Revolución de Octubre (La Negación), de los dos lados de la misma Revolución
dentro del sistema, del proceso histórico mundial universal.
8.5.2. La
Herencia Constitucional de la Revolución Francesa
Hay una herencia
constitucional de la Revolución Francesa, que muestra la matriz transhistórica
del proceso revolucionario. Se trata de los tres famosos resultados
constitucionales que produjo la Revolución Francesa, a saber las constituciones
de 1791, 1793 y 1795 respectivamente.
Aún cuando se habían proclamado
los derechos humanos y civiles en agosto de 1789 y aún cuando se había
eliminado, en los primeros meses de la revolución, el sistema feudal y los
privilegios de los Estamentos, persistió la desigualdad respecto a la propiedad
y educación, concediéndose el derecho a la actividad política exclusivamente a
aquellos ciudadanos poseedores de propiedad y adecuadamente educados, más no a
las clases humildes, vendedoras de su fuerza de trabajo y sin educación. Esta
desigualdad estructural quedó anclada en la constitución de 1791, con el derecho
al voto atado a la propiedad, elecciones indirectas y la distinción entre
ciudadanos activos y pasivos, adinerados y políticamente autorizados los
primeros, y pobres y políticamente privados los últimos.
La constitución
de 1793 o “Constitución Jacobina”, aún cuando jamás llegó a entrar en vigencia,
fue producto de la radicalización de la Revolución en respuesta a los ataques
provenientes de los viejos poderes feudales europeos. Esta constitución adopta
los principios de Rousseau de la democracia radicalmente directa y egalitaria,
sin separación de los poderes los cuales yacen por igual en la asamblea popular,
y estableciendo el derecho universal del voto; pasando así la revolución de las
manos de la burguesía pudiente a las manos de las masas desposeídas. Con la
proclamación del derecho de resistencia y revolución cuando las circunstancias
así lo requieran, y con la introducción de la figura del plebiscito, se declara
la revolución en permanencia. Esto fue mucho antes de Trotsky y su teoría de la
revolución mundial permanente, y de nuestro intento de nacionalizar y globalizar
la revolución.
En 1795 entró en vigencia la “Constitución Directorial” (el
poder ejecutivo yace en manos de un directorio de 5 personas) con rasgos
fuertemente restaurativos, al reintroducir la separación de poderes y un sistema
de control (Montesquieu), al restablecer el voto atado a la propiedad y las
elecciones indirectas, y eliminando los derechos de resistencia, revolución y
renovación constante de la constitución anclados en la constitución de 1793.
Estudiando la Constitución Bolivariana con cautela, se puede registrar
similitudes sorprendentes e interesantes con la Constitución Francesa de 1793 o
“Constitución Jacobina”. Ésto -- y, por supuesto, la reconquista económica de
PDVSA -- configura entre los logros más sobresalientes de la Revolución
Bolivariana, como Marta Harnecker lo explica en lo que sigue:
" b)
Logros
87. Uno de los logros iniciales es haber podido convocar, desde la
Presidencia de la República, a una Asamblea Constituyente y aprobar luego una
nueva Constitución que cambia las reglas del juego político y pone trabas al
neoliberalismo, planteándose contra la privatización de la empresa venezolana
del petróleo y el latifundio; a favor de los pequeños pescadores en desmedro de
las empresas transnacionales de la pesca; por la propagación de las empresas
cooperativas y del microcrédito; contra la privatización de la educación y por
una enseñanza gratuita; contra la privatización de la seguridad social. Esta
Constitución aboga también por los derechos de los pueblos indígenas, de los
niños y niñas, por el derecho a la libre información y reivindica un modelo
participativo, en el que los ciudadanos jueguen un papel protagónico. Pero todos
estos planteamientos hubieran podido haber quedado como letra muerta si el
gobierno no hubiese dictado las leyes que permitirían poner en práctica los
principios constitucionales. Es entonces, como señalamos anteriormente, cuando
la oligarquía comienza a sentirse amenazada en sus intereses económicos y su
respuesta no se deja esperar." (Marta, véase arriba. Ibid)
En cuanto a
las advertencias de Lenin, referente a la lucha contra la burocracia y la
corrupción correspondiente, salvo algunas excepciones, hasta ahora, mucho queda
por hacer:
" c)Limitaciones institucionales
88. Pero no todo ha sido
avances, es importante examinar las limitaciones institucionales que han
impedido que el proceso adelante con más fuerza en la realización de sus
objetivos. Se acusa al gobierno, por ejemplo, de no haber hecho nada contra la
corrupción, cuando ha tomado importantes medidas para luchar contra ella como la
disminución radical (en un 80%) de los gastos secretos y con ello de la
corrupción que se escondía tras ellos. Por otra parte, el Ejecutivo ha enviado a
los tribunales competentes centenares de casos para su investigación y sanción.
Lo que ocurre es que tanto la Fiscalía como la Contraloría, que deberían actuar
en estos casos, por las razones señaladas con anterioridad, suelen sabotear las
respectivas investigaciones o llegan a acuerdos con las personas sujetas a ellas
y terminan por absolverlas. 89. Por otra parte, muy poco se ha podido hacer con
el aparato burocrático heredado. No se han podido erradicar los procedimientos y
los vicios de los funcionarios públicos. La mayor parte de ellos fue incorporado
en forma clientelar por AD y COPEI y todavía no se ha elaborado la ley que
permita remover a los funcionarios corruptos, saboteadores e incompetentes."
(Ibid.)
No obstante, el ataque feroz y la conspiración nacional e
internacional han radicalizado la revolución misma:
" d) Insurrección
del bloque oligárquico fortalece al sujeto revolucionario
90. Pero lo más
importante de todo es que la insurrección del bloque oligárquico ha fortalecido
al sujeto revolucionario. Los hechos de abril y los más recientes de fines del
2002 y comienzos del 2003, han permitido que el pueblo y los soldados, expresión
armada de ese pueblo, hayan dado un salto cualitativo en su conciencia política.
No bajaron de los cerros ni se rebelaron en los cuarteles contra los mandos
golpistas porque habían recibido soluciones a sus necesidades materiales; lo
hicieron para lograr el regreso de Chávez al gobierno. Y lo importante es que su
amor por Chávez se materializó en un triunfo que se debió a su acción. Comienzan
entonces a sentirse actores de su propio destino, a sentirse sujetos. Constatan
que ellos pueden determinar la historia. (Ibid.)
Contra viento y marea, la
lucha continua:
"91. Por otra parte, los actos de sabotaje petrolero y
de destrucción económica del país han terminado por inclinar a favor del proceso
a los sectores vacilantes que aún quedaban dentro de la Fuerza Armada. Los
comandantes se prestan gustosos para intervenir Pdvsa, empresas que acaparan
alimentos, barcos que boicotean el traslado del petróleo y tantas otras
cosas.
"92. Se va constituyendo así un sujeto revolucionario cada vez más
amplio, combativo y consciente. Y es éste justamente el mayor logro del original
proceso venezolano y lo que permite definirlo como revolucionario. No se ha
avanzado mucho en transformaciones socio-económicas, pero si se ha avanzado
enormemente en la constitución del sujeto protagónico de la nueva sociedad que
se quiere construir. Y Chávez ha contribuido enormemente a este crecimiento,
porque sabe que una revolución que pretende resolver los problemas de la pobreza
de importantes sectores de la población no puede llevarse a cabo sin entregar
poder a los pobres, que son los verdaderamente interesados en llevar
adelante el proceso." (Ibid.)
9. Conclusiones
a)
Palabras como "la revolución" o "la democracia" sólo son herramientas muy
inadecuadas; ellas no piensan para nosotros, tampoco sustituyen el pensar, es
decir, la conceptualización misma. Cómo se llama algo, y cómo se piensa algo,
son cosas muy distintas. Por eso, la Revolución Bolivariana tiene que ser
aproximada con actos reales y pensamientos verdaderos, o sea, con Práxis
Científica y Teoría Filosófica y no con Práctica Ideológica e Ideología
Práctica.
b) No existen "revoluciones clásicas" ni para copiar ni para
importar ni para exportar. Se hace y se piensa su propia revolución en el
contexto transhistórico global. Las condiciones y relaciones transhistóricas, el
contexto nacional e internacional de cada país, región o continente, a través
del mercado mundial igual, desigual y combinado, determinan los cambios sociales
contemporáneos contra- o prorrevolucionarios mundiales.
c) Por
cierto, es emancipatorio hacer, pensar y trascender la revolución de, por y para
nosotros mismos, y no depender de otros, de Europa, de los EE.UU., de marxistas
ortodoxos o comunistas obsoletos, pero, no deberíamos olvidar que todo lo que
nos rodea -, nuestro idioma, nuestra creencia religiosa, nuestra Navidad, el
Niño Jesús, nuestra Coca-Cola, nuestra computadora, nuestro celular – todo ésto
proviene de los países metropolitanos.
d) Aunque utilizando los "ismos"
es netamente Ideología, es control mental, no obstante, dentro de la Negación de
la Globalización, lo que esencialmente se entiende por los conceptos como
cooperativismo, humanismo, humanitarismo, socialismo y comunismo, no importa
como ellos fueron desacreditados, es revolucionario, emancipador. Por eso, el
elemento cooperativista en la Revolución Bolivariana es altamente
anticapitalista. Ésto es una de las pocas esperanzas de América Latina, Asia y
otros países del mundo amenazados por el globofascismo.
e) Quien, con
todas sus deficiencias humanas, por primera vez transhistórica, científica y
filosóficamente, es decir, práxica y teóricamente, ha explicado qué precisamente
es el capital, el capitalismo, el colonialismo, qué son fenómenos como la
religión, el mercado mundial, la plusvalía, el valor de cambio, la lucha
de clases alias la revolución, era precisamente un rebelde europeo-radical,
Carlos Marx.
De no considerar los actos y las ideas anti-capitalistas de
los verdaderos Carlos Marx, Federico Engels, Rosa Luxemburgo, Karl Liebknecht,
V. I. Lenin, León Trotsky, Mao Tse Tung, etc., y su impacto libertador en el
llamado "Tercer Mundo", es de perder totalmente la matriz revolucionaria de
Josip Broz Tito, Ho Chi Minh, Ben Bella, Sam Nujoma, Robert Mugabe, Agostinho
Neto, Amilcar Cabral, Walter Rodney, Samora Machel, Fidel Castro, Che
Guevara, Salvador Allende, etc. Es decidir, sólo realizar la Afirmación burguesa
dentro de la Revolución Francesa en contra de su inherente contradicción, es
decir, su Negación proletaria, es escapar de una posible Transvolución Humana
Global. Transcender la contradicción capitalista es Emancipación. Sobrepasar la
Revolución misma es Emancipación. Esto es ser “ni marxista, ni anti-marxista” es
sobrepasar los dos.
f) Finalmente, como hemos visto, con todas sus
heridas y debilidades de un doloroso parto transhistórico y global, la joven
Revolución Bolivariana es un producto de la resistencia heroica de los billones
de Pobres de la Tierra contra el Croesus metropolitano globofascista de los
Cielos. No importa cómo se llama, este proceso no lo parará nada ni nadie,
porque la vida de la especie misma está en juego. Entonces, ¡Adelante Venezuela,
y el Mundo, a paso de Vencedores!