El supuesto “atropello” al servidor público Mario Villegas, casualmente periodista

Es conveniente analizar el supuesto “atropello” al servidor público Mario Villegas, casualmente periodista, por haber sido trasladado a la Aduana Principal Ecológica Santa Elena de Uairén.

La misma Oficina de Prensa del SENIAT, donde trabajaba Mario Villegas, publicó vasta información sobre esa Aduana, que es modelo a nivel internacional para muchas Aduanas del mundo por estar diseñada para coadyuvar a un equilibrio entre el comercio internacional, la preservación y la conservación del medio ambiente. Además, es un área estratégica de desarrollo del Gobierno de la República Bolivariana de Venezuela y juega un importante rol en la integración del país al MERCOSUR al igual que amplía las actividades comerciales con Brasil. Se le olvida a Mario Villegas, que la Aduana Ecológica de Santa Elena de Uairén, ha sido halagada por los máximos representantes de la Organización Mundial de Aduanas.

Ante la protesta del traslado a esa unidad administrativa del SENIAT, se denota que para el arriba mencionado servidor público con “postura inequívocamente opositora” al Gobierno Bolivariano, le resulta un trabajo forzado su desempeño en la Aduana Ecológica. Tal actitud del señor Villegas, si bien se le respeta, no es compartida por muchos hombres y mujeres que se encuentran en apartados rincones de nuestro país luchando contra todas las adversidades para cumplir cabalmente con su trabajo, independientemente de ideologías políticas.

Dicho sea de paso, que todo servidor o servidora pública del SENIAT conoce sobre la disponibilidad de traslado, medida que garantiza la movilidad de funcionarios y funcionarias para coadyuvar a la lucha contra el contrabando, estrategia de vital importancia, sobre todo, en las zonas fronterizas. Cabe destacar, que por tan importante rol en Santa Elena de Uairén al SENIAT lo acompañan funcionarios del SASA, Ministerio del Poder Popular para el Ambiente, Ministerio de Relaciones Exteriores, entre otros.

Por otra parte, muy lamentable la inadecuada comparación que hace Vladimir Villegas al referirse a la Aduana Ecológica Santa Elena de Uairén, y catalogarla como un “GULAG seniatizado”, tan sólo por el hecho de haber sido enviado su hermano Mario Villegas a trabajar en ella, desligado del “confort” capitalino.

Como lo refieren historiadores, a iniciativa de la propaganda hitleriana, y luego al amparo de la guerra fría, nace el mito de GULAG. Al respecto, en la URSS en 1940 existían 53 campos y 425 colonias de trabajo, los entonces famosos “gulags, que se diferenciaban porque las colonias de trabajo eran más pequeñas y con un régimen penitenciario más relajado que los campos y a ellas se destinaban los presos con condenas más reducidas. Tanto en los campos como en los Gulags los presos no estaban recluidos en espacios cerrados sino que trabajaban y cobraban el mismo sueldo que los demás trabajadores, sobre la base del principio de que los presos no podían resultar una carga para la sociedad.

Indudablemente la campaña propagandística contra los GULAGs, dentro de la arremetida contra Stalin, por más que se haya probado su inconsistencia y absoluta falta de rigor histórico, ha calado hasta este siglo XXI.

Sólo para remarcar las consecuencias del uso de los términos y su implicación en la manipulación mediática, quisiera hacer referencia, a que los nazis inventaron la figura del periodista-policía: una nueva estirpe de siniestros funcionarios al servicio de las más burdas mentiras. Göbbels resumió esta nueva técnica en una frase hoy muy conocida: Una mentira que se repite un millón de veces acaba convirtiéndose en una verdad. Tal es el caso del GULAG, para nuestro estupor, esa campaña propagandística todavía se menciona como un horror, y como tal la vemos hasta en estos días vinculadas a un digno emblema ecológico de la Nación.

No obstante, esto nos alerta ante cualquier intento propagandístico contra la Administración Pública del Gobierno Bolivariano, y cuidado si ahora intentarán crear con el periodista Mario Villegas un “mártir de la libertad de expresión” como lo estila cierta corriente oposicionista en este país.

A propósito, la historia nos recuerda que la primera campaña propagandística contra la URSS y el movimiento comunista internacional se inició con la quema del Reichstag en 1933, nada más subir los nazis al poder en Alemania. Como luego escribió Bertold Brecht: “tras los comunistas fueron los antifascistas y, finalmente, los judíos y muchas otras víctimas del terror imperialista”. Ese fue el primer ejemplo histórico de la nueva propaganda imperialista, basada en la estrecha unión de la policía política (la famosa Gestapo) y los medios de comunicación.

En nuestro caso, se trata de la propaganda imperialista basada en personajes de la oposición apátrida y los medios de comunicación, que de por sí ya tienen su pasado oscuro desde el 11 de abril de 2002, donde el fascismo mostró en nuestra tierra sus garras aterradoras.

Ante ese pasado, y a propósito “tiempos de cambio”, debemos recordar que los mismos se concretan construyendo un país, incluso desde los más recónditos lugares la patria y del mundo. Al respecto, me honro ser hija de un periodista ejemplar que jamás usó su profesión para comprar privilegios.

Volviendo al servidor público, si un traslado o despido se hiciese por retaliación política, muchas instituciones del Estado quedarían casi vacías al remover los opositores del Gobierno Bolivariano que se encuentran dentro de ellas, ya que en la actual situación, más bien parece ser que las verdaderas fuerzas bolivarianas revolucionarias son las infiltradas, incluso por lo mismo, se encuentran con hartos tropiezos en el desenvolvimiento de su Gestión.

Esta realidad hace que la gestión de la Administración Pública del Gobierno Bolivariano, independientemente de quiénes sean las máximas autoridades, sea comparable con una verdadera danza de pulso dentro de una torre de porcelana, sobre todo, tratando de aplicar las RRR.

Ante tal evidencia, obviamente está de más que los mismos promotores de un cambio revolucionario, en vez de aliviar la carga, sobrecarguen la torre. En ese sentido este artículo.


*virginianegretti@venezuela-alemania.com


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