Cuando
German Belli nos dice que la obra de Alejandro Romualdo “transciende
las ideologías” (La Primera 01/06/08) suponemos que busca reconocer la
trayectoria de Alejandro Romualdo en su condición de un peruano cuya
calidad y valía ético-poética lo hacen patrimonio nacional de sus
compatriotas, o que su obra lo convierte en una obligada referencia de
la poesía contemporánea en el país, por encima de intereses, capillas o
sectores sociales. El problema para tan noble propósito
desafortunadamente es, el propio Alejandro Romualdo Valle.
La
vida, obra y reciente muerte de Alejandro Romualdo son una expresión
viva de cuan presente está la política, y las voluntades de
determinados sectores sociales en la cultura nacional; desde la
mezquindad presupuestal hacia este sector, hasta la revancha con que el
poder se venga de quienes no aceptaron sentarse a su mesa. Intereses y
política están presentes en un modelo político – moral cuyo presidente
entiende cultura por hacer cola para recibir al chavo del 8 en palacio,
tranquilo de conciencia porque el poeta que murió una semana atrás
nunca le pidió nada, no era entonces su responsabilidad.
Como
escribe Juan Cristóbal felizmente la pensión que sus amigos solicitaron
para el poeta no prosperó, Alejandro Romualdo se va limpio y además se
va golpeando con su dignidad, como vivió. Muy pocos han tenido la
oportunidad de escribir su epitafio, de acusar con su muerte,
abofeteando envidias, incomodando a los acomodados. Solo así ha podido
cerrar sus ojos quien siempre los puso sobre el mundo, abrazando
aquella frase que hoy avergüenza a los parnasos de la globalización, el
compromiso social, esa forma de escribir contra viento y marea, a contrasombra, contra toda esa horrible mascarada, que cruza diariamente nuestros ojos… en
ese debate que no termina Romualdo no consagró su poesía a decir el
Romance de los Lirios, junto a Scorza hacen poesía como herramienta de
un bando y militancia épica. El combate a la tristeza que Scorza
blandía en toda su poesía es el mismo de Alejandro Romualdo en sus
caricaturas e ironía. Algunos dijeron y dicen que el arte que toma
parte se vuelve política, pues es la política la que finalmente lanzó
esta frase, la que está presente hasta en la muerte, por eso ha muerto
así Romualdo, increpando.
El
poeta seguirá rompiendo el silencio que tejieron en contra suya y que
él respondió dignamente sin decepción ni defraudación conciente de
quienes enfrentaba, su voz se hará festivales, seminarios que podemos
crear sobre su obra. Que Alejandro Romualdo no necesite la ofensa del
discurso adocenante de algún funcionario de segunda, pues como no
podían matarlo, puede hoy correr el peligro de resultar una figura
oficial, como decía el Amauta sobre Gonzales Prada, traten de deformar
y disminuir su figura, ofreciéndole sus elogios comprometedores.
Alejandro
Romualdo Valle y su generación forjaron su poesía al fragor de luchar
contra la dictadura y el macartismo, se va dejando un escenario que
lamentablemente en ese aspecto, no ha cambiado mucho.
Penal Castro Castro, Junio del 2008
http://libertadparalossiete.blogspot.com/
conbolivar_peru@yahoo.es