De la necesidad de la revolución en la universidad venezolana y en la USR.

Caracas, 12 de diciembre de 2003



Señores

Ministro de Educación Superior

Autoridades Universitarias

Profesores, estudiantes, empleados y trabajadores.


De la necesidad de la revolución en la universidad venezolana y en la USR.


Hoy pocos días antes de finalizar el 2003 se hace necesaria una reflexión en torno a la situación universitaria en general y de la Universidad Simón Rodríguez (USR) en particular. Venezuela vive un proceso de cambio social y político de profundas e importantes repercusiones nacionales e internacionales. El proyecto de nación expresado en la Constitución de la República Bolivariana de Venezuela cuya piedra de toque es la democracia participativa y protagónica, representa un imperativo categórico para todos los ciudadanos(as) que creemos en la transformación de nuestra patria. Históricamente la crítica y autocrítica de las políticas y las acciones inmersas en un proceso revolucionario como éste, han sido utilizadas para resolver las desviaciones, mejorar los resultados, profundizar la acción revolucionaria y enmendar los errores cometidos. En este marco de reflexión consideramos que:



La revolución es una asignatura pendiente de la universidad. Las Universidades públicas venezolanas siguen ancladas en la democracia representativa. Son instituciones que se niegan a cambios estructurales profundos. Y este hecho se evidencia no sólo en las universidades autónomas sino también en las experimentales. El orden del día es que en todas ellas no ha pasado nada. La universidad debe aprestarse a un proceso de constituyente universitaria que inicie la transformación estructural, académica y política profunda, que revierta la tendencia inercial y cuya orientación principal sea el logro de la equidad, la calidad académica, la democracia participativa y la contraloría social plasmadas en la Constitución Bolivariana.



La crítica y autocrítica fue eliminada del plan de estudio. La negación a aceptar la crítica y de asumir la autocrítica es un mal, común con otras instituciones, asentado en el seno de las universidades experimentales intervenidas. Cualquier comentario adverso por simple que sea, es considerado como contrarrevolucionario y calificado de traición. En la USR esto ya es un lugar común. A casi cuatro años de gestión, no ha sido posible disponer de una evaluación institucional integral, parte de la primera fase de lo que ha debido ser la elaboración de un proyecto de transformación de la USR.



El proyecto universitario alternativo sigue suspendido. La universidad venezolana mantiene suspendida la tarea de afrontar un proyecto universitario cónsono con el proceso de transformación nacional, pues ello acarrearía eliminar privilegios, corregir desafueros y ese sacrificio no está en la agenda de las élites que la dirigen.



El “carguismo” y los grupos minoritarios. El norte de las élites que detentan el poder universitario, salvo excepciones, sigue siendo mantenerse en sus cargos a toda costa o el de conservar las cuotas de poder y sus prebendas. Puede existir rotación de ministros, viceministros, directores, embajadores, etc., pero no cambio de autoridades universitarias, eso sí que es inaceptable. Nos estamos refiriendo a algunas universidades experimentales intervenidas, en las cuales pareciera que se les olvidó que estos cargos son de libre nombramiento y remoción, sobre todo, si quienes los detentan han resultado ineficientes para los mismos.



El totalitarismo en el ejercicio del poder. La práctica de la democracia participativa es un tema que no se contempla en ninguna asignatura de las universidades autónomas, ni tampoco en las experimentales. Por el contrario el ejercicio totalitario en la toma de decisiones es de la orden del día. El rector quita, pone, tumba sin que para nada la comunidad universitaria sea consultada, mucho menos hablar de una contraloría social. Los rectores se reservan para sí la totalidad de los cinco poderes públicos. En la USR en donde las autoridades se precian de revolucionarias la práctica autocrática es cosa cotidiana, y hablar del control social de la gestión es una impertinencia por decir lo menos. Es de hacer notar la imperiosa necesidad de que la gestión de estas autoridades sea debidamente evaluada por el Ministerio de Educación Superior.



Espera, resistencia y fe en los cambios. Las comunidades universitarias siguen esperando en un ejercicio estoico de resistencia y de fe en el proceso social y en el máximo líder, el Presidente Chávez. Esa espera y resistencia la asumimos como universitarios comprometidos mediante el ejercicio indetenible de la crítica y del pensamiento divergente.





Estimados amigos, compañeros, colegas y compatriotas de la comunidad universitaria venezolana y de la USR en particular, la fe en los poderes creadores de nuestro pueblo, el firme compromiso con la transformación de nuestro país, son derroteros suficientes para tener esperanza en un proceso urgente de cambios profundos en nuestra institución universitaria. No nos amilanemos y sigamos adelante con la mirada puesta en un mañana mejor que estamos construyendo, y que más temprano que tarde tocará a las puertas de la institución universitaria. Soñar con una universidad diferente es posible, hacerla es un desafió. Y la esperanza siempre, de cambios revolucionarios en todos los ámbitos, no sólo en Venezuela sino de América Latina. Feliz Navidad y Próspero Año Nuevo.




Por el “Proyecto Universitario XXI Samuel Robinson”.Círculo Bolivariano.




Miguel Mora

Profesor titular USR.



Gregorio Valera-Villegas

Profesor Asociado USR.





Mireya Otero

Profesora Asociada.







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