Los signos mostrados hasta ahora por la actual crisis financiera internacional no dejan lugar a dudas: el capitalismo está gravemente afectado por la crisis más profunda ocurrida desde la gran depresión de 1929.
Esta crisis apenas inicia su despliegue devastador y hay razones fuertes para pensar que América Latina y el Caribe no escaparán a sus negativos efectos, aunque con propiedad no sea posible vaticinar ahora en magnitudes precisas todas sus consecuencias para los pueblos del mundo.
La reestructuración neoliberal, la desregulación de la economía, la liberalización de los mercados, la financierización del sistema capitalista, la privatización de lo público y lo social, los intentos de conquista militar de las áreas ricas en recursos naturales estratégicos, las nuevas guerras imperialistas, la globalización con esa impronta egoísta y destructiva… como respuesta de las elites capitalistas a la crisis estructural de final de siglo XX, si bien disparó de nuevo a su favor ganancias y riquezas en los años siguientes, revirtió progresivamente esa crisis contra el resto de la humanidad, la transformó en una crisis de existencia del planeta y sus habitantes.
En el centro de esa reestructuración perversa se situó EEUU como única superpotencia militar-mediática, provocando la conversión de su otrora poderosa economía productiva en un enorme sistema especulativo- parasitario, en un mega-mercado alimentado por una fiebre consumista sin precedente en la historia de la humanidad, en un sistema especulativo a favor de una minoría opulenta y derrochadora, y en una economía de guerra insostenible a mediano plazo.
En los últimos 30 años convergieron en esa sociedad diversas crisis hasta provocar la grave e insoportable situación actual, desatada por el estallido de una economía de papel, virtual, ficticia, construida para la exuberancia de los banqueros de negocios, especuladores y estafadores.
Las guerras en Irak y Afganistán, por demás, le han costado 900 mil millones de dólares al pueblo estadounidense y una nueva solicitud de otros 600 mil, solo para enriquecer a los magnates del complejo industrial militar y empresas conexas.
EL desplome financiero tenía que venir y llegó ahora con un incontenible poder expansivo a escala mundial. El sistema es único y global y su centro estadounidense esta metido en un gran atolladero: hacia él se devolvió la crisis de existencia planetaria que provocaron las nefastas recetas neoliberales.
Por eso al momento presente el epicentro de la crisis del capitalismo se ubica en el sistema financiero estadounidense, deslizándose también su economía hacia una severa recesión, cuestión que toca directamente a nuestros países latino-caribeños, pudiendo ser más grave su impacto sobre aquellas economías basadas en buena medida en “las remesas”, ya que miles de latinoamericanos y caribeños se han visto obligados a migrar y a vender su fuerza de trabajo en los poderosos países del Norte.
A esto habría que agregar que no pocas de nuestras naciones tienen sus reservas colocadas en los bancos que hoy se declaran en quiebra, muchas sufren de una alta dependencia comercial y financiera respecto a EEUU (lo que provocará reducción de sus exportaciones a ese mercado, disminución del flujo de inversión y encarecimiento de sus importaciones) y otras serán afectadas por la caída del turismo procedente del Norte.
Así las cosas, el futuro inmediato pondrá de relieve, con toda su fuerza, la contradicción fundamental entre nuestra América y el imperialismo norteamericano. Para los pueblos se tornará más necesaria y urgente la revolución; para los imperialistas se planteará una recomposición de la dominación, una readecuación de su plan recolonizador, acompañada de ingentes esfuerzos contrarrevolucionarios. La gran pelea está casada.
Esta nueva y aguda crisis permite mostrarle al conjunto de la población el CAPITALISMO AL DESNUDO, que para intentar salvarse recurrirá a toda suerte de cargas impositivas, a “salvatajes” bancarios onerosos para los contribuyentes, a recargar los Estados con la asunción de las quiebras empresariales… y se apoyará, aún más, en la sobre-explotación de las trabajadoras y los trabajadores del mundo; no siendo descartable que apele al fomento de nuevos conflictos bélicos en muchas partes del planeta, como vía de contención de los cambios necesarios y mecanismo de manutención de su economía de guerra. La era neoliberal se desploma y la incertidumbre se apodera de las voraces elites capitalistas.
Históricamente crisis como ésta han dejado abiertas posibilidades de avance a las revoluciones sociales; pero también el sistema de dominación ha mostrado hasta la saciedad su capacidad de recomponerse; o lo que es peor, cuando esa confrontación no se han resuelto en el sentido revolucionario, han sobrevenido tremendas contraofensivas reaccionarias. El surgimiento del fascismo en Europa es un ejemplo claro de ello. De ahí la sabiduría y firmeza con que los movimientos revolucionarios deben manejarse en situaciones como las que hoy vivimos.
La guerra ha sido un recurso utilizado por los Estados Unidos para recuperar y/o fortalecer su economía y en las actuales circunstancias cuando conserva en pie su industria militar, poseyendo el mayor aparato bélico del planeta, dirigiendo operaciones de guerra como el llamado Plan Colombia-Iniciativa Andina, movilizando su Cuarta Flota y habiendo poblado de bases militares nuestra región, es de prever que se vuelva más tenaz en sus esfuerzos por controlar lo que sus gobernantes definen como su “patio trasero”; independientemente de cualquiera moderación aparente que resulte de un eventual desplazamiento de los halcones republicanos por la vía electoral.
¡Es un deber de los gobiernos populares de la región no descuidar esta posibilidad¡
¡Es una necesidad de los pueblos prepararse en grande para la lucha¡
No debemos vacilar en mostrar las virtudes de las políticas de Unidad Latinoamericana adelantadas en varias iniciativas, entre las que destaca el ALBA, que se han venido levantando frente a las políticas del capitalismo salvaje; políticas que en buena medida han contribuido a la quiebra del mundo unipolar, al debilitamiento de la hegemonía norteamericana. Mostrar alternativas y señalar el camino de los cambios profundos es hoy un compromiso insoslayable.
Pero además en medio de esta gran crisis del sistema capitalista y de su globalización neoliberal se precisa no solo de las políticas independientes de los gobiernos y estados con voluntad transformadora. Esta grave situación no solo demanda avanzar hacia procesos de integración continental no subordinados a los EEUU y demás imperialismos! ALBA en lugar de TLCs¡
Exige sobretodo convertir los procesos de reformas avanzadas, las alternativas post-neoliberales iniciadas, en verdaderas revoluciones populares de orientación socialista.
Exige imperiosamente actuar para crear, desarrollar, construir poderes populares, democracias participativas e integrales. Avanzar hacia la socialización de la economía y del poder a todo lo largo y ancho de nuestra América. ¡Hacer revolución continental!
La Coordinadora Continental Bolivariana (CCB) –en tránsito de constituirse en Movimiento Continental Bolivariano- hace un claro llamado a los pueblos de nuestra América a concertar políticas para que, en medio de la crisis del capitalismo transnacional, que generalizará el hambre, se arrecien los combates y se profundicen los avances democrático-populares, levantando unidos una perspectiva revolucionaria a nivel continental. Sí, unidos podremos enfrentar y derrotar un sistema que pone en riesgo la vida misma del planeta y así construir en este lado del mundo la Patria Grande que soñó el Padre Libertador, en cuyo seno florecerá el nuevo socialismo.
En el curso de otro aniversario del inicio de la conquista de América por el imperio español nuestros pueblos siguen siendo sometidos, explotados, saqueados, empobrecidos. Hemos sufrido 516 años de opresión y es hora del gran sacudimiento. Basta ya de crueles conquistas e insoportables colonizaciones y recolonizaciones. Basta de imperialismos europeos e imperialismo yanqui. ¡Basta de recolonización capitalista neoliberal¡
Queremos independencia de verdad, queremos justicia, queremos felicidad colectiva, queremos democracia verdadera, queremos vivir en paz y con dignidad.¡Queremos socialismo, carajo!
¡ EN BOLIVAR Y LOS HEROES Y HEROINAS DE NUESTRA AMÉRICA NOS ENCONTRAMOS TODOS/AS¡