La señora Marta Colomina y un grupo de ¿intelectuales? de la derecha más recalcitrante, hacen un llamado para que las personas no asistan a la IV Feria Internacional del Libro, capítulo Caracas, a fin de boicotear este evento porque no están presentes los libros de El Nacional (El Nazi-onal).
Las autoridades del CENAL informaron de manera oportuna, las razones técnicas por las cuales la citada casa editora no está en la feria. Grandes editoriales están presentes: Ramdon House Mondadori, Océano, Norma, Alfaguara-Santillana, Planeta, Pomaire, de igual modo libros de la Fundación Polar, Larousse, San Pablo, Playco, Ékare, Armitano, entre otros. Encontramos una oferta variopinta de editoras que ofrecen libros de autoestima, religión, cocina, arte, decoración, etc, por tanto, es una gran mentira decir que los libros de El Nacional no fueron admitidos por su contenido.
Señaló el Ministro Héctor Soto en la inauguración de este evento, que la FILVEN no es un espacio para el libro y la creación literaria como objeto de intercambio mercantil, es un espacio para "poner sobre la mesa el papel transformador de los libros y los autores".
Nunca como ahora, gracias a la revolución bolivariana, Venezuela es un país de lectores y lectoras, de autores y autoras. El Ministerio del Poder Popular para la Cultura, a través de la plataforma del libro, ha editado millones de ejemplares con obras de escritores/as nacionales, muchos de los cuales fueron censurados hasta el cansancio por el apartheid ideológico impuesto en la cuarta república, cuando en manos de mal llamados intelectuales provenientes de la más rancia oligarquía caraqueña, estaban las instituciones del Estado encargadas de la producción de libros.
La FILVEN 2008 se inició el pasado mes de septiembre, en un recorrido que llevó al libro como herramienta cultural por todos los rincones del país. En Barinas, se llevó a cabo un encuentro de escritores/as en Homenaje al insigne poeta Orlando Araujo. En San Cristóbal, se produjo el I Encuentro de Escritores/as del Alba, actividades que se extendieron a todos los municipios.
En la FILVEN se venden libros, pero no es su motivo principal. El objetivo es la consolidación del proyecto editorial nacional para romper la dictadura mediática, la hegemonía cultural de la industria del libro, en manos de sellos transnacionales que han convertido la creación literaria en simple mercancía.
Bien conocemos, quienes nos hemos dedicado a la producción artesanal y alternativa de libros, que lo que los empresarios llaman "democratizar la producción bibliográfica", no es más que aplicar el libre mercado a la producción del libro, y así las grandes casas aniquilan a las medianas y pequeñas empresas. No sólo aniquilan la diversidad sino que imponen un solo catálogo: nos dicen qué y a quién leer.
El libro como medio de comunicación, ha sido manipulado. Difícil fue hasta hace poco en el país, encontrar publicaciones sobre clásicos del marxismo o sobre historia contemporánea de Venezuela.
La FILVEN no sólo ofrece los stands para que las editoriales exhiban sus libros, sino que genera espacios para el debate de ideas y la participación comunitaria.
El llamado de Marta Colomina a sabotear la FILVEN no puede sino recordarnos aquella tétrica noche del 10 de mayo de 1933, en la Plaza de la Ópera en Berlín, cuando la Oficina Central para Prensa y Propaganda del gobierno nazi ordenó la quema de 20 mil libros de intelectuales como Heinrich Heine y Sigmund Freud, Thomas y Heinrich Mann, Karl Marx, Erich Maria Remarque, Bertolt Brecht, Kurt Tucholski, Alfred Kerr y Carl von Ossietzky, entre otros.
La quema de libros fue precedida por la persecución contra comunistas iniciada el 27 de febrero de 1933 y el boicot contra negocios judíos, iniciado en abril. Luego vinieron los libros y los libreros. Así actúa el fascismo. Antes, ostentaron el control de la editorial del Estado y la emplearon para publicarse, autopublicarse y censurarnos a todos. Hoy en día, critican y llaman a sabotear un espacio que nos permite a las venezolanas y venezolanos el encuentro con la literatura.
Tal y como señaló la Editorial de El Nazional del viernes pasado "los gorilas no leen", es cierto, lo sabe el fascismo criollo que no tiene nada que envidiarle a las corrientes ultra-reaccionarias de otras latitudes que siempre persiguieron la libertad de expresión
Esperamos que las personas, las y los estudiantes, especialmente de comunicación social, que escucharon este llamado, hagan caso omiso y acudan a la feria para que puedan ver con sus propios ojos el ejercicio de la libertad de expresión en el universo editorial venezolano.
(*)Escritora y Periodista
modairar@gmail.com
