De nuevo la naturaleza nos envía una fuerte señal para que los venezolanos entendamos que nuestro único destino es la unión. Ya lo dijo nuestro amado Libertador: “Sólo bajaré tranquilo al sepulcro cuando se acaben los partidos y se consolide la unión”. También dijo: “Si la naturaleza se opone lucharemos contra ella y haremos que nos obedezcan”, en un esfuerzo por levantar la moral de los caraqueños, luego del sismo que los clérigos de aquella época como los de ahora, utilizaran para confundir e infundir miedo al pueblo que estaba dispuesto a seguir dando su vida por la independencia.
En realidad, el 23 de noviembre nos toma luego de este mediano deslave como en el 99 cuando todo el pueblo venezolano se sobrepuso a esa inmensa tragedia, con las excepciones ya conocidas que quisieron culpar al Presidente Chávez de tal acometida de la naturaleza. Entonces como ahora, surgen imágenes que nos conmueven y nos hacen sentirnos parte de un proyecto común que se pierde de vista porque llega a la altura de nuestro satélite Simón Bolívar, a la extensión de los espacios hertzianos de nuestras más de 300 radios comunitarias y más de 50 televisoras alternativas en todo el territorio nacional y de la señal latinoamericana de Telesur, a las profundidades de los miles de kilómetros abiertos para facilitarle a nuestro pueblo su transporte cotidiano, a las esferas invisibles que vibran cada vez que nuestra Orquestas Juveniles visitan, en lejanas latitudes, a pueblos hermanos, a la esperanza de quienes como nosotros en esta América Nuestra, se disponen a ser testigos del Alba.
Venezuela ahora en realidad sí es otra. Todas las contradicciones que laten en todos los ámbitos del quehacer político, económico, social y cultural de nuestra Revolución Boliariana y que se irán desarrollando inevitablemente luego de las elecciones del 23, se vuelven pequeñas y hasta fáciles de resolver, cuando permitimos que todos estos hechos tangibles penetren en nosotros y ejerzan la alquimia que nos comience a lavar el alma que como pueblo se ensombreció después de tantos siglos de darle la espalda a nuestra grandeza.
Ya lo dijo el enviado de un gran Maestro de la India hace cinco años. Venezuela entrará en una gran prosperidad que compartirá con todos los pueblos de este continente y su futuro será glorioso. Permitámoslo el 23. Sin mezquindades. Disfrutemos esta oportunidad que nos brinda a nuestro destino, la Historia.
Sathya954@yahoo.com