Jesús, el Hijo del Hombre y el más grande majadero del mundo
“…la naturaleza a la verdad, nos dota al nacer del incentivo de la libertad…”
Simón Bolívar, un majadero del mundo junto a Jesús y el Quijote
"El Reino de los Cielos no es un reino o vida mas allá de las nubes. O es aquí o en ninguna parte (...) Es en la Tierra, por eso Cristo vino aquí y nació entre los pobres, en el pesebre.”
Hugo Chávez Frías, discípulo revolucionario socialista culpable de emular a Jesús y Bolívar
-Por ahora- un espíritu creador y transformador recorre y visita nuestro mundo cada año, buscando encarnar en el Cuerpo de la Humanidad y proveerlo del Poder Creador de Dios de manera perdurable a través del desarrollo pleno de los Poderes Creadores del Pueblo.
En la tradición cristiana este acontecimiento se conmemora como el Nacimiento del Niño Jesús, que simboliza el advenimiento del Reino de Dios en el Cuerpo de la Humanidad, es decir, lo que es nacido del espíritu y lo que es nacido de la carne se reúnen indisolublemente en la mujer y en el hombre con el ímpetu o impulso incesante de desarrollar soberana y conscientemente sus potenciales físicos, afectivos, volitivos, intelectuales y espirituales al servicio del prójimo, amándolo solidariamente aquí y ahora, en el espacio territorial de nuestra madre Tierra y del tiempo histórico como orden integral inherente de la condición humana que tiene su más alta expresión en la Mujer Nueva y en el Hombre Nuevo con una ética fundamentada, entre una multitud de modelos, en “el ejemplo de Jesús, que era el amigo de los pobres y ensalzaba a los humildes”, según la opinión de Simón Bolívar, inventor del “Poder moral” y partero revolucionario de una moral y luces nuevas.
De tal manera, el sentido del Nacimiento del Niño Jesús en el marco transformador del Ideal Bolivariano simboliza la concepción y gestación de una Humanidad Nueva que sólo nace verdaderamente mediante el parto que se origina en el crisol del poder del amor regenerador y del poder del conocimiento liberador como primer poder de la familia humana, legítimos poderes del pueblo que hacen viable crear y recrear el Reino de los Cielos de Jesús o el Nuevo Mundo de Simón Bolívar con la mayor suma de felicidad social, es decir, de realizar individual y colectivamente la Utopía Posible de un Sistema de Sociedad Justa que aún no existe, pues requiere la necesidad de que volvamos a nacer con la conciencia emancipadora de sentir y saber que “Dios ha destinado el hombre a la libertad: él lo protege para que ejerza la celeste función del albedrío” para optar a “hacer bien (camino de la moral) y aprender la verdad (camino de las luces), únicas ventajas que la providencia nos ha concedido en la tierra (camino humanista espiritual)”, para participar con todas las fuerzas de nuestro Ser en la transformación revolucionaria del mundo a través del noble servicio a la causa del “suave movimiento de la libertad” que es en sí el Bolivarianismo (hoy Socialismo Bolivariano), tributante del movimiento de movimientos que es el prístino y auténtico Cristianismo de Jesús de Nazareth quien reconocía: “-Por ahora- mi reino no es de este mundo,” declaración señaladora de que la familia humana debe continuar y culminar lo que Él dejó por hacer en nuestro planeta, nuestro hogar.
Así, el carácter transformador revolucionario del Nacimiento del Niño Dios como también del Nacimiento de la Humanidad Nueva se expresa permanentemente en todo movimiento emancipador que como el Bolivarianismo busca la satisfacción general de las necesidades espirituales y materiales en este mismo mundo sin menoscabo de los seres humanos o trasgresión de la naturaleza, coadyuvando al parto histórico-cultural de una Humanidad Nueva Solidaria con un Cuerpo Social Socialista y Una Espiritualidad Revolucionaria (hoy Sistema de Sociedad Socialista Bolivariana) que aún no termina de nacer porque una humanidad vieja egoísta con una espiritualidad prostituida por la explotación del hombre por el hombre (sistema de sociedad capitalista en todas sus formas injustas) se niega a morir para darle paso al alumbramiento humanista espiritual de un cuerpo social que sea altar material idóneo para realizar el ideal bolivariano de la mayor suma de felicidad posible para todas y todos o el ideal crístico de amar al prójimo como a sí mismo o a sí misma con la renacida conciencia de la pureza inocente de los niños “porque de los que son como éstos es el Reino de los Cielos”, según Cristo.
Precisamente, el Nacimiento del Niño Jesús simboliza el Nacimiento de la Humanidad Nueva y es el acto trascendente y concreto de la reunión del espíritu con la materia para dar testimonio revolucionario de la lucha cotidiana por instaurar el nuevo modo histórico de actuación justa de amarnos fraternalmente los unos a los otros, o tal como lo plantea el Libertador: “Haz a los otros el bien que quisieras para ti. No hagas a otro el mal que no quieras para ti, son los dos principios eternos de justicia natural en que están encerrados todos los deberes respecto a los individuos.” Esta manera de sentir, pensar, querer y actuar altruistamente sólo se desarrolla integralmente con la Conciencia del Niño Jesús que debe renacer en el Yo individual de cada persona y en el Yo colectivo de la Sociedad Toda, y en esto consiste el significado espiritual y material del Nacimiento del Niño Dios: el renacimiento del verdadero Yo de la Humanidad que no puede prosperar en la deshumanizada e inhumana actual sociedad, propiciadora de la desunión y fragmentación de la originaria unidad de la naturaleza y la cultura, cuerpo y espíritu de la condición humana que alcanza su mejor desarrollo según Bolívar en “las dos más grandes palancas de la industria; el trabajo y el saber. Estimulando estos dos poderosos resortes de la sociedad, se alcanza lo más difícil entre los hombres, hacerlos honrados y felices”.
Justamente, la razón de que renazcamos conscientemente a la luz del Nacimiento del Niño Dios es la de de adquirir la Conciencia del Deber Social que permite concebir al trabajo y el saber como un acto de amor y creación universal que nos dirige voluntariamente a compartir en igualdad, libertad y justicia el bien común producido integralmente con, desde, en, por y para los principios y valores universales de la Espiritualidad Revolucionaria del Socialismo Bolivariano, como movimiento agitador del pueblo humilde y emulador de “la moral de Jesús, que nos ha enviado la Providencia para mejorar a los hombres”, cuyo auténtico Cristianismo ha pretendido ser secuestrado, tergiversado y manipulado por los que renunciado de manera irracional a nacer de nuevo prefieren vivir impune e insepultamente en un demencial estado de insensibilidad social y corrupción moral afincado en la ganancia y el enriquecimiento material ilimitados a costa de la dominación, opresión y explotación de los pobres a expensas de la destrucción de la cultura humana y de la madre naturaleza.
Hoy, un Espíritu que no es de este mundo -el Espíritu del Reino de los Cielos- recorre y visita incansablemente a todos los pueblos de la Tierra buscando cuerpo por cuya voz anunciar la Buena Nueva de que ha nacido el Niño Jesús -y de acuerdo con su discípulo Lucas- con un Proyecto de Justicia, Paz y Buena Voluntad para la Humanidad, “para dar luz a los que habitan en tinieblas y en sombra de muerte; para encaminar nuestros pies por camino de paz”, es decir, para que sin ningún tipo de distinción, todas las mujeres y todos los hombres desde y con su potencial libre albedrío elijan soberanamente el Camino de Cristo o Camino Recto que conduce conscientemente a batallar dignamente con voluntad, conciencia y decisión revolucionarias por el amor, la vida, felicidad, virtud, libertad, igualdad, justicia, paz, por el trabajo emancipador y la ciencia al servicio de la familia humana, o en caso contrario, escojan insensatamente el camino tenebroso de la cultura de la muerte, que sin ningún proyecto ni propósito de enmienda conduce al egoísmo, odio, terror, opresión, corrupción, impunidad, hipocresía, envidia, deslealtad, traición, prostitución, espíritu de rivalidad, explotación del hombre por el hombre, desconocimiento y menosprecio del prójimo y todo lo opuesto al Nacimiento del Niño Jesús, y en consecuencia, al establecimiento del Reino de los Cielos aquí en la tierra.
Más allá de Latino América y el Caribe -el mundo entero- tiene la atención concentrada en los renacidos Poderes Creadores del Pueblo Venezolano cuyo cuerpo, alma y mente se esfuerza por estar colmado de ese Espíritu Rebelde del Niño Jesús que conjuntamente con el Espíritu Rebelde del Niño Simón y con todos los Espíritus Rebeldes de la Historia Mundial andan recorriendo el planeta para que la familia humana adopte un nuevo modo de actuación revolucionario transformador acorde al Cristianismo Originario y al Bolivarianismo que tiene como esencia emancipadora, la realización de la “Suprema Libertad Social” tesis radical defendida por el Libertador como producción socioeconómica, política y cultural proveniente del Espíritu Nacional de un pueblo soberano cuyo Cuerpo Social convoca conscientemente bajo la corresponsabilidad de su propia dirección y liderazgo, a su espiritualidad humanista mediante la acertada y soberana elección de amar al prójimo como a sí mismo con el cimiento liberador de un proyecto justo de desarrollo armónico del Hombre Nuevo y la Mujer Nueva, nacido del espíritu y nacido de la carne mediante el poder de la voluntad, el poder de la conciencia y el poder de decisión del ser social sólo posible a través del poder popular en el marco del Nuevo Socialismo Bolivariano.
-Por ahora- con el trascendental e histórico Proyecto Nacional Simón Bolívar – Primer Plan Socialista, Venezuela intenta con dignidad y de manera consciente -aquí en este mundo y no en el más allá- tomar por asalto el Reino de los Cielos para proveer el cuerpo soberano necesario para el nacimiento del Hombre Nuevo y la Mujer Nueva mediante el pleno desarrollo de los potenciales humanos y de la consolidación de los Poderes Creadores del Pueblo que son los Poderes Creadores de Dios.
¡Gloria a Dios en el Reino de los Cielos y deseos de Paz Socialista y Voluntad Revolucionaria a las mujeres y los hombres aquí en la tierra!