Traducción de Mauricio Rodríguez G.
Cuando Edward Shevardnadze, el presidente de Georgia, fue derrocado, en lo que CNN etiquetó "la Revolución de las Rosas" (el 22 de noviembre del 2003), yo estaba en Croacia. Y justo antes de "la elección" de su sucesor (el 4 de enero del 2004) Mikheil Saakashvili, el abogado formado en Estados Unidos que fue su anterior Ministro de Justicia, yo estaba en Serbia. Los Balcanes, a fin de cuentas, son un lugar perfecto desde el cual observar los acontecimientos en el Cáucaso porque las operaciones encubiertas que están desplegándose actualmente en Georgia ya han sido usadas antes por el sudeste europeo con devastadores efectos.
No puede haber ninguna duda de que el cambio de régimen en Tbilisi es el resultado de las operaciones del servicio secreto de EE.UU. Los alegatos de que las elecciones del 2 de noviembre fueron viciadas se basaron exclusivamente en encuestas a la salida de las urnas (exit poll) dirigidas por una “agencia de investigación” americana;los estudiantes activistas de la organización "Kmara!" son modelados y entrenados, de acuerdo con OTPOR, grupo serbio patrocinado por los EUA. Los dos grupos hasta tienen el mismo logotipo, presumiblemente para proporcionar a sus patrocinadores alguna economía de escala en cuanto a los costos de tipografía [1]. Todo, tanto el ataque al parlamento (Tbilisi 22 de Noviembre del 2002, Belgrado 05 de Octubre del 2000) como la visita del ministro de los Negocios Extranjeros de Rusia, Igor Ivanov, para asegurar la entrega del poder, siguió exactamente el mismo plan cuidadosamente coreografiado. Además de eso, la identidad del coreógrafo no es difícil de establecer: el último puesto de Richard Miles, el actual embajador americano en Tbilisi, fue Belgrado.
Mientras estaba en Serbia recibí una confirmación inesperada de la extensión del envolvimiento del servicio secreto en ese país. Tim Marshall, un reportero de Sky TV, publicó un libro en Serbia sobre el periodo 1998-2000, i.e., la guerra de Kosovo y el derrocamiento de Milosevic. Marshall, evidentemente, está muy orgulloso de sus conexiones con los servicios secretos, especialmente con los británicos, porque su libro, intitulado Shadowplay, es una pormenorizada explicación de sus actividades, las cuales son presentadas como los factores claves en los acontecimientos políticos que él describe. El valor de su relato es todavía mayor porque Marshall, como todos los otros reporteros de TV, apoya la visión del Nuevo Orden Mundial de que Slobodan Milosevic era malvado y de que la OTAN estaba actuando correctamente al atacar a Yugoslavia en 1999.
En todo momento Marshall parece conocer quiénes son los principales actores de la inteligencia. Su relato es compacto, con referencias a “un responsable del MI6 en Pristina”, “fuentes de inteligencia militar yugoslava”, “un hombre de la CIA que ayudaba a preparar el golpe”, un “oficial de la inteligencia naval americana”, y así por el estilo. Él cita reportes secretos de la policía secreta serbia; sabe quién es el responsable del Ministerio de Defensa en Londres que concibe la estrategia para librarse de Milosevic, sabe que las conversaciones telefónicas del secretario de Negocios Extranjeros son escuchadas; sabe quiénes son los responsables de la inteligencia rusa que acompañaron al primer-ministro ruso, Yevgeni Primakov, a Belgrado durante los bombardeos de la OTAN; sabe cuáles son las salas con micrófonos escondidos en la Embajada Británica, y sabe dónde están los espías yugoslavos que oyen las conversaciones de los diplomáticos; sabe que un miembro del equipo del US House of Representatives International Relations Committee es, de hecho, un oficial de la inteligencia naval americana; parece saber que muchas veces las decisiones del servicio secreto son tomadas con una aprobación ministerial mínima; describe cómo la CIA físicamente escoltó la delegación de KLA desde Kosovo hasta París para las conversaciones pre-guerra de Rambouillet, donde la OTAN lanzó un ultimátum a Yugoslavia que sabían que sólo podría ser rechazado; y él se refiere a “un periodista británico” que actuaba como intermediario entre Londres y Belgrado en negociaciones secretas de alto nivel extremadamente importantes, cuando la gente se traicionaba entre sí en la medida que el poder de Milosevic comenzaba a colapsar.
Tal vez el periodista no identificado sea él mismo. Pues uno de los temas que inadvertidamente resplandece a través de su libro es que hay una fina línea divisoria entre periodistas y espías. Hemos observado este fenómeno en Georgia, donde los periódicos occidentales hacen el trabajo de los servicios secretos arrojando propaganda pura sobre las "esperanzas" que el pueblo georgiano tiene en su "joven" nuevo presidente instalado por los americanos [2]. Al principio del libro Marshall se refiere tranquilamente a las "inevitables conexiones entre oficiales, periodistas y políticos", diciendo que las personas de las tres categorías "trabajan en la misma área", y entonces bromea al decir que “una combinación de ‘espías’, ‘periodistas’ y ‘políticos’, sumados 'al pueblo'" son los causantes del derrocamiento de Slobodan Milosevic. Si Marshall pretende aferrarse al mito de que "el pueblo" tuvo algún papel en todo esto, muestra también, para evitar cualquier duda, que la guerra de Kosovo y el posterior derrocamiento del presidente de Yugoslavia ocurrieron sólo debido a estrategias políticas concebidas secretamente en Londres y en Washington para tumbarlo.
Encima de todo, Marshall deja claro que, en 1998, el Departamento de Estado americano y agencias de inteligencia decidieron utilizar el Ejército de Liberación de Kosovo (KLA) para derrocar a Slobodan Milosevic. Cita una fuente que dice: "La agenda americana estaba clara. Cuando llegase el momento adecuado ellos utilizarían al KLA para conseguir la solución del problema político" — siendo el "problema", como Marshall explicó anteriormente, la continua sobre-vivencia política de Milosevic, según había sido diagnosticado por los espías de Washington y Londres. Esto significaba apoyar el secesionismo terrorista del KLA, y posteriormente emprender una guerra contra Yugoslavia a su lado. Marshall cita a Mark Kirk, un oficial de la inteligencia naval americana, diciendo que "Finalmente nosotros desencadenamos una enorme operación contra Milosevic, tanto secreta como abierta". La parte secreta de la operación involucraba no sólo cosas como la incorporación de oficiales de los servicios de inteligencia británicos y americanos a las varias misiones de observación que fueron enviadas a Kosovo, sino también —crucialmente— dar apoyo militar, técnico, financiero, logístico y político al KLA, quienes, como el mismo Marshall admite, "contrabandeaban drogas, dirigían redes de prostitución y asesinaban civiles".
Esta estrategia comenzó a finales de 1998 cuando "una enorme misión de la CIA se puso camino a Kosovo". El presidente Milosevic permitió que algo llamado Kosovo Diplomatic Observer Mission entrase en Kosovo para monitorear la situación en la provincia. Este grupo ad hoc fue inmediatamente llenado con agentes de inteligencia británicos y americanos, el SAS británico y algo llamado “14th intelligence”, un cuerpo dentro del ejército británico que opera hombro a hombro con el SAS "para proporcionar lo que es conocido como 'vigilancia profunda'". El propósito inmediato de esta operación era "Preparación del Campo de Batalla por el Servicio de Inteligencia" — una versión moderna de lo que el Duque de Wellington acostumbraba a hacer, cabalgar de un lado al otro del campo de batalla para saber la situación del terreno antes de chocar con el enemigo. Es así como Marshall presenta esto: "Oficialmente, el KDOM era dirigido por la Organización para la Seguridad y Cooperación en Europa ... no oficialmente, era dirigido por la CIA .. La organización era apenas una cobertura para ellos ... Esta era un frente de la CIA". Muchos de los oficiales trabajaban de hecho para otro frente de la CIA, la DynCorp, la compañía con sede en Virginia que emplea principalmente "miembros de las unidades militares de elite de los EUA", como afirma Marshall. Ellos utilizaron al KDOM, que posteriormente se tornó la Misión de Verificación de Kosovo, para el espionaje. En vez de efectuar las tareas de monitorización que les fueron señaladas, los oficiales se aislaron y sus dispositivos de posicionamiento global (GPS) para localizar e identificar blancos que después serían bombardeados por la OTAN. Es difícil entender porqué los yugoslavos permitieron que 2000 agentes altamente entrenados de los servicios secretos vagasen por su territorio, especialmente porque, como muestra Marshall, ellos sabían perfectamente lo que estaba aconteciendo.
El jefe de la Misión de Verificación de Kosovo fue William Walker, un antiguo embajador en El Salvador, cuyo gobierno apoyado por los EUA dirigía escuadrones de la muerte. Walker había sido acusado, durante las audiencias Irán-Contra, de proporcionar armas a los Contra en Nicaragua a mediados de la década de 1980. Fue Walker quien descubrió la "masacre" de Raèak en Enero de 1999, el acontecimiento utilizado como pretexto para iniciar el proceso que llevó a los bombardeos que comenzaron el 24 de Marzo. Hay muchas evidencias que sugieren que Raèak fue un montaje y que los cuerpos encontrados eran, de hecho, de combatientes del KLA y no de civiles como fue alegado. Lo que es cierto es que el papel de Walker fue tan clave que la carretera rural en Kosovo que lleva a Raèak fue ahora rebautizada con su nombre. Marshall escribe que la fecha para la guerra — Primavera de 1999 — no sólo fue establecida en Diciembre de 1998 sino que también fue comunicada al KLA en el mismo momento, lo que es una nueva evidencia circunstancial que sugeriría que Raèak fue una escenificación. De cualquier forma, cuando el KVM fue retirado en vísperas de los bombardeos de la OTAN, dice Marshall que los responsables de la CIA dieron todos sus teléfonos por satélite y equipamiento GPS al KLA. "El KLA estaba siendo entrenado por los americanos, parcialmente equipados por ellos, y virtualmente les fue dado el territorio", escribe Marshall — no obstante él, como todos los otros reporteros, ayudaron a propagar el mito de las sistemáticas atrocidades serbias cometidas contra una población civil albanesa totalmente pasiva.
La guerra avanzó, naturalmente, y Yugoslavia fue ferozmente bombardeada. Pero Milosevic permaneció en el poder. Así, Londres y Washington comenzaron aquello que Marshall llama "guerra política" para removerlo. Esto involucraba la entrega de enormes sumas de dinero, así como apoyo técnico, logístico y estratégico, incluyendo armas, a varios grupos de “oposición democrática” y “organizaciones no gubernamentales” en Serbia. Los americanos estaban en esa época operando principalmente a través del International Republican Institute, otro frente de la CIA, el cual había abierto oficinas en la vecina Hungría con el objetivo de derrocar a Slobodan Milosevic. " Se acordó" en una de sus reuniones, explica Marshall, "que los argumentos ideológicos de defensa de la democracia, derechos civiles y un abordaje humanitario serían mucho más poderosos si fueran acompañados, de ser necesario, por grandes sacos llenos de dinero". Estos, y muchos otros, fueron debidamente despachados hacia Serbia a través de maletas diplomáticas —en muchos casos de países aparentemente neutros como Suecia que, por no participar formalmente en la guerra de la OTAN, podían mantener embajadas completas en Belgrado. Como Marshall dedicadamente añade, "Sacos de dinero fueron traídos durante años". La verdad, ellos tenían el dinero. Como explicó anteriormente, los media "independientes" como la Estación de radio B92 (que es la misma editora de Marshall) eran, de hecho, abundantemente financiadas por los EUA. Organizaciones controladas por George Soros también desempeñaron un papel crucial, tal como lo hicieron posteriormente, en 2003-2004, en Georgia. Los así llamados "demócratas" en realidad no eran más que agentes extranjeros —exactamente como el gobierno yugoslavo afirmaba obstinadamente a esas alturas.
Marshall explica que también fueron los americanos quienes concibieron la estrategia de avanzar un candidato, Vojislav Kostunica, para unir a la oposición. Kostunica tenía la gran ventaja de ser completamente desconocido por el público general. Marshall describe entonces como la estrategia también envolvió un golpe de Estado cuidadosamente planeado, el cual efectivamente tuvo lugar después de la primera vuelta de las elecciones presidenciales. Él muestra en detalles minuciosos cómo los actores principales, en lo que se presentó en las pantallas de las TV occidentales como levantamientos espontáneos "del pueblo", eran, de hecho, una chusma de bandidos extremamente violentos y fuertemente armados bajo el comando del alcalde de la ciudad de Cacak, Velimir Ilic. Fue el comboy de Ilic, con 22 km. de extensión, que transportaba "bombas, paramilitares y un equipo de practicantes de artes marciales (kickboxers)" para el edificio del parlamento federal en Belgrado. Como admite Marshall, los acontecimientos del 5 de Octubre del 2000 "se asemejaban más a un golpe de estado" que a la revolución popular de que los media mundiales tan ingenuamente hablaban en aquél momento.
Tal vez uno de los aspectos más intrigantes de su relato sea el hecho de que Marshall frecuentemente utiliza argumentos nacionalistas serbios para atacar a Milosevic. El antiguo presidente de Yugoslavia es habitualmente acusado en los media occidentales de perseguir una racista política para la creación de una Gran Serbia étnicamente pura. Marshall nada hace para disipar este sin sentido y afirma que, bajo Milosevic, la empresa de TV estatal era poblada con los "perros rabiosos de nacionalismo". Tales mitos persisten a pesar del fracaso de Occidente al no haber podido presentar una única cita racista atribuible a Milosevic. Pero en varias ocasiones Marshall acusa a Milosevic de haber sido insensible al ignorar el destino de los serbios de fuera de Serbia, tales como los 200 mil o más serbios que sufrieron limpieza étnica en la región de Krajina en Croacia mediante la "Operación Tempestad" apoyada por los EUA en 1995, o los 100 mil o más serbios que sufrieron limpieza étnica en Kosovo por parte del KLA al finalizar los bombardeos de la OTAN. La verdad es un hecho que hay muchos nacionalistas en Serbia que atacan a Milosevic por esta misma razón, y por no luchar lo suficiente para mantener a Yugoslavia unida. Tales nacionalistas extremos fueron fácilmente cooptados para la causa anti-Milosevic pro-occidental. Marshall nos recuerda que el líder del Partido Radical Serbio, Vojislav Šešelj, de la extrema derecha cuyo partido venció en las elecciones parlamentarias del 28 de Diciembre, desempeñó un papel clave en el derrocamiento de Milosevic en Octubre del 2000: como vice-primer-ministro, Šešelj declaró públicamente que consideraba la elección presidencial como manipulada y que el hombre de occidente, Vojislav Koštunica, era el legítimo presidente federal de Yugoslavia. Puede ser debido a una profunda complicidad con Occidente que Šešelj inexplicablemente se entregó voluntariamente al Tribunal Criminal Internacional de La Haya en Febrero del 2003 — una institución que, como Marshall una vez más torna claro, está controlada directamente por los americanos.
Fue manteniendo esta extraña alianza que, como Marshall una vez más nos recuerda, los serbios bosnios tomaron partido por la OTAN en el ataque a Yugoslavia y en el derribo de Milosevic. Los serbios bosnios, recuérdese, son aquellos a quienes Occidente acusa formalmente de haber ejecutado atrocidades en una escala enorme en la guerra de Bosnia. Marshall explica que Milosevic apeló a los serbios bosnios para que atacasen cuarteles americanos en Bosnia durante el bombardeo de la OTAN, pero ellos se negaron porque pensaron que Milosevic los había traicionado en Dayton en 1995. Posteriormente, él explica como el MI6 utilizó su base principal próxima a Banja Luka (en la parte serbia de Bosnia) para organizar las partes esenciales del golpe que derrocó a Milosevic el 5 de Octubre del 2000. Una vez más, tal complicidad podría explicar porqué los dos líderes serbios bosnios, Radovan Karadžic y el General Ratko Mladic, ambos acusados de genocidio, han conseguido escapar a pesar de siete años de ocupación militar de Occidente en Bosnia-Herzegovina. Si los EUA precisaron de apenas ocho meses para capturar a Saddam Hussein en un país enorme como Irak, ¿cómo podrían dejar de descubrir a estos dos hombres en un pequeño lugar como Bosnia, especialmente cuando la población de este país debe ser más fácilmente sobornable a cambio de información que los iraquíes?
Perhaps one day, in due course, the same revelations will reach us about the recent events in Georgia. Although some of the key covert operations have already been discussed in the mainstream media, [3] for the most part Western newspapers and TV prefer to stick to the received version of events – a fairytale which has been punctured neither by the fact that the new Georgian president won the heroic Soviet score of 96% in the election on 4th January, nor that he started his revolution against Shevardnadze with a rally at Stalin’s statue in Gori. But, after Marshall’s exposé of the reality behind the almost identical events in Serbia, there can be no doubt that the US takeover of Georgia is a textbook case of covert operations at work.
Tal vez un día, en el momento oportuno, nos lleguen las mismas revelaciones acerca de los acontecimientos recientes en Georgia. Aunque algunas de las principales operaciones encubiertas ya han sido discutidas en los principales media [3], la mayor parte de los periódicos y TV’s occidentales prefieren adherirse a la versión recibida de los acontecimientos —un cuento de hadas que no fue horadado ni por el hecho de que el nuevo presidente georgiano consiguiera el heroico porcentaje de 96% en la elección del 4 de Enero, ni por haber iniciado su revolución contra Shevardnadze con una manifestación junto a la estatua de Stalin en Gori. Pero, después de la exposición de Marshall sobre la realidad detrás de los casi idénticos acontecimientos en Serbia, no puede haber duda de que la toma de control americana de Georgia es un caso clásico de operaciones de acción encubiertas.
NOTAS:
[1] “Serbian activists trained 'Kmara' ”, por Rusudan Kbilashvili, Daily Georgian Times, 8 de Enero del 2004, www.geotimes.ge/fullview1.php?id=4347&cat1=6
[2] Ver por ejemplo, “Georgians pick new leader,” por Julius Strauss, Daily Telegraph, 5th January 2004. O ver en Le Monde: “La fila fuera del Local de Votación nº 7 en Tbilisi testimoniaba la pasión por estas elecciones y las grandes esperanzas nacidas en la 'revolución'. En este local simbólico ... que, en tiempos soviéticos, era el Palacio de los Pioneros, una mujer que votaba suspiró: 'Estamos colocándonos en las manos de Saakashvili. ¡Él es joven y honesto. El pueblo espera tanto de el!' " [Le Monde, 5 de Enero de 2004].
[3] Ver, por ejemplo, “Georgia revolt carried mark of Soros” por Mark MacKinnon, Globe and Mail (Canada) 26th November 2003
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Esta traducción fue hecha por Mauricio Rodríguez G. a partir de la versión en portugués que se encuentra en: www.resistir.info
El original en inglés se encuentra en: www.sandersresearch.com/Sanders/NewsManager/ShowNewsGen.aspx?NewsID=522.