¡Que los patrones paguen por la crisis que ellos mismos generaron!
Este 1º de Mayo de 2009 no es una fecha común. En su Día Mundial, la clase trabajadora de todo el planeta vive momentos dramáticos. La economía capitalista atraviesa la mayor crisis de los últimos 80 años.
En su desesperación por garantizar capitales y ganancias, la burguesía mundial arrastra a los trabajadores y los sectores populares de todo el mundo, la mayoría absoluta de la humanidad, hacia la catástrofe: despidos en masa, fábricas cerradas, reducción de la producción industrial y agrícola, dando como resultado más de 250 millones de desempleados y un billón de personas asoladas por el hambre. Quienes son más castigados por la crisis son los sectores más oprimidos de la clase obrera y los pueblos, como las mujeres, los negros y los inmigrantes. En algunas regiones de África, Asia y América Latina, la crisis significa directamente el riesgo de morir de hambre, como lo mostró la "revuelta de los hambrientos" de marzo del año pasado.
Pero los trabajadores de todo el mundo no están inertes, su resistencia ya comenzó y crece día a día. En este 1º de Mayo, millones de trabajadores saldrán a las calles para protestar y luchar contra la crisis económica y los ataques de los patrones y de los gobiernos. Es un momento privilegiado para aumentar la consciencia de toda la clase obrera sobre la necesidad de movilizarse en defensa de sus empleos, de sus salarios, de sus derechos y conquistas.
Es una gran oportunidad para fortalecer la disposición de lucha, la unidad y la independencia de la clase obrera, y la lucha política del proletariado contra el capitalismo. Sin embargo, fortalecer esta manifestación mundial significa no sólo sumarse a los actos, sino también encarar las principales tareas que la actual situación plantea para o movimiento obrero mundial.
Los gobiernos de todo o mundo atacan a los trabajadores
Frente a la crisis, hay una unanimidad en todos los países del mundo: sus gobiernos tratan de salvar de todas las maneras a los grandes empresarios, principalmente a los banqueros, y buscan descargar los costos de la crisis en las espaldas de los trabajadores.
Los gobiernos de todo el mundo ya inyectaron más de cuatro billones de dólares en el sistema financiero mundial, mostrando que, en los momentos de crisis económica, el Estado burgués actúa como una verdadera "compañía de seguros" para la burguesía, buscando garantizar su capital.
Por otro lado, y al mismo tempo, los gobiernos estimulan planes de "ajuste" de las empresas; es decir apoyan el despido de centenas de miles de trabajadores, el cierre de puestos de trabajo e intentan eliminar derechos históricos de los trabajadores con la excusa de "evitar más despidos". Favorecen negociaciones para reducir los salarios y aumentar la jornada de trabajo, pero sin siquiera garantizar el empleo de los trabajadores. Obviamente, no quieren ni oír hablar de reajustes salariales.
Barack Obama, en quien tantos estadounidenses depositaron sus esperanzas de cambio, dio un billón de dólares para los banqueros, mientras seis millones de trabajadores norteamericanos están desempleados. También mantiene las tropas que Bush envió a Irak y Afganistán, Junto con esto, su imagen de "joven dirigente negro" intenta ser utilizada por el imperialismo para frenar las luchas en todo el mundo.
Los gobiernos llamados "progresistas" dejaron caer su máscara. El presidente de Brasil, Lula da Silva, declaró: "Los trabajadores no deben reivindicar reajustes salariales durante la crisis". Al mismo tiempo, el gobierno brasileño va a dejar 4.500 millones de dólares a disposición del FMI. Lula inclusive tuvo el coraje de declarar deslumbrado: "¿No les parece que es muy chic que Brasil preste dinero para el FMI?". ¡Qué lejos han quedado los tiempos de 1999, cuando Lula, entonces dirigente opositor, acusaba al FMI, con total justicia, de provocar un "genocidio" con los planes económicos que imponía a los gobiernos deudores.
Por su parte el presidente venezolano Hugo Chávez acusó a los trabajadores que hacían huelgas contra las empresas de "saboteadores" y que "los trabajadores que paren se las van a tener que ver con el jefe de Estado"; a la vez que instruyó a los organismos de represión policial para que "llevaran a cabo las labores de inteligencia contra los dirigentes de los trabajadores, 'necesarias para defender las empresas'" (citado en www.soberania.org, 12/3/09).
En estos momentos de crisis económica y de agudización de la lucha de clases es cuando más se confirman las palabras de Marx y Engels en el Manifiesto Comunista sobre el papel de los gobiernos capitalistas: "El gobierno del estado moderno no es sino un comité para administrar los negocios comunes de toda la clase burguesa".
Todos los gobiernos capitalistas buscan desesperadamente paralizar a la clase obrera a través del engaño y de la mentira. Dicen que las crisis son inevitables, que siempre existieron y siempre existirán, que ésta será breve y que ya se ven en el horizonte señales de recuperación.
Su objetivo es claro: buscan atar las manos de los trabajadores, anestesiando su voluntad de luchar. Dicen que estos no pueden enfrentar a los patrones porque de ellos dependen sus empleos. Que es preciso aceptar reducciones de salario y pérdida de derechos y conquistas para poder salvar los puestos de trabajo. Esta insidiosa y anestesiante propaganda es la más importante acción de los gobiernos para salvar al capitalismo en todo o mundo.
Por eso, en este 1º de Mayo, la Liga Internacional de los Trabajadores hace un alerta especial a todos los trabajadores para que no confíen en sus gobiernos, por más que se proclamen "populares", "progresistas" e, inclusive, "revolucionarios". La mayoría de la izquierda mundial apoya a este tipo de gobiernos burgueses llamados "progresistas", pero la experiencia histórica y actual demuestra cabalmente que el apoyo popular a los gobiernos de colaboración de clases entre la burguesía y las organizaciones obreras lleva inevitablemente a la derrota de la clase obrera.
La crisis económica muestra una vez más que la única alternativa para los trabajadores es confiar sólo en sus propias fuerzas, en la movilización y organización de su propia clase; es decir, mantener una firme posición de independencia de clase frente a la burguesía, sus partidos y sus gobiernos.
Un 1º de Mayo de lucha y unidad.
A pesar de todos los esfuerzos de la burguesía y sus gobiernos, la cruel realidad despierta cada vez más en los trabajadores la necesidad de luchar contra la ofensiva que sufren.
En este 1º de Mayo, la LIT llama a las organizaciones sindicales y populares a que convoquen a los trabajadores a movilizarse contra todas las tentativas de lanzar los costos de la crisis económica sobre sus hombros.
Es preciso organizar conscientemente esta creciente disposición de lucha. Es preciso organizar la resistencia contra los despidos, el cierre de puestos de trabajo, la eliminación de derechos y conquistas, el congelamiento y la reducción de salarios.
En este sentido, la unidad de la clase trabajadora es fundamental para que su movilización tenga las mayores posibilidades de éxito. La LIT defiende todo tipo de unidad en la lucha para enfrentar los ataques de la patronal y sus gobiernos. Por eso, en este 1º de Mayo, llamamos a los trabajadores de todos los países a luchar unitariamente por estas banderas comunes:
· Contra los despidos y el desempleo;
· Por la reducción de la jornada de trabajo sin reducción de salarios;
· Por la defensa de los salarios, los derechos y las conquistas;
· Contra el aumento de la jornada de trabajo, el deterioro de las condiciones de trabajo y el aumento de la carga de trabajo;
· Contra el racismo y la xenofobia, en defensa de los derechos de los inmigrantes;
· Contra la criminalización de los movimientos sociales;
· Contra la política económica de los gobiernos.
Este llamado a la lucha unitaria y a las acciones comunes de movilización debe ser dirigido no sólo a las bases del movimiento obrero, sino también a sus direcciones, por más conciliadoras que sean. Es necesario intentar unir a todos que los estén dispuestos a movilizar.
Alertamos, sin embargo, que el mayor obstáculo para esta misma lucha unitaria son las propias direcciones oportunistas de los trabajadores, los líderes de las grandes centrales sindicales nacionales e internacionales que, en su inmensa mayoría, han aceptado vergonzosamente las justificativas de la burguesía y de los gobiernos para despedir y eliminar derechos de los trabajadores. O, en el mejor de los casos, se limitan a implorar, en vano, que la burguesía modere sus ataques.
Esta enorme traición constituye hoy el mayor obstáculo para que los trabajadores de todo el mundo luchen unificados. La LIT denuncia vehementemente el papel de estos dirigentes burócratas y traidores y apoya el esfuerzo de millares de activistas que luchan en todo el mundo para organizar sindicatos independientes, combativos y democráticos, y otras formas de organización de los trabajadores y de los sectores populares. Estamos convencidos que este empeño se expresará en este 1º de Mayo en manifestaciones o columnas de organizaciones independientes. Ahí estarán presentes los batallones de vanguardia de la clase obrera en la actual batalla contra el capital.
Pero mientras sigan controlando los aparatos sindicales y las organizaciones con peso de masas, y en este sentido dirigiendo a la mayoría de los trabajadores, no hay forma de impulsar una movilización masiva sin una política de exigencia a sus direcciones para que rompan sus acuerdos con los gobiernos y empresas, y se pongan a la cabeza de verdaderos planes de lucha nacionales.
Si ese llamado a la movilización unitaria es aceptado, como ocurrió, por ejemplo, con varias centrales sindicales en Brasil, el 30 de marzo, o con las recientes huelgas generales en Francia, la lucha y la confianza del conjunto de la clase obrera en sus fuerzas se verá fortalecida. Esto es así porque muchos trabajadores, ante la magnitud del enemigo a enfrentar, tienen muchas dudas de las posibilidades de triunfo de una lucha aislada. Por el contrario, una lucha nacional unificada ofrece, desde su inicio, una perspectiva mucho mayor de triunfo. De esta forma, puede abrirse una dinámica superior de movilización que, tarde o temprano, superará los límites hasta donde estas burocracias están dispuestas a llegar.
Por el contrario, si el llamado no es aceptado, la negativa contribuirá a la experiencia de los trabajadores con esas direcciones. En cualquiera de ambos casos, se trata de una política imprescindible para fortalecer la construcción de nuevas direcciones de alternativa a esas burocracias.
Un Día Internacional de lucha contra el capitalismo imperialista
La lucha unitaria contra la ofensiva de la burguesía mundial es la primera tarea del proletariado mundial. Sólo así, luchando por su supervivencia física, podrá prepararse para las luchas decisivas del futuro. Sin embargo, sería un grave error pensar que la lucha contra los efectos de la crisis se limita y termina en las reivindicaciones en defensa del trabajo, del salario y de las condiciones de vida.
La crisis económica actual es sólo el resultado lógico de las contradicciones del propio sistema capitalista en decadencia. La crisis demostró que el sistema capitalista sólo lleva al hambre, a la miseria, a las guerras y la destrucción de la humanidad y de la naturaleza. De crisis en crisis, de guerra en guerra, el capitalismo conduce a la humanidad hacia la barbarie. Por eso, este 1º de Mayo será, más que nunca, una manifestación de denuncia no sólo de la crisis, sino del propio capitalismo.
En todo el mundo, el proletariado es la única clase que no explota otras clases, porque vive de la venta de su fuerza de trabajo a cambio de un salario que apenas le permite sobrevivir. Es la clase que está en el centro de todo el proceso productivo moderno, la que se organiza en un trabajo colectivo. Es la única clase que puede ofrecer una alternativa histórica a la decadencia del capitalismo. Esta alternativa es el socialismo.
Sólo una revolución socialista que lleve a la clase obrera al poder y que imponga gobiernos socialistas de los trabajadores puede garantizar una planificación de la economía que termine con las crisis y el desperdicio, a través de la expropiación y la estatización, con control de los trabajadores, de los grandes monopolios capitalistas, de todo el sistema financiero y de la gran propiedad agraria.
Sólo una revolución socialista puede acabar con la explotación del hombre por el hombre y poner fin a todas las lacras que provoca este sistema basado en la ganancia individual: el hambre, la miseria, la destrucción de la Naturaleza y las guerras.
Una revolución socialista comienza en un país, con la clase obrera tomando el poder en un estado nacional, pero sólo puede tener posibilidades de éxito, sólo puede implantar un nuevo sistema socialista se es realizado a escala internacional. Este es el programa histórico del socialismo desde el Manifiesto Comunista de Marx y Engels, 160 años atrás, que proclamaba: "¡Proletarios de todo el mundo, uníos!".
Hoy más que nunca es fundamental poner este lema en práctica. No casualmente el 1º de Mayo es el Día Internacional de la Clase Obrera. Los trabajadores no tienen patria: sufren la explotación y luchan contra ella en todos los países. Por eso, es preciso luchar por la unidad de todos los trabajadores de Europa, Estados Unidos, Japón con la clase obrera de América Latina, Asia, África y de todos los países explotados.
Es preciso luchar por la solidaridad y unidad entre los trabajadores nativos de los EEUU, Europa, Japón y otros países imperialistas con los trabajadores inmigrantes que sufren una brutal explotación y discriminación. Defendemos a estos trabajadores contra la xenofobia y el racismo, y llamamos a la clase obrera nativa a hacer lo mismo.
El principal objetivo del combate mundial del proletariado contra el capitalismo es derrotar a la burguesía de los principales países imperialistas, donde se encuentra la verdadera fortaleza de este sistema. En esta lucha, los trabajadores de los países ricos tendrán a su lado a los pueblos de los países explotados de todo el mundo.
Hoy, los países pobres sufren crecientemente con la crisis económica: por un lado, aumenta brutalmente la explotación de sus trabajadores y, por otro, las burguesías imperialistas saquean cada vez más sus riquezas, imponen Tratados de Libre Comercio, relaciones comerciales totalmente desiguales y cobran deudas externas exorbitantes.
Por eso, en este 1º de Mayo, la LIT llama a clase obrera de todos los países manifestarse contra el imperialismo en todas sus formas, tenga la cara que tenga. ¡Fuera las tropas imperialistas de Irak y de Afganistán! ¡Todo nuestro apoyo a la lucha el pueblo palestino contra el estado nazi sionista de Israel! ¡Fuera las tropas de la ONU de Haití!
Es fundamental que el proletariado asuma como suya la lucha de los pueblos de los países explotados contra los planes de recolonización imperialista y por la independencia nacional. Y que apoye totalmente banderas de lucha como el no pago de la deuda externa, la ruptura con el FMI y sus planes de ajuste, la nacionalización de las empresas imperialistas, etc.
La clase obrera necesita un Partido Mundial de la Revolución Socialista
El 1º de Mayo se reviste de un profundo significado político de independencia de clase: el homenaje mundial a los mártires de la clase obrera asesinados por el capitalismo. No es casual que Albert Spies, uno de los mártires de Chicago, haya comenzado su discurso frente al tribunal que lo condenó a muerte con las siguientes palabras: "Al dirigirme a este Tribunal, lo hago como representante de una clase social delante los de una clase enemiga".
Y que, después de su condena, afirmase: "Este veredicto lanzado contra nosotros es el anatema de las clases ricas sobre sus expoliadas víctimas, el inmenso ejército de los asalariados. Pero si ustedes creen que ahorcándonos pueden contener al movimiento obrero, este movimiento constante en que se agitan millones de hombres que viven en la miseria, los esclavos del salario; si esperan salvarse y creen eso, ¡ahórquennos!... Aquí ustedes se encuentran sobre un volcán, allí y allá, y debajo, e al lado, y en todas partes surge la Revolución. Es un fuego subterráneo que se infiltra y mina todo."
En este 1º de Mayo, este carácter político de clase está más presente que en muchos años. La crisis del capitalismo mundial y la experiencia con la explotación despierta la consciencia de millones de trabajadores en todo el mundo. Nuevos sectores de masas buscan los sindicatos y las ideas socialistas vuelven a atraer a los trabajadores más avanzados.
Sin embargo, las ideas socialistas necesitan una organización política que las defiendan y las pongan en práctica. Y la lucha de masas, económica y política, necesita una dirección política revolucionaria, un partido. Desde que explotó la crisis económica, en setiembre del año pasado, la LIT viene insistiendo sobre esta tarea histórica que ahora se vuelve urgente: la construcción de un partido revolucionario internacional, constituido por partidos revolucionarios nacionales.
"La lucha espontánea de las masas, por sí sola, por más heroica que sea, no llevará a la conquista del poder. Para hacer la Revolución Socialista mundial, única forma de impedir que el mundo se precipite en la barbarie, la clase obrera, colocándose al frente de todos los explotados del mundo, necesita de una dirección política revolucionaria que la conduzca.
El proletariado necesita de partidos revolucionarios en todos los países, que sean parte de una Internacional revolucionaria, opuesta firmemente a todos los partidos y organizaciones burgueses y oportunistas. Una Internacional que levante un programa que reúna la experiencia y la tradición internacionales del proletariado desde la publicación del Manifiesto Comunista, hace 160 años. Que se base en una amplia democracia interna y en el principio organizativo del centralismo democrático: completa libertad de discusión, total unidad en la acción.
La nueva situación mundial abierta por la actual crisis económica abre enormes posibilidades para la construcción de esta Internacional y sus secciones, los partidos revolucionarios nacionales. Este es el gran desafió y la principal tarea de los revolucionarios en esta época de decadencia del capitalismo." (Declaración de la LIT-CI sobre la crisis de la economía mundial, octubre de 2008)
La existencia de organizaciones internacionales revolucionarias del proletariado siempre fue parte de la historia del movimiento obrero mundial. En más de 150 años de luchas, se expresó en la construcción de varias de esas organizaciones.
La más reciente de ellas, la IV Internacional, fue fundada, en 1938, por León Trotsky, aunque luego se dispersó en diversas corrientes, en 1953. A partir de entonces, ha estado planteada la necesidad de reconstruirla sobre sólidas bases programáticas.
Una necesidad que la actual crisis económica y la decadencia del capitalismo ponen como más urgente que nunca, tanto para la lucha concreta contra los efectos de la crisis como para la construcción de la perspectiva más estratégica de la revolución socialista.
La Liga Internacional de los Trabajadores - Cuarta Internacional dedica todas sus fuerzas a esta tarea de construir esa Internacional revolucionaria, la IV Internacional y sus partidos. Nuestras pequeñas fuerzas frente a la enormidad de este esfuerzo no nos asustan. Esa es la tarea más imprescindible para todos los luchadores porque en ella se resume la posibilidad de que la humanidad tenga un futuro o sea conducida por el capitalismo a la catástrofe.
En este 1º de Mayo, la LIT-CI se dirige a los trabajadores que estuvieron y están al frente de las principales luchas de resistencia para invitarlos a sumarse a esta tarea histórica: la construcción del Partido Mundial de la Revolución Socialista.
mas_ecuador@yahoo.com