Entretextos

Si hubo golpe: 11-A

Resulta que ahora no hubo golpe de Estado en Venezuela el 11 de abril de
2002, a pesar que ello ,en su momento, fue noticia de primer orden a nivel
mundial. Trata la oposición (hasta lo indecible) de mentir con una tesis
del desespero llamada "vacío de poder" y escamotear la verdad (ostensible,
pública, notoria) que el presidente Chávez fue depuesto; que un oscuro
señor "máximo jerarca de Fedecámaras por más señas" se proclamó a sí mismo
Presidente de Venezuela y que ese gorila-dictador-clásico-latinoamericano:
Pedro Carmona Estanga, fue una invención del llamado "oficialismo", de los
sectores chavistas y de las "hordas de malvivientes", como así lo afirma el
benemérito Henry Ramos Allup. Y queda (ante tamaño dislate) arquear las
cejas de perplejidad ante el cinismo de quienes afirman (con grave
seriedad) "hemos de correr un tupido velo", argumentando la palabra del
leguleyo.

Pero la experiencia límite es que esa tamaña mentira provenga del
Tribunal Supremo de Justicia de la Venezuela actual. Un hecho, un lenguaje
encubierto, que asombra en todas las naciones del planeta y desnuda (o
evidencia, como dicen los planificadores) que la justicia en nuestro país
es sólo un cascarón podrido que manifiestamente está al servicio de una
élite social que practica la exclusión y el exclusivismo, en medio del
ruido de monedas de oro apiladas con avidez y avaricia.

Pero esto (que ahora es ostentosamente visible en nuestro país) no es
inédito, más aún ello ha sido la forma "normal" de abordar los problemas en
nuestra historia venezolana y latinoamericana por una clase social donde
"pobre es feo y huele mal" (como me decía sin rubor un líder empresarial
portocruzano-copeyano). Donde existe una clase social que se acostumbró a
mirar para otro lado cuando la realidad no le es grata, que escamotea la
verdad, se hace el tonto, el ciego de ceguera adrede; un "estupido
ilustrado" (según lo califica el poeta venezolano Néstor Francia).

Porque el problema de fondo consiste en que esta clase social privilegiada,
que está muellemente instalada en sus cómodos espacios refrigerados, que
ostenta numerosos beneficios económicos provenientes del negociado en los
gobiernos adeco-copeyanos (que constituye grandemente la oposición) está
compuesta en un alto porcentaje por una población de venezolanos que olvidó
el cultivo de valores esenciales del ser humano: la bondad, la cooperación,
la solidaridad y la compasión. "No me cabe la menor duda: (decía en un
texto memorable el Dalai Lama) solamente el desarrollo de la compasión
permite alcanzar un genuino sentido de responsabilidad pues lo único que en
verdad nos motivará a actuar en nombre de los demás será el sentimiento
espontáneo de empatía hacia los otros (...) En particular, introducir la
compasión en el dominio de los negocios internacionales requerirá un enorme
esfuerzo; la desigualdad económica, particularmente entre el mundo
desarrollado y los países en vías de desarrollo, sigue siendo la principal
fuente de sufrimiento del planeta".

Porque en el sentido histórico más hondo, en nuestro país lo que ha
existido es una "cultura de la dominación"; un binomio "opresor-oprimidos",
"dominados-dominador" "víctima-verdugo", "pobres-ricos",
"privilegiados-marginados". Un problema que es político, religioso y
económico pues atañe a lo ético-moral, y la bondad, la cooperación, la
solidaridad y la compasión, son valores ético-morales que toda la humanidad
levanta como estandarte en todas las religiones del orbe.

Por qué los venezolanos no podemos favorecer la bondad, la cooperación, la
solidaridad y la compasión por el que sufre de penurias
económicas. Por qué los venezolanos no podemos favorecer una sociedad
más justa, y parir (con todos los dolores que ello significa) una sociedad
"orijinal" ,según la grafía de Simón Rodríguez, que no se parezca a ninguna
otra: ni a la comunista, la estadounidense, cubana, danesa, francesa y pare
de contar. Apenas se está comenzando, sólo se han dado los primeros pasos
en construir un orden legal más justo, siendo la Constitución de la
República Bolivariana de Venezuela la partida de nacimiento de ese otro
país.


(Este texto fue escrito en la Aldea de Pescadores, Puerto de la Cruz, abril
de 2002, y publicado en su momento en el diario El Norte, Barcelona, lunes
2 de septiembre de 2002, página de opinión/15)



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José Canache La Rosa


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