Entre los "demasiados libros" que circulan, sería fantástico encontrar
algún estudio que trate acerca de escritores con obra perdurable, pero
alineados con las peores causas de la humanidad: Ezra Pound, fascista;
Louis F. Celine, antijudío; Camilo J. Cela, franquista; Knut Hamsun,
nazi; Mario Vargas Llosa… ¿Liberal? ¿Derechista? No estoy para elogios.
Algunos tratan al peruano de "mercenario". Negativo. La ética de
Vargas Llosa se cotiza por debajo de los que, al menos, arriesgan la
vida por la causa fascista, el aristocratismo guerrero, aventuras, o
dinero sin más. ¿Egocentrismo literario? Aun en su lado enfermizo, lo
egocéntrico no quita lo sensible. ¿Entonces?
Cuando el 12 de octubre de 1936, en la Universidad de Salamanca,
Millán Astray gritó "¡Muera la inteligencia! ¡Viva la muerte!", las
cosas eran más claras. Sin temor a las hordas fascistas que acompañaban
al coronel gallego, el rector Miguel de Unamuno le respondió: “…
venceréis porque tenéis sobrada fuerza bruta; pero no convenceréis
porque convencer significa persuadir; y para poder persuadir,
necesitaréis lo que no tenéis: la razón y el derecho en la lucha.
Considero fútil exhortaros a pensar en España”.
Unamuno, el trágico. Pilar Franco, presente en el aquelarre, lo
salvó del linchamiento. Sin embargo, las izquierdas mantienen aún
posiciones encontradas. Se entiende: hasta julio de aquel año, el
filósofo vasco creía que el pasado liberal y socialista de algunos
falangistas ilustrados podía incidir en lo que él veía como "revuelta
de la civilización". No fue así. Dos meses después, Unamuno murió de
tristeza. ¿Dónde hubiera estado don Mario en aquel momento que, como
nunca, puso en su lugar a las bestias? ¿En el baño?
Naturalizado español para sortear la causa judicial abierta en Perú
por encubrir el asesinato de ocho periodistas, panegirista del
terrorismo de Estado en América del Sur y las masacres de Washington en
América Central, exégeta de la invasión a Irak, socio de la terrorista
Fundación Hispano-Cubana, hay que reconocer que Vargas Llosa es un tipo
tenaz: sus declaraciones en aquella entrevista de 1970… ¿no son
idénticas a las de 1980, 1990, 2000, o las del fin de semana pasado en
Caracas?
En "Tres héroes" (La edad de oro, 1889), José Martí cuenta del
viajero que apenas llegado a Caracas “… sin sacudirse el polvo del
camino no preguntó dónde se comía ni se dormía, sino cómo se iba adonde
estaba la estatua de Bolívar”.
Con afanes distintos, Vargas Llosa declaró en el aeropuerto de
Maiquetía: "Un funcionario me dijo, con mucha amabilidad, que como
extranjero no tenía derecho a hacer declaraciones políticas. Y yo
también, con mucha amabilidad, le respondí que en la tierra de Bolívar
nadie podía poner cortapisas al libre pensamiento" (Afp, 27/5/09).
¿A cuál Bolívar tenía en mente el autor de La ciudad y los perros?
Martí enseñó a los niños: “… libertad es el derecho que todo hombre
tiene a ser honrado, y a pensar y a hablar sin hipocresía”. Como fuere,
resulta interesante que un vocero del golpismo y el terrorismo de
Estado no pueda ignorar a Bolívar.
La primera independencia se frustró con el asesinato y ostracismo
de los libertadores. Luego, los señores de horca y cuchillo
interpretaron a modo su legado político. En Miami, la mafia cubana
habla de Martí, y en México los "desmitificadores" de la historia
deploran que el cura Hidalgo haya alzado a los indios, en lugar de
haber celebrado un seminario sobre gobernabilidad y democracia en el
pueblo de Dolores.
En Caracas, Vargas Llosa fue el invitado estrella a otro aquelarre
como el de Salamanca, organizado por el Centro de Divulgación del
Conocimiento Económico por la Libertad (Cedice), brazo empresarial del
Departamento de Estado. Basta recordar que Rocío Guijarro, titular del
Cedice, fue el personaje que en la intentona golpista de abril de 2002
firmó el decreto que disolvió las instituciones democráticas de
Venezuela.
En acuerdo con sus anfitriones (Globovisión, embajada de
Washington), el rebaño de "intelectuales libres" que entregan su
prestigio a cuanta causa antipopular aparece en nuestra geografía
política sólo cuenta con lo que no existía en la época de Unamuno: los
grandes medios de comunicación, que han sustituido el antiguo fascismo
de masas.
¿Y qué les subleva de Hugo Chávez? En los umbrales del
bicentenario, Vargas Llosa & asociados andan preocupados porque el
presidente de Venezuela consulta la brújula de Martí: "Lo que Bolívar
no hizo, está todavía por hacer en América". Por esto, creer (como los
grandes medios dijeron a coro) que fueron a Caracas invitados por la
"oposición" equivale a ver la realidad con ojos estrábicos.
Vargas Llosa & asociados representan al golpismo y son correa
de transmisión del neofascismo. Ubicar a estos personajes en la
"derecha" del arco político sería cumplido ideológico. No es grave que
haya oposición y escritores de derecha. Lo grave es que la abyección
sea plataforma de sus principios.