El presidente de la República Bolivariana de Venezuela, Hugo Chávez Frías, en su discurso histórico del día domingo 16 de mayo de 2004 ante el heroico pueblo de Caracas, sintetizó con mucha precisión lo que los pueblos de los Andes estamos viviendo y desarrollando en la actualidad: la etapa antiimperialista de la revolución bolivariana.
Y se trata no solo de la etapa antiimperialista de la revolución bolivariana que lleva a cabo el hermano pueblo venezolano, es eso y mucho más. Es la reconstrucción de la vida y el destino de los pueblos de Venezuela, Panamá, Colombia, Ecuador, Perú y Bolivia hacia la patria grande. Y es el reencuentro solidario de los pueblos andinos, con la obra inconclusa de Bolívar y Sucre, con la revolución cubana y las aspiraciones de dignidad de los pueblos de Brasil, Argentina, Uruguay, Chile y Paraguay. En suma, estamos asistiendo a la posibilidad de construcción de nuestra América Latina en soberanía y justicia social.
Lo que hoy los pueblos de los Andes nos jugamos al defender la continuidad y profundización de la Revolución Bolivariana y la resistencia heroica del pueblo colombiano contra la barbarie de la oligarquía y el imperio, es el destino de toda América Latina. No caben matizaciones, ni ejercicios académicos sobre denominaciones atenuadas de una situación evidente: el intento del imperio y sus socios de saquear los Andes y la Amazonía y someternos a toda tipo de vejaciones, de cuya aceptación son ejemplos negativos las conductas de los presidentes actuales de Colombia y Ecuador.
No caben pues los juegos para (re)inventar capitalismos de rostro humano, cuando el servicio de la deuda externa crece a la par del hambre y la desesperanza y las empresas estatales se venden al mejor postor. Están al orden del día la formulación de objetivos sociales humanistas, precisos, que movilicen y organicen a la gente para alcanzarlos y defenderlos.
Paralelo con la decisión del gobierno y el pueblo de la hermana República Bolivariana de Venezuela de profundizar la etapa antiimperialista de la revolución, se está desarrollando la heroica resistencia de los obreros petroleros colombianos y la Central Obrera Boliviana por defender los recursos energéticos de sus respectivos países y rescatar las propuestas de justicia social.
La tarea es colosal, pero el mutuo apoyo va generando una sinergia social y humanista, capaz de hermanar la medicina cubana con los pobres de Venezuela y el combustible venezolano con las fabricas cubanas. O de unir a la nueva unión de trabajadores venezolanos con las centrales obreras colombianas para rechazar el ALCA.
Cuando el lenguaje truculento del academicismo habla de atraer la inversión extranjera para generar empleo, la República Bolivariana de Venezuela, nacionaliza de verdad su petróleo y crea su empresa de aviación y centenares de escuelas para los niños.
Con todo tipo de ejemplos, con el comportamiento de la Fuerza Armada Nacional al lado de las aspiraciones del pueblo venezolano, se marca el camino de la (re)construcción de las fuerzas armadas de los Andes en dirección a la defensa de la soberanía y la justicia social. No hay otro camino. Las Fuerzas Armadas de los Andes no pueden seguir siendo una dependencia del comando sur del pentágono. Una gran movilización social debe reclamar este cambio.
Y las movilizaciones sociales no pueden terminar eligiendo autoridades de color rosa, supuestamente para no asustar al imperio, como si éste no supiera lo que quiere. En Afganistán, Irak, Haití, Colombia y Venezuela el imperio ha mostrado claramente lo que quiere y como lo quiere.
Todas las fuerzas de los trabajadores y los militares bolivarianos, cabemos en la misma oleada del cambio posible. El camino es la UNION, la consolidación de la unión, del General que quiso bajar tranquilo al sepulcro. BOLIVARIANA, pues hay que concluir una gesta que las oligarquías mezquinas y mediocres le arrebataron a los pueblos de los andes. Y SOCIALISTA, porque mucho antes que en Occidente se difundiera el justo ideal socialista, nuestras comunidades indígenas ya eran socialistas. No estamos inventando nada, estamos (re)construyendo lo que somos y dispuestos a aprender de muchos.
El camino es la UNION BOLIVARIANA SOCIALISTA que nos reubique a todos los pueblos de los Andes en un destino comun, que ayude a construir la comunidad soberana y justa de las naciones latinoamericanas y del caribe. Y por supuesto que nos permita vivir en paz y solidaridad con todos los pueblos del mundo.