Refugiado colombiano dice que el silencio es culpable del conflicto armado

"Venezuela es, tradicionalmente, un país de acogida muy hospitalario. No existe política de exclusión y, además, las personas tienen acceso a las misiones educativas y sanitarias del Gobierno venezolano"

"Venezuela es, tradicionalmente, un país de acogida muy hospitalario. No existe política de exclusión y, además, las personas tienen acceso a las misiones educativas y sanitarias del Gobierno venezolano"

Caracas.- "Manuel", uno de los miles de refugiados colombianos en Venezuela, busca una nueva vida en este país, aunque no olvida el conflicto armado de su Colombia natal, cuya continuidad tras más de cinco décadas achaca a la "indiferencia y el silencio".

"El culpable somos todos. El silencio también es culpable", dijo a Efe "Manuel", nombre ficticio por razones de seguridad, un joven de 25 años que está en Venezuela desde hace casi dos años para escapar de las amenazas de un grupo paramilitar.

El "problema colombiano" debe ser visto "con unos ojos más amplios", porque "el culpable no es un sector o el otro", agregó el joven al relatar su historia.

Manuel es uno de los más de 200.000 colombianos que se encuentran en Venezuela para huir del conflicto armado en el país vecino, según cifras del Alto Comisionado de Naciones Unidas para los Refugiados (Acnur).

La lógica, cuenta Manuel, es terrible y paradójica: "Te amenazo para que me pagues, y si lo haces, entonces te cuido de mi propia amenaza".

El joven relató que los paramilitares llegaron a amenazar a su madre. Durante "todo un día" como un "ultimátum" "exigieron una cuota (de dinero) periódica o si no, mi reclutamiento o mi desaparición".

Le hacían "llamadas amenazadoras" y divulgaban por el lugar en el que vivía en Colombia que "era un subversivo", por lo que "la misma comunidad empezó a aislarnos".

"La llamada desmovilización lo que hizo fue legalizar los grupos paramilitares, que han formado células urbanas, creando un fenómeno de violencia silenciosa", dijo Manuel en un concurrido boulevard del centro de Caracas, tras una de las actuaciones teatrales del grupo callejero que ha montado en la capital venezolana.

Los paramilitares, incluso, "arrasaron" con el taller de artesanía que tenía en Colombia, relató Manuel.

"Nosotros vivimos cerca de un río, en el cual era común encontrar cadáveres de jóvenes. Preferimos salir huyendo. Mi mamá, hacia otra ciudad colombiana, y yo, hacia Caracas", explicó con frialdad.

Para Manuel, "la vida del refugiado es difícil. Exige "dejar de lado muchos pudores, afrontar una realidad que se hace más aguda cuando se está solo".

"Aquí, en Venezuela, he encontrado mucha solidaridad, es lo que te permite seguir hacia adelante", agregó.

Manuel no ha conseguido todavía los documentos de refugiado que le permitirían legalizar su situación en Venezuela, pero no piensa en volver, de momento, a Colombia.

"Hace un año me enteré de que habían matado a un amigo (...) así no puedo volver, sería un riesgo que no estoy dispuesto a correr", contó el refugiado, mientras juega con sus títeres.

Fuentes del Acnur consultadas por Efe señalaron que el caso de Manuel es "representativo" de la realidad de miles de centenares de colombianos que, amenazados por los grupos guerrilleros o paramilitares, se ven forzados a huir de su país.

Según las cifras del Acnur de junio de 2007, en Venezuela hay 8.801 personas solicitantes de la condición de refugiados, la mayoría en los estados fronterizos de Táchira, Apure y Zulia, y en la capital Caracas.

Pero muchos más, unos 200.000, son considerados por el organismo internacional como "personas de interés para el Acnur en Venezuela".

"El proceso legal para adquirir la condición de refugiado es complejo, poco ágil y muchos no ven el beneficio, por lo que deciden permanecer indocumentados", manifestó John Fredikson, representante regional del Acnur.

El conflicto armado en Colombia ha originado más de tres millones de desplazados internos y Venezuela, junto con Ecuador, son los principales países en los que buscan refugio los colombianos.

"Venezuela es, tradicionalmente, un país de acogida muy hospitalario. No existe política de exclusión y, además, las personas tienen acceso a las misiones educativas y sanitarias del Gobierno venezolano", argumentó Fredikson.

Aclaró que "no se trata de flujos masivos desde Colombia, como en otros lugares del planeta, si no que es un goteo constante".

"Se instalan en comunidades rurales de la frontera, no existen campamentos de refugiados, por lo que nuestra labor consiste en el apoyo y protección comunitaria", explicó Fredikson.



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